Por Vicent Boix
Desde el verano pasado los precios de los alimentos no han dejado de crecer hasta alcanzar valores r茅cord en 2011. Los primeros balances sociales consecuencia del terremoto de precios de los alimentos los dio a conocer el Banco Mundial a mediados de febrero, anunciando que durante este a帽o el n煤mero de hambrientos podr铆a crecer en 75 millones hasta oscilar los 1000 millones.
De esta forma se complica el primero de los Objetivos del Milenio, que se compromete a reducir a la mitad el porcentaje de personas hambrientas. Y el presente no invita al optimismo, porque seg煤n datos del “脥ndice para los Precios de los Alimentos”, que calcula la Organizaci贸n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci贸n (FAO), durante el mes de febrero se alcanz贸 el record en los precios y los 煤ltimos 铆ndices de marzo y abril perpet煤an esta ag贸nica situaci贸n, porque a pesar de la ligera reducci贸n, los precios siguen un 36% m谩s inflados que hace un a帽o.
La versi贸n oficial es que existe un desequilibrio entre la oferta y la demanda de alimentos, aunque todo depende de la l贸gica que se emplee para diagnosticar la situaci贸n. Para entender este aspecto y a efectos de este art铆culo, la cadena comercial alimentaria se podr铆a dividir en tres eslabones. El primero lo componen los pa铆ses exportadores; que comercian sus cosechas en el mercado internacional que es el segundo eslab贸n; para ser adquiridos por las naciones importadoras que son el tercero.
Una vez hecho este matiz indicar que la crisis alimentaria se puede analizar bajo dos l贸gicas. La primera es la “humana”, porque antepone el est贸mago de las personas a cualquier otra premisa. La segunda es la “l贸gica del mercado” y es la que imponen los poderosos y sus pol铆ticos. Para 茅sta el centro del universo es el mercado, que debe ser totalmente libre de ataduras y obst谩culos porque se basa en el principio metaf铆sico de que el mercado es capaz de autorregularse. Para la “l贸gica humana” -defendida por el que escribe- el problema de la crisis de los precios tiene su origen en “manos visibles” del mercado que alteran los precios, por tanto, las soluciones deben encaminarse a frenar los abusos de este segundo eslab贸n de la cadena. Para la otra l贸gica, el mercado es un ente intocable que por dogma de fe debe ser libre a cualquier precio. Los idealistas creen las propiedades sobrenaturales de su autorregulaci贸n filantr贸pica, mientras que para los pragm谩ticos el mercado es una manera de forrarse.
Bajo la “l贸gica del mercado” la causa del incremento de precios tiene su origen en los pa铆ses exportadores e importadores. La deducci贸n es simple: si aumentan los precios es por una menor oferta del primer eslab贸n y una mayor demanda del tercero. Y con datos de la FAO de este mes de mayo, es cierto que el balance mundial entre la producci贸n y el consumo de cereales arroja un d茅ficit, aunque con las reservas existentes se podr铆a cubrir 11 veces. Durante varios a帽os en la 煤ltima d茅cada fue peor la situaci贸n pero nunca los precios ascendieron tanto. Olivier de Schutter, relator de la ONU para el derecho a la alimentaci贸n, sobre este punto dijo: “Hay escasez localizada (…) producimos suficiente para alimentar al mundo. Si los mercados funcionasen bien y la gente tuviera la capacidad adquisitiva para comprar la comida disponible no habr铆a hambre. El hambre es un problema pol铆tico.” El Parlamente Europeo manten铆a que “…en la actualidad el suministro total mundial de alimentos no es insuficiente (…) son m谩s bien la inaccesibilidad de los mismos y sus elevados precios los factores que privan a muchas personas de la seguridad alimentaria.”
Por tanto, si la crisis no es de escasez sino que se origina por el alza de los precios que impide la accesibilidad, pero este ascenso no surge de un desequilibrio entre la oferta y la demanda, y si adem谩s se suma que durante a帽os la situaci贸n fue peor pero los precios se mantuvieron equilibrados, entonces, indudablemente, hay un factor independiente al primer y tercer eslab贸n que est谩 distorsionando los precios, que se llama especulaci贸n, que est谩 incrustado en el segundo eslab贸n (mercado) y que seg煤n la Euroc谩mara es el causante del 50% de los incrementos en los precios. Bajo la “l贸gica humana” habr铆a que actuar sobre este elemento transgresor, pero bajo la imperante “l贸gica del mercado” debe ser el mundo qui茅n se amolde, concretamente los pa铆ses del primer eslab贸n que deben aumentar la oferta en busca de la bendita autorregulaci贸n del mercado.
En esta vor谩gine de teor铆as surgidas bajo la “l贸gica del mercado”, tambi茅n se ha dicho que la demanda subi贸 porque comen mejor dos pa铆ses del tercer eslab贸n (China e India). Para 2010-2011, el volumen de cereales para consumo humano y piensos rondar谩 los 1820 millones de toneladas (demanda) cuando se prev茅 una producci贸n global de 2216 millones (oferta), lo que generar铆a un super谩vit de 396 millones de toneladas. Lo que no se dice es que para 2011 se desviar谩n 433 millones de toneladas para otros usos (agrocombustibles sobre todo) y por tanto esos 396 millones de toneladas sobrantes desaparecer谩n gener谩ndose un d茅ficit de 37 millones.
Se ha criticado tambi茅n a las naciones del primer eslab贸n porque limitaron sus exportaciones y a las del tercero porque importaron grandes partidas de alimentos, ambas con el objetivo leg铆timo de garantizar el suministro para sus poblaciones. Para algunos organismos y expertos este comportamiento ha sido irracional, porque ha estrangulado m谩s la ecuaci贸n entre la oferta y la demanda, sin embargo nadie pone el dedo en la llaga especuladora que al parecer puede actuar con total impunidad.
Aunque conviene matizar que la especulaci贸n por si misma no es la causa de la crisis. Dicho de otra manera, los pa铆ses que cultivan sus alimentos no tienen porque adquirirlos en el mercado. El problema lo tienen los que han instaurado el modelo agroexportador que fomenta los cultivos para la exportaci贸n (sobre todo los ex贸ticos y las materias primas) en detrimento de la producci贸n nacional de unos alimentos que ahora obligadamente tienen que adquirir en el segundo eslab贸n. Olivier de Schutter lo dejaba entrever en una reciente entrevista: “Los pa铆ses africanos se han beneficiado de unas cosechas en 2010 relativamente buenas y no afrontan un riesgo inmediato (…) Los pa铆ses que importan la mayor parte de la comida que necesitan son m谩s vulnerables. (…). Esta dependencia de los mercados internacionales es muy peligrosa.”
De la misma manera hay que aclarar que los agricultores del primer eslab贸n no se benefician de los precios elevados y no reciben mejores precios por sus cosechas. Esto es as铆 porque el principal problema que enfrenta la agricultura para la exportaci贸n es que las diferentes fases de la cadena agroalimentaria (semillas, insumos, intermediaci贸n, distribuci贸n, transformaci贸n, etc.) se concentran cada vez en menos manos gracias a las pol铆ticas liberales. Esta situaci贸n de oligopolio da fuerza a estas “manos” y en el caso de la intermediaci贸n y la distribuci贸n, son 茅stas las que establecen los precios de compra. En este sentido el Parlamento Europeo dejaba claro en una Resoluci贸n de febrero pasado “…el porcentaje de la renta de los agricultores procedente de la cadena alimentaria ha disminuido considerablemente, mientras que los beneficios de los transformadores y los minoristas han experimentado un aumento constante…”.
En esta crisis alimentaria -que en los medios pasa desapercibida entre bombardeos de la OTAN y muertes de Bin Laden- se repite una y otra vez que debe incrementarse la inversi贸n y la producci贸n para aumentar la oferta de alimentos. Pero, el problema no es de cantidad sino de accesibilidad. No se requieren cirug铆as financieras y t茅cnicas con aparatosos postoperatorios, sino una raci贸n de justicia social. La producci贸n y la inversi贸n, per se, no son la panacea. Algunos podr谩n invertir en fincas con regad铆os modernos, tractores, buenas carreteras, agroqu铆micos y cultivos transg茅nicos que contaminan el medio ambiente. Pero nunca, absolutamente nunca sembrar谩n para los pobres frijoles a diez pesos la libra, pudiendo vender en d贸lares ma铆z para bioetanol. Sin duda m谩s inversi贸n y producci贸n pero ¿qui茅n come?
Desde el verano pasado los precios de los alimentos no han dejado de crecer hasta alcanzar valores r茅cord en 2011. Los primeros balances sociales consecuencia del terremoto de precios de los alimentos los dio a conocer el Banco Mundial a mediados de febrero, anunciando que durante este a帽o el n煤mero de hambrientos podr铆a crecer en 75 millones hasta oscilar los 1000 millones.
De esta forma se complica el primero de los Objetivos del Milenio, que se compromete a reducir a la mitad el porcentaje de personas hambrientas. Y el presente no invita al optimismo, porque seg煤n datos del “脥ndice para los Precios de los Alimentos”, que calcula la Organizaci贸n de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci贸n (FAO), durante el mes de febrero se alcanz贸 el record en los precios y los 煤ltimos 铆ndices de marzo y abril perpet煤an esta ag贸nica situaci贸n, porque a pesar de la ligera reducci贸n, los precios siguen un 36% m谩s inflados que hace un a帽o.
La versi贸n oficial es que existe un desequilibrio entre la oferta y la demanda de alimentos, aunque todo depende de la l贸gica que se emplee para diagnosticar la situaci贸n. Para entender este aspecto y a efectos de este art铆culo, la cadena comercial alimentaria se podr铆a dividir en tres eslabones. El primero lo componen los pa铆ses exportadores; que comercian sus cosechas en el mercado internacional que es el segundo eslab贸n; para ser adquiridos por las naciones importadoras que son el tercero.
Una vez hecho este matiz indicar que la crisis alimentaria se puede analizar bajo dos l贸gicas. La primera es la “humana”, porque antepone el est贸mago de las personas a cualquier otra premisa. La segunda es la “l贸gica del mercado” y es la que imponen los poderosos y sus pol铆ticos. Para 茅sta el centro del universo es el mercado, que debe ser totalmente libre de ataduras y obst谩culos porque se basa en el principio metaf铆sico de que el mercado es capaz de autorregularse. Para la “l贸gica humana” -defendida por el que escribe- el problema de la crisis de los precios tiene su origen en “manos visibles” del mercado que alteran los precios, por tanto, las soluciones deben encaminarse a frenar los abusos de este segundo eslab贸n de la cadena. Para la otra l贸gica, el mercado es un ente intocable que por dogma de fe debe ser libre a cualquier precio. Los idealistas creen las propiedades sobrenaturales de su autorregulaci贸n filantr贸pica, mientras que para los pragm谩ticos el mercado es una manera de forrarse.
Bajo la “l贸gica del mercado” la causa del incremento de precios tiene su origen en los pa铆ses exportadores e importadores. La deducci贸n es simple: si aumentan los precios es por una menor oferta del primer eslab贸n y una mayor demanda del tercero. Y con datos de la FAO de este mes de mayo, es cierto que el balance mundial entre la producci贸n y el consumo de cereales arroja un d茅ficit, aunque con las reservas existentes se podr铆a cubrir 11 veces. Durante varios a帽os en la 煤ltima d茅cada fue peor la situaci贸n pero nunca los precios ascendieron tanto. Olivier de Schutter, relator de la ONU para el derecho a la alimentaci贸n, sobre este punto dijo: “Hay escasez localizada (…) producimos suficiente para alimentar al mundo. Si los mercados funcionasen bien y la gente tuviera la capacidad adquisitiva para comprar la comida disponible no habr铆a hambre. El hambre es un problema pol铆tico.” El Parlamente Europeo manten铆a que “…en la actualidad el suministro total mundial de alimentos no es insuficiente (…) son m谩s bien la inaccesibilidad de los mismos y sus elevados precios los factores que privan a muchas personas de la seguridad alimentaria.”
Por tanto, si la crisis no es de escasez sino que se origina por el alza de los precios que impide la accesibilidad, pero este ascenso no surge de un desequilibrio entre la oferta y la demanda, y si adem谩s se suma que durante a帽os la situaci贸n fue peor pero los precios se mantuvieron equilibrados, entonces, indudablemente, hay un factor independiente al primer y tercer eslab贸n que est谩 distorsionando los precios, que se llama especulaci贸n, que est谩 incrustado en el segundo eslab贸n (mercado) y que seg煤n la Euroc谩mara es el causante del 50% de los incrementos en los precios. Bajo la “l贸gica humana” habr铆a que actuar sobre este elemento transgresor, pero bajo la imperante “l贸gica del mercado” debe ser el mundo qui茅n se amolde, concretamente los pa铆ses del primer eslab贸n que deben aumentar la oferta en busca de la bendita autorregulaci贸n del mercado.
En esta vor谩gine de teor铆as surgidas bajo la “l贸gica del mercado”, tambi茅n se ha dicho que la demanda subi贸 porque comen mejor dos pa铆ses del tercer eslab贸n (China e India). Para 2010-2011, el volumen de cereales para consumo humano y piensos rondar谩 los 1820 millones de toneladas (demanda) cuando se prev茅 una producci贸n global de 2216 millones (oferta), lo que generar铆a un super谩vit de 396 millones de toneladas. Lo que no se dice es que para 2011 se desviar谩n 433 millones de toneladas para otros usos (agrocombustibles sobre todo) y por tanto esos 396 millones de toneladas sobrantes desaparecer谩n gener谩ndose un d茅ficit de 37 millones.
Se ha criticado tambi茅n a las naciones del primer eslab贸n porque limitaron sus exportaciones y a las del tercero porque importaron grandes partidas de alimentos, ambas con el objetivo leg铆timo de garantizar el suministro para sus poblaciones. Para algunos organismos y expertos este comportamiento ha sido irracional, porque ha estrangulado m谩s la ecuaci贸n entre la oferta y la demanda, sin embargo nadie pone el dedo en la llaga especuladora que al parecer puede actuar con total impunidad.
Aunque conviene matizar que la especulaci贸n por si misma no es la causa de la crisis. Dicho de otra manera, los pa铆ses que cultivan sus alimentos no tienen porque adquirirlos en el mercado. El problema lo tienen los que han instaurado el modelo agroexportador que fomenta los cultivos para la exportaci贸n (sobre todo los ex贸ticos y las materias primas) en detrimento de la producci贸n nacional de unos alimentos que ahora obligadamente tienen que adquirir en el segundo eslab贸n. Olivier de Schutter lo dejaba entrever en una reciente entrevista: “Los pa铆ses africanos se han beneficiado de unas cosechas en 2010 relativamente buenas y no afrontan un riesgo inmediato (…) Los pa铆ses que importan la mayor parte de la comida que necesitan son m谩s vulnerables. (…). Esta dependencia de los mercados internacionales es muy peligrosa.”
De la misma manera hay que aclarar que los agricultores del primer eslab贸n no se benefician de los precios elevados y no reciben mejores precios por sus cosechas. Esto es as铆 porque el principal problema que enfrenta la agricultura para la exportaci贸n es que las diferentes fases de la cadena agroalimentaria (semillas, insumos, intermediaci贸n, distribuci贸n, transformaci贸n, etc.) se concentran cada vez en menos manos gracias a las pol铆ticas liberales. Esta situaci贸n de oligopolio da fuerza a estas “manos” y en el caso de la intermediaci贸n y la distribuci贸n, son 茅stas las que establecen los precios de compra. En este sentido el Parlamento Europeo dejaba claro en una Resoluci贸n de febrero pasado “…el porcentaje de la renta de los agricultores procedente de la cadena alimentaria ha disminuido considerablemente, mientras que los beneficios de los transformadores y los minoristas han experimentado un aumento constante…”.
En esta crisis alimentaria -que en los medios pasa desapercibida entre bombardeos de la OTAN y muertes de Bin Laden- se repite una y otra vez que debe incrementarse la inversi贸n y la producci贸n para aumentar la oferta de alimentos. Pero, el problema no es de cantidad sino de accesibilidad. No se requieren cirug铆as financieras y t茅cnicas con aparatosos postoperatorios, sino una raci贸n de justicia social. La producci贸n y la inversi贸n, per se, no son la panacea. Algunos podr谩n invertir en fincas con regad铆os modernos, tractores, buenas carreteras, agroqu铆micos y cultivos transg茅nicos que contaminan el medio ambiente. Pero nunca, absolutamente nunca sembrar谩n para los pobres frijoles a diez pesos la libra, pudiendo vender en d贸lares ma铆z para bioetanol. Sin duda m谩s inversi贸n y producci贸n pero ¿qui茅n come?