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La hipocresía conservadora

OPINIÓN de Raúl Wiener, Perú.- En el 2010, la redacción del diario La Primera (hoy Diario Uno) recibió una denuncia por intento se violación que comprometía al congresista Javier Bedoya de Vivanco, que en vez de cancelar los honorarios profesionales de una sicóloga que había tratado el caso de uno de su hijos quiso sobrepasarse con ella. La denunciante era integrante del partido en San Borja y fue citada para el pago de la deuda un sábado por la mañana en el estudio de abogado de su familia. El caso de ostensible violencia ganó los titulares en varios diarios incluido El Comercio, pero sólo nosotros insistimos en el tema tras verificar que había un complot para evitar que el caso prosperara.

En esos días en que Lourdes Flores fue fallida candidata para la Municipalidad de Lima, la lideresa del PPC redujo el asunto a que confiaba en Bedoya, y no lo creía capaz de un acto así. Y se negó a toda investigación en lo que fue acompañada por todo el partido, que consideraba insostenibles las consecuencias de una denuncia de esta gravedad. Así que Javier Bedoya se salvó, actuando como si nada hubiera pasado, o peor aún insinuando que la sicóloga lo había estado extorsionando y que ella era la que se había lanzado sobre él, para luego salir con la ropa destrozada corriendo y gritando de las oficinas de Bedoya.

Todo esto viene al cuento cuando se escucha a toda la plana mayor del PPC, responder al proyecto de ley que está en la mesa del Congreso para despenalizar el aborto en casos de violación. En pachotada histórica, Juan Carlos Eguren, pepecista por Arequipa y fiel escudero de las mineras, lanzó la teoría de que las violadas no llegan a embarazarse por el estrés del acto violento que no permite lubricar. Esto que ya sonaba a bárbaro, fue respaldado otra vez por Lourdes Flores que dijo estar 100% de acuerdo con Eguren, en los asuntos de fondo.

Le siguió Raúl Castro, presidente del PPC, que nombre del partido aseveró que la idiotez de Eguren tenía “base científica”. Y, por ahí, apareció Javier Bedoya de Vivanco, el posible violador frustrado al que no se le quiso investigar, para meter su cuchara en un tema en el que debería cuidarse mucho más. Habló de inconstitucionalidad del proyecto, lo que se debe interpretar como que la mujer violada estaría obligada a seguir un embarazo impuesto por la fuerza, como si tratara de un segundo castigo a las personas afectadas.

Acto seguido, Bedoya se retiró de la Comisión para dejarla sin quórum, de la cual ya habían desertado Martha Chávez y Eguren. El conservadorismo de raíz fanática que une al PPC con por lo menos un ala del fujimorismo, condensa la enorme hipocresía política con que nos movemos en el país. A un acusado de intento de violación, lo dejamos debatir sobre la vida de las violadas y una verdadera mancha de políticos confesionales, cierran los ojos hacia las mujeres y los hijos de la violación.




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