OPINI脫N de Carlos Tena
El Premio Nobel de la Paz no descansa en su idea de que la guerra es el mejor remedio para lograr la paz mundial, es decir, la destrucci贸n total de aquellos considerados enemigos del Imperio.
Barak Obama, galardonado presuntamente por su amor hacia la concordia y la solidaridad internacional, muestra su amor por tales virtudes encargando el ataque contra Ir谩n (con armamento nuclear, si fuere preciso) al ej茅rcito de Israel y su gobierno.
El inquilino de la Casa Blanca, sonriente y feliz tras el genocidio cometido por la OTAN en Libia (con Francia a la cabeza), convencido de que Dios vela por los intereses de los empresarios norteamericanos, refunfu帽a cuando Rusia y China frenan sus anhelos de expolio universal al advertir en Naciones Unidas que“no consentir谩n que se repita en Siria el mismo gui贸n que en Tr铆poli”.
El primer presidente afroamericano de la historia, pasar谩 a los anales como una de las mayores estafas pol铆ticas para lograr un mundo donde las guerras fueran asunto terminado. Obama ha impuesto de nuevo el di谩logo de los drones, el asesinato selectivo, el exterminio y el dolor generalizado.
No es suficiente que haya logrado implicar a Canad谩 o Australia, Noruega o Dinamarca, Holanda o Suecia, naciones secularmente alejadas de toda veleidad guerrera, en su af谩n hegem贸nico por obtener, adem谩s, el control del petr贸leo, el gas y la droga que existen en el globo. Tres de las industrias m谩s notorias a la hora de lograr suculentos dividendos.
Entre uno y otro, la paz est谩 perdida
Obama est谩 convencido de que la paz significa, como el general Custer en su guerra contra los aut茅nticos norteamericanos, encerrar en una reserva a quienes discuten las 贸rdenes de Washington (l茅ase Wall Street), teniendo a su lado, como un fiero y eficaz guardian, al estado de Israel.
Y lo terrible es que no hay quien detenga ese ansia de dominio, excepto si desde dentro, desde las entra帽as de tal psic贸pata, comienza a darse la revuelta popular organizada y constante.
No basta conque Rusia y China se opongan a los planes de Obama, sino que tal y como viene haciendo el Nobel de la Paz, se pronuncien subliminalmente lanzando una advertencia de tono belicista.
Si Israel atacase a Ir谩n, con la ayuda ya prometida de Obama y Cameron (Sarkozy ya cumpli贸 su parte en el trato asesino), una conflagraci贸n de car谩cter global podr铆a causar cientos de miles de v铆ctimas incluso en pa铆ses alejados de la zona.
¿Permitir谩 la diplomacia y la m谩s que sospechosa actitud del Consejo de Seguridad de la ONU, que Netanyahu lance sus misiles de largo y corto alcance, sus bombas nucleares, sobre Teher谩n, a pesar de que ya se ha demostrado una y mil veces, que el programa de energ铆a at贸mica de Ir谩n no entra帽a peligro alguno para Tel Aviv?
Observando el panorama desde esta recoleta parte de la sierra gaditana, uno piensa que hay motivos m谩s que suficientes para tomar las armas y echarse al monte. Pero a mi edad no llegar铆a ni a ese casta帽o que diviso a unas decenas de metros. Abandono mi tirachinas. A煤n nos queda la palabra.
El Premio Nobel de la Paz no descansa en su idea de que la guerra es el mejor remedio para lograr la paz mundial, es decir, la destrucci贸n total de aquellos considerados enemigos del Imperio.
Barak Obama, galardonado presuntamente por su amor hacia la concordia y la solidaridad internacional, muestra su amor por tales virtudes encargando el ataque contra Ir谩n (con armamento nuclear, si fuere preciso) al ej茅rcito de Israel y su gobierno.
El inquilino de la Casa Blanca, sonriente y feliz tras el genocidio cometido por la OTAN en Libia (con Francia a la cabeza), convencido de que Dios vela por los intereses de los empresarios norteamericanos, refunfu帽a cuando Rusia y China frenan sus anhelos de expolio universal al advertir en Naciones Unidas que“no consentir谩n que se repita en Siria el mismo gui贸n que en Tr铆poli”.
El primer presidente afroamericano de la historia, pasar谩 a los anales como una de las mayores estafas pol铆ticas para lograr un mundo donde las guerras fueran asunto terminado. Obama ha impuesto de nuevo el di谩logo de los drones, el asesinato selectivo, el exterminio y el dolor generalizado.
No es suficiente que haya logrado implicar a Canad谩 o Australia, Noruega o Dinamarca, Holanda o Suecia, naciones secularmente alejadas de toda veleidad guerrera, en su af谩n hegem贸nico por obtener, adem谩s, el control del petr贸leo, el gas y la droga que existen en el globo. Tres de las industrias m谩s notorias a la hora de lograr suculentos dividendos.
Entre uno y otro, la paz est谩 perdida
Obama est谩 convencido de que la paz significa, como el general Custer en su guerra contra los aut茅nticos norteamericanos, encerrar en una reserva a quienes discuten las 贸rdenes de Washington (l茅ase Wall Street), teniendo a su lado, como un fiero y eficaz guardian, al estado de Israel.
Y lo terrible es que no hay quien detenga ese ansia de dominio, excepto si desde dentro, desde las entra帽as de tal psic贸pata, comienza a darse la revuelta popular organizada y constante.
No basta conque Rusia y China se opongan a los planes de Obama, sino que tal y como viene haciendo el Nobel de la Paz, se pronuncien subliminalmente lanzando una advertencia de tono belicista.
Si Israel atacase a Ir谩n, con la ayuda ya prometida de Obama y Cameron (Sarkozy ya cumpli贸 su parte en el trato asesino), una conflagraci贸n de car谩cter global podr铆a causar cientos de miles de v铆ctimas incluso en pa铆ses alejados de la zona.
¿Permitir谩 la diplomacia y la m谩s que sospechosa actitud del Consejo de Seguridad de la ONU, que Netanyahu lance sus misiles de largo y corto alcance, sus bombas nucleares, sobre Teher谩n, a pesar de que ya se ha demostrado una y mil veces, que el programa de energ铆a at贸mica de Ir谩n no entra帽a peligro alguno para Tel Aviv?
Observando el panorama desde esta recoleta parte de la sierra gaditana, uno piensa que hay motivos m谩s que suficientes para tomar las armas y echarse al monte. Pero a mi edad no llegar铆a ni a ese casta帽o que diviso a unas decenas de metros. Abandono mi tirachinas. A煤n nos queda la palabra.