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¿Por qué el gobierno norteamericano manda destituir presidentes en Guatemala?

OPINIÓN de Ollantay Itzamná.- Dentro de la emotiva burbuja coyuntural de Guatemala, aparentemente se libra una casi “legendaria guerra” entre guatemaltecos buenos/honestos/patriotas versus guatemaltecos malos/corruptos/criminales. Así lo grafican los medios y los actores.

Ambos bandos recurren a pastiches totémicos como Dios, Patria, Unidad Nacional, Soberanía, Estado de Derecho, etc. como fundamentos para inclinar la balanza de la contienda en las redes sociales y en las plazas.

Curiosamente, casi nadie menciona al actor principal, el Gobierno norteamericano, de esta “Santa Cruzada” contra la corrupción. Aunque todos saben y defienden (con razón) a la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), entidad promovida/financiada por el gobierno norteamericano (en buena medida).

En 2015, el gobierno norteamericano mandó a destituir/encarcelar al gobierno “mano dura” de Otto Pérez Molina/Roxana Baldetti por competencia desleal en la industria de la corrupción, e insubordinación.

En 2016, para controlar/tranquilizar los remanentes del malestar social de los indignados del 2015, se “celebró” la fiesta democrática de las elecciones generales con narcopartidos y narcocandidaturas incluidos. Ganó el cómico Jimmy Morales, del partido FCN-Nación (con narcofinanciamiento confeso). Los gringos, presurosos aplaudieron y lo reconocieron. Pero, no esperaban que “El Fantasma”, narcotraficante extraditado a los EEUU., develaría públicamente los detalles de la “narcofiesta electoral”.

Siempre con la finalidad de “estabilizar” el nefasto sistema neoliberal repudiado por las irreverentes resistencias comunitarias desde los territorios, la CICIG promovió el intento fallido de las reformas constitucionales para barnizar el corroído sistema político y judicial. Pero, la bancada de FCN-Nación, no cooperó en tal cometido. Más por el contrario, Jimmy Morales intentó descabezar a la CICIG. Y, los gringos se enfadaron aún más, y sentenciaron la inminente destitución del segundo Presidente consecutivo de Guatemala en el lapso de dos años.

La ejecución de esta sentencia va en curso. Salvo si los gringos le encuentran otra salida al caos, y controlan la escandalosa trifulca interna en la rancia oligarquía que se montó en la ola de la “guerra anticorrupción” para el arreglo de cuentas a nivel interno.

¿Por qué los gringos emprenden su guerra anticorrupción en Guatemala?

Razón geopolítica. Así como idearon su “guerra anticomunista”, en el siglo pasado, para frenar a los rusos, ahora, los gringos calibraron su “guerra anticorrupción” para contrarrestar la presencia económica y política China-Rusa en Centro América. El nefasto programa de la Alianza para la Prosperidad versus el temido canal interoceánico chino en Nicaragua, es una de las evidencias. Con la ventaja que los chinos-rusos son aún prometidos aliados desconocidos, frente al nefasto gringo conocido.

Restaurar la imagen democrática gringa en la región. El sentimiento y pensamiento antinorteamericano, en los últimos años, se ha acrecentado en la región y en el mundo por lo sanguinario que fue y es el Imperio en el saqueo de los pueblos. Por eso, ahora, el gobierno de los EEUU. impulsa la “lucha anticorrupción” intentando activar sentimientos morales universalmente compartidos para el bienestar común. Y así restaurar su imagen democrático y benigno de los EEUU. en el imaginario colectivo.

En Guatemala y en la región, fueron los gringos que prohijaron los gobiernos más corruptos y criminales que la historia jamás conoció. Ellos utilizaron y utilizan el crimen y la corrupción para sus fines.

Controlar/desactivar la convulsión social. La “lucha contra la corrupción”, en un país desintegrado y convulso, con un futuro incierto como Guatemala, es una excelente herramienta para controlar/desactivar las propuestas de cambios estructurales, y generar una cosmética sensación de unidad nacional frente al “enemigo común”, los corruptos. Igual fue la “lucha contra el comunismo”.

La razón básica indica que por más que la corrupción fuese la causa de los males en un país, la destitución de presidentes por sí mismo no es la solución per se. Se requieren cambios estructurales (procesos constituyentes internos). Pero, curiosamente los heraldos anticorrupción no hablan de esta posibilidad. Quizás será porque no tienen nada nuevo que ofrecer, aparte de la Alianza para la Prosperidad (para sus empresas neoextractivas).

Evitar cambios estructurales postneoliberales. Los dos años de esta “guerra anticorrupción”, lejos de desbaratar la corrupción institucionalizada en Guatemala, ha sido un distractivo/tranquilizante que está postergando la casi inminente convulsión/revuelta social en el país (al estilo de Ecuador o Bolivia).

Debemos reconocer que el mortal y corrupto sistema neoliberal abonó y abona revueltas sociales en los países, incluso en los más dominados. Hacia eso caminaba Guatemala, hasta que “instauraron la lucha anticorrupción”.

La “lucha contra la corrupción” sí la tenido algunos logros: Instalar en el imaginario colectivo nacional la figura benigna e “infalible” de la CICIG-EEUU. Fijar la “lucha contra la corrupción” como tope en el horizonte de posibilidades para pensar otra Guatemala. Desactivar/postergar sublevaciones populares democráticas contra el neoliberalismo.




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