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Chico Whitaker: “Promover la visión del Foro Social Mundial como un bien común de la humanidad”

Sergio Ferrari*.- Junto con otros militantes políticos y sociales de Brasil, Francisco “Chico” Whitaker es uno de los co-fundadores del Foro Social Mundial (FSM) que vio la luz del día en Porto Alegre, en enero del 2001. Desde entonces se ha convertido en uno de los “ideólogos” de este nuevo proceso en marcha. Infatigable actor y pensador, a sus casi 80 años, Whitaker apuesta a ciertas “verdades esenciales” que definen esta nueva forma de hacer política y de construir ciudadanía planetaria. Y se lanza a sistematizar algunos elementos de análisis que sintetizan el proceso de los Foros. Galardonado con el Premio Nobel alternativo en el 2006, Chico Whitaker publicó en el 2008, “El desafío del FSM- Un modo de ver”, obra de referencia para el pensamiento alterundialista.


P: ¿Cómo sintetizaría los aportes conceptuales del Foro Social Mundial desde su nacimiento?

R: Tal vez, a nivel didáctico y para simplificar una riquísima experiencia en construcción, me atrevería a hablar de cinco novedades principales del proceso del FSM. La primera, la creación de estas plazas o espacios a nivel internacional. Antes no existían y cada organización, campaña o movimiento hacían sus propios encuentros, incluso a nivel mundial. Pero no contábamos con espacios comunes a todos, en torno a un objetivo principal que compartimos. La segunda novedad, es la organización de ese espacio de tal forma que facilita el reconocimiento y aprendizaje mutuo, el intercambio de experiencias, la identificación de convergencias y la posibilidad de nuevas alianzas. La tercera, el hecho de comenzar a considerarse como positivo, en la lucha política, la diversidad de acciones y la autonomía de los diferentes actores. El respeto a la diversidad sobresale como uno de los principios básicos de la Carta de Principios del FSM. Si hablo de una cuarta novedad, quiero referirme a la construcción de una nueva cultura política, basada en la horizontalidad de las relaciones, en la corresponsabilidad, en la preocupación de no imponer sino dialogar, en la búsqueda del consenso que nos hace a todos más felices y más fuertes. Una cultura política que se corresponde con el “Otro Mundo Posible”.Y la quinta, que se encuentra todavía en gestación pero que avanza poco a poco: la afirmación del altermundialismo como un movimiento multiforme, multifacético y diverso que amplía la acción política más allá de los partidos y del poder político. Afirmación que se basa en la comprensión que los partidos no pueden pretender mantener el monopolio de la acción política y que la acción que transformará eficazmente el mundo deberá implicar a todos los segmentos sociales y cada uno de los miembros de la sociedad.



Universalizar el Foro Social Mundial

P: ¿En esta perspectiva cuál es la prioridad de este proceso pensando por ejemplo en el FSM de Dakar de febrero próximo?

R: Hay numerosas prioridades para un proceso en marcha. Pero tal vez, una clave, sea la de continuar en esta construcción en la medida en que estamos lejos todavía de desarrollar este pensamiento en el mundo entero y enraizarlo, profundizarlo en todas partes. Si en otros momentos históricos pudimos soñar con construir uno, dos, cien Vietnam, hoy, tal vez, debemos apostar a construir, promover o facilitar uno, dos cien, millones de “espacios de encuentro”, de Foros, en todas sus variantes regionales, temáticas etc.

P: ¿Universalizar el proceso del foro?

R: En efecto. Y tal vez a esta reflexión de universalidad le sumo otro desafío que tendremos por delante. Promover la visión del Foro Social Mundial como un Bien Común de la Humanidad, dado que nació y existe para servir a todos los movimientos y las organizaciones sociales, que, como parte del movimiento altermundialista combaten a favor de la construcción de otro mundo.

P: ¿Se refiere al FSM como un espacio a disposición del movimiento altermundialista?

R: Defiendo la idea que el FSM es un espacio abierto a todos los que consideran que hay que superar el actual sistema económico dominante. Una de las críticas planteadas al FSM es que estos espacios pueden ser útiles, interesantes, incluso simpáticos y constructivos, pero insuficientes si queremos cambiar el mundo. Pienso que es fundamental ampliar la mirada. Y profundizar los conceptos de acción y reflexión. La diferencia de naturaleza entre espacio y movimiento está en relación con esa diferencia entre reflexión y acción. Estoy convencido que las dos son esenciales, absolutamente necesarias desde nuestra perspectiva del cambio de mundo por la que optamos: la reflexión sin visionar la acción sería un ejercicio intelectual descomprometido y la acción sin una previa reflexión, sería irresponsable. En este marco, es claro que el FSM-espacio debe ser comprendido como un instrumento indispensable para el movimiento altermundialista, al servicio de su acción. Espacio para que los participantes puedan revisar y evaluar lo que se hace; para restituir e incluso redefinir los objetivos que buscará la acción en las coyunturas siempre nuevas; para repensar la eficacia de las maneras y medios de acción que son empleados y crear otros medios o valorizar nuevas experiencias. Un movimiento que no abre espacio para esta reflexión, evidentemente se condena a sí mismo a su propio debilitamiento.

Metodología participativa

P: ¿Espacio abierto con una metodología activamente participativa?

R: Es un punto esencial. En tanto el Foro Económico de Davos y otros tantos de este tipo en diversos lugares son verticalistas y piramidales, desde el comienzo el FSM promovió talleres y actividades auto-gestionadas, realizadas por cuanta organización quisiera participar en el espacio. En esa metodología tuvo un impacto la pedagogía de educación popular muy presente en la vida cotidiana de la mayor parte de los movimientos sociales brasileros y de las Comunidades Eclesiales de Base. Según uno de los principios de esta pedagogía, educadores y educandos aprenden todos, los unos de los otros, a partir de los tipos de conocimientos propios que cada uno tenga y aporte. Esta visión estimula la creación de relaciones de horizontalidad entre los participantes de toda acción colectiva. En esta misma perspectiva de horizontalidad, otra característica de los FSM: el rechazo a terminar con declaraciones finales o mociones de conclusión, que podrían tener la pretensión de expresar la toma de posición del conjunto de los participantes. Si hubiéramos adoptado el concepto de un documento final, transformaríamos al FSM en un espacio de disputa para que ese documento- declaración sea aprobada, como pasa en las asambleas o congresos de los partidos políticos. Lo que llevaría a manipulaciones si consideramos el gran número de participantes y la corta duración de cada Foro. Estos dos elementos: la auto-organización de actividades y el rechazo a cualquier documento final único, se convirtieron en verdaderos pilares metodológicos que dieron al FSM un gran poder de atracción.

P: ¿De dónde nacieron todas esas novedades, esas apuestas, esas opciones metodológicas que han permitido el desarrollo del proceso del Foro Social Mundial?

R: Diría, simplemente, que son el resultado de intuiciones, que se fueron acumulando en el camino, en la marcha. El objetivo inicial fue bastante claro: crear una alternativa y contrapunto al Foro Económico de Davos, en las mismas fechas en que éste se realiza. Que no fuera un espacio económico. Que se pasara a una fase propositiva de la lucha. Reforzando la acción de la sociedad civil- nuevo actor político que surgía- , tirando las barreras y fronteras que compartimentaban la acción de sus diferentes componentes. Tuvimos la intuición / certeza que era necesaria una metodología específica de la que ya hablé. Y también vimos luego del primer Foro era necesaria una Carta de Principios que sintetizara los conceptos de ese primer evento. La misma contiene dos conceptos centrales. El primero: que el FSM no debe ser un lugar de lucha por el poder, lo que se hubiera convertido en raíz de división. Y, tan importante como lo anterior, el respeto a la diversidad. Todos los tipos de diversidad, desde los culturales o sociales hasta el ritmo propio de compromiso de cada uno en este proceso en marcha.

*Sergio Ferrari,

Colaboración de prensa de E-CHANGER, ONG suiza de cooperación solidaria y el periódico Le Courrier















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