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Escenifican el linchamiento de Farkhunda

La mujer falleció el año pasado tras haber sido golpeada con palos, piedras, lanzada desde un tejado, atropellada, quemada y lanzada a un río



Una larga lista de castigos. Unos actores afganos representan el 17 de marzo de 2016 en Kabul el linchamiento de Farkhunda, una mujer fallecida el año pasado tras haber sido golpeada con palos, piedras, lanzada desde un tejado, atropellada, quemada y lanzada a un río. AFP / Shah Marai



El asesinato de Farkhunda, una mujer afgana de 27 años, ocurrió en Kabul el 19 de marzo de 2015. El crimen fue instigado presuntamente por un grupo de mulás fuera de una mezquita céntrica de la capital afgana, que mintieron acusando a la mujer de quemar una copia del Corán luego que ella les acusó de vender amuletos. Las investigaciones policiales revelaron que no quemó nada. Su muerte condujo a 26 arrestos, y a protestas encabezadas por activistas de los derechos de las mujeres.

Farkhunda trabajaba como profesora de religión en la mezquita chiíta del Rey de las Dos Espadas, ubicada muy cerca del centro de Kabul y del río del mismo nombre. En la misma zona se encuentran embajadas e incluso el palacio presidencial del país. Según la versión oficial, Farkhunda habría denunciado a mulás que vendían ta'wiz (una suerte de amuletos) fuera del recinto religioso, los cuales azuzaron a los transeúntes en contra de la mujer, acusándola falsamente de haber quemado una copia del Corán. La multitud se lanzó en contra de Farkhunda y la llevó a un área cercana a las márgenes del río Kabul donde inició su linchamiento.

Después de golpear, patear, arrojarle objetos y dilapidar a Farkhunda, un conductor le pasó encima una camioneta Toyota, la turba le llevó encima de un puente en donde prendió fuego a su cuerpo.2 Un testigo presencial dijo que la turba cantaba consignas anti-estadounidenses y anti democráticos mientras golpeaba a Farkhunda.

Muchos de los presentes llevaban consigo sus teléfonos móviles, por lo cual existen videos que están publicados en la red que muestran el ataque.

El 22 de marzo un grupo de mujeres vestidas de negro cargó el ataúd de Farkhunda desde una ambulancia hasta un sitio de oración y luego a un cementerio. Esto significó una ruptura a las tradiciones islámicas, que establecen que los funerales son realizados y atendidos por hombres.

El 23 de marzo centenares de mujeres protestaron por el ataque, exigiendo que el gobierno persiga a los responsable de la muerte de  Farkhunda. Ek crimen supuso una causa de unión entre los grupos de activistas de derechos de mujeres de Afganistán. El martes 24 miles de personas protestaron contra el ataque delante del Ministerio afgano de Justicia en Kabul.

Cumplidos 40 días del asesinato, cientos de personas acudieron al exterior de la mezquita donde ocurrieron los hechos e hicieron una representación del linchamiento. La actriz Lina Alam hizo el papel de la víctima, como forma de protesta. Otras mujeres lucieron pancartas clamando justicia para los culpables y algunas lucieron el rostro pintado de rojo, representando los últimos momentos de vida de la víctima en los cuales luce con el rostro absolutamente ensangrentado.

El padre de la mujer alegó que la policía podría haber hecho más para salvar a Farkhunda. El Ministerio de Afganistán de Hajj y Asuntos Religiosos no encontró evidencia de que la víctima hubiera quemado el Corán. El presidente de Afganistán, Ashraf Ghani, ordenó una comisión para investigar el asesinato, y calificó el hecho como "abominable" También declaró que la tragedia demuestra que la policía de Afganistán esta demasiado ocuopada en la insurgencia talibán que en los asuntos locales Nur ul-Haq Ulumi, el ministro del interior para Afganistán, dijo el 23 de marzo que veintiséis personas habían sido arrestadas en conexión con el asesinato.
Estudiantes del islam en Afganistán expresaron su indignación por el crimen. Ahmad Ali Jebreili, un miembro del Consejo de la Ulama de Afganistán, encargado de administrar la ley islámica, condenó el ataque, acusándolo de contravenir el Islam. Haji Noor Ahmad, un clérigo local, dijo: "las personas vienen y ejecutan a una persona arbitrariamente, esto es totalmente prohibido y fuera de la ley. Aun así algunos justificaron su asesinato, y expresaron su rabia pública. Abu Ammaar Yasir Qadhi, un becario islámico conservador prominente, expresó su horror en su página de Facebook y dijo: "Una señal de una nación civilizada es como trata a sus mujeres. ¡Espero que Alá restaure el honor y el respeto que las mujeres merecen en nuestras sociedades!"


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