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Indignados ocupantes y nuevas voces de alerta

OPINIÓN de Eduardo Pérsico   

Quizá con premeditada estridencia al presentarse ‘en sociedad’, el grupo de cinco países mencionados como BRICS, - Brasil Rusia India China y Sudáfrica- hizo una concreta toma de posición en la Cumbre de Jefes de Estado del Grupo de los 20 (G20) desarrollada en Cannes, Francia por estos primeros días de noviembre 2011. Un encuentro donde los países del foro debieran debatir la actualidad económica de los europeos y preferentemente de Grecia, país al que se suman España y algún otro que atraviesan una crisis poco usual en esa región. Digamos invisible hasta que la realidad empezó a ejercer su dureza sobre sus economías basadas abiertamente en la ficción financiera de generar dinero sin más atributo de llamarse dinero. Pero al aparecer este casi novedoso grupo de países en debates de fondo hasta hoy concertadas y dirigidas por las tradicionales potencias económicas- hoy certeramente debilitadas- pone no pocas preguntas sobre la futura relación de fuerzas internacionales. Que no se explicitan pero subyacen en el íntimo tejido de las relaciones de fuerza entre las Primeras Potencias y los obedientes países del Tercer Mundo. Dos calificaciones sólo vigentes para ciertos comunicadores sociales, ya descubiertos y a veces deshilachados. "Nos juntamos a conversar sobre la necesidad de tener una posición unificada del BRICS", sentenció a la prensa el presidente ruso Dimitri Medvedev en nombre de este grupo de contrapeso y diferenciado en no pocos temas del área occidental articulada siempre por los Estados Unidos y lo países más pudientes de la Europa del Oeste. Entre quienes solían ubicarse hasta hace poco muchos españoles ‘indignados’ y no tanto otros españoles que desde junio del 2011 también se bancan que los despidan del trabajo sin límite judicial, la feroz reducción del gasto público y sumarse ese veinte por ciento de desocupación que los llevará bien pronto al nivel de la Grecia actual. Pero claro, ‘si hay que proseguir dentro del Primer Mundo nos sacrificamos’, muchos pensarán y hacen el esfuerzo mientras los ‘fabricantes de opinión’ al servicio del Poder les inculcan que la Economía es una Ciencia y no una ideología útil al sector mandante, según hoy acontece en todo Europa. Y tanto han jerarquizado los colocadores de dinero por el dinero mismo la felicidad que significa para el hombre común obtener un crédito, que el resultado es este caos cercano al cataclismo que ocasionó esa estrategia. Que se agravará a medida que de esa orientación suicida se sigan apartando los sectores y países productores bienes de capital. Un pequeño detalle desechado por los ganadores hasta que por estos meses los ‘países periféricos’ verdaderamente productores fabricantes de riqueza, -alimentos y combustibles por mencionar algo- han resuelto dejar de lado semejante juego.

Aunque pareciera algo muy complejo, la globalización que nos llegó aliada a Internet y los impiadosos medios corporativos de información, ha generado las manifestaciones callejeras de indignados, occupy y descontentos de vario pelaje y convicción que ya visualizan cualquier ‘herramienta del explotador’ contrario al interés de la comarca. Un auspicioso giro conceptual cuando el interés de los financistas tanto discrepa con la necesidad popular, que aún desarticulada y sin orientación precisa, esta vez improvisa acciones no previstas por esa minoría que dispone el destino de los siete mil millones de humanos que sumamos estos días. Y por supuesto, no mucho debería sorprender que esta crisis de año 2011 en Europa sea una réplica de la ocurrida en Argentina en el 2001, hasta en las expresiones del gentío ‘indignado’ en las calles tan parientes del ‘que se vayan todos’ gritado durante semanas. Aunque claro, por razones de orgullo paternalista tanto europeos como norteamericanos no entiendan eso como un antecedente por hallarnos tan lejos, lo generado en América Latina por tanto feroz y desparejo ajuste presupuestario fue un cambio generacional en la interpretación de la historia. Que nadie duda también ocurrirá en los ‘países centrales’, - por decir de algún modo- en tanto sigan estimando que esos resultados son ajenos a la identidad de sus pueblos. Algo que sin análisis suponen hoy los políticos en USA y Europa, desechando que la condición humana ante la necesidad y el hambre no tiene tantas variantes culturales categorizadas como algunos sociólogos de entrecasa predican. La apremiante necesidad de comer es similar en todo el planeta y un enfoque forzado y voluntarista de semejante realidad puede llevar a multitudes y comarcas a discordias impredecibles y violentas. Porque no jodamos, estos mecanismos del hambreo y el ajuste igual acciona en los almibarados ciudadanos de clase media en peligro, que en los reductos mayoritarios de mortales sin ‘estilo ni ropa. Y por decirlo más bien correctamente, señores, con el hambre que nos iguala a todos no se jode.




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