Por Carlos de Urab谩
Resignaci贸n, no queda m谩s que resignarse, muchos justificar谩n tantas tormentas y tempestades con un -as铆 lo ha querido Dios. Que le vamos a hacer- La tragedia de Bello, Antioquia, en el que un alud de piedras y lodo dej贸 m谩s de 120 muertos o el pueblo de Gramalote en Norte de Santander al que se lo trag贸 la tierra son claros ejemplo de la gravedad de la cat谩strofe.
El crudo invierno no da tregua y este a帽o ha provocado casi trecientos muertos, un centenar de heridos y un n煤mero indeterminado de desaparecidos. La mayor铆a gente pobre que habita a la orilla de los r铆os, en la loma de los cerros o al filo de los barrancos, gente que ha tenido que ocupar zonas que no cumplen con las m铆nimas garantias de seguridad.
Los metere贸logos le echan la culpa al fen贸meno de la « Ni帽a », dicen que todo se debe a un imprevisto enfriamiento de las aguas del oce谩no Pac铆fico que desencadena copiosas precipitaciones. Aunque lo cierto es que la causa principal son los abusos cometidos por el ser humano contra el medio ambiente. Y es que hoy hasta un simple aguacero es capaz de demoler una monta帽a. Este es el dram谩tico resultado tras siglos y siglos de colonizaci贸n y barbarie. Hab铆a que domar la naturaleza exhuberante del tr贸pico a punta de hacha y motosierra e incendiar las selvas y bosques para abrirle paso al progreso. Los verdugos cumplieron a cabalidad su cometido explotando los recursos madereros, la miner铆a, la agricultura, o la ganader铆a. El impacto ecol贸gico ha sido devastador y al final los ecosistemas han colapsado.
Los colonizadores nunca se detuvieron a pensar en las consecuencias de sus actos, ¿para qu茅? a ellos lo 煤nico que les importaba sacar una justa recompensa a sus sacrificios y llenarse los bolsillos de dinero. La herencia maldita que nos han legado es un precioso camposanto plagado de alacranes y culebras. En fin, ¿qu茅 nos esperar谩 dentro de de 50 o 100 a帽os? No hay que ser un profeta o un visionario para advertir que por m谩s velas que se le pongan a la virgencita o a diosito es imposible revertir el proceso.
El escenario es dantesco y se necesitar铆a un par贸n de decenios para regenerar la agonizante naturaleza. ¿c贸mo devolver la fertilidad a esta tierra envejecida y est茅ril? La econom铆a colombiana como toda econom铆a capitalista necesita explotar los recursos naturales para mantener la curva de crecimiento econ贸mico Esto es algo fundamental, sobre todo, cuando atravesamos por una crisis mundial sin precedentes ¿se podr谩 rectificar ? Esta es una decisi贸n que se tiene que tomar a nivel gubernamental y los pol铆ticos no est谩n dispuestos a asumir los costes. Si no hay consumo el sistema capitalista colapsar铆a. el holocausto ambiental
En Europa y los Estados Unidos los fil贸sofos y pensadores comienzan a hablar del « decrecimiento » es decir, una vuelta atr谩s, dejar de consumir, cultivar la tierra para ser autosucientes, renunciar al desarrollismo, volver a una vida frugal y artesanal. «el crecimiento ilimitado es imposible en un mundo limitado » Disminuir la producci贸n econ贸mica para restablecer el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. Los tecn贸cratas y planificadores, por el contrario, se niegan a aceptar la realidad e intentan una huida hacia adelante. Seg煤n ellos es imposible detener las ruedas de la historia . El PIB tiene que elevarse hasta alcanzar las m谩s altas cotas, de lo contrario habr铆amos fracasado.
La temporada de lluvias que en el territorio colombiano se inicia en los meses de marzo, abril y mayo y se repite en octubre, noviembre y diciembre marcar谩 un registro hist贸rico pues en algunas regiones va a sobrepasar los 10.000 mm por metro cuadrado. Una cifra monstruosa si la comparamos con los 1.700 mm por metro cuadrado que caen en la ciudad de San Sebasti谩n, Pa铆s Vasco, que es uno delos 铆ndices m谩s altos de la pen铆nsula ib茅rica.
En Colombia no llueve sino que diluvia pues estamos en la zona ecuatorial y las tormentas tropicales pueden durar d铆as o incluso semanas. Entonces, sucede algo muy simple de explicar los suelos empobrecidos y despojados de la cubierta vegetal no puede absorber tanta agua, los afluentes de los r铆os, que no son m谩s que desag眉es de las grandes urbes, vienen cargados sedimentos y basura y se desbordan anegando las llanuras o los valles interandinos. la creciente arrastran todo lo que encuentren a su paso con una brutalidad demoledora. Las laderas de las monta帽as completamente deforestadas se derrumban y taponan v铆as o forman diques que agudizan a煤n m谩s la tragedia.
Seg煤n el ingeniero forestal Primitivo Brice帽o, experto en suelos, se necesitar铆an plantar m谩s de 100 millones de 谩rboles para resucitar el r铆o Magdalena y el Cauca, las principales arterias fluviales de Colombia. Las predicciones no pueden ser m谩s pesimistas y para colmo el gobierno, ni a corto ni a largo plazo, ha implementado unos planes serios para acometer tama帽o desaf铆o. Los presupuestos del estado que se destinan para estos fines son irrisorios y la mayor parte acaban en las arcas de los pol铆ticos corruptos.
Actualmente el gobierno colombiano dedica todos sus esfuerzos en fortalecer el poder铆o militar y promover la guerra fratricida que desangra a nuestra naci贸n. La consigna es matar, exterminar, bombardear. Estos pir贸manos indolentes no tienen piedad pues los domina un esp铆ritu puramente autodestructivo. Hay que armarse, comprar m谩s aviones y helic贸pteros, m谩s armas inteligentes o reclutar m谩s soldados que garanticen el 茅xito de la pol铆tica de seguridad democr谩tica
La emigraci贸n del campo a la ciudad se ha disparado en las 煤ltimas d茅cadas, millones de campesinos e ind铆genas han tenido que abandonar sus tierras a causa de la violencia y la miseria. Su destino es invadir los extrarradios de las grandes ciudades. Esperanzados en que diosito se compadeciera de su suerte construyeron sus hogares con ladrillos, palo, cart贸n o pl谩stico en las zonas m谩s inaccesibles y peligrosas.
Suenan las alarmas y el gobierno nacional despliega los organismos de emergencia: el ministerio del Interior, el ministerio del Medio Ambiente, la oficina de prevenci贸n de desastres, las Ongs, la Defensa Civil, la Cruz Roja, los bomberos, la Iglesia, las fuerzas armadas porque estamos ante una delas calamidades m谩s espantosas de los 煤ltimos tiempos. A remover escombros, a sacar los cad谩veres, a curar los heridos, reubicar las familias en campamentos temporales y a repartir le man谩 de la ayuda humanitaria. Estas navidades esperamos que el pap谩 No毛l o el Ni帽o Dios vengan a salvarnos. Una monedita, por favor, un pancito, un aguapanelita, pan, arroz y frijoles.
Como es habitual las m谩s graves inundaciones se han producido en la mojana cordobesa, la cuenca del r铆o San Jorge, el Sin煤, la Ci茅naga Grande, el Canal del Dique, el r铆o Ariari, los llanos orientales, y gran parte de la cuenca de los r铆os Cauca y Magdalena estim谩ndose unas cinco millones las hect谩reas inundadas. Las p茅rdidas materiales y humanas son incalculables. Todo indica que este a帽o se va a sobrepasar la cifra de 2.000.000 de damnificados.
Presionado por las circunstancias el gobierno colombiano ha tenido que declarar el estado de emergencia social, econ贸mica y ecol贸gica en 28 de los 32 departamentos en que se divide el pa铆s. Colombia en estado de excepci贸n. Se calcula que diez billones de pesos costar铆a rescatar al pa铆s del actual invierno, se han perdido 1 mill贸n de hect谩reas de cultivo, se requieren 500 mil millones de pesos para la reparaci贸n de carreteras y 5 billones de pesos para la reconstrucci贸n total de las mismas, hay m谩s de 52 v铆as con cierres totales, m谩s de 4.000 viviendas han sido destruidas y 300.000 averiadas. Se prevee que el desempleo y la inflaci贸n se disparen. La peste, el c贸lera, el dengue enfermedades respiratorias y del aparto digestivo comienzan a ensa帽arse con la poblaci贸n.
Mientras tanto los expertos, los ingenieros, los ambientalistas buscan soluciones para enfrentar la ola invernal. ¿Qu茅 estrategia hay que aplicar para enfrentar la emergencia? el dise帽o de los proyectos, las licitaciones, las prospecciones, las firmas de contratistas, papeles y papeles que se arruman en las gavetas y armarios de los ministerios.
Una y otra vez, a帽o tras a帽o se repite la misma historia ¡socorro!, por favor, echarnos una mano que estamos con el agua al cuello. ¡Hundidos en el fango de la miseria! La situaci贸n es grav铆sima y los organismos de rescate trabajan 24 horas en su penosa labor de remover los escombros con picos y palas, bulldozer y camiones.
El territorio colombiano en el que en un pasado no muy lejano se cre铆a se encontraba el m铆tico dorado o el mism铆simo para铆so terrenal, el pa铆s de la biodiversidad por excelencia, un pa铆s riquisimo en recursos naturales, las selvas, los Andes y ba帽ado por el oc茅ano Pac铆fico y el mar Caribe se ha trasformado en un chiquero donde chapotean los cerdos mientras en los cielos revolotean los gallinazos en busca de carro帽a.
Resignaci贸n, no queda m谩s que resignarse, muchos justificar谩n tantas tormentas y tempestades con un -as铆 lo ha querido Dios. Que le vamos a hacer- La tragedia de Bello, Antioquia, en el que un alud de piedras y lodo dej贸 m谩s de 120 muertos o el pueblo de Gramalote en Norte de Santander al que se lo trag贸 la tierra son claros ejemplo de la gravedad de la cat谩strofe.
El crudo invierno no da tregua y este a帽o ha provocado casi trecientos muertos, un centenar de heridos y un n煤mero indeterminado de desaparecidos. La mayor铆a gente pobre que habita a la orilla de los r铆os, en la loma de los cerros o al filo de los barrancos, gente que ha tenido que ocupar zonas que no cumplen con las m铆nimas garantias de seguridad.
Los metere贸logos le echan la culpa al fen贸meno de la « Ni帽a », dicen que todo se debe a un imprevisto enfriamiento de las aguas del oce谩no Pac铆fico que desencadena copiosas precipitaciones. Aunque lo cierto es que la causa principal son los abusos cometidos por el ser humano contra el medio ambiente. Y es que hoy hasta un simple aguacero es capaz de demoler una monta帽a. Este es el dram谩tico resultado tras siglos y siglos de colonizaci贸n y barbarie. Hab铆a que domar la naturaleza exhuberante del tr贸pico a punta de hacha y motosierra e incendiar las selvas y bosques para abrirle paso al progreso. Los verdugos cumplieron a cabalidad su cometido explotando los recursos madereros, la miner铆a, la agricultura, o la ganader铆a. El impacto ecol贸gico ha sido devastador y al final los ecosistemas han colapsado.
Los colonizadores nunca se detuvieron a pensar en las consecuencias de sus actos, ¿para qu茅? a ellos lo 煤nico que les importaba sacar una justa recompensa a sus sacrificios y llenarse los bolsillos de dinero. La herencia maldita que nos han legado es un precioso camposanto plagado de alacranes y culebras. En fin, ¿qu茅 nos esperar谩 dentro de de 50 o 100 a帽os? No hay que ser un profeta o un visionario para advertir que por m谩s velas que se le pongan a la virgencita o a diosito es imposible revertir el proceso.
El escenario es dantesco y se necesitar铆a un par贸n de decenios para regenerar la agonizante naturaleza. ¿c贸mo devolver la fertilidad a esta tierra envejecida y est茅ril? La econom铆a colombiana como toda econom铆a capitalista necesita explotar los recursos naturales para mantener la curva de crecimiento econ贸mico Esto es algo fundamental, sobre todo, cuando atravesamos por una crisis mundial sin precedentes ¿se podr谩 rectificar ? Esta es una decisi贸n que se tiene que tomar a nivel gubernamental y los pol铆ticos no est谩n dispuestos a asumir los costes. Si no hay consumo el sistema capitalista colapsar铆a. el holocausto ambiental
En Europa y los Estados Unidos los fil贸sofos y pensadores comienzan a hablar del « decrecimiento » es decir, una vuelta atr谩s, dejar de consumir, cultivar la tierra para ser autosucientes, renunciar al desarrollismo, volver a una vida frugal y artesanal. «el crecimiento ilimitado es imposible en un mundo limitado » Disminuir la producci贸n econ贸mica para restablecer el equilibrio entre el ser humano y la naturaleza. Los tecn贸cratas y planificadores, por el contrario, se niegan a aceptar la realidad e intentan una huida hacia adelante. Seg煤n ellos es imposible detener las ruedas de la historia . El PIB tiene que elevarse hasta alcanzar las m谩s altas cotas, de lo contrario habr铆amos fracasado.
La temporada de lluvias que en el territorio colombiano se inicia en los meses de marzo, abril y mayo y se repite en octubre, noviembre y diciembre marcar谩 un registro hist贸rico pues en algunas regiones va a sobrepasar los 10.000 mm por metro cuadrado. Una cifra monstruosa si la comparamos con los 1.700 mm por metro cuadrado que caen en la ciudad de San Sebasti谩n, Pa铆s Vasco, que es uno delos 铆ndices m谩s altos de la pen铆nsula ib茅rica.
En Colombia no llueve sino que diluvia pues estamos en la zona ecuatorial y las tormentas tropicales pueden durar d铆as o incluso semanas. Entonces, sucede algo muy simple de explicar los suelos empobrecidos y despojados de la cubierta vegetal no puede absorber tanta agua, los afluentes de los r铆os, que no son m谩s que desag眉es de las grandes urbes, vienen cargados sedimentos y basura y se desbordan anegando las llanuras o los valles interandinos. la creciente arrastran todo lo que encuentren a su paso con una brutalidad demoledora. Las laderas de las monta帽as completamente deforestadas se derrumban y taponan v铆as o forman diques que agudizan a煤n m谩s la tragedia.
Seg煤n el ingeniero forestal Primitivo Brice帽o, experto en suelos, se necesitar铆an plantar m谩s de 100 millones de 谩rboles para resucitar el r铆o Magdalena y el Cauca, las principales arterias fluviales de Colombia. Las predicciones no pueden ser m谩s pesimistas y para colmo el gobierno, ni a corto ni a largo plazo, ha implementado unos planes serios para acometer tama帽o desaf铆o. Los presupuestos del estado que se destinan para estos fines son irrisorios y la mayor parte acaban en las arcas de los pol铆ticos corruptos.
Actualmente el gobierno colombiano dedica todos sus esfuerzos en fortalecer el poder铆o militar y promover la guerra fratricida que desangra a nuestra naci贸n. La consigna es matar, exterminar, bombardear. Estos pir贸manos indolentes no tienen piedad pues los domina un esp铆ritu puramente autodestructivo. Hay que armarse, comprar m谩s aviones y helic贸pteros, m谩s armas inteligentes o reclutar m谩s soldados que garanticen el 茅xito de la pol铆tica de seguridad democr谩tica
La emigraci贸n del campo a la ciudad se ha disparado en las 煤ltimas d茅cadas, millones de campesinos e ind铆genas han tenido que abandonar sus tierras a causa de la violencia y la miseria. Su destino es invadir los extrarradios de las grandes ciudades. Esperanzados en que diosito se compadeciera de su suerte construyeron sus hogares con ladrillos, palo, cart贸n o pl谩stico en las zonas m谩s inaccesibles y peligrosas.
Suenan las alarmas y el gobierno nacional despliega los organismos de emergencia: el ministerio del Interior, el ministerio del Medio Ambiente, la oficina de prevenci贸n de desastres, las Ongs, la Defensa Civil, la Cruz Roja, los bomberos, la Iglesia, las fuerzas armadas porque estamos ante una delas calamidades m谩s espantosas de los 煤ltimos tiempos. A remover escombros, a sacar los cad谩veres, a curar los heridos, reubicar las familias en campamentos temporales y a repartir le man谩 de la ayuda humanitaria. Estas navidades esperamos que el pap谩 No毛l o el Ni帽o Dios vengan a salvarnos. Una monedita, por favor, un pancito, un aguapanelita, pan, arroz y frijoles.
Como es habitual las m谩s graves inundaciones se han producido en la mojana cordobesa, la cuenca del r铆o San Jorge, el Sin煤, la Ci茅naga Grande, el Canal del Dique, el r铆o Ariari, los llanos orientales, y gran parte de la cuenca de los r铆os Cauca y Magdalena estim谩ndose unas cinco millones las hect谩reas inundadas. Las p茅rdidas materiales y humanas son incalculables. Todo indica que este a帽o se va a sobrepasar la cifra de 2.000.000 de damnificados.
Presionado por las circunstancias el gobierno colombiano ha tenido que declarar el estado de emergencia social, econ贸mica y ecol贸gica en 28 de los 32 departamentos en que se divide el pa铆s. Colombia en estado de excepci贸n. Se calcula que diez billones de pesos costar铆a rescatar al pa铆s del actual invierno, se han perdido 1 mill贸n de hect谩reas de cultivo, se requieren 500 mil millones de pesos para la reparaci贸n de carreteras y 5 billones de pesos para la reconstrucci贸n total de las mismas, hay m谩s de 52 v铆as con cierres totales, m谩s de 4.000 viviendas han sido destruidas y 300.000 averiadas. Se prevee que el desempleo y la inflaci贸n se disparen. La peste, el c贸lera, el dengue enfermedades respiratorias y del aparto digestivo comienzan a ensa帽arse con la poblaci贸n.
Mientras tanto los expertos, los ingenieros, los ambientalistas buscan soluciones para enfrentar la ola invernal. ¿Qu茅 estrategia hay que aplicar para enfrentar la emergencia? el dise帽o de los proyectos, las licitaciones, las prospecciones, las firmas de contratistas, papeles y papeles que se arruman en las gavetas y armarios de los ministerios.
Una y otra vez, a帽o tras a帽o se repite la misma historia ¡socorro!, por favor, echarnos una mano que estamos con el agua al cuello. ¡Hundidos en el fango de la miseria! La situaci贸n es grav铆sima y los organismos de rescate trabajan 24 horas en su penosa labor de remover los escombros con picos y palas, bulldozer y camiones.
El territorio colombiano en el que en un pasado no muy lejano se cre铆a se encontraba el m铆tico dorado o el mism铆simo para铆so terrenal, el pa铆s de la biodiversidad por excelencia, un pa铆s riquisimo en recursos naturales, las selvas, los Andes y ba帽ado por el oc茅ano Pac铆fico y el mar Caribe se ha trasformado en un chiquero donde chapotean los cerdos mientras en los cielos revolotean los gallinazos en busca de carro帽a.