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REDD: otro nombre para el despojo

Por Silvia Ribeiro

M茅xico. No hay nada m谩s imprevisible que el pasado. Ahora parece que los lacandones conservan la selva, por lo que el gobierno del estado de Chiapas, a nombre del programa REDD, les paga en "reconocimiento de su esp铆ritu de preservaci贸n ambiental". Tambi茅n los entrena para inventariar especies y combatir otros pueblos indios que habitan la regi贸n, incluyendo comunidades zapatistas. Esos otros, afirman gobierno y trasnacionales conservacionistas, destruyen la selva. La verdad es muy distinta y contradice la versi贸n oficial y la de los traficantes de conservaci贸n. La mayor deforestaci贸n de la selva Lacandona la ha producido hist贸ricamente la prospecci贸n petrolera, los latifundistas, las empresas madereras, chicleras, grandes ganaderos y las carreteras que estas actividades demandaban. Justamente, los lacandones sirvieron de encubrimiento para que las madereras siguieran deforestando impunemente.

Los habitantes originarios de la selva Lacandona fueron extinguidos por los conquistadores en el siglo XVII y los ahora llamados lacandones llegaron desde Guatemala y Yucat谩n. Llegaron tambi茅n otros pueblos indios buscando refugio, entre otros, choles, tzotziles, tojolabales y tzeltales. Eran perseguidos de guerra, desalojados de su tierra por la codicia de viejos y nuevos conquistadores, rebeldes y escapados de la esclavitud de las haciendas.

Cuando en 1972 el gobierno decidi贸 titular a favor de 66 lacandones m谩s de 614 milhect谩reas, fue para dar tranquilidad y negociar la selva con madereros y ganaderos, como ahora lo quiere hacer con los mercaderes del carbono. Ni entonces ni ahora fue por el esp铆ritu de conservaci贸n de los llamados lacandones. El decreto de 1972 convirti贸 en "invasores ilegales" a las otras comunidades que estaban all铆. Los lacandones s贸lo constitu铆an 6 por ciento de la poblaci贸n, pero su esp铆ritu ancestral no les impidi贸 aceptar este acuerdo tan injusto contra el 94 por ciento resto, todos los otros ind铆genas que habitaban la selva -y que muchos siguen habitando. Luego, los lacandones sirvieron de coartada para que la explotaci贸n maderera pudiera seguir, incluso se hicieron socios de la Compa帽铆a Forestal de la Lacandona SA.

Ahora, avizorando nuevos negocios con la biodiversidad y los mercados de carbono, el gobierno estatal vuelve a arremeter contra las comunidades de la selva, comprando a quien se deje y reprimiendo a los dem谩s. Mientras da a lacandones dinero y ambulancias, a la comunidad de Amador Hern谩ndez, que no acepta susnegociados, les retira los pocos servicios de salud y transporte m茅dico queten铆an. Como desde hace siglos, si los indios no quieren someterse, hay quesacarlos de esa riqu铆sima selva. Los nombres cambian, las intenciones no.

El gobierno chiapaneco llama a esto proyectos REDD (Reducci贸n de emisiones pordeforestaci贸n y degradaci贸n evitada de bosques) y se ufana de un acuerdo firmado con el gobierno de California en 2010, para venderle a empresas contaminantes de all谩 bonos de carbono de la selva Lacandona. Pero la Suprema Corte de San Francisco, California, sentenci贸 en marzo 2011 que el marco general por el cual el gobierno californiano firm贸 el acuerdo con Chiapas viola el Acta de Calidad Ambiental de California, al no buscar alternativas de reducci贸n de emisiones dom茅sticas y s贸lo basarse en mercados de carbono.

No obstante, el gobernador Sabines sigue propagandeando el acuerdo y aunque notenga contraparte segura en Estados Unidos, ni las bases t茅cnicas para REDD, paga con dinero p煤blico a los lacandones. La venta de bonos de carbono de la selva le da una excusa nacional e internacional (lucha contra el cambio clim谩ticoglobal) para sacar a los indios que no colaboran y facilitar el acceso a labiodiversidad a las trasnacionales. Su versi贸n del futuro sustentable de laentidad se basa en entregar la decisi贸n sobre el uso de la selva a los empresarios de los bonos de carbono.

Un colaborador esencial de estas pol铆ticas de cambio clim谩tico del gobierno deChiapas es Conservaci贸n Internacional (CI), famosa, junto a otras ONG trasnacionales, como WWF y The Nature Conservancy, por promover la privatizaci贸n y mercantilizaci贸n de la naturaleza, bajo la cobertura de conservaci贸n. Un concepto 煤til para justificar el desalojo de comunidades de 谩reas que interesan a las trasnacionales que las financian. Obviamente, lastres integran el comit茅 REDD nacional del gobierno mexicano.

Un bot贸n de muestra sobre CI. El 14 de mayo pasado dos periodistas de la revista Don’t Panic fingieron ser representantes de la trasnacional de armas y guerra Lockheed Martin, grabando una entrevista donde solicitan a CI "limpiar" su imagen. CI no se inmut贸 y les ofreci贸 varios servicios para ello, entre otros participar en su Consejo de Negocios y Sustentabilidad, donde ya integraron a Monsanto, Cargill, Chevron, Shell, Walmart y otras similares. (Vea la entrevista en http://www.blogger.com/www.dontpaniconline.com )

Seg煤n el gobierno de Chiapas, Conservaci贸n Internacional es un aliado estrat茅gico, que le est谩 facilitando el desarrollo de bases cient铆ficas, con la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH), el Instituto Tecnol贸gico de Tuxtla Guti茅rrez (ITTG), el Colegio de la Frontera Sur (ECOSUR), La Universidad Aut贸noma de M茅xico

(UNAM) y el Colegio de Posgraduados (COLPOS). CI es tambi茅n su contrapartida para financiamientos internacionales y nacionales. Por si fuera poco, Conservaci贸n Internacional y la Secretar铆a de Medio Ambiente e Historia Natural (SEMAVIHN) son quienes informan y brindan espacios de participaci贸n a la sociedad chiapaneca. Ya vemos qu茅 tipo de informaci贸n.

Todos esos actores convergen en promover los programas REDD, una nueva cobertura para viejos saqueos, no solamente en Chiapas.

- Silvia Ribeiro es Investigadora del grupo ETC /




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