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Sobreviven comiendo pasto mientras buscaban refugio

Dos hermanas huyeron solas de Sud谩n del Sur: “Solo recuerdo que me puse el vestido, agarr茅 la mano de mi hermana y salimos corriendo en la oscuridad”

•elmercuriodigital ▫ Kisut Gebreegziabher, GAMBELLA, Etiop铆a, (ACNUR) - Nyawech Chuol tiene doce a帽os y no para de sollozar mientras reconstruye aquella noche en la que la guerra civil de Sud谩n del Sur irrumpi贸 en su hogar. En el tiroteo perdi贸 a toda la familia menos Nyalouk, su hermanita de ocho a帽os, que por el trauma ha dejado de hablar. Ahora las dos sobreviven completamente solas en tierra extranjera.

Foto K Gebregziabher (Acnur)
Todo ocurri贸 hace algunas semanas mientras dorm铆an en su aldea de Matiang, Estado del Nilo Superior.


“En la oscuridad de la noche nos despertaron los tiros”, explica con la ayuda de un int茅rprete en el centro de acogida del campo de Pagak (Etiop铆a), a pocos kilI贸metros de la frontera.

“Solo recuerdo que me puse el vestido, agarr茅 la mano de mi hermana y salimos corriendo en la oscuridad”. Sus familiares se dispersaron en distintas direcciones y desde entonces no ha vuelto a verlos.

“Cuando amaneci贸 y vi nada m谩s que a Nyalouk, entend铆 que mis padres y mis dos hermanas mayores ya no estar铆an con nosotros y me puse a llorar”, dice entre l谩grimas

Tomadas de la mano Nyawech y Nyalouck decidieron seguir a un grupo de desconocidos que caminaban hacia la frontera et铆ope en busca de refugio sin saber cu谩nto les llevar铆a llegar. Cuando entraron al campo estaban hambrientas y muy deshidratadas: hab铆an comido solamente pasto y hojas y bebido agua sucia de charco.

Las hermanitas son dos de los numerosos menores no acompa帽ados que d铆a a d铆a cruzan la frontera y entran por el Estado de Gambella. Algunos han tenido la suerte de reencontrarse con sus padres o sus parientes en uno de los tres campos de refugiados que se levantan en la zona. Pero m谩s de 1.500 est谩n solos y otros 5.540 viven temporalmente separados de sus familias atendidos por otros refugiados.

La mayor parte de los 177.000 refugiados de Sud谩n del Sur que viven en los campos administrados por ACNUR y el gobierno de Etiop铆a son mujeres y ni帽os. La capacidad de dichos campos se ha saturado en poco tiempo.

“El gobierno et铆ope nos ha dado otro sitio y lo estamos equipando”, explica Oscar Mundia, coordinador de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados en el pa铆s. “Pero en los dos centros de acogida ya hay en total 12.000 refugiados esperando una plaza y todos los d铆as entra un promedio de 800 nuevos refugiados, con lo que la mitad del nuevo campo se puede considerar ocupada aunque todavia no lo hayamos abierto”.

ACNUR manifiesta especial preocupaci贸n por los menores solos: “Estamos trabajando con nuestros socios para identificar y registrar a los ni帽os apenas cruzan la frontera”, afirma. Otras prioridades son localizar a las familias y confiar a los menores a cuidadores adecuados.

En este aspecto Nyawech y Nyalouk tuvieron suerte porque al entrar en Etiop铆a fueron “adoptadas” por Nyanyik Thot, madre de cuatro hijos, que proviene de la misma aldea pero no conoc铆a ni a las ni帽as ni a sus familiares.

“No tuve ninguna duda, sencillamente pens茅 que a mis hijos podr铆a haberles pasado lo mismo”, dice sin m谩s. Por el momento la nueva familia extendida comparte con otras 100 personas un inmenso galp贸n. En Pagak hay unos 5.000 refugiados que viven en estas construcciones provisorias esperando poder trasladarse a un campo.

“Estamos muy agradecidos de que Nyanyik haya decidido ocuparse voluntariamente de las dos hermanitas cuando sus propios hijos est谩n tan necesitados de atenci贸n”, reconoce Valerie Laforce, oficial de campo de ACNUR en Pagak.

Nyawech se enjuga las l谩grimas al recordar sus juegos y su vida anterior: “Me gustar铆a poder volver a mi casa para ver a mi familia y para jugar con mis amigos a la rayuela y a la cuerda”.

Kisut Gebreegziabher desde Gambella.

Gracias a la Voluntaria En L铆nea Delia Tasso por el apoyo ofrecido con la traducci贸n del ingl茅s de este texto.

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