OPINIÓN de Pura María García .- A mediados del pasado junio, Lucía Etxebarria tuvo un accidente doméstico . Era sábado, mala fecha para tener un percance que te obliga a dirigirte a un hospital e intentar que te atiendan en urgencias. Junto a ella estaba una adolescente que no cesaba de llorar, víctima de una otitis aguda. La enfermera explicaba a su madre que no podría darle ningún medicamento hasta que el médico de guardia le autorizase. El médico estaba atendiendo, prácticamente a la vez, a cuatro pacientes que habían llegado antes que ella. La primera reacción de las personan que inundaban aquella sala fue expresar sus quejas ante lo que consideraban una desatención médica y culpabilizar a los médicos: ¡A ellos no les duele, claro! Y con los sueldazos que cobran… ¡Cualquier les dice algo, estás en sus manos y como se sientan cuestionados…ya se sabe…ni te miran! Esta situación, no nos engañemos, se produce en muchísimas ocasiones. Es lo que han conseguido los políticos, enemistarn