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TIPNIS, cuento para Evo Morales

OPINI脫N de Gustavo Duch   

Siente los primeros mareos, pesadez de cabeza y todos los sentidos se le avivan. Unos compa帽eros lo sujetan con fuerza, pareciera que su cuerpo y alma quisieran salir volando. Ha tomado unos sorbos del cocimiento –del conocimiento– de la ayahuasca.

Ya est谩 en el aire, los primeros rodeos no le alejan mucho del poblado. Las chacras muestran sus cultivos, el r铆o y sus meandros hacen espirales y unas viejitas encogidas cocinan cuyes. Es un buen d铆a, es un buen vivir.

El narc贸tico redobla su efecto y el vuelo gana altura. Ser谩 mentira, pero sobre las copas de los 谩rboles ve descansar lagos deliciosos donde unos muchachos pescan cocos y aguacates. Lagartos y serpientes caminan de pie y se besan sin recato. Casi rozando su cuerpo unos pel铆canos le gritan con malos modales: s铆guenos.

Los hombres sienten la tensi贸n en su cuerpo, tienen que sujetarlo con lianas, est谩 sudando y los m煤sculos se le agarrotan.

Los pel铆canos en cada aleteo se van transformando para hacerse buitres prehist贸ricos. Est谩n hambrientos y 茅l es su presa. Debe darse prisa, consigue ganar unos metros, cuando una tormenta descarga sus primeros rayos. Un rugido como de puma es el trueno, y las nubes abren fauces de terrible aliento. Al sentir que se desplomar谩 da una 煤ltima mirada a su selva.

Lo han estirado en una hamaca, con un pa帽o le humedecen la frente. Saben que trae las respuestas pero tienen paciencia. Siempre tuvieron, es propia de los pueblos amaz贸nicos, y les salv贸 de todas las colonizaciones y todas las conquistas; de los misioneros, de los esp铆as y de los caucheros; del hurac谩n y del torrente.

–Una gran incisi贸n quebrar谩 nuestra selva –dice–. M谩s ancha que el r铆o, recta como el tronco del tahuar铆, y muerta: ni las aves la sobrevuelan, ni las fieras la pisan, ni los peces la nadan, ni los 谩rboles la taladran. Morir谩 desangrada la Tierra que nos acoje y las 煤ltimas gotas que pierda seremos cada uno de nosotros.

***

Dicen que fue, apreciado Evo, el 煤ltimo tetete que adivin贸 y cont贸 lo que pasar铆a: pasar铆a una carretera para permitir el viaje del petr贸leo desde la Amazonia ecuatoriana a Estados Unidos. Y con ella desapareci贸 el pueblo Tetete, se perdi贸 su gente, su cultura, su forma de vivir y s贸lo ganaron Texaco y Gulf.

Una carretera lleva de un sitio a otro. La propuesta que (ahora) est谩n revisando para el Tipnis conduce del bienestar y buen vivir al extractivismo y la explotaci贸n. A velocidad de autopista y sobre alquitr谩n. Con muchas prisas y sin la paciencia ancestral de las y los tetete.

Recuerdo y admiro sus propuestas para Bolivia, las del pueblo que se las encomend贸. Ten铆an forma de peque帽os caminos descascarados, sinuosos, complicados, de f谩cil extraviarse. Pero se hac铆an a pie y con manos enlazadas.

No a las carreteras, s铆 a los caminos.





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