Por Salvador Brice帽o
Dice el adagio que “cuando el r铆o suena es porque agua lleva”. Y no es que el tema se haya puesto de moda, sino porque impacta cualquier expresi贸n de extremismo radical, reducto de ideolog铆as absolutistas o el saldo rojo de personas inocentes a causa de atentados terroristas, as铆 sean provocados por personas aisladas o grupos organizados. Tal y cual la crueldad del crimen organizado, el estallido de un conflicto 茅tnico, un golpe de Estado o de una guerra en cualquier parte del mundo, que cuestan vidas.
Pero incluso no cobrar铆a tama帽a importancia —o ir铆a m谩s all谩 de una nota roja sobresaliente en los encabezados de los diarios del mundo— si no es porque personalidades p煤blicas lo han sacado a la palestra en estos d铆as. Y se trata justamente de gobernantes como Angela Merkel de Alemania, antes el franc茅s Nicolas Sarkozy. ¿David Cameron del Reino Unido tambi茅n? Con expresiones de la ultraderecha, como la de Merkel en el sentido que “El multiculturalismo ha fracasado completamente”.
Solo falta determinar si declaraciones como esta encienden la mecha o de plano atizan el fog贸n. Porque en Europa las expresiones en este sentido tienen historia y con registros demasiado cruentos. Ah铆 est谩 el Holocausto, por citar un ejemplo. El caso es que causan xenofobia, repudio y discriminaci贸n al alentar un nacionalismo absurdo. M谩s cuando se est谩 hablando del concierto conocido como la “Comunidad Europea”.
El pretexto viene a colaci贸n por el doble atentado causado el viernes pasado, primero con el estallido de un coche bomba en el centro de Oslo, la capital noruega, que provoc贸 la muerte de al menos siete personas. Luego el ataque con arma de fuego en la isla de Utoeya, donde un joven de 32 a帽os bale贸 a cerca de noventa j贸venes inocentes con un rifle autom谩tico AG3, provocando una matanza de 93 personas en total. ¡En un pa铆s del todo pac铆fico!
Lo curioso es que Andres Behring Breivik, el 煤nico detenido y sospechoso de cometer el doble atentado, a quien la autoridad defini贸 como un “fundamentalista cristiano”, milit贸 en el Partido del Progreso (PfP) entre 1999 y 2006, un instituto pol铆tico de la derecha ultra, entre cuyas banderas destaca el endurecimiento de la pol铆tica de inmigraci贸n y la denuncia de una presunta “islamizaci贸n” de la sociedad.
Empata con el ideario del presunto culpable, porque seg煤n versiones digitales del diario Aftenposten se revela que en una “declaraci贸n de la independencia europea 2083”, el acusado Behring habla de la “colonizaci贸n isl谩mica” y la “islamizaci贸n de Europa Occidental” y tambi茅n del multiculturalismo. Y por lo visto, estos ideales no son m谩s que el soporte del discurso de las 茅lites pol铆ticas europeas. P茅simo en estos momentos, cuando de lo que deber铆an estar buscando es c贸mo enfrentar los dif铆ciles y complejos dilemas econ贸micos que enfrentan para crear soluciones porque son problemas estructurales, entre los que destaca ni m谩s ni menos que la generaci贸n de empleos. Pero nada. Al parecer quieren la salida tan f谩cil como radical.
En otras palabras, que abusando de las circunstancias generadas por la crisis por la que atraviesa la desUni贸n Europea en estos momentos —y el ejemplo claro es Espa帽a, donde al presidente socialista, del PSOE, Jos茅 Luis Rodr铆guez Zapatero, ya lo quiere linchar la derecha que encabeza al interior del Partido Popular (PP) de Jos茅 Mar铆a Aznar; o se acorta su periodo gubernamental llamando a elecciones anticipadas, o se va pronto—, los partidos de la ultraderecha en lugar de ofrecer alternativas a los ciudadanos les ofertan “atole con el dedo”.
Ni m谩s ni menos porque tratan de denostar a los partidos opositores, o de izquierda, con discursos donde aplauden la ineptitud para enfocar la situaci贸n estructuralmente desastrosa, y consiguen confundir as铆 a los votantes para gobernar a sus anchas. De ah铆 el avance de los partidos de la ultraderecha en pa铆ses como Suecia, Finlandia B茅lgica, Bulgaria, Austria, Italia, Grecia y Eslovenia. Y amenaza otra vez en Espa帽a. Siendo que la derecha nunca ha gobernado para tratar siquiera de solucionar los problemas de los pueblos sino todo lo contrario.
Se olvidan, tanto Merkel como Sarkozy —por ejemplo—, que la historia de Europa tiene las manos manchadas de sangre de hombres, mujeres y ni帽os de todos los continentes —el suyo propio—, desde los tiempos de la colonizaci贸n y la imposici贸n del eurocentrismo en el mundo. Que las comodidades de las que siempre han disfrutado sus potentados, han sido siempre el fruto de la riqueza creada o extra铆da desde los m谩s diversos confines de toda Asia, de 脕frica y de Am茅rica Latina. ¡Ni qu茅 decir del continente negro; desde la esclavitud centenaria y cruel, hasta la extracci贸n de minerales de todo tipo que cuesta r铆os de sangre hasta el petr贸leo de la actualidad!
Y que las caracter铆sticas b谩sicas del atraso de los pa铆ses cuyos hombres ahora aspiran a entrar a sus fronteras, fueron impuestas por ellos. Y hoy deploran la presencia de inmigrantes en sus territorios y detestan el as铆 llamado multiculturalismo. Cuando los europeos todos y los gringos tambi茅n, han generado este mundo de desigualdades en cuanto a la generaci贸n y distribuci贸n de la riqueza mundial. Y se han apoderado por cualquier medio posible, incluso la violencia por el uso de la guerra, de los bienes de otros. Y ahora, hasta para demostrar su ineficacia para enfrentar la situaci贸n de crisis, las derechas empujan con discursos nefastos el enredo de las conciencias para ganar simpat铆as y luego hacer de las suyas.
De ah铆 las reacciones cruentas a las cr铆ticas. Las ONG que luchan contra el racismo y la xenofobia se帽alan la responsabilidad de la ultraderecha en tragedias como la de Noruega, porque sale “el verdadero rostro de la derecha”. Pero eso no les gusta a la ultra. “En toda Europa, los partidos populistas y de extrema derecha… tienen una fuerte responsabilidad en el clima de deterioro que pesa en todo el continente”, dijo el Movimiento contra el Racismo y por la Amistad de los Pueblos (MRAP), y refiere a los grupos de Francia, Noruega, Dinamarca, Hungr铆a y Holanda.
Esto gener贸 muchas reacciones. La de Marine Le Pen del Frente Nacional (FN) franc茅s, arguy贸: el MRAP hace una “amalgama abyecta entre el FN y el terrible drama noruego”. Donde se trat贸 de un “desequilibrado solitario”. Pero no se olvide que el multiculturalismo result贸 un ardid de muchos.