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La EPA regula el mercurio en las centrales térmicas

En respuesta a un plazo judicial, la Agencia de Protección Medioambiental de los EE.UU. (EPA) ha propuesto las primeras normas nacionales para el mercurio, el arsénico y otros contaminantes tóxicos, emitidos por las centrales eléctricas. Los nuevas normas para el mercurio y otros contaminantes, que se aplicaran a las nuevas centrales térmicas; y que termina con veinte años de incertidumbre; requerirá la aplicación de una amplia gama de tecnologías probadas, para prevenir, controlar y eliminar las peligrosas emisiones nocivas de mercurio, arsénico, cromo, níquel y gases ácidos, lo que supone la prevención de hasta 17.000 muertes prematuras y 11.000 infartos de miocardio al año. Las nuevas normas propuestas también proporcionan beneficios concretos para la salud de los niños, evitando 120.000 casos de síntomas de asma infantil y unas 11.000 bronquitis aguda menos, en los niños, cada año. Con las normas propuestas también se evitarían más de 12.000 visitas a urgencias, y hospitalizaciones y supondrá unos 850.000 días perdidos de trabajo, menos, debido a las enfermedades.

La aplicación de estas normas supondrá miles de empleos, unos 31.000 en la construcción, a corto plazo y unos 9.000 puestos de trabajo a largo plazo, en las centrales.

Los contaminantes tóxicos atmosféricos, como el mercurio, emitido por las centrales térmicas de carbón y fuel, está demostrado que causa daños neurológicos; incluyendo un menor cociente intelectual; en los niños expuestos, tanto en el útero, como durante las primeras etapas de desarrollo. Las normas también se ocupan de las emisiones de otros metales tóxicos vinculados con el cáncer, como el arsénico, el cromo y níquel. El mercurio y muchos de los otros contaminantes tóxicos también dañan el medio ambiente y contaminan los lagos y arroyos de nuestro país, así como el pescado. Además, la eliminación de estos contaminantes tóxicos también reduce la contaminación de partículas de menos de 10 micras, las que provocan la muerte prematura, enfermedades cardíacas, y la perdida de días de trabajo por las enfermedades y el asma.

Las centrales eléctricas aún son la principal fuente de emisión de los contaminantes tóxicos del aire; es responsable de la mitad de mercurio y más de la mitad de las emisiones de gases de ácido en los Estados Unidos. En el sector eléctrico, las centrales termoeléctricas alimentadas con carbón son responsables del 99 por ciento de las emisiones de mercurio. En la actualidad, más de la mitad de todas las centrales termoeléctricas de carbón ya implementan tecnologías de control de la contaminación ampliamente disponibles que les permiten cumplir con estas importantes normas. Una vez que estas normas sean definitivas, se asegurará de las restantes plantas de carbón, aproximadamente el 44 por ciento, tomen medidas similares para reducir los contaminantes peligrosos.

La actualización de la normativa supondrá, por primera vez, igualar las condiciones para todas las centrales térmicas del país, garantizar que las reglas son iguales para todos, y proporcionara una mayor seguridad a las empresas. La norma propuesta establece un máximo de 4 años para que las instalaciones cumplan con las normas y, una vez que se aplique plenamente, evitar la liberación a la atmósfera del 91 por ciento de las emisiones de mercurio, generadas por el carbón.
Hace más de 20 años, las enmiendas a la Ley de Aire Limpio de 1990 mandataron que la EPA exigiese un control de los contaminantes tóxicos, como el mercurio. Desde entonces, la EPA tomó medidas para reducir las emisiones de mercurio procedentes de los grandes emisores, sin embargo, todavía no existe un estándar nacional para las emisiones de mercurio de las centrales eléctricas. El anuncio de hoy era muy esperado, ya que viene 11 años después de que la EPA anunciase que se fijarían límites para las centrales eléctricas, posteriormente en febrero de 2008 una decisión judicial revocó la anterior norma sobre el mercurio. En octubre de 2009, la EPA firmó un decreto de consentimiento que obligaba a tener una propuesta que debería firmarse el 16 de marzo de 2011, y una norma definitiva que se completaría en noviembre de 2011, informa ECOLOGISTAS EN ACCIÓN.

Las normas propuestas también garantizar que la salud pública y los beneficios económicos son muy superiores a los costos de aplicación. La EPA estima que por cada dólar gastado para reducir la contaminación de las centrales eléctricas, los ciudadanos estadounidenses y las empresas estadounidenses obtendrán hasta 13 dólares en beneficios sanitarios y económicos. Los beneficios totales, tanto sanitarios como económicos, de esta norma, se estima que alcanzarán los 140 mil millones de dólares anuales.
También, en consonancia con la orden ejecutiva del presidente, la norma propuesta hace un especial hincapié en la incorporación de aportaciones y comentarios de las partes interesadas para la elaboración de la norma definitiva. El periodo de comentarios públicos, que tendrá una duración de 60 días, después de aparecer en el Registro Federal, permitirá a las partes interesadas, incluido el público, la industria y las comunidades de salud pública, proporcionar información y aportaciones importantes, asegurando que cualquier norma final suponga los máximos beneficios de salud pública, mientras que se minimizan los costes.

Como parte del proceso de comentarios públicos, la EPA también realizará audiencias públicas sobre la norma propuesta.




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