Por Marina Forti
¿Quién se acuerda hoy de Ken Saro-Wiwa? Han pasado exactamente 15 años desde su ejecución, el 10 de noviembre de 1995 en Nigeria, junto a ocho de sus compañeros del Movimiento para la sobrevivencia del pueblo Ogoni (Mosop, por sus siglas en inglés).
En su momento, esta ejecución, ordenada por un gobierno militar, suscitó una gran indignación internacional: quizá porque ponía ante los ojos del mundo la destrucción y la violencia que acompañan a la explotación petrolera, y en su versión más brutal.
Escritor y poeta bastante conocido en Nigeria, autor de novelas, cuentos para niños, telenovelas, Saro-Wiwa se había convertido también en un líder político por una cuestión de justicia. Era un Ogoni, una población de la región llamada Ogoniland, en el estado de River en el delta del río Níger, la inmensa región que envuelve a gran parte de las reservas petrolíferas de Nigeria. Los Ogoni, aproximadamente medio millón de personas, suelen ser pescadores y agricultores.
En Ogoniland, la Royal Dutch Shell, coprotagonista de esta vergonzosa historia comenzó a explotar petróleo en 1958 y en la época de la que hablamos, a inicios de los años '90, el efecto era visible: las tierras que alguna vez fueron fértiles se volvieron estériles, impregnadas por el vertido gris de tuberías defectuosas y fugas; vegetación quemada por el petróleo y por las lluvias ácidas, animales envenenados, cursos de agua contaminados. El malestar era fuerte, las protestas frecuentes. En enero de '93 una marcha de más de 300mil personas a Port Harcourt, la capital estatal, marcó el nacimiento de un movimiento que daba una forma política (y pacífica) a esas protestas rampantes: el Mosop demandaba un saneamiento ambiental, indemnizaciones, pero también una redistribución de las ganancias de la industria petrolera y un cierto grado de autonomía.Ken Saro-Wiwa era un líder reconocido de ese movimiento. Acusaba a las autoridades y compañías petroleras («Acuso a Shell y a Chevron de practicar el racismo contra los Ogoni porque hacen aquí lo que no hacen en otras partes del mundo», dijo el escritor en su última declaración). El movimiento de los Ogoni fue reprimido duramente por el gobierno – entonces había una dictadura militar en Nigeria – y toda la región ha sido militarizada. Las protestas crecieron en intensidad, comenzaron los sabotajes, y también aumentó la represión. Incluso los nuevos dirigentes del Mosop fueron arrestados con la acusación de homicidio y condenados a muerte después de una parodia de proceso, pruebas fabricadas, testimonios coartados.
Fue en vano la movilización de las voces más diversas en todo el mundo, desde las redes ambientalistas hasta los grupos de defensa de los derechos humanos: ejecutar a Ken Saro-Wiwa y a sus compañeros fue la extrema vergüenza de una dictadura impresentable, pero también de las compañías petroleras occidentales.
Hoy, no es sólo para conmemorar a un extraordinario y valiente activista que un grupo de diversas organizaciones italianas celebrará una tardeada para recordar a Saro-Wiwa (en Roma, 20 horas, en el Brancaleone en via Levanna 11), con muestra fotográfica y espectáculo teatral. El hecho es que 15 años después, todos los problemas que llevaron a esa vergüenza continúan - excepto que el gobierno nigeriano es hoy formalmente democrático.
Permanece la injusticia de fondo: el hecho de que la riqueza petrolera vaya a los bolsillos de pocos y que no mejore la vida de los habitantes, dejando únicamente contaminación y represión. Y esto nos motiva a seguir haciendo la acusación.
Gracias a: il manifesto
Fuente: http://www.ilmanifesto.it/archivi/terra-terra/nocache/1/pezzo/4cdac339e7f04/
Fecha de publicación del artículo original: 10/11/2010
URL de esta página en Tlaxcala: http://www.tlaxcala-int.org/article.asp?reference=3192
¿Quién se acuerda hoy de Ken Saro-Wiwa? Han pasado exactamente 15 años desde su ejecución, el 10 de noviembre de 1995 en Nigeria, junto a ocho de sus compañeros del Movimiento para la sobrevivencia del pueblo Ogoni (Mosop, por sus siglas en inglés).
En su momento, esta ejecución, ordenada por un gobierno militar, suscitó una gran indignación internacional: quizá porque ponía ante los ojos del mundo la destrucción y la violencia que acompañan a la explotación petrolera, y en su versión más brutal.
Escritor y poeta bastante conocido en Nigeria, autor de novelas, cuentos para niños, telenovelas, Saro-Wiwa se había convertido también en un líder político por una cuestión de justicia. Era un Ogoni, una población de la región llamada Ogoniland, en el estado de River en el delta del río Níger, la inmensa región que envuelve a gran parte de las reservas petrolíferas de Nigeria. Los Ogoni, aproximadamente medio millón de personas, suelen ser pescadores y agricultores.
En Ogoniland, la Royal Dutch Shell, coprotagonista de esta vergonzosa historia comenzó a explotar petróleo en 1958 y en la época de la que hablamos, a inicios de los años '90, el efecto era visible: las tierras que alguna vez fueron fértiles se volvieron estériles, impregnadas por el vertido gris de tuberías defectuosas y fugas; vegetación quemada por el petróleo y por las lluvias ácidas, animales envenenados, cursos de agua contaminados. El malestar era fuerte, las protestas frecuentes. En enero de '93 una marcha de más de 300mil personas a Port Harcourt, la capital estatal, marcó el nacimiento de un movimiento que daba una forma política (y pacífica) a esas protestas rampantes: el Mosop demandaba un saneamiento ambiental, indemnizaciones, pero también una redistribución de las ganancias de la industria petrolera y un cierto grado de autonomía.Ken Saro-Wiwa era un líder reconocido de ese movimiento. Acusaba a las autoridades y compañías petroleras («Acuso a Shell y a Chevron de practicar el racismo contra los Ogoni porque hacen aquí lo que no hacen en otras partes del mundo», dijo el escritor en su última declaración). El movimiento de los Ogoni fue reprimido duramente por el gobierno – entonces había una dictadura militar en Nigeria – y toda la región ha sido militarizada. Las protestas crecieron en intensidad, comenzaron los sabotajes, y también aumentó la represión. Incluso los nuevos dirigentes del Mosop fueron arrestados con la acusación de homicidio y condenados a muerte después de una parodia de proceso, pruebas fabricadas, testimonios coartados.
Fue en vano la movilización de las voces más diversas en todo el mundo, desde las redes ambientalistas hasta los grupos de defensa de los derechos humanos: ejecutar a Ken Saro-Wiwa y a sus compañeros fue la extrema vergüenza de una dictadura impresentable, pero también de las compañías petroleras occidentales.
Hoy, no es sólo para conmemorar a un extraordinario y valiente activista que un grupo de diversas organizaciones italianas celebrará una tardeada para recordar a Saro-Wiwa (en Roma, 20 horas, en el Brancaleone en via Levanna 11), con muestra fotográfica y espectáculo teatral. El hecho es que 15 años después, todos los problemas que llevaron a esa vergüenza continúan - excepto que el gobierno nigeriano es hoy formalmente democrático.
Permanece la injusticia de fondo: el hecho de que la riqueza petrolera vaya a los bolsillos de pocos y que no mejore la vida de los habitantes, dejando únicamente contaminación y represión. Y esto nos motiva a seguir haciendo la acusación.
Gracias a: il manifesto
Fuente: http://www.ilmanifesto.it/archivi/terra-terra/nocache/1/pezzo/4cdac339e7f04/
Fecha de publicación del artículo original: 10/11/2010
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