•elmercuriodigital ▫ Sonia Aguilar. QUITO, Ecuador (ACNUR) - Para Mohsina, “benefactora” en 谩rabe, Ecuador representa una oportunidad de futuro para el beb茅 que espera. Hace cuatro meses, exactamente el 8 de mayo, a las 8 horas de la ma帽ana, aterrizaban en Quito despu茅s de 23 horas de vuelo huyendo del terror y la falta de esperanza en su pa铆s de origen, Siria.
“Antes de la guerra Siria era un pa铆s agradable; ten铆amos todo lo que necesit谩bamos. Una educaci贸n de calidad, salud, trabajo”, relata esta ingeniera civil de 28 a帽os. “Cuando inici贸 la guerra pensamos que podr铆amos seguir nuestra vida. Pero desde 2013 la devastaci贸n afecta a todo el pa铆s. Ya no hay vida”, a帽ade Moshsina.
Junto a su esposo, decidieron abandonar Siria despu茅s del asesinato de su cu帽ado. A pesar de haberse desplazado varias veces dentro del pa铆s, la violencia, la falta de trabajo, de servicios b谩sicos, la devaluaci贸n de la moneda… se combinaron con el dolor de la p茅rdida.
“La violencia y las muertes hacen que ya no se pueda vivir. Uno piensa en sus familiares muertos, y es doloroso saber que fueron otros hermanos los que lo asesinaron”, expresa Mohsina quien recuerda con nostalgia su c贸moda vida antes de la guerra.
“Estudi茅 en la universidad, que era gratuita en mi pa铆s, ten铆amos muy buenos profesores. Despu茅s de cinco a帽os estudiando, pude encontrar un trabajo como ingeniera. Mi esposo es chef, y ten铆amos una buena vida. Pero la guerra acab贸 con la vida. Y a nosotros nos gusta vivir”, reiter贸 Mohsina.
Seg煤n datos de ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, un tercio de la poblaci贸n de Siria, de 22 millones de habitantes, se ha visto obligada a dejar sus hogares y buscar un lugar seguro en otra parte del pa铆s. Adem谩s, m谩s de 4 millones de personas han buscado protecci贸n en otros pa铆ses. Incluso hasta llegar a Am茅rica Latina, donde alrededor de 2.500 personas han sido reconocidas como refugiados o est谩n en proceso tras haber solicitado la protecci贸n internacional de los pa铆ses de la regi贸n.
Mohsina y su esposo decidieron que deb铆an buscar una salida. “Intentamos ir a otro pa铆s cercano a Siria. Sin embargo, aunque somos pa铆ses hermanos, nos ven como enemigos, como responsables de la guerra. Y sabemos que el camino hacia Europa es dif铆cil, peligroso, y hay quienes se aprovechan de los que no tenemos otra salida que huir”.
Ante ello, y gracias a la ayuda econ贸mica de un familiar, planificaron la huida. “Buscamos pa铆ses donde pudi茅ramos tener un futuro para nuestro beb茅. Ecuador es un pa铆s que permite que vengamos sin una visa previa, y eso es muy importante cuando realmente necesitas seguridad”.
Recuerda, sin embargo, que toda su vida qued贸 atr谩s, destruida.
“Lo 煤nico que traje de mi pa铆s fue mi pasaporte y los documentos que certifican mi educaci贸n. Mi casa qued贸 destruida, no pude traer nada”. Mientras, parte de su familia s铆 qued贸 atr谩s: su madre y tres hermanas que a煤n estudian.
“Van, cuando pueden, a la escuela una y a la universidad las otras dos”, aunque lamenta que los riesgos se extienden cada vez m谩s a la parte del pa铆s donde viven, en el sur.
“Ecuador es un pa铆s agradable, tiene un clima agradable, la gente nos ha ayudado mucho”, a帽ade Mohsina, mientras relata c贸mo pudo solicitar ante la Direcci贸n de Refugio del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana el asilo y c贸mo desde ah铆 la orientaron e informaron sobre c贸mo acceder a servicios b谩sicos. Como los que ofrece la HIAS la organizaci贸n socia de ACNUR para el apoyo psicosocial y acompa帽amiento a las personas refugiadas en el pa铆s.
Como recuerda Peter Janssen, Representante Adjunto de ACNUR en Ecuador “Am茅rica Latina tiene una larga tradici贸n humanitaria en la acogida a personas que huyen de la guerra y la persecuci贸n. En un contexto mundial con la mayor crisis de desplazamiento forzado de la historia, es fundamental la apuesta solidaria de la regi贸n” y destaca c贸mo las Am茅ricas cuentan con un plan conjunto de acci贸n ante el desplazamiento forzado, el Plan de Acci贸n de Brasil, firmado a fines de 2014 por los pa铆ses latinoamericanos y del Caribe, incluido Ecuador.
Mohsina mira al futuro, y parece que ni las memorias ni los retos le quitan la sonrisa.
“Es dif铆cil porque no sabemos el idioma. Sin embargo la gente nos ayuda con la b煤squeda de la casa; incluso mi esposo tiene una entrevista de trabajo”.
Y a帽ade con esperanza: “Un beb茅 necesita muchas cosas. Por eso lo que yo espero, lo m谩s importante, es que podamos ofrecerle un lugar seguro para nacer”.
© ACNUR/ S.Aguilar |
“Antes de la guerra Siria era un pa铆s agradable; ten铆amos todo lo que necesit谩bamos. Una educaci贸n de calidad, salud, trabajo”, relata esta ingeniera civil de 28 a帽os. “Cuando inici贸 la guerra pensamos que podr铆amos seguir nuestra vida. Pero desde 2013 la devastaci贸n afecta a todo el pa铆s. Ya no hay vida”, a帽ade Moshsina.
Junto a su esposo, decidieron abandonar Siria despu茅s del asesinato de su cu帽ado. A pesar de haberse desplazado varias veces dentro del pa铆s, la violencia, la falta de trabajo, de servicios b谩sicos, la devaluaci贸n de la moneda… se combinaron con el dolor de la p茅rdida.
“La violencia y las muertes hacen que ya no se pueda vivir. Uno piensa en sus familiares muertos, y es doloroso saber que fueron otros hermanos los que lo asesinaron”, expresa Mohsina quien recuerda con nostalgia su c贸moda vida antes de la guerra.
“Estudi茅 en la universidad, que era gratuita en mi pa铆s, ten铆amos muy buenos profesores. Despu茅s de cinco a帽os estudiando, pude encontrar un trabajo como ingeniera. Mi esposo es chef, y ten铆amos una buena vida. Pero la guerra acab贸 con la vida. Y a nosotros nos gusta vivir”, reiter贸 Mohsina.
Seg煤n datos de ACNUR, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados, un tercio de la poblaci贸n de Siria, de 22 millones de habitantes, se ha visto obligada a dejar sus hogares y buscar un lugar seguro en otra parte del pa铆s. Adem谩s, m谩s de 4 millones de personas han buscado protecci贸n en otros pa铆ses. Incluso hasta llegar a Am茅rica Latina, donde alrededor de 2.500 personas han sido reconocidas como refugiados o est谩n en proceso tras haber solicitado la protecci贸n internacional de los pa铆ses de la regi贸n.
Mohsina y su esposo decidieron que deb铆an buscar una salida. “Intentamos ir a otro pa铆s cercano a Siria. Sin embargo, aunque somos pa铆ses hermanos, nos ven como enemigos, como responsables de la guerra. Y sabemos que el camino hacia Europa es dif铆cil, peligroso, y hay quienes se aprovechan de los que no tenemos otra salida que huir”.
Ante ello, y gracias a la ayuda econ贸mica de un familiar, planificaron la huida. “Buscamos pa铆ses donde pudi茅ramos tener un futuro para nuestro beb茅. Ecuador es un pa铆s que permite que vengamos sin una visa previa, y eso es muy importante cuando realmente necesitas seguridad”.
Recuerda, sin embargo, que toda su vida qued贸 atr谩s, destruida.
“Lo 煤nico que traje de mi pa铆s fue mi pasaporte y los documentos que certifican mi educaci贸n. Mi casa qued贸 destruida, no pude traer nada”. Mientras, parte de su familia s铆 qued贸 atr谩s: su madre y tres hermanas que a煤n estudian.
“Van, cuando pueden, a la escuela una y a la universidad las otras dos”, aunque lamenta que los riesgos se extienden cada vez m谩s a la parte del pa铆s donde viven, en el sur.
“Ecuador es un pa铆s agradable, tiene un clima agradable, la gente nos ha ayudado mucho”, a帽ade Mohsina, mientras relata c贸mo pudo solicitar ante la Direcci贸n de Refugio del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana el asilo y c贸mo desde ah铆 la orientaron e informaron sobre c贸mo acceder a servicios b谩sicos. Como los que ofrece la HIAS la organizaci贸n socia de ACNUR para el apoyo psicosocial y acompa帽amiento a las personas refugiadas en el pa铆s.
Como recuerda Peter Janssen, Representante Adjunto de ACNUR en Ecuador “Am茅rica Latina tiene una larga tradici贸n humanitaria en la acogida a personas que huyen de la guerra y la persecuci贸n. En un contexto mundial con la mayor crisis de desplazamiento forzado de la historia, es fundamental la apuesta solidaria de la regi贸n” y destaca c贸mo las Am茅ricas cuentan con un plan conjunto de acci贸n ante el desplazamiento forzado, el Plan de Acci贸n de Brasil, firmado a fines de 2014 por los pa铆ses latinoamericanos y del Caribe, incluido Ecuador.
Mohsina mira al futuro, y parece que ni las memorias ni los retos le quitan la sonrisa.
“Es dif铆cil porque no sabemos el idioma. Sin embargo la gente nos ayuda con la b煤squeda de la casa; incluso mi esposo tiene una entrevista de trabajo”.
Y a帽ade con esperanza: “Un beb茅 necesita muchas cosas. Por eso lo que yo espero, lo m谩s importante, es que podamos ofrecerle un lugar seguro para nacer”.