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Bolivia: La obstinada potencia de la descolonizaci贸n

OPINI脫N de Ra煤l Zibechi   

No es f谩cil encontrar un presidente que pida disculpas en p煤blico ante su pueblo, por las razones que sean, y menos a煤n cuando a los que solicita el perd贸n se oponen a un proyecto defendido con vehemencia por la m谩xima autoridad. Evo Morales es el 煤nico presidente que lo ha hecho en los 煤ltimos a帽os, que yo sepa.

No es f谩cil encontrar un movimiento popular capaz de movilizarse con energ铆a en defensa de un modo de vida que se est谩 extinguiendo en el mundo, y de hacerlo incluso contra un gobierno presidido por alguien de su propia sangre, al que consideran hermano.

Es evidente, el propio gobierno lo reconoci贸, que la represi贸n contra quienes defienden el Territorio Ind铆gena y Parque Nacional Isiboro S茅cure (TIPNIS) fue una decisi贸n equivocada y una acci贸n criminal. La poblaci贸n boliviana no est谩 dispuesta a tolerar represi贸n y muerte. Fue la masacre del Porvenir, en Pando en 2008, la causa de la derrota de la oligarqu铆a cruce帽a. La poblaci贸n no tolera la violencia del Estado. Fueron demasiadas represiones en muchos a帽os, desde la 煤ltima de 2003 que se cobr贸 75 vidas en dos d铆as, hasta las no tan lejanas de los 70 en las que los muertos se contaban por centenares.

Esa conciencia anti-represiva es una buena se帽al que Evo, y quienes apoyan su proyecto, podr铆an tomar como punto de partida para enderezar el proceso, porque esa misma poblaci贸n no est谩 dispuesta a ser juguete de la derecha ni del imperio, como lo demostr贸 de sobra por lo menos desde la Guerra del Agua en abril de 2000, en Cochabamba.

Es inocultable que hay intereses olig谩rquicos y multinacionales que se frotan las manos ante el conflicto en torno al TIPNIS, y hasta se ti帽en de ambientalistas para promover distancias entre gobierno y movimientos. Es oportunismo y es s铆ntoma de una derrota hist贸rica infligida por esos mismos movimientos. La derecha boliviana no tiene espacio ni aire y s贸lo respira cuando el gobierno se equivoca, como lo hizo en diciembre cuando el “gasolinazo” y ahora con la represi贸n en Yucumo.

Tambi茅n es evidente que la dichosa carretera interesa m谩s al expansionismo brasile帽o que a la propia Bolivia. N贸tese que algunos de los m谩s importantes movimientos en la regi贸n, como el de Puno contra la miner铆a y las hidroel茅ctricas y como el que defiende el TIPNIS, est谩n enfilados contra proyectos de las multinacionales brasile帽as financiadas por el BNDES. La misma lucha en Brasil enfrenta las represas de Belo Monte y del r铆o Madera. Lo que menos necesitamos es debatir a qui茅n beneficia cada acci贸n: si a la derecha y el imperio o al subimperio y la burgues铆a paulista.

El fondo de la cuesti贸n es el camino que desean transitar los pueblos que habitan Bolivia. Y esta es la cuesti贸n m谩s dif铆cil, la m谩s espinosa y la que menos estamos debatiendo. ¿Acaso alguien puede ignorar que el Buen Vivir y la no explotaci贸n de la naturaleza impedir谩 el acceso al consumo a grandes sectores de la poblaci贸n? ¿Es posible combinar una pol铆tica no desarrollista, con bajo crecimiento econ贸mico, con una m铆nima satisfacci贸n de las necesidades de alimentaci贸n, salud y educaci贸n de toda la poblaci贸n?

Es evidente que no tenemos respuestas, porque sencillamente no sabemos; y no sabemos porque damos por sentado que no hay vida m谩s all谩 del modelo basado en el crecimiento econ贸mico. Podemos elegir la austeridad para sostener un proyecto de cambios, pero esa opci贸n debe pasar por un debate sincero que no puede ser protagonizado por los sectores acomodados e ilustrados de las clases medias, que no son austeras ni est谩n por fuera del consumo. Ese debate deben orientarlo los de m谩s abajo, los que hasta ahora no tienen la vida resuelta, porque son los y las que pusieron el cuerpo contra el neoliberalismo y porque son quienes m谩s tienen para perder si los procesos de cambio se desmoronan.

Hace falta voluntad pol铆tica, y cierta audacia, para encarar esos debates y no dar por sentado que los tecn贸cratas de arriba ya saben lo que se necesita. La ventaja de Bolivia es que hay un presidente capaz de pedir perd贸n y, sobre todo, movimientos de los diversos abajos que saben lo que no quieren y est谩n dispuestos a dar la vida para evitarlo. No sabemos, sin embargo, c贸mo es el Buen Vivir aqu铆 y ahora, y eso debemos reconocerlo por una cuesti贸n 茅tica y porque s贸lo as铆 es posible enriquecer los debates.

Convocar un referendo, como anunci贸 Evo, en los departamentos de Beni y Cochabamba, donde est谩 el TIPNIS, es la mejor forma de evitar debates de fondo. El problema es que abrir un proceso de debates, que no de negociaci贸n, requiere mucho tiempo, pero ese es el costo que una sociedad debe estar dispuesta a pagar para resolver c贸mo y por d贸nde.

La disputa entre movimientos y gobierno, que en Bolivia se va a mantener largo tiempo, es la mejor noticia incluso para los gobernantes que quieren cambios de verdad y no s贸lo estar aferrados a un cargo. No fue la “lucidez” de los cuadros, siempre blancos y tecn贸cratas, ilustrados y bien hablados, lo que cambi贸 Am茅rica Latina en la d茅cada oscura del neoliberalismo sino la acci贸n cotidiana de las gentes del color de la tierra. Pensar que son buenos para poner el cuerpo pero no para conducir, ser铆a reproducir los modos coloniales que son, precisamente, lo que pretendemos remover.

Decir Bolivia, a煤n hoy, es decir que todav铆a es posible que los de m谩s abajo decidan. En el acierto o en el error. ¿No es esa la descolonizaci贸n?

- Ra煤l Zibechi es periodista uruguayo,.















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