Por Amy Goodman
"Cada guerra que los estadounidenses libraron o podr铆an librar en el futuro fuera de sus l铆mites continentales, fue o ser谩 un latrocinio. Un mezquino, cruel y asqueroso latrocinio." As铆 dec铆a en 1935 el Mayor Smedley Butler. Esta afirmaci贸n, "la guerra es un latrocinio", que es adem谩s el t铆tulo de su breve libro sobre el negocio de la guerra, suena igual de cierta hoy en d铆a. Recientemente, una valiente empleada civil del ej茅rcito gan贸 una batalla para hacer que los que lucran con la guerra sean responsabilizados por sus actos. Su nombre es Bunnatine "Bunny" Greenhouse. Cuando su empleador, el Cuerpo de Ingenieros del Ej茅rcito de Estados Unidos, concedi贸, sin llamado a licitaci贸n, un contrato de siete mil millones de d贸lares a la filial de Halliburton Kellogg, Brown and Root, m谩s conocida como KBR, poco antes de que Estados Unidos invadiera Irak, Bunny hizo la denuncia. Era parte de su trabajo: intentaba garantizar que procedimientos de licitaci贸n competitivos ahorraran dinero al gobierno de Estados Unidos. Por hacer su trabajo fue obligada a abandonar su cargo, fue degradada y hostigada.
Esta semana, luego de librar una batalla legal de m谩s de media d茅cada, Bunny Greenhouse finalmente gan贸. El Cuerpo de Ingenieros del Ej茅rcito de Estados Unidos lleg贸 a un acuerdo con Greenhouse por novecientos setenta mil d贸lares, que incluye restituci贸n completa por lucro cesante, compensaci贸n por da帽os y perjuicios y costas legales.
Su "falta" fue objetar un contrato otorgado sin previa licitaci贸n a KBR por siete mil millones de d贸lares. La invasi贸n a Irak de 2003 estaba prevista para algunas semanas despu茅s, y los asesores militares de Bush hab铆an pronosticado que Saddam Hussein har铆a explotar los yacimientos petrol铆feros como sucedi贸 en ocasi贸n de la invasi贸n estadounidense de 1991. El proyecto se denomin贸 "Restablecer el Petr贸leo Iraqu铆" o RIO, por sus siglas en ingl茅s, y fue creado para extinguir el fuego en los yacimientos petrol铆feros. KBR pertenec铆a en ese momento a Halliburton, cuyo presidente hasta el a帽o 2000 hab铆a sido nada menos que el entonces Vicepresidente Dick Cheney. KBR fue la 煤nica compa帽铆a a quien se invit贸 a ofertar.
Bunny Greenhouse dijo a sus superiores que el procedimiento era ilegal. La ignoraron. Greenhouse dice que la decisi贸n de otorgar el contrato a KBR provino de la Oficina del Secretario de Defensa, dirigida por el buen amigo del Vicepresidente Cheney, Donald Rumsfeld.
Como dijo Bunny Greenhouse a un comit茅 del Congreso: "Podr铆a afirmar sin equivocaci贸n que la corrupci贸n vinculada a los contratos otorgados a KBR representa el m谩s descarado y deshonesto uso indebido de contratos que he visto durante el transcurso de mi carrera profesional."
Los yacimientos petrol铆feros no ardieron en llamas. No obstante, se autoriz贸 a KBR a redise帽ar su contrato no licitado de siete mil millones de d贸lares a fin de proveer combustible y otro tipo de apoyo log铆stico a las fuerzas de ocupaci贸n. El contrato fue categorizado como un "contrato de costos reembolsables", lo que significa que KBR no estaba en condiciones de proveer los servicios a un precio fijo y establecido. En su lugar, cobrar铆a los costos m谩s un porcentaje fijo como ganancia. Cuantos m谩s costos incluyera KBR, m谩s ganancias obtendr铆a.
Como jefa de la oficina de compras, la firma de Greenhouse deb铆a figurar en todos los contratos por montos superiores a diez millones de d贸lares. Poco despu茅s de denunciar el atroz contrato RIO, Greenhouse fue rebajada de rango, se le quit贸 el acceso a informaci贸n clasificada de m谩ximo secreto y comenz贸 a obtener las calificaciones de desempe帽o m谩s bajas. Antes de hacer la denuncia, hab铆a recibido siempre las calificaciones m谩s altas. Finalmente, renunci贸 a su puesto al verse enfrentada a un insoportablemente hostil ambiente de trabajo.
Luego de a帽os de litigio, su abogado, Michael Kohn, presidente del Centro Nacional de Informantes, logr贸 que el caso llegara a un acuerdo. Kohn declar贸: "Bunny Greenhouse arriesg贸 su puesto de trabajo y su carrera cuando objet贸 el enorme desperdicio de d贸lares de los contribuyentes federales y las pr谩cticas de contrataci贸n il铆citas que ten铆an lugar en el Cuerpo de Ingenieros del Ej茅rcito. Tuvo la valent铆a de ponerse de pie y desafiar a poderosos intereses especiales. Dej贸 al descubierto un ambiente de contrataciones corrupto en el que las pr谩cticas informales y entre amigos eran la norma en lo que refiere a la aprobaci贸n de contratos. Su valent铆a llev贸 a que se hicieran modificaciones legales que detendr谩n para siempre los groseros abusos de poder que ella tuvo el coraje de exponer."
Por su parte, el director ejecutivo del Centro Nacional de Informantes, Stephen Kohn (hermano de Michael Kohn) me dijo: "Los empleados federales que denuncian pr谩cticas ilegales la pasan muy mal. Por lo que cada vez que el gobierno se ve obligado a pagar da帽os y perjuicios por remuneraciones adeudadas, compensaci贸n por da帽os y costas legales, es una gran victoria. Espero que esto constituya un punto de inflexi贸n. El caso fue muy peleado y nunca se deber铆a haber tenido que presentar una demanda ya que Bunny hizo lo correcto."
Seg煤n el economista ganador del Premio Nobel Joe Stiglitz, los costos de las guerras en Irak y Afganist谩n superar谩n los cinco mil millones de d贸lares. Con costos as铆, ¿por qu茅 la guerra no se encuentra en el centro del debate sobre la deuda nacional?
El dos veces ganador de la Medalla de Honor del Congreso Mayor Smedley Butler ten铆a raz贸n hace setenta y cinco a帽os cuando dijo sobre la guerra: "Probablemente, es la estafa m谩s vieja, de lejos, la que deja m谩s ganancia y seguramente, la m谩s despiadada. Es la 煤nica cuyas ganancias se cuentan en d贸lares y sus p茅rdidas en vidas y que se lleva a cabo para beneficio de unos pocos, a expensas de muchos."
Mientras el Presidente Obama y el Congreso argumentan que la Salud P煤blica y la Seguridad Social son los dos factores que desestabilizan el presupuesto, el pueblo deber铆a exigirles a ellos que dejen de solventar la guerra.
Denis Moynihan colabor贸 en la producci贸n period铆stica de esta columna.
"Cada guerra que los estadounidenses libraron o podr铆an librar en el futuro fuera de sus l铆mites continentales, fue o ser谩 un latrocinio. Un mezquino, cruel y asqueroso latrocinio." As铆 dec铆a en 1935 el Mayor Smedley Butler. Esta afirmaci贸n, "la guerra es un latrocinio", que es adem谩s el t铆tulo de su breve libro sobre el negocio de la guerra, suena igual de cierta hoy en d铆a. Recientemente, una valiente empleada civil del ej茅rcito gan贸 una batalla para hacer que los que lucran con la guerra sean responsabilizados por sus actos. Su nombre es Bunnatine "Bunny" Greenhouse. Cuando su empleador, el Cuerpo de Ingenieros del Ej茅rcito de Estados Unidos, concedi贸, sin llamado a licitaci贸n, un contrato de siete mil millones de d贸lares a la filial de Halliburton Kellogg, Brown and Root, m谩s conocida como KBR, poco antes de que Estados Unidos invadiera Irak, Bunny hizo la denuncia. Era parte de su trabajo: intentaba garantizar que procedimientos de licitaci贸n competitivos ahorraran dinero al gobierno de Estados Unidos. Por hacer su trabajo fue obligada a abandonar su cargo, fue degradada y hostigada.
Esta semana, luego de librar una batalla legal de m谩s de media d茅cada, Bunny Greenhouse finalmente gan贸. El Cuerpo de Ingenieros del Ej茅rcito de Estados Unidos lleg贸 a un acuerdo con Greenhouse por novecientos setenta mil d贸lares, que incluye restituci贸n completa por lucro cesante, compensaci贸n por da帽os y perjuicios y costas legales.
Su "falta" fue objetar un contrato otorgado sin previa licitaci贸n a KBR por siete mil millones de d贸lares. La invasi贸n a Irak de 2003 estaba prevista para algunas semanas despu茅s, y los asesores militares de Bush hab铆an pronosticado que Saddam Hussein har铆a explotar los yacimientos petrol铆feros como sucedi贸 en ocasi贸n de la invasi贸n estadounidense de 1991. El proyecto se denomin贸 "Restablecer el Petr贸leo Iraqu铆" o RIO, por sus siglas en ingl茅s, y fue creado para extinguir el fuego en los yacimientos petrol铆feros. KBR pertenec铆a en ese momento a Halliburton, cuyo presidente hasta el a帽o 2000 hab铆a sido nada menos que el entonces Vicepresidente Dick Cheney. KBR fue la 煤nica compa帽铆a a quien se invit贸 a ofertar.
Bunny Greenhouse dijo a sus superiores que el procedimiento era ilegal. La ignoraron. Greenhouse dice que la decisi贸n de otorgar el contrato a KBR provino de la Oficina del Secretario de Defensa, dirigida por el buen amigo del Vicepresidente Cheney, Donald Rumsfeld.
Como dijo Bunny Greenhouse a un comit茅 del Congreso: "Podr铆a afirmar sin equivocaci贸n que la corrupci贸n vinculada a los contratos otorgados a KBR representa el m谩s descarado y deshonesto uso indebido de contratos que he visto durante el transcurso de mi carrera profesional."
Los yacimientos petrol铆feros no ardieron en llamas. No obstante, se autoriz贸 a KBR a redise帽ar su contrato no licitado de siete mil millones de d贸lares a fin de proveer combustible y otro tipo de apoyo log铆stico a las fuerzas de ocupaci贸n. El contrato fue categorizado como un "contrato de costos reembolsables", lo que significa que KBR no estaba en condiciones de proveer los servicios a un precio fijo y establecido. En su lugar, cobrar铆a los costos m谩s un porcentaje fijo como ganancia. Cuantos m谩s costos incluyera KBR, m谩s ganancias obtendr铆a.
Como jefa de la oficina de compras, la firma de Greenhouse deb铆a figurar en todos los contratos por montos superiores a diez millones de d贸lares. Poco despu茅s de denunciar el atroz contrato RIO, Greenhouse fue rebajada de rango, se le quit贸 el acceso a informaci贸n clasificada de m谩ximo secreto y comenz贸 a obtener las calificaciones de desempe帽o m谩s bajas. Antes de hacer la denuncia, hab铆a recibido siempre las calificaciones m谩s altas. Finalmente, renunci贸 a su puesto al verse enfrentada a un insoportablemente hostil ambiente de trabajo.
Luego de a帽os de litigio, su abogado, Michael Kohn, presidente del Centro Nacional de Informantes, logr贸 que el caso llegara a un acuerdo. Kohn declar贸: "Bunny Greenhouse arriesg贸 su puesto de trabajo y su carrera cuando objet贸 el enorme desperdicio de d贸lares de los contribuyentes federales y las pr谩cticas de contrataci贸n il铆citas que ten铆an lugar en el Cuerpo de Ingenieros del Ej茅rcito. Tuvo la valent铆a de ponerse de pie y desafiar a poderosos intereses especiales. Dej贸 al descubierto un ambiente de contrataciones corrupto en el que las pr谩cticas informales y entre amigos eran la norma en lo que refiere a la aprobaci贸n de contratos. Su valent铆a llev贸 a que se hicieran modificaciones legales que detendr谩n para siempre los groseros abusos de poder que ella tuvo el coraje de exponer."
Por su parte, el director ejecutivo del Centro Nacional de Informantes, Stephen Kohn (hermano de Michael Kohn) me dijo: "Los empleados federales que denuncian pr谩cticas ilegales la pasan muy mal. Por lo que cada vez que el gobierno se ve obligado a pagar da帽os y perjuicios por remuneraciones adeudadas, compensaci贸n por da帽os y costas legales, es una gran victoria. Espero que esto constituya un punto de inflexi贸n. El caso fue muy peleado y nunca se deber铆a haber tenido que presentar una demanda ya que Bunny hizo lo correcto."
Seg煤n el economista ganador del Premio Nobel Joe Stiglitz, los costos de las guerras en Irak y Afganist谩n superar谩n los cinco mil millones de d贸lares. Con costos as铆, ¿por qu茅 la guerra no se encuentra en el centro del debate sobre la deuda nacional?
El dos veces ganador de la Medalla de Honor del Congreso Mayor Smedley Butler ten铆a raz贸n hace setenta y cinco a帽os cuando dijo sobre la guerra: "Probablemente, es la estafa m谩s vieja, de lejos, la que deja m谩s ganancia y seguramente, la m谩s despiadada. Es la 煤nica cuyas ganancias se cuentan en d贸lares y sus p茅rdidas en vidas y que se lleva a cabo para beneficio de unos pocos, a expensas de muchos."
Mientras el Presidente Obama y el Congreso argumentan que la Salud P煤blica y la Seguridad Social son los dos factores que desestabilizan el presupuesto, el pueblo deber铆a exigirles a ellos que dejen de solventar la guerra.
Denis Moynihan colabor贸 en la producci贸n period铆stica de esta columna.