OPINI脫N de Juan Francisco Coloane
En la Asamblea General de la ONU de este a帽o, debido a la agenda dispersa con los temas habituales, (crisis econ贸mica, pobreza, gobernabilidad y terrorismo), la crisis internacional del estado liberal no forma parte de la agenda. La idea de referirse a una crisis como un todo cohesionado por un mismo origen no es popular en estas esferas. De que la ONU no lo aborde as铆, ya es indicador de un problema serio, por muy de capa ca铆da que est茅 el multilateralismo desde Libia hacia atr谩s.
La continua violencia en el mundo isl谩mico, es analizada desde estos mismos cuarteles que niegan la crisis del estado liberal, como etapas de pueblos atrasados respecto al desarrollo cl谩sico occidental. Otras manifestaciones como el hambre en el Cuerno de 脕frica, la invasi贸n a Libia, la guerra interna en Afganist谩n, Irak, Sud谩n, o la inestabilidad en Honduras, R.D.Congo, Costa de Marfil, Filipinas, o Pakist谩n, son tratadas casi exclusivamente como problemas locales con ra铆ces hist贸ricas desprovistos de v铆nculos con el capitalismo mundial en crisis.
Es tab煤 en los medios. Los pol铆ticos focalizan en la econom铆a, renuentes a discutir un tema fuera de la contingencia y que suena acad茅mico y de largo plazo. En la academia tampoco causa entusiasmo. Agentes clave minimizan la gravedad y se encargan de posicionar en la agenda una lista de temas cr铆ticos evitando asociarlos a una crisis pol铆tica.
La crisis internacional del estado liberal se expresa de diversas maneras y la m谩s esencial es en la pol铆tica porque se trata de su representatividad. Esta crisis est谩 esparcida en casi 200 naciones, cu谩l m谩s cu谩l menos, exhibiendo fallas cr铆ticas en la gobernabilidad. En estas naciones con algunas excepciones se ha adoptado desde hace 30 a帽os el mismo modelo econ贸mico entroncado en el estado liberal con sus adaptaciones locales. Aberrantes en algunos casos, y m谩s similares en otros, basados en el modelo occidental que va a la par con los pr茅stamos del FMI y el Banco Mundial como condiciones.
Con todo, incluyendo las m谩s desarrolladas, las econom铆as de las naciones parecen estar insertas en sociedades exhibiendo una fractura importante entre el poder del capital que se ha apoderado del sistema pol铆tico y la gente com煤n, con recursos muy limitados para expresar poder.
Al haberse transformado en lobistas, en promotores de determinados intereses econ贸micos como extensiones de ese capital, una porci贸n importante y visible de los miembros de este sistema pol铆tico– los elegidos y sus partidos- se han colocado al margen de los intereses de la gente.
Por los cuatro costados del planeta, el descontento social es el resultado de un sistema pol铆tico que no absorbe debidamente las demandas econ贸micas. Se observa en los pa铆ses 谩rabes que reclaman cambio de r茅gimen y se extiende. La nueva Sud谩frica sufre crisis de representatividad. En Chile las encuestas demuestran la crisis de representatividad sin exponer o atacar el problema principal de la independencia de los partidos pol铆ticos respecto a los grandes conglomerados econ贸micos. Espa帽a exhibe el mismo fen贸meno.
Con todo, el problema del origen de esa crisis de representatividad no se expone. El “desencanto” no es hacia qui茅n le entrega el afrecho al animal, que no son m谩s que los l铆deres corporativos de los grandes consorcios.
En Estados Unidos, el debate sobre el sistema de salud fue una batalla de lobbies pol铆ticos representando intereses corporativos. El reciente programa de reducci贸n del d茅ficit fiscal del Gobierno, que incluye medidas para aumentar el empleo, es probable que corra la misma suerte del sistema de salud: una guerra sin cuartel entre los pol铆ticos partidarios del bien p煤blico y los que representan al poder corporativo del capital.
La crisis en el estado liberal proviene de la aplicaci贸n del ajuste estructural a la econom铆a mundial en la d茅cada de los a帽os 80, que se subsume bajo la apelaci贸n de "modelo neoliberal", t茅rmino acu帽ado por el conservadurismo para generar amplio apoyo. El problema del estado liberal y su inclinaci贸n a concebir la democracia con una representatividad basada en altos grados de pluralismo e igualdad de derechos, es haberse "encontrado" con un sistema econ贸mico que se impuso a espaldas de ese pluralismo y sus grados aceptables de igualdad.
La gobernabilidad consiste hoy en un c贸mo proteger la actual falta de sincron铆a entre el sistema econ贸mico y el sistema de derechos de la gente, supuestamente representado por el sistema pol铆tico. Al ampliar el rango de representatividad, con el pluralismo pol铆tico hay un temor a la p茅rdida del orden y la amplitud de opciones pol铆ticas pareciera perjudicar la eficacia econ贸mica.
Han pasado casi 30 a帽os de aplicaci贸n de ese ajuste con sus tres ejes centrales: privatizaci贸n continua, m谩xima desregulaci贸n y apertura extrema. Hoy se observa internacionalmente c贸mo el sistema pol铆tico y la naturaleza de su representatividad comienzan a experimentar no solo fatiga de material sino tambi茅n conceptual y el rechazo de la gente.
En la Asamblea General de la ONU de este a帽o, debido a la agenda dispersa con los temas habituales, (crisis econ贸mica, pobreza, gobernabilidad y terrorismo), la crisis internacional del estado liberal no forma parte de la agenda. La idea de referirse a una crisis como un todo cohesionado por un mismo origen no es popular en estas esferas. De que la ONU no lo aborde as铆, ya es indicador de un problema serio, por muy de capa ca铆da que est茅 el multilateralismo desde Libia hacia atr谩s.
La continua violencia en el mundo isl谩mico, es analizada desde estos mismos cuarteles que niegan la crisis del estado liberal, como etapas de pueblos atrasados respecto al desarrollo cl谩sico occidental. Otras manifestaciones como el hambre en el Cuerno de 脕frica, la invasi贸n a Libia, la guerra interna en Afganist谩n, Irak, Sud谩n, o la inestabilidad en Honduras, R.D.Congo, Costa de Marfil, Filipinas, o Pakist谩n, son tratadas casi exclusivamente como problemas locales con ra铆ces hist贸ricas desprovistos de v铆nculos con el capitalismo mundial en crisis.
Es tab煤 en los medios. Los pol铆ticos focalizan en la econom铆a, renuentes a discutir un tema fuera de la contingencia y que suena acad茅mico y de largo plazo. En la academia tampoco causa entusiasmo. Agentes clave minimizan la gravedad y se encargan de posicionar en la agenda una lista de temas cr铆ticos evitando asociarlos a una crisis pol铆tica.
La crisis internacional del estado liberal se expresa de diversas maneras y la m谩s esencial es en la pol铆tica porque se trata de su representatividad. Esta crisis est谩 esparcida en casi 200 naciones, cu谩l m谩s cu谩l menos, exhibiendo fallas cr铆ticas en la gobernabilidad. En estas naciones con algunas excepciones se ha adoptado desde hace 30 a帽os el mismo modelo econ贸mico entroncado en el estado liberal con sus adaptaciones locales. Aberrantes en algunos casos, y m谩s similares en otros, basados en el modelo occidental que va a la par con los pr茅stamos del FMI y el Banco Mundial como condiciones.
Con todo, incluyendo las m谩s desarrolladas, las econom铆as de las naciones parecen estar insertas en sociedades exhibiendo una fractura importante entre el poder del capital que se ha apoderado del sistema pol铆tico y la gente com煤n, con recursos muy limitados para expresar poder.
Al haberse transformado en lobistas, en promotores de determinados intereses econ贸micos como extensiones de ese capital, una porci贸n importante y visible de los miembros de este sistema pol铆tico– los elegidos y sus partidos- se han colocado al margen de los intereses de la gente.
Por los cuatro costados del planeta, el descontento social es el resultado de un sistema pol铆tico que no absorbe debidamente las demandas econ贸micas. Se observa en los pa铆ses 谩rabes que reclaman cambio de r茅gimen y se extiende. La nueva Sud谩frica sufre crisis de representatividad. En Chile las encuestas demuestran la crisis de representatividad sin exponer o atacar el problema principal de la independencia de los partidos pol铆ticos respecto a los grandes conglomerados econ贸micos. Espa帽a exhibe el mismo fen贸meno.
Con todo, el problema del origen de esa crisis de representatividad no se expone. El “desencanto” no es hacia qui茅n le entrega el afrecho al animal, que no son m谩s que los l铆deres corporativos de los grandes consorcios.
En Estados Unidos, el debate sobre el sistema de salud fue una batalla de lobbies pol铆ticos representando intereses corporativos. El reciente programa de reducci贸n del d茅ficit fiscal del Gobierno, que incluye medidas para aumentar el empleo, es probable que corra la misma suerte del sistema de salud: una guerra sin cuartel entre los pol铆ticos partidarios del bien p煤blico y los que representan al poder corporativo del capital.
La crisis en el estado liberal proviene de la aplicaci贸n del ajuste estructural a la econom铆a mundial en la d茅cada de los a帽os 80, que se subsume bajo la apelaci贸n de "modelo neoliberal", t茅rmino acu帽ado por el conservadurismo para generar amplio apoyo. El problema del estado liberal y su inclinaci贸n a concebir la democracia con una representatividad basada en altos grados de pluralismo e igualdad de derechos, es haberse "encontrado" con un sistema econ贸mico que se impuso a espaldas de ese pluralismo y sus grados aceptables de igualdad.
La gobernabilidad consiste hoy en un c贸mo proteger la actual falta de sincron铆a entre el sistema econ贸mico y el sistema de derechos de la gente, supuestamente representado por el sistema pol铆tico. Al ampliar el rango de representatividad, con el pluralismo pol铆tico hay un temor a la p茅rdida del orden y la amplitud de opciones pol铆ticas pareciera perjudicar la eficacia econ贸mica.
Han pasado casi 30 a帽os de aplicaci贸n de ese ajuste con sus tres ejes centrales: privatizaci贸n continua, m谩xima desregulaci贸n y apertura extrema. Hoy se observa internacionalmente c贸mo el sistema pol铆tico y la naturaleza de su representatividad comienzan a experimentar no solo fatiga de material sino tambi茅n conceptual y el rechazo de la gente.