Por Carlos Tena
El padre Savater, presopensador y escritor de pedigrí vasco, aseguró hoy tras una reunión con sus fieles Onanistas Neurópatas Al Ataque, congregación de la que es Madre Superiora la Reverenda Rosa De Pitiminí Díez de Dios, que un “rechazo” a la violencia callejera no es una condena, en referencia la respuesta dada por el grupo de vecinos “Fuera Gamberros de Euskadi”, ante el ataque con bombas fétidas a un centro franquista de Granada.
Savater, en declaraciones al DDT, aseguró que rechazar y condenar la violencia no son lo mismo “desde ningún punto”, al tiempo que reclamó a sus fieles más claridad en las oraciones, dada la habitual ingesta de sangre de cebada y lúpulo antes de sus celebraciones sacras, que les impiden una correcta pronunciación.
En su nueva encíclica “De Profundis Hispaniae”, el santo varón clamó al firmamento de esta forma: “Lo que hay que hacer es condenar, como pide la ley divina”, criticando duramente a quienes rechazando la masturbación colectiva, se dedican en casa a los placeres carnales.
En este sentido, el presopensador Savater destacó que la palabra rechazar no contiene elementos críticos a un acto, pero condenar, en cambio, clarifica la postura de un intelectual valiente. ”Rechazar la fabada no es condenarla, como tampoco el rechazo a un infiel implica una condena. Basta ya de herejías”, sentenció el beato, muy aplaudido en cuarteles, conventos y comisarías.
El padre Savater, presopensador y escritor de pedigrí vasco, aseguró hoy tras una reunión con sus fieles Onanistas Neurópatas Al Ataque, congregación de la que es Madre Superiora la Reverenda Rosa De Pitiminí Díez de Dios, que un “rechazo” a la violencia callejera no es una condena, en referencia la respuesta dada por el grupo de vecinos “Fuera Gamberros de Euskadi”, ante el ataque con bombas fétidas a un centro franquista de Granada.
Savater, en declaraciones al DDT, aseguró que rechazar y condenar la violencia no son lo mismo “desde ningún punto”, al tiempo que reclamó a sus fieles más claridad en las oraciones, dada la habitual ingesta de sangre de cebada y lúpulo antes de sus celebraciones sacras, que les impiden una correcta pronunciación.
En su nueva encíclica “De Profundis Hispaniae”, el santo varón clamó al firmamento de esta forma: “Lo que hay que hacer es condenar, como pide la ley divina”, criticando duramente a quienes rechazando la masturbación colectiva, se dedican en casa a los placeres carnales.
En este sentido, el presopensador Savater destacó que la palabra rechazar no contiene elementos críticos a un acto, pero condenar, en cambio, clarifica la postura de un intelectual valiente. ”Rechazar la fabada no es condenarla, como tampoco el rechazo a un infiel implica una condena. Basta ya de herejías”, sentenció el beato, muy aplaudido en cuarteles, conventos y comisarías.