Por Carlos Tena
Sagrado Coraz贸n de Elvis, en vos no conf铆o
EL ARTE NO PUEDE SER NEUTRAL
GRANDEZA Y MISERIAS DEL ROCK AND ROLL (1陋 PARTE)
En 1951, en la localidad de Cleveland (Ohio), el disc jockey Alan Freed (1921 – 1965) estrenaba un programa musical, titulado Moondog’s Rock’n'Roll Party, a ritmo de blues y m煤sica country, lo que le aseguraba una audiencia en la que se mezclaron con id茅ntica fidelidad, las comunidades negras y blancas del estado. Freed, familiarizado con la m煤sica de d茅cadas anteriores, tuvo la genial idea de utilizar esos dos verbos, habitualmente unidos en el argot popular (que vienen a ser un eufem铆stico equivalente de nuestro radical palabro follar)* para describir la m煤sica que sali贸 al aire en la estaci贸n de WJW (850 AM), aunque su uso tambi茅n se le acredita a la tienda de discos de Leo Mintz, patrocinador del espacio, quien anim贸 a los directivos de la emisora a realizar programas de esa clase, necesarios para mitigar, en parte, el da帽o moral que la II Guerra Mundial hab铆a causado en el 谩nimo de los j贸venes.
Sobre la base de su 茅xito en Cleveland, Alan fue contratado poco tiempo despu茅s por la estaci贸n neoyorquina WINS. Tres a帽os m谩s tarde, en 1954, el programa era simult谩neamente retransmitido por m谩s de cuarenta emisoras. Sin embargo, los t茅rminos rock and roll (como la historia de la m煤sica popular no puede negar), hab铆an figurado con anterioridad en decenas de canciones, aunque nadie puede hurtar al mentado Freed el padrinazgo radiof贸nico de tal apelativo.

El rock and roll naci贸 pues con f贸rceps (ya hablaremos en otros art铆culos de sus decenas de derivados), pero el 茅xito popular le ha acompa帽ado durante m谩s de medio siglo, gracias a la astucia y oportunismo de aquel profesional de la radio, que se convirtiera adem谩s en la primera v铆ctima voluntaria de la payola*, como se conoce la estrategia de los sellos discogr谩ficos para comprar la opini贸n de un locutor por un pu帽ado de d贸lares (fue condenado en 1962), y poco m谩s tarde de la drogola, una misma forma de corrupci贸n, pero abonada en especie, con toda clase de sustancias, alucin贸genos, hierbas y otros productos usados en farmacia, como la coca铆na, la belladona y el opio.
Sin ir m谩s lejos, la Cadena SER (hoy propiedad de Prisa), en su espacio Los 40 Principales, viene realizando una labor similar desde hace decenios, como cliente, vendiendo a los sellos discogr谩ficos sus tiempos de emisi贸n (publicidad encubierta), dot谩ndose en los a帽os 80 de su propia editorial (que percibe derechos de autor de las canciones que emite) mientras sus disc-jockeys se limitan a alabar las virtudes de un supuesto n煤mero 1, que nunca corresponde a tal guarismo, seg煤n las cifras de ventas, pero s铆 sonando decenas de veces al d铆a, manipulando a una audiencia adolescente, en base a repetir un mismo tema*.
Alan Freed era due帽o de un estilo sobrio, agudo en los comentarios, aunque no tuviera ni pajolera idea de la estructura r铆tmica del rock and roll, definida magistralmente como una perfecta simbiosis entre el boogie boogie y el rhythm and blues, por un pianista y cantante tan l煤cido y vistoso como Little Richard, quien se defin铆a a s铆 mismo como The Queen of R&R ( La Reina del R&R), aunque su nombre de pila fuera Richard Penniman, erigi茅ndose en uno de los primeros m煤sicos a los que no importaba mostrar de manera abierta su condici贸n sexual (Black, Gay and Beautiful). Nacido en los barrios marginales de Macon (Georgia), una de las metr贸polis m谩s racistas del sur de los Estados Unidos de Norteam茅rica, la sociedad blanca se decidi贸 a anularlo medi谩ticamente, como a tantos otros, hasta a帽os despu茅s de que apareciese en televisi贸n un joven ani帽ado, de raza blanca, llamado Elvis Aaron Presley, a quien abri贸 la puerta un regordete guitarrista blanco llamado Bill Haley (1925 – 1981), acompa帽ado en su 茅poca por un combo llamado The Comets.*

Todo ello, acontec铆a a mitad de la d茅cada de los 50, pero como se帽al茅 anteriormente, el rock & roll ya hab铆a sido lanzado oficiosamente a帽os antes por Big Joe Turner (1911 – 1985), uno de sus precursores m谩s notorios, autor de temas que no se programaban en las emisoras de radio, vetadas en su mayor parte a la comunidad negra hasta bien entrado el decenio siguiente.
Turner, de quien Doc Pomus* (1925 – 1991) dijo “Sin 茅l, el rock and roll jam谩s habr铆a existido”, leg贸 a la posteridad canciones como Roll ‘ Em, Pet o Cherry Red (1939), adem谩s del archiconocido Shake, Rattle and Roll (1954), al lado de Rosetta Tharpe (1915 – 1973), una espl茅ndida vocalista de g贸spel que obtuvo cierto 茅xito en 1938 con canciones como la singular Rock Me, sin olvidar a su compatriota y colega Erline Harris (1914 – 2004) a quien apodaban Erline Rock and Roll Harris, autora del tema titulado Rock and Roll Blues (1949). Otros registros importantes de la d茅cada de 1940 y principios de 1950, previos a la explosi贸n manipulada del rock and roll blanqueado, fueron los compuestos por autores negros como Bob Robinson con Rock and rolling (1939), Roy Brown y su Good Rockin’ Tonight (1947), Amos Milburn con Chicken Shack Boogie (1947), Jimmy Preston y su Rock the Joint (1947) o el maravilloso pianista Fats Domino con The Fat Man (1949)
Cuando los cantantes blancos, encabezados por aquel est煤pidamente sacralizado muchacho de Tupelo, de acariciante voz y estilo teatral, dulcificaron el mensaje primigenio de la comunidad negra (ocultando el meneo de caderas, que jam谩s se consinti贸 en la peque帽a pantalla hasta la llegada de Presley), el rock pas贸 un ser un objeto de consumo de la burgues铆a media, de la nobleza europea, hasta llegar a la actualidad, en la que los primeros clientes en obtener entradas para un concierto de los Rolling Stones o Bruce Springsteen, son pr铆ncipes, infantas, duques y otros miembros de la inutilidad social. Cuando ello acontece, una de dos: o la realeza ha abandonado el vals, aburgues谩ndose a la baja, o el rock ha perdido su mensaje primigenio antibelicista, de ruptura, cr铆tica social y abierta voluptuosidad.

La siguiente generaci贸n a Elvis surgi贸 te帽ida con el esp铆ritu del Mayo parisino, enfrentando a la industria y al colectivo art铆stico, en una etapa en la que convivieron los hijos de la revuelta del sesenta y ocho (una nueva casta intelectual, adinerada y hedonista) hermanada con un enorme colectivo que asum铆a el compromiso pol铆tico y social, defendiendo la generosidad, la solidaridad y protesta contra las agresiones e invasiones de la democracia del primer mundo. Un tiempo inolvidable, que llenaba espacios, escenarios y pantallas, con cantantes, grupos y conciertos contestatarios (Woodstock, Monterrey o en de la Isla de Wight), que la poderosa maquinaria norteamericana aplicando la ecuaci贸n censura-esc谩ndalo-control-edulcoraci贸n-relanzamiento, demostraba una vez m谩s que a la hora de explotar una nueva corriente art铆stica, radical y heterodoxa, es posible maquillarla a conveniencia, fabricando un nuevo producto que no pudiera ser considerado peligroso para los empresarios, pol铆ticos y fuerzas armadas.
La revuelta que provoc贸 la invasi贸n yanqui en Vietnam, fue una Revoluci贸n en toda regla, frente a la tibieza, indolencia y desinter茅s colectivo ante las matanzas y genocidios cometidos por el ej茅rcito USA entre 1980 y 2011 en otras 谩reas geogr谩ficas (particularmente Irak y Afganist谩n). Quienes de forma valiente y rotunda mostraron su protesta m谩s firme, criticando al r茅gimen de los Ford, Reagan, Clinton y Bush (padre e hijo), como fue el caso de Neil Young, Susan Sarandon, Tim Robbins, Oliver Stone, Pink, Dixie Chicks, Steve Van Zandt o Sean Penn, se arriesgaron a perder fama y fortuna, pasando a formar parte de una lista negra, hoy blanqueada en parte por el indeciso Obama. Ninguno de los se帽alados son precisamente j贸venes (excepto Pink y las Dixie), quedando claro el desinter茅s de las j贸venes generaciones americanas por los cr铆menes que cometen sus gobiernos en el exterior. La estrategia de las compa帽铆as de discos, en este siglo XXI, lleva a sus ejecutivos a preocuparse m谩s por el copyright y las descargas ilegales, que por contratar estrellas comprometidas con el pacifismo y un mundo mejor.
El rock and roll se convirti贸 en otro de los robos cometidos contra la comunidad negra, como tambi茅n es intolerable el silencio europeo ante los cr铆menes racistas del a煤n activo Ku-Klux-Klan, o la pervivencia de la discriminaci贸n racial en universidades, colegios y autocares, en desastres naturales (solo hay que ver los videos que muestran las recientes inundaciones en New Orleans), que la espl茅ndida maquinaria empresarial de publicidad y marketing yanquis han mitigado en parte, primero merced a los nombramientos de Colin Powell como Secretario de Estado del gobierno de George W.Bush, sustituido en 2004 por Condolezza Rice (ambos miembros de la comunidad negra), y recientemente en el Partido Dem贸crata, que por vez primera en la historia de EEUU, permitiendo el nombramiento de Barak Obama como candidato a la presidencia.
Ello no borra la miseria moral, la injusticia y el racismo que cayeron sobre los aut茅nticos representantes del rock and roll. Genios como Muddy Waters, Chuck Berry, Larry Williams, Bo Diddley o los ya nombrados Fats Domino y Little Richard, fueran ocultados por la poderosa televisi贸n de los cincuenta, mientras productores y cazatalentos se lanzaban a las calles para dar con un hombre blanco que sustituyera a esos negros y sus er贸ticos ritmos. El gobierno de Eisenhower, como en de Nixon, imparti贸 las 贸rdenes oportunas: Si la juventud norteamericana deb铆a presenciar un espect谩culo musical, que despertara unos irrefrenables deseos sexuales, al menos, que fuera gracias a un macho blanco, se llame Jerry Lee Lewis (por otro lado, genial como pocos), Elvis Presley, Eddie Cochran, Gene Vincent, o los insoportables Pat Boone y Frankie Avalon. Y que yo sepa, esa deuda inmensa no ha sido hasta hoy satisfecha.

Notas
1.- T茅rminos que se utilizan con frecuencia juntos (empujar y girar) para describir el movimiento del cuerpo en contacto sexual. En 1934 fue utilizado por las Boswell Sisters en su canci贸n “Rock and Roll”, que aparece en las pel铆cula Transatl谩ntic Merry-Go-Round (dirigida por Benjamin Stoloff en ese mismo a帽o), nunca estrenada en Espa帽a.
2.- La t茅cnica de la Payola est谩 vigente en Espa帽a dentro del periodismo escrito, radiof贸nico y televisivo, aunque quienes paguen hoy a comunicadores, intelectuales y artistas, por su silencio o apoyo, sean fundamentalmente figuras de la pol铆tica. La sociedad tild贸 a esos profesionales con diversos apelativos: Los del Pesebre (en tiempos de Felipe Gonz谩lez), Los de la Zeja (aludiendo al presidente Zapatero), y Los del Percebe (que apoyan al l铆der neo franquista Mariano Rajoy).

3.- Si una canci贸n de una estrella musical suena peri贸dicamente en una cadena potente como la mentada, parte de los derechos que corresponden al autor/es pasan a ser propiedad de la misma entidad, que habr铆a firmado un contrato con la editorial del creador, por el que se le retiene, en ocasiones, hasta el 75% del monto que posteriormente llegar谩 a las arcas de la SGAE. Tras los pagos y deducciones correspondientes, un autor pierde ese porcentaje del dinero que deber铆a percibir, si no estuviera obligado por su compa帽铆a de discos, a firmar acuerdos que lo permiten. Y en caso de no aceptar, el artista se queda sin contrato hasta que encuentre otro sello discogr谩fico, que probablemente no podr谩 hacer una gran promoci贸n de su estrella, por las presiones ejercidas desde ese entramado que forman Editoras – Emisoras.
4.- Es notorio que Alan Freed firm贸 en su 茅poca varios de los 茅xitos de Chuck Berry, como pago para que este pudiera actuar en la televisi贸n. Muerto el vivo, los tribunales reintegraron a su autor la propiedad intelectual de esas canciones, pero no as铆 el dinero que el presentador le hab铆a hurtado.
5.- Cuando Alan Freed debut贸 en la televisi贸n, tuvo que aceptar la prohibici贸n de uno de sus espacios, en los que Frankye Lymon, de raza negra, aparec铆a bailando con una muchacha blanca.
6.- Nacido en Brooklyn (Nueva York) Doc Pomus (su nombre real era Jerome Solon Felder) renunci贸 a cantar para dedicarse a la composici贸n. Colabor贸 con el pianista Mort Shuman, con quien escribi贸 decenas de obras millonarias en beneficios, cientos de temas de 茅xito perdurable, como: Teenager in Love, Save The Last Dance For Me, Hushabye, This Magic Moment, Turn Me Loose, Sweets for My Sweet, Can’t Get Used To Losing You, Little Sister, Suspicion, Surrender, Viva Las Vegas y His Latest Flame (Marie’s The Name), que grabar铆an sendas estrellas del pop y el rock, desde Elvis Presley a Ray Charles, pasando por Dion DeMucci, Andy Williams, Bobby Rydell, Twiggy, Brook Benton, The McCoys, Alexis Korner, Bobby Charles, Bobby Darin, Fabian, Dusty Springfield, Connie Francis, Brenda Lee, The Lovelites, LaVern Baker, Major Lance, Manfred Mann, Amen Corner, y llegando a The Byrds, Big Joe Turner, The Beach Boys, The Mystics, Ben E. King, Cissy Houston, The Flamingos, Ike y Tina Turner, The Coasters y The Drifters.
Sagrado Coraz贸n de Elvis, en vos no conf铆o
EL ARTE NO PUEDE SER NEUTRAL
GRANDEZA Y MISERIAS DEL ROCK AND ROLL (1陋 PARTE)
En 1951, en la localidad de Cleveland (Ohio), el disc jockey Alan Freed (1921 – 1965) estrenaba un programa musical, titulado Moondog’s Rock’n'Roll Party, a ritmo de blues y m煤sica country, lo que le aseguraba una audiencia en la que se mezclaron con id茅ntica fidelidad, las comunidades negras y blancas del estado. Freed, familiarizado con la m煤sica de d茅cadas anteriores, tuvo la genial idea de utilizar esos dos verbos, habitualmente unidos en el argot popular (que vienen a ser un eufem铆stico equivalente de nuestro radical palabro follar)* para describir la m煤sica que sali贸 al aire en la estaci贸n de WJW (850 AM), aunque su uso tambi茅n se le acredita a la tienda de discos de Leo Mintz, patrocinador del espacio, quien anim贸 a los directivos de la emisora a realizar programas de esa clase, necesarios para mitigar, en parte, el da帽o moral que la II Guerra Mundial hab铆a causado en el 谩nimo de los j贸venes.
Sobre la base de su 茅xito en Cleveland, Alan fue contratado poco tiempo despu茅s por la estaci贸n neoyorquina WINS. Tres a帽os m谩s tarde, en 1954, el programa era simult谩neamente retransmitido por m谩s de cuarenta emisoras. Sin embargo, los t茅rminos rock and roll (como la historia de la m煤sica popular no puede negar), hab铆an figurado con anterioridad en decenas de canciones, aunque nadie puede hurtar al mentado Freed el padrinazgo radiof贸nico de tal apelativo.
El rock and roll naci贸 pues con f贸rceps (ya hablaremos en otros art铆culos de sus decenas de derivados), pero el 茅xito popular le ha acompa帽ado durante m谩s de medio siglo, gracias a la astucia y oportunismo de aquel profesional de la radio, que se convirtiera adem谩s en la primera v铆ctima voluntaria de la payola*, como se conoce la estrategia de los sellos discogr谩ficos para comprar la opini贸n de un locutor por un pu帽ado de d贸lares (fue condenado en 1962), y poco m谩s tarde de la drogola, una misma forma de corrupci贸n, pero abonada en especie, con toda clase de sustancias, alucin贸genos, hierbas y otros productos usados en farmacia, como la coca铆na, la belladona y el opio.
Sin ir m谩s lejos, la Cadena SER (hoy propiedad de Prisa), en su espacio Los 40 Principales, viene realizando una labor similar desde hace decenios, como cliente, vendiendo a los sellos discogr谩ficos sus tiempos de emisi贸n (publicidad encubierta), dot谩ndose en los a帽os 80 de su propia editorial (que percibe derechos de autor de las canciones que emite) mientras sus disc-jockeys se limitan a alabar las virtudes de un supuesto n煤mero 1, que nunca corresponde a tal guarismo, seg煤n las cifras de ventas, pero s铆 sonando decenas de veces al d铆a, manipulando a una audiencia adolescente, en base a repetir un mismo tema*.
Alan Freed era due帽o de un estilo sobrio, agudo en los comentarios, aunque no tuviera ni pajolera idea de la estructura r铆tmica del rock and roll, definida magistralmente como una perfecta simbiosis entre el boogie boogie y el rhythm and blues, por un pianista y cantante tan l煤cido y vistoso como Little Richard, quien se defin铆a a s铆 mismo como The Queen of R&R ( La Reina del R&R), aunque su nombre de pila fuera Richard Penniman, erigi茅ndose en uno de los primeros m煤sicos a los que no importaba mostrar de manera abierta su condici贸n sexual (Black, Gay and Beautiful). Nacido en los barrios marginales de Macon (Georgia), una de las metr贸polis m谩s racistas del sur de los Estados Unidos de Norteam茅rica, la sociedad blanca se decidi贸 a anularlo medi谩ticamente, como a tantos otros, hasta a帽os despu茅s de que apareciese en televisi贸n un joven ani帽ado, de raza blanca, llamado Elvis Aaron Presley, a quien abri贸 la puerta un regordete guitarrista blanco llamado Bill Haley (1925 – 1981), acompa帽ado en su 茅poca por un combo llamado The Comets.*
Todo ello, acontec铆a a mitad de la d茅cada de los 50, pero como se帽al茅 anteriormente, el rock & roll ya hab铆a sido lanzado oficiosamente a帽os antes por Big Joe Turner (1911 – 1985), uno de sus precursores m谩s notorios, autor de temas que no se programaban en las emisoras de radio, vetadas en su mayor parte a la comunidad negra hasta bien entrado el decenio siguiente.
Turner, de quien Doc Pomus* (1925 – 1991) dijo “Sin 茅l, el rock and roll jam谩s habr铆a existido”, leg贸 a la posteridad canciones como Roll ‘ Em, Pet o Cherry Red (1939), adem谩s del archiconocido Shake, Rattle and Roll (1954), al lado de Rosetta Tharpe (1915 – 1973), una espl茅ndida vocalista de g贸spel que obtuvo cierto 茅xito en 1938 con canciones como la singular Rock Me, sin olvidar a su compatriota y colega Erline Harris (1914 – 2004) a quien apodaban Erline Rock and Roll Harris, autora del tema titulado Rock and Roll Blues (1949). Otros registros importantes de la d茅cada de 1940 y principios de 1950, previos a la explosi贸n manipulada del rock and roll blanqueado, fueron los compuestos por autores negros como Bob Robinson con Rock and rolling (1939), Roy Brown y su Good Rockin’ Tonight (1947), Amos Milburn con Chicken Shack Boogie (1947), Jimmy Preston y su Rock the Joint (1947) o el maravilloso pianista Fats Domino con The Fat Man (1949)
Cuando los cantantes blancos, encabezados por aquel est煤pidamente sacralizado muchacho de Tupelo, de acariciante voz y estilo teatral, dulcificaron el mensaje primigenio de la comunidad negra (ocultando el meneo de caderas, que jam谩s se consinti贸 en la peque帽a pantalla hasta la llegada de Presley), el rock pas贸 un ser un objeto de consumo de la burgues铆a media, de la nobleza europea, hasta llegar a la actualidad, en la que los primeros clientes en obtener entradas para un concierto de los Rolling Stones o Bruce Springsteen, son pr铆ncipes, infantas, duques y otros miembros de la inutilidad social. Cuando ello acontece, una de dos: o la realeza ha abandonado el vals, aburgues谩ndose a la baja, o el rock ha perdido su mensaje primigenio antibelicista, de ruptura, cr铆tica social y abierta voluptuosidad.
La siguiente generaci贸n a Elvis surgi贸 te帽ida con el esp铆ritu del Mayo parisino, enfrentando a la industria y al colectivo art铆stico, en una etapa en la que convivieron los hijos de la revuelta del sesenta y ocho (una nueva casta intelectual, adinerada y hedonista) hermanada con un enorme colectivo que asum铆a el compromiso pol铆tico y social, defendiendo la generosidad, la solidaridad y protesta contra las agresiones e invasiones de la democracia del primer mundo. Un tiempo inolvidable, que llenaba espacios, escenarios y pantallas, con cantantes, grupos y conciertos contestatarios (Woodstock, Monterrey o en de la Isla de Wight), que la poderosa maquinaria norteamericana aplicando la ecuaci贸n censura-esc谩ndalo-control-edulcoraci贸n-relanzamiento, demostraba una vez m谩s que a la hora de explotar una nueva corriente art铆stica, radical y heterodoxa, es posible maquillarla a conveniencia, fabricando un nuevo producto que no pudiera ser considerado peligroso para los empresarios, pol铆ticos y fuerzas armadas.
La revuelta que provoc贸 la invasi贸n yanqui en Vietnam, fue una Revoluci贸n en toda regla, frente a la tibieza, indolencia y desinter茅s colectivo ante las matanzas y genocidios cometidos por el ej茅rcito USA entre 1980 y 2011 en otras 谩reas geogr谩ficas (particularmente Irak y Afganist谩n). Quienes de forma valiente y rotunda mostraron su protesta m谩s firme, criticando al r茅gimen de los Ford, Reagan, Clinton y Bush (padre e hijo), como fue el caso de Neil Young, Susan Sarandon, Tim Robbins, Oliver Stone, Pink, Dixie Chicks, Steve Van Zandt o Sean Penn, se arriesgaron a perder fama y fortuna, pasando a formar parte de una lista negra, hoy blanqueada en parte por el indeciso Obama. Ninguno de los se帽alados son precisamente j贸venes (excepto Pink y las Dixie), quedando claro el desinter茅s de las j贸venes generaciones americanas por los cr铆menes que cometen sus gobiernos en el exterior. La estrategia de las compa帽铆as de discos, en este siglo XXI, lleva a sus ejecutivos a preocuparse m谩s por el copyright y las descargas ilegales, que por contratar estrellas comprometidas con el pacifismo y un mundo mejor.
Ello no borra la miseria moral, la injusticia y el racismo que cayeron sobre los aut茅nticos representantes del rock and roll. Genios como Muddy Waters, Chuck Berry, Larry Williams, Bo Diddley o los ya nombrados Fats Domino y Little Richard, fueran ocultados por la poderosa televisi贸n de los cincuenta, mientras productores y cazatalentos se lanzaban a las calles para dar con un hombre blanco que sustituyera a esos negros y sus er贸ticos ritmos. El gobierno de Eisenhower, como en de Nixon, imparti贸 las 贸rdenes oportunas: Si la juventud norteamericana deb铆a presenciar un espect谩culo musical, que despertara unos irrefrenables deseos sexuales, al menos, que fuera gracias a un macho blanco, se llame Jerry Lee Lewis (por otro lado, genial como pocos), Elvis Presley, Eddie Cochran, Gene Vincent, o los insoportables Pat Boone y Frankie Avalon. Y que yo sepa, esa deuda inmensa no ha sido hasta hoy satisfecha.
Notas
1.- T茅rminos que se utilizan con frecuencia juntos (empujar y girar) para describir el movimiento del cuerpo en contacto sexual. En 1934 fue utilizado por las Boswell Sisters en su canci贸n “Rock and Roll”, que aparece en las pel铆cula Transatl谩ntic Merry-Go-Round (dirigida por Benjamin Stoloff en ese mismo a帽o), nunca estrenada en Espa帽a.
2.- La t茅cnica de la Payola est谩 vigente en Espa帽a dentro del periodismo escrito, radiof贸nico y televisivo, aunque quienes paguen hoy a comunicadores, intelectuales y artistas, por su silencio o apoyo, sean fundamentalmente figuras de la pol铆tica. La sociedad tild贸 a esos profesionales con diversos apelativos: Los del Pesebre (en tiempos de Felipe Gonz谩lez), Los de la Zeja (aludiendo al presidente Zapatero), y Los del Percebe (que apoyan al l铆der neo franquista Mariano Rajoy).
3.- Si una canci贸n de una estrella musical suena peri贸dicamente en una cadena potente como la mentada, parte de los derechos que corresponden al autor/es pasan a ser propiedad de la misma entidad, que habr铆a firmado un contrato con la editorial del creador, por el que se le retiene, en ocasiones, hasta el 75% del monto que posteriormente llegar谩 a las arcas de la SGAE. Tras los pagos y deducciones correspondientes, un autor pierde ese porcentaje del dinero que deber铆a percibir, si no estuviera obligado por su compa帽铆a de discos, a firmar acuerdos que lo permiten. Y en caso de no aceptar, el artista se queda sin contrato hasta que encuentre otro sello discogr谩fico, que probablemente no podr谩 hacer una gran promoci贸n de su estrella, por las presiones ejercidas desde ese entramado que forman Editoras – Emisoras.
4.- Es notorio que Alan Freed firm贸 en su 茅poca varios de los 茅xitos de Chuck Berry, como pago para que este pudiera actuar en la televisi贸n. Muerto el vivo, los tribunales reintegraron a su autor la propiedad intelectual de esas canciones, pero no as铆 el dinero que el presentador le hab铆a hurtado.
5.- Cuando Alan Freed debut贸 en la televisi贸n, tuvo que aceptar la prohibici贸n de uno de sus espacios, en los que Frankye Lymon, de raza negra, aparec铆a bailando con una muchacha blanca.
6.- Nacido en Brooklyn (Nueva York) Doc Pomus (su nombre real era Jerome Solon Felder) renunci贸 a cantar para dedicarse a la composici贸n. Colabor贸 con el pianista Mort Shuman, con quien escribi贸 decenas de obras millonarias en beneficios, cientos de temas de 茅xito perdurable, como: Teenager in Love, Save The Last Dance For Me, Hushabye, This Magic Moment, Turn Me Loose, Sweets for My Sweet, Can’t Get Used To Losing You, Little Sister, Suspicion, Surrender, Viva Las Vegas y His Latest Flame (Marie’s The Name), que grabar铆an sendas estrellas del pop y el rock, desde Elvis Presley a Ray Charles, pasando por Dion DeMucci, Andy Williams, Bobby Rydell, Twiggy, Brook Benton, The McCoys, Alexis Korner, Bobby Charles, Bobby Darin, Fabian, Dusty Springfield, Connie Francis, Brenda Lee, The Lovelites, LaVern Baker, Major Lance, Manfred Mann, Amen Corner, y llegando a The Byrds, Big Joe Turner, The Beach Boys, The Mystics, Ben E. King, Cissy Houston, The Flamingos, Ike y Tina Turner, The Coasters y The Drifters.