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Relaciones peligrosas

Por Silvia Ribeiro

Las recientes heladas en el norte de M茅xico y las extensas p茅rdidas de cosechas ponen de manifiesto las perversiones de entregar el sistema agroalimentario a las decisiones de unas cuantas trasnacionales, que dominan desde las semillas a los supermercados. Trat谩ndose de ma铆z, principal cultivo alimentario de ese pa铆s, la situaci贸n es a煤n m谩s grave y lo que est谩 sucediendo deber铆a servir de lecci贸n de por qu茅 es urgente apoyar la producci贸n diversificada y campesina y prohibir el ma铆z transg茅nico.

Como tel贸n de fondo, recordemos que los fen贸menos clim谩ticos cada vez m谩s extremos, est谩n vinculados directamente al sistema agroalimentario industrial. Los datos oficiales hablan de que las emisiones de gases de efecto invernadero –(que son los que est谩n desequilibrando seriamente el clima) debido a la agricultura industrial, son alrededor de 14 por ciento, que ya es muy significativo. En realidad, si se contabilizan todas las actividades vinculadas al sistema alimentario agroindustrial –como transportes durante y despu茅s de las cosechas, procesamiento industrial, refrigeraci贸n en trasporte y supermercados, embalajes, emisiones de metano por pudrici贸n de alimentos en basureros y otras– el sector es responsable de cerca de la mitad del total de gases de efecto invernadero (Grain, 2009). Adem谩s, el sistema alimentario industrial solamente llega a 30 por ciento de la poblaci贸n mundial, mientras que la agricultura campesina, pese a los ataques que sufre, sigue alimentando a la mayor铆a.

Frente a emergencias, como la actual, queda al descubierto que los sistemas de respaldo p煤blico del pa铆s son muy d茅biles, inexistentes o injustos y en cualquier caso benefician nuevamente a las trasnacionales. En lugar de sistemas de almacenaje y distribuci贸n p煤blicos, que beneficiar铆an a la mayor铆a de los productores y que podr铆an amortiguar un posible porcentaje de desabasto sin provocar especulaci贸n de precios, se depende de las ventas de las grandes empresas, que aprovechan para aumentar los precios aunque tengan grano comprado a precios mucho menores. En este contexto, son tragic贸micas las declaraciones de Bruno Ferrari, secretario de Econom铆a de M茅xico, de que se penalizar谩 a los acaparadores , pero sin controlar los precios sino apelando a la fuerza del consumidor (La Jornada, M茅xico, 25/2/2011), cuando previamente se han destruido todas las medidas reales para evitar la especulaci贸n y los consumidores est谩n a su merced.

Igualmente, en la resiembra para recuperar parte de las cosechas, no existen abastos p煤blicos: hay que comprar la semilla e insumos a la misma mafia trasnacional del agro. Por coincidencia, el secretario Ferrari era anteriormente el director ejecutivo de la semillera Seminis, propiedad de Monsanto y fue quien desde su puesto como director de ProM茅xico, coordin贸 la reuni贸n de esa trasnacional con Felipe Calder贸n en el Foro de Davos 2009, donde el Ejecutivo prometi贸 a Monsanto abrir el pa铆s a la siembra de ma铆z transg茅nico.

Seg煤n cifras actualizadas del Grupo ETC a 2010, entre 10 trasnacionales controlan ya un incre铆ble 73 por ciento del mercado comercial mundial de semillas. Est谩n encabezadas, justamente, por Monsanto, Syngenta y DuPont-Pioneer, que controlan 53 por ciento de ese mercado global, situaci贸n in茅dita en la historia de la alimentaci贸n. Si vamos a semillas transg茅nicas los porcentajes de ese tr铆o son mucho mayores, cercanos a 100 por ciento del mercado.

Este nivel de concentraci贸n fue permitido en apenas tres d茅cadas: antes de esa fecha no hab铆a ninguna empresa que controlara ni uno por ciento del mercado mundial de semillas. Ahora, con poca variaci贸n, las mismas empresas controlan la mayor铆a de los mercados comerciales de semillas, agroqu铆micos, farmac茅utica veterinaria, biotecnolog铆a. Tienen adem谩s estrechas relaciones con los mayores compradores, distribuidores y procesadores de cereales: Monsanto con Cargill, Syngenta con ADM, DuPont-Pioneer con Bunge, ninguna de las cuales es exclusiva, pero son frecuentes.

Por tanto, a nadie deber铆a sorprender que frente la demanda emergente por las heladas, la mayor铆a de las semillas se les compran nuevamente a las mismas trasnacionales. 脡stas a su vez fijan el tope a la cantidad de semillas disponibles porque no tienen m谩s en existencia. Se habla entonces de aumentar las importaciones de ma铆z, que de todos modos beneficiar谩 a trasnacionales del sector como Cargill y ADM, entre otras.

Todo esto muestra qu茅 poca influencia tienen los productores que no tienen su propia semilla para decidir qu茅 comprar, cu谩ndo, a qu茅 precios y en qu茅 condiciones. Al contrario de lo que dicen las empresas, los productores cada vez tienen menos opciones. Una de las razones principales para que se plante ma铆z transg茅nico en Estados Unidos es justamente, que pese a que no tiene gran diferencia de rendimiento (o incluso puede ser menor) y la semilla es m谩s cara que otros ma铆ces h铆bridos, las trasnacionales sencillamente no multiplican otras semillas, disponibilizando solamente las que les rinden mayores ganancias y mayor control, que son las transg茅nicas.

El camino de salida es lo contrario: urge recrear sistemas p煤blicos de producci贸n de semillas no transg茅nicas ni patentadas, de almacenamiento y distribuci贸n, y fundamentalmente, que complementen el apoyo a la agricultura diversificada y campesina, que controla sus propias semillas, da trabajo y alimenta a much铆sima m谩s gente, no genera gases de efecto invernadero o absorbe m谩s de los que genera, y su propia diversidad la hace menos vulnerable y m谩s resistente a los cambios del clima.
 
- Silvia Ribeiro es investigadora del Grupo ETC - http://www.etcgroup.org/




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