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Uruguay. Mujeres afro: no al racismo institucional

OPINIÓN de Susana Andrade.- Las personas afrodescendientes, luego del fin de la esclavitud transatlántica, nunca fuimos totalmente liberadas de las consecuencias de la discriminación racial como hecho cotidiano, y de un racismo estructural visto como “normal” e institucionalizado en la sociedad, aún en pleno siglo XXI.

No se crearon las instituciones estatales pensando en los indígenas ni en los negros y todo lo que estamos haciendo e intentando hacer son injertos que no llegan ni a reparaciones simbólicas si esto es posible, válidos hasta por el cambio cultural que suponen.

De todas formas el avance posible se ha dado con nuestros recientes gobiernos progresistas que han hecho de la búsqueda de la equidad racial parte importante de su programa de gobierno.

Con errores y como todo lo que se remienda, con dificultades, al menos abrimos caminos.

Combatir estos vicios sociales pasa también por instalar nuestras fechas emblemáticas al más alto nivel político estatal y junto a ellas nuestros valores como comunidad celebrando por ejemplo los 25 de julio Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, como parte de las políticas públicas de inclusión buscando equilibrar la balanza tantos siglos inclinada en detrimento de unas culturas sobre otras.

Que las fechas de conmemoración afrouruguaya sean una fiesta de identidad para todo el país y se perciba que somos unidad geopolítica integrada en la diversidad a partir de los tres orígenes de la patria.



La sangre de nuestros antepasados africanos -junto a los originarios- ayudó con sus vidas, muertes y sacrificios a forjar las riquezas de los que se encargaron de explotarlos primero y de marginarlos después, con las consiguientes historias de desigualdades e injusticias.

Tenemos el mismo derecho aunque la historia contada por los poderes hegemónicos nos haya querido negar o invisibilizar. No habría razón para acciones -sean políticas o legislación- afirmativas si no hubiera una flagrante desventaja social.

El Día de la Mujer Afro, nace en 1992 en República Dominicana en el primer encuentro internacional de mujeres negras en un acto colectivo de empoderamiento que marcó un antes y un después.

La situación de privación de los más elementales derechos de muchos, aseguró el poderío, dominación económica, social y política a perpetuidad de algunos, y marcó a una etnia, aún luego de finalizado el tráfico humano proveniente de la invasión colonialista de Europa en América.

De allí la vigencia política del daño en la actualidad y ad eternum perpetrado contra “los negros”.

Eso determina que sea histórico que algunas mujeres afro hoy en Uruguay seamos diputadas del Parlamento nacional, y además ¡qué osadía! abramos la boca para reclamar.

La diferencia es que hoy se haya puesto el tema en el debate social hasta lograr esto que vivimos hoy como la satisfacción de usar espacios de voz pública logrados por una democracia que se amplía con la participación y se moldea con nuevos aportes de la diversidad ciudadana.

Para ayudar a desestructurar el racismo celebramos en el parlamento las mujeres afro junto a la gigantografía para vernos como herramienta para que sea visibilizada nuestra problemática que clama equidad racial y de género.

Asistieron los presidentes de ambas cámaras parlamentarias, legisladores de diferentes partidos, académicos, autoridades de organismos estatales vinculados a la temática social, representantes de la junta departamental de Montevideo, institución nacional de DDHH y comisión contra el racismo.




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