Por Carlos Tena
TOMA EL DINERO Y OLVIDA LO QUE SABES
Hace muchos años, un amigo del alma que estaba en el paro más canalla, me refirió un caso muy singular, del que se pueden extraer consecuencias como la que me ha llevado a titular este comentario así como aparece.
Una de esas mañanas en las que comienza todo mal, saltó el gnomo de la buena suerte. Le habían aceptado en una empresa de cierto renombre, para un trabajo temporal, que aceptó sin siquiera preguntar el salario y la duración del contrato.
Al cabo de dos semanas, telefoneó para comunicarme que le habían colocado junto a un joven ejecutivo, recién expulsado de una empresa filial por inútil y conflictivo, pero al tratarse del hijo de uno de los consejeros de no recuerdo qué banco, no pudo negarse a compartir sus quehaceres.
Le aconsejé que resistiera unos días hasta comprobar si era inaguantable, que tratara de ser amable con él, que al fin y al cabo seis meses pasan rápido, que si sales del trabajo con la cabeza alta, en tu currículum se añade una nota positiva a la hora de continuar buscando currelo, en fin, que sobreviviera o fuera un héroe.
Una noche que brindábamos por la III República en el Marx Madera, allá en el barrio de Malasaña (local amenazado de cierre en Octubre próximo), me agradeció los consejos, aunque confesaba que le había costado algún litro de adrenalina y dos cajas de antiácidos soportar al ejecutivo aquel, con el que viajó a París, Londres y Roma (ventajas de ser políglota), ciudades en las que decidió que el tipo era un perfecto gilipollas, un inútil, un inculto y un mediocre, cuya cultura general se ceñía a conocer las marcas de ropa más cara, los restaurantes de postín, los locales de prostitución de lujo (las que no pertenecen a la gran clase eran consideradas putas, a secas), amén de ser un rendido seguidor del Real Madrid (faltaría más) y de Fórmula 1. Un cuadro bastante amenazador.
Hoy, ese ejecutivo trabaja en Google… si es que no han prescindido de sus servicios.
LA CULTURA DESTERRADA DE GOOGLE
Ahora me explico el por qué, cuando abres el apartado de noticias en ese buscador, puedes optar por leer las más destacadas, las del apartado internacional, la economía, la ciencia, los espectáculos, el deporte y la salud.
Debo pensar que se ha decidido suprimir la palabra CULTURA, al parecer menos atractiva que ESPECTÁCULO, preferida sin duda por personajes como el de la anécdota, a la hora de buscar una exposición, una conferencia interesante, la crónica de un festival de cine, la publicación de un libro o un descubrimiento arqueológico.
Las empresas más importantes adolecen de la presencia de estos especímenes, que nunca se hallarán en peligro de extinción porque son los imprescindibles en el mundo que nos rodea. Mucha técnica, mucha alta definición, mentiras en tres dimensiones, pantallas de plasma para la pasma y los programas plasta, armas teledirigidas de precisión milimétrica, artefactos móviles táctiles o que funcionen con la voz… Qué pena.
Todo para que un gilipollas que sabe el significado de Chanel nº 5, Adidas, Versace, Belén Esteban, Boris, Manolito Gafotas, Harry Potter, Lacoste y Gran Hermano, gane miles de euros mensuales.
Pero si conoces quiénes eran Kant, Durero o Praxíteles; si sabes qué significa eutrapélico y prístino; si conoces por dónde pasa el río Dniéper, cuántos Papas fueron asesinos, dónde se encuentra el Museo del Crimen; si has comprendido el teorema de Desargues o el de Pappus; si sabes de memoria canciones de Brassens, Dylan, Aute, Silvio Rodríguez o Leonard Cohen, entonces nunca serás carne de Google.
Puede incluso que nunca encuentres trabajo.
TOMA EL DINERO Y OLVIDA LO QUE SABES
Hace muchos años, un amigo del alma que estaba en el paro más canalla, me refirió un caso muy singular, del que se pueden extraer consecuencias como la que me ha llevado a titular este comentario así como aparece.
Una de esas mañanas en las que comienza todo mal, saltó el gnomo de la buena suerte. Le habían aceptado en una empresa de cierto renombre, para un trabajo temporal, que aceptó sin siquiera preguntar el salario y la duración del contrato.
Al cabo de dos semanas, telefoneó para comunicarme que le habían colocado junto a un joven ejecutivo, recién expulsado de una empresa filial por inútil y conflictivo, pero al tratarse del hijo de uno de los consejeros de no recuerdo qué banco, no pudo negarse a compartir sus quehaceres.
Le aconsejé que resistiera unos días hasta comprobar si era inaguantable, que tratara de ser amable con él, que al fin y al cabo seis meses pasan rápido, que si sales del trabajo con la cabeza alta, en tu currículum se añade una nota positiva a la hora de continuar buscando currelo, en fin, que sobreviviera o fuera un héroe.
Una noche que brindábamos por la III República en el Marx Madera, allá en el barrio de Malasaña (local amenazado de cierre en Octubre próximo), me agradeció los consejos, aunque confesaba que le había costado algún litro de adrenalina y dos cajas de antiácidos soportar al ejecutivo aquel, con el que viajó a París, Londres y Roma (ventajas de ser políglota), ciudades en las que decidió que el tipo era un perfecto gilipollas, un inútil, un inculto y un mediocre, cuya cultura general se ceñía a conocer las marcas de ropa más cara, los restaurantes de postín, los locales de prostitución de lujo (las que no pertenecen a la gran clase eran consideradas putas, a secas), amén de ser un rendido seguidor del Real Madrid (faltaría más) y de Fórmula 1. Un cuadro bastante amenazador.
Hoy, ese ejecutivo trabaja en Google… si es que no han prescindido de sus servicios.
LA CULTURA DESTERRADA DE GOOGLE
Ahora me explico el por qué, cuando abres el apartado de noticias en ese buscador, puedes optar por leer las más destacadas, las del apartado internacional, la economía, la ciencia, los espectáculos, el deporte y la salud.
Debo pensar que se ha decidido suprimir la palabra CULTURA, al parecer menos atractiva que ESPECTÁCULO, preferida sin duda por personajes como el de la anécdota, a la hora de buscar una exposición, una conferencia interesante, la crónica de un festival de cine, la publicación de un libro o un descubrimiento arqueológico.
Las empresas más importantes adolecen de la presencia de estos especímenes, que nunca se hallarán en peligro de extinción porque son los imprescindibles en el mundo que nos rodea. Mucha técnica, mucha alta definición, mentiras en tres dimensiones, pantallas de plasma para la pasma y los programas plasta, armas teledirigidas de precisión milimétrica, artefactos móviles táctiles o que funcionen con la voz… Qué pena.
Todo para que un gilipollas que sabe el significado de Chanel nº 5, Adidas, Versace, Belén Esteban, Boris, Manolito Gafotas, Harry Potter, Lacoste y Gran Hermano, gane miles de euros mensuales.
Pero si conoces quiénes eran Kant, Durero o Praxíteles; si sabes qué significa eutrapélico y prístino; si conoces por dónde pasa el río Dniéper, cuántos Papas fueron asesinos, dónde se encuentra el Museo del Crimen; si has comprendido el teorema de Desargues o el de Pappus; si sabes de memoria canciones de Brassens, Dylan, Aute, Silvio Rodríguez o Leonard Cohen, entonces nunca serás carne de Google.
Puede incluso que nunca encuentres trabajo.