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Malos tiempos para la lírica, herr Zapatero

Por Carlos Tena

Mi fuerte no es la economía. Eso lo sabe hasta mi vecina del primero, cuando calculamos juntos lo que cada mes nos roban las empresas de energía eléctrica. Y siempre es ella la que tiene razón a la hora de los números.

Sin embargo, debo comentar algo contrito los malos datos que llegan desde diferentes círculos financieros, indicando la proximidad de un vendaval que podría precipitar otra caída más en los mercados. Vamos a tener una primavera ventosa, seguida de un largo y cálido verano.

Parece que los inversionistas, decepcionados por las estadísticas y expectativas americanas, aguardan los informes pertinentes de la agencia económica Moody’ s en lo que concierne a USA, España y a Grecia, lo que ya ha provocado que José Luís Rodríguez Zapatero salga a la palestra desmintiendo la debacle que se avecina, a pesar de sus cejas.

La tensión en Europa no cesa. Las opiniones se dividen en un ambiente cercano al “Sálvese quien pueda”, porque las sombras de nuevas reformas sociales se dibujan bajo el poco sol que nos alumbra; como es lógico, rebajarán el grado de bienestar que algunos detentan, por suerte, mientras que el resto nos limitaremos a pedirle a la Virgen de Lourdes que nos deje como estamos.

Y hablando de estar bien, resulta que España ha vuelto a quedar en la cola de Europa respecto a las condiciones en las que vive su ciudadanía. La tradicional desigualdad en la distribución de la renta y el patrimonio se ha polarizado todavía más a raíz de la crisis, dando lugar a la mayor tasa de hogares pobres (20,8% por debajo del 60% de la renta media), y a una creciente brecha en el reparto de la riqueza: la ratio de desigualdad entre el 25% de hogares más ricos y más pobres se ha intensificado en un 28% entre 2005 y 2009. Es puñetero comprobar que los ricos se distancian de los pobres, a velocidades que podrían dejar a las clases medias al borde de su extinción como especie.

La pregunta divide a los expertos. La agencia financiera Moody’ s anunciaba hace unas horas que las deudas públicas de Grecia y España estaban por debajo de lo asegurado por los gobiernos respectivos, cuando faltan unos días solamente para una nueva cumbre europea. Philip Martin, profesor de economía de Sciences-Pro, en París, opina que Moody’s es experta en atizar temores para especular en los mercados. O sea, que se han pasado un pelín en sus previsiones a la baja.

Sin embargo, los datos de las bolsas se tiñen de números rojos. Madrid acusó un descenso del 1,1 %, Londres del 1,5 %, como Milán y Francfort con 0,9 %. Amsterdam pierde el 1,1 %, París el 0,7 %, Lisboa y Bruselas el 0,3 %. Bajando, señores, bajando.

Los mercados, según mi amigo Juan Moral, furibundo economista, parecen estar presos de una fiebre altísima, agitados por las nuevas geopolíticas, la subida del barril de petróleo que tiende al alza, la probable invasión de Libia, las revueltas que no cesan en Oriente próximo y medio, amén de las interminables problemáticas que genera la famosa deuda pública de países como Irlanda, Islandia (Viva la Revolución), Grecia, Portugal y España.

Todo este cúmulo de rumores, desmentidos y declaraciones contradictorias, anuncian malos tiempos para la lírica, el cine, la compra diaria, la vida doméstica y en suma, la serenidad y estabilidad sociales.

España aparece en el ojo del huracán, pese a las palmaditas en el hombro con que Ángela Merkel obsequió hace unas semanas al presidente español, cada día más cerca de la paraplejia intelectual, como su ayudante Rubalcaba (al que deseo una pronta mejoría), que próximo a una actitud al menos valiente desde un punto de vista político (a la islandesa, sueño estúpidamente), para decirles a los empresarios españoles que dejen ya de especular y evadir capitales, que se sacrifiquen de una pajolera vez, y en lugar de obtener beneficios personales que les permiten sueldos de cuantías vergonzosas, rebajen sus ganancias, arrimen el hombro y olviden la clasificación de la revista Forbes.

El Banco de España reconoce hoy que necesita unos 15 millones de euros, para salvar de la quema a las Cajas de Ahorro, que a su vez quemaron previamente a miles de honestos clientes. Como es obvio, se pide esa cifra, que Goldman Sachs sube hasta los 22 mil, sin descartar que esa cifra suba hasta los 60 mil millones.

Adivina, adivinanza: ¿de qué bolsillo, amigo lector, saldrá esa apabullante cantidad? ¡Premio¡ Del erario público, es decir, nuestros impuestos, que servirán una vez más para tapar los agujeros causados por la usura, ineficacia y estafa continua a la que nos tienen acostumbrados los señores del FMI.

Hace menos de 24 horas, Moody’ s, no obstante, reducía un punto la deuda soberana de España, aunque mantuvo que las perspectivas de recuperación son muy negativas. Ante ese baile de cifras, nuestro flamante presidente, con su mejor españolismo a cuestas, afirmaba: “Yo respeto a las agencias económicas que afirman que necesitamos x euros, pero si el Banco de España me asegura que no son tantos, yo, que soy presidente, confío más en mi Banco”. Semejante perogrullada solo podían haberla pronunciado José Mª Aznar, Esperanza Aguirre, Jiménez Losantos o la jueza Ángela Murillo.

Al otro lado del Atlántico, las estadísticas de Obama lograban que los mercados pusieran una cara parecida a la de alguien que ve a Berlusconi con una metralleta en las manos, seguido de Ruby y Patricia D’ Addario, entrando en el Quirinal. Los datos del paro en USA son descorazonadores, con previsiones que únicamente profetizan aumento del desempleo. Ayer se conocía que los despedidos desde comienzo de 2011 fueron 400.000, a pesar de que los expertos habían calculado que la cifra no iba a ser de tal magnitud.

En cuanto al déficit comercial yanqui, se informó del aumento sufrido en Enero (46 mil millones de dólares de pérdidas), contra 40 mil de diciembre de 2010. En este lado del Atlántico, la balanza comercial alemana, para compensar, se situó en unas ganancias de 10 mil millones de euros en enero, contra los 12 mil del mes precedente.

La producción de Gran Bretaña aumentó en el 0,5 % en el conjunto de la industria, y el 1 % en el sector fabril, mientras en lo que atañe a Francia, el vecino país progresó en enero el 1 %, registrándose un aumento de la industria fabril del 1,8 % con relación a diciembre de 2010, después de haber bajado el 0,2 % en diciembre de 2010.

En resumen, España tendrá que soportar más recortes sociales, más prejubilaciones en los servicios públicos, nuevo aumento del precio del combustible, privatización paulatina de empresas estatales (AENA corre peligro y hay que apoyar a sus trabajadores), quedando el consuelo de que en el futuro podría ser aún peor; así que disfrutemos de lo poco que tenemos… y elevemos unas oraciones a San Pascual Bailón, que no es el patrón de las discotecas, sino de los Congresos Eucarísticos, donde hay hostias por un tubo. Conviene estar preparados.

Apuesto doble contra sencillo, a que CCOO y UGT pondrán de nuevo cara de póker, mirando sus subvenciones al alza, hablarán de sacrificios, de solidaridad, pero negarán otra huelga general.

Y para colmo, las monjas españolas ocultando millones de euros… Si eso hacen las reverendas madres, ¡qué no esconderá Rouco Varela!




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