Por 脕lvaro Cuadra
Es interesante advertir c贸mo una fecha como el Primero de Mayo que marcaba la calendariedad pol铆tica del pa铆s, y del mundo, ha ido perdiendo su espesor y su significado. El mundo de los trabajadores, por decirlo as铆, ha sido desplazado del universo simb贸lico contempor谩neo. En nuestro pa铆s, este fen贸meno pareciera m谩s acelerado y profundo que en otras latitudes.
Entre los muchos factores que explican la escasa presencia del mundo del trabajo en el imaginario actual destaca, sin duda, el marco jur铆dico e institucional en que se desenvuelve toda actividad laboral. Es claro que la actual constituci贸n y, en particular, la legislaci贸n laboral, herencia de la dictadura militar, tiende a debilitar toda forma de sindicalizaci贸n, disgregando as铆 la fuerza potencial de un movimiento de mayor alcance.
Con toda la importancia que posee lo institucional, est谩 lejos de ser el 煤nico. No podemos dejar de mencionar las profundas mutaciones en el modelo tecno-econ贸mico chileno que ha alterado profundamente los procesos productivos, las formas de gesti贸n y, consecuentemente, la forma en que se relacionan los trabajadores con las empresas. Modalidades como la “subcontrataci贸n”, el “trabajo temporal”, entre otras, dan cuenta de una nueva realidad que debe ser considerada.
A lo anterior se debe agregar la actuaci贸n de los diversos actores que participan del mundo laboral. En concreto, las relaciones que han entablado los dirigentes de las organizaciones de trabajadores respecto de los distintos partidos pol铆ticos. La articulaci贸n de la relaci贸n entre el mundo pol铆tico y el 谩mbito laboral ha sufrido, estos 煤ltimos a帽os, grandes transformaciones. El trabajo de los partidos pol铆ticos en relaci贸n a las centrales, las confederaciones, federaciones y sindicatos ha sido mucho m谩s d茅bil y tortuosa que en 茅pocas anteriores. Durante toda la era concertacionista se verific贸, m谩s bien, una instrumentalizaci贸n del mundo del trabajo por parte de los partidos pol铆ticos.
Por 煤ltimo, existe un contexto cultural que no podemos dejar de considerar. Para decirlo de manera sencilla: EL Chile actual es fruto de un dise帽o socio-cultural llamado “sociedad de consumo” que ha transformado el “car谩cter social”. En este nuevo clima cultural, se exalta el individualismo, el consumo y el emprendimiento en oposici贸n a las formas gregarias y a las demandas colectivas. Esta nueva “cultura del consumo” ha expurgado la figura del trabajador, sustituy茅ndola por aquella del consumidor. De suerte que los medios de comunicaci贸n tienden a criminalizar toda forma de protesta de los trabajadores.
No ha de extra帽ar, entonces que los medios de comunicaci贸n construyan la invisibilidad de los trabajadores y escenifiquen las glamorosas im谩genes del empresariado. La mirada se ha deslizado desde la f谩brica hacia los escaparates. Asistimos a la paradoja seg煤n la cual los bienes y servicios que exhibe y ofrece la sociedad de consumo reclaman y consumen la vida de millones de hombres, mujeres y ni帽os con salarios m铆nimos alrededor del mundo entero y, sin embargo, esos mismos cuerpos lacerados y explotados son invisibles al espect谩culo y la seducci贸n de las vitrinas y al espect谩culo medi谩tico.
· [1] Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS
Es interesante advertir c贸mo una fecha como el Primero de Mayo que marcaba la calendariedad pol铆tica del pa铆s, y del mundo, ha ido perdiendo su espesor y su significado. El mundo de los trabajadores, por decirlo as铆, ha sido desplazado del universo simb贸lico contempor谩neo. En nuestro pa铆s, este fen贸meno pareciera m谩s acelerado y profundo que en otras latitudes.
Entre los muchos factores que explican la escasa presencia del mundo del trabajo en el imaginario actual destaca, sin duda, el marco jur铆dico e institucional en que se desenvuelve toda actividad laboral. Es claro que la actual constituci贸n y, en particular, la legislaci贸n laboral, herencia de la dictadura militar, tiende a debilitar toda forma de sindicalizaci贸n, disgregando as铆 la fuerza potencial de un movimiento de mayor alcance.
Con toda la importancia que posee lo institucional, est谩 lejos de ser el 煤nico. No podemos dejar de mencionar las profundas mutaciones en el modelo tecno-econ贸mico chileno que ha alterado profundamente los procesos productivos, las formas de gesti贸n y, consecuentemente, la forma en que se relacionan los trabajadores con las empresas. Modalidades como la “subcontrataci贸n”, el “trabajo temporal”, entre otras, dan cuenta de una nueva realidad que debe ser considerada.
A lo anterior se debe agregar la actuaci贸n de los diversos actores que participan del mundo laboral. En concreto, las relaciones que han entablado los dirigentes de las organizaciones de trabajadores respecto de los distintos partidos pol铆ticos. La articulaci贸n de la relaci贸n entre el mundo pol铆tico y el 谩mbito laboral ha sufrido, estos 煤ltimos a帽os, grandes transformaciones. El trabajo de los partidos pol铆ticos en relaci贸n a las centrales, las confederaciones, federaciones y sindicatos ha sido mucho m谩s d茅bil y tortuosa que en 茅pocas anteriores. Durante toda la era concertacionista se verific贸, m谩s bien, una instrumentalizaci贸n del mundo del trabajo por parte de los partidos pol铆ticos.
Por 煤ltimo, existe un contexto cultural que no podemos dejar de considerar. Para decirlo de manera sencilla: EL Chile actual es fruto de un dise帽o socio-cultural llamado “sociedad de consumo” que ha transformado el “car谩cter social”. En este nuevo clima cultural, se exalta el individualismo, el consumo y el emprendimiento en oposici贸n a las formas gregarias y a las demandas colectivas. Esta nueva “cultura del consumo” ha expurgado la figura del trabajador, sustituy茅ndola por aquella del consumidor. De suerte que los medios de comunicaci贸n tienden a criminalizar toda forma de protesta de los trabajadores.
No ha de extra帽ar, entonces que los medios de comunicaci贸n construyan la invisibilidad de los trabajadores y escenifiquen las glamorosas im谩genes del empresariado. La mirada se ha deslizado desde la f谩brica hacia los escaparates. Asistimos a la paradoja seg煤n la cual los bienes y servicios que exhibe y ofrece la sociedad de consumo reclaman y consumen la vida de millones de hombres, mujeres y ni帽os con salarios m铆nimos alrededor del mundo entero y, sin embargo, esos mismos cuerpos lacerados y explotados son invisibles al espect谩culo y la seducci贸n de las vitrinas y al espect谩culo medi谩tico.
· [1] Investigador y docente de la Escuela Latinoamericana de Postgrados. ELAP. Universidad ARCIS