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Chile y Perú, en el tiempo

OPINIÓN de Raúl Wiener, Perú.- Desde 1990, el Perú ha hecho todo lo posible por adaptarse al llamado “modelo económico chileno”, más o menos en el criterio de que sus fórmulas ya estaban probadas como exitosas y sólo había que traerlas y adaptarlas al país. El ejemplo más conocido es el de las AFP, que cuando se aplicó en el Perú estaba aún lejos de alcanzar su punto crítico que era el momento de pagar las pensiones, y que ahora es un tremendo dolor de cabeza para la economía chilena, y que ya da claros síntomas de entrampamiento también por aquí.

Las privatizaciones, con todo su esquema tramposo para crear un aparente mercado detrás de cada subasta cuando había múltiples mecanismos de direccionamiento (bancos de inversión, valorización, selección de postores, adendas, etc.), también vinieron del sur. Como en el caso de la privatización de las eléctricas que fueron consignadas a un banco de inversión inglés, que subcontrató a una consultora chilena (en la que trabajaron varios peruanos), para que se encargaran del proceso, que por supuesto fue ganado por empresas de ese país.

Podríamos seguir. Pero lo principal quizás fuera la consolidación de una mentalidad que comparaba sistemáticamente al Perú con su vecino, en base a los índices de crecimiento del PBI. El paroxismo de este afán de imitación lo representó obviamente Alan García, que en su primer discurso del segundo gobierno definió como una de las metas mayores de su gobierno, alcanzar una tasa de crecimiento mayor que Chile. Y, vaya, que se obsesionó en el tema, que para él dependía en gran parte de atraer a inversionistas chilenos a poner su dinero en el país.

En Santiago fui testigo alguna vez de una de esas alaneadas durante el gobierno de Piñera. La prensa que lo veía salir a cada rato de los encuentros con empresarios, le inquiría para que hiciese algún mensaje al pueblo chileno. Y el grande contestaba, mi mensaje es para que los empresarios de Chile lleven su dinero al Perú donde serán recibidos con los brazos abiertos. ¿Pero para el pueblo de a pie señor presidente, que no tiene dinero?, insistían los periodistas. Y él volvía a declarar: me interesan los empresarios a los que invito a mi Palacio en Lima donde los recibiré.

Pues bien, el Perú hoy tiene una tasa más alta que Chile, aunque los dos han bajado sustancialmente de sus medias históricas. Y claro ganarles a los sureños no significa nada. Mucho más importantes son los cambios por allá. Reforma tributaria, para que paguen más los que ganan más, al contrario del Perú en que se quiere estimular a las grandes empresas con reducción de tributos. Reforma educativa concentrada en elevar el nivel de la educación pública, distinto de acá donde se le abandona a su suerte. Reforma constitucional para eliminar los candados autoritarios y neoliberales de Pinochet. Sobre esto en el Perú no se discute, nuestro viejo modelo giró a la izquierda.





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