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Roque Dalton: Cuando sepas que he muerto, no pronuncies mi nombre

Por Mariano V谩zquez

Su poes铆a es bala certera. Viene desde la l铆nea del horizonte galopando a puro sol. Hace treinta y cinco a帽os lo asesinaron por rebelde con causa. Y no fueron quienes asesinan siempre a los revolucionarios. Fueron sus propios camaradas.

Su pensamiento revolucionario sin fisuras era demasiado para los arcaicos. Y dijo, transparente: “Usted sabe: me quedan algunos meses de vida. Los elegidos de los dioses seguimos estando a la izquierda del coraz贸n. Debidamente condenados como herejes”.

Sus matadores y los que creen en revueltas tibias, en rebeliones de baja intensidad, solo quieren que se hable del poeta (resplandeciente, por cierto) y no de su pensamiento y moral revolucionarias. Roque Dalton cre铆a en la insurrecci贸n, en la lucha armada, en el pueblo en armas para cambiar la dram谩tica estancia de dependencia y muerte que padec铆a nuestra Am茅rica y El Salvador. Estirpe de nacido en las entra帽as de estas tierras. ¡Internacionalista!

En Poemas Clandestinos dijo: “No confundir, somos poetas que escribimos desde la clandestinidad en que vivimos. No somos, pues, c贸modos e impunes anonimistas: de cara estamos contra el enemigo y cabalgamos muy cerca de 茅l, en la misma pista. Y al sistema y a los hombres que atacamos desde nuestra poes铆a con nuestras vidas les damos la oportunidad de que se cobren, d铆a tras d铆a”.

Cuando recuerdo a Dalton no puedo dejar de pensar en Jos茅 Mart铆. Una obra atravesada por una cultura y formaci贸n universal sentimental y corporalmente unida a su tierra y al sue帽o de libertad. Y adem谩s una obra bella, terriblemente bella.

Bebi贸 de la vida a grandes sorbos.

A presuroso paso dej贸 estelas de belleza inequ铆voca. Visti贸 las palabras con las mejores telas posibles. Sus obras son testigo y denuncia de una 茅poca.

Cuatro d铆as separan los aniversarios de su nacimiento y de su muerte. El 10 de mayo de 1935 asom贸 a la vida entre las r谩fagas de calor, los vientos del Pac铆fico, los volcanes y las selvas. El 14 de ese mismo mes de 1975, en una casita del barrio capitalino de Santa Anita, fue asesinado por sus propios compa帽eros del Ej茅rcito Revolucionario del Pueblo (ERP). En el medio hizo todo: so帽贸, am贸, viaj贸, flanque贸 los precipicios de la vida con ardor de hombre nuevo. Solo su “Poema de amor” goza del derecho a ser considerada una obra literaria completa.

¡Qu茅 rabia se siente cuando los de tu propia trinchera te ponen la zancadilla! Porque cuando uno lee sobre Roque y su pa铆s, todos los testimonios confluyen como manantial en que amaba tanto a El Salvador que le dol铆a. ¡Entonces, que te maten aquellos, que est谩n en tu misma lucha para silenciar las disonancias de no se qu茅: jode!, ¡y c贸mo jode!

Bram贸 Eduardo Galeano: “La impunidad estimula a los criminales, y los militantes que matan para castigar la discrepancia no son menos criminales que militares que matan para perpetuar la injusticia”.

Homenaje贸 Juan Gelman: “Cuando el asesino tir贸, seguro te distrajo una mujer inapagable, un pliegue del verano, el misterio sin fin del pobrer铆o. Siempre escapaste a las fusilaciones, la muerte equivocada, y escrib铆s en las tripas de la noche”.

Sentenci贸 Silvio Rodr铆guez: “No es venganza lo que quiero, sino dejar una flor, donde escondieron los huesos, de un h茅roe de El Salvador”.

Roque est谩 so帽ando en un sobrevuelo lento sobre San Salvador. Los ojos entrecerrados. Anudando golpecitos de poes铆a y anhelos de revoluci贸n.

Posdata: “Deber铆an dar premios de resistencia por ser Salvadore帽o” dijo Roque.



*Mariano V谩zquez, periodista argentino, ganador del concurso internacional de periodismo literario "El reino de este mundo" organizado por Cubaliteraria, con el presente texto.

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