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Tauromaquia, razones frente a cinismo

OPINI脫N de Rafael 脕vila Bay贸n y Julio Ortega Fraile

Ser torturado, ¿un acontecimiento secundario para la v铆ctima?

Cada vez que alguien pronuncia la frase "No soy aficionado a los toros" seguida de un "pero" me echo a temblar pues no suele fallar: esa declaraci贸n de intenciones inicial representa un escalar al pelda帽o de la 茅tica para posteriormente precipitarse con ella a un pozo de indignidad pretendiendo que no se note tanto. ¿C贸mo vamos a dudar de la objetividad de quien ampara aquello que no le gusta, verdad? L谩stima que de tan empleada la estrategia ya haya perdido su efectividad, aunque algunos insisten y es que no tienen mucho m谩s de lo que echar mano. Me recuerda en gran medida al tan manido: "Yo no soy racista, pero que negros, moros y rumanos se queden en su casa, que primero somos los espa帽oles, ¿a qu茅 vienen aqu铆?" Y claro, antes, despu茅s y en todo momento somos los seres humanos, ¿no?, como si no debiese ser, y de hecho lo es, totalmente compatible el respeto y convivencia entre especies, como si de la celebraci贸n de espect谩culos violentos con animales dependiese la supervivencia moral y f铆sica del hombre. En definitiva, como si las opciones fuesen matar o morir.

El 煤ltimo ejemplo lo tenemos en un texto titulado "Bravura", que ha sido publicado en el suplemento dominical de un diario asturiano el d铆a 18 y firmado por un tal Ram贸n Hern谩ndez, cualificado Presidente de una Pe帽a Taurina. No es el 煤nico, s贸lo uno de los m谩s recientes y si cabe un poquito m谩s c铆nico que los que van en su misma l铆nea, ya que el autor afirma que 茅l puede abordar el tema con un rigor del que carecen los abolicionistas, cuyas alegaciones, dice, no tienen consistencia. As铆 que para este hombre coherencia y raz贸n es asegurar, por ejemplo, que "la bravura del toro se impone al dolor de sus carnes", o que "el que una espada le destroce las entra帽as es para 茅l un acontecimiento menor, secundario", y en el paroxismo de sus elucubraciones y ya refiri茅ndose a nuestra especie indica que "morir en el fragor de la batalla no es doloroso ni para el enardecido guerrero que cae atravesado por una espada enemiga". Imagino que este individuo jam谩s ha observado las im谩genes de heridos de guerra, que nunca ha escuchado sus gritos de dolor ni contemplado la angustiosa mueca en sus rostros. Hay dos clases de tontos: los que lo son y aquellos que se lo hacen, as铆 que a煤n sabiendo que no se apear谩 de su idiocia escogida porque no hay mayor osad铆a que la del necio o la del hip贸crita, a este hombre le vendr铆a pero que muy bien leer los trabajos al respecto del veterinario Don Jos茅 Enrique Zaldivar Lagu铆a, dotados de la solidez cient铆fica y desprovistos de la memez testicular que a este neur贸logo de burladero le falta y le sobra.

A帽ade que "ojal谩 la naturaleza tratase con tanta benevolencia a los seres humanos con cuya vida y muerte se encarniza". S铆, claro que hay ciertas tragedias humanas m谩s prolongadas y dolorosas que esos minutos del toro en la arena que, seg煤n 茅l, no constituyen una tortura. ¿Y?, ¿es que ac谩so mide el hombre la crueldad de sus actos en funci贸n de la demostrada por el azar, dando por buenos aquellos en los que se queda un nivel por debajo de los m谩s brutales venidos de la mano del destino? Algunos pensamos que nuestra capacidad intelectual debe servirnos para distinguir el bien del mal y lo evitable de lo ineludible. El autor de "Bravura" al parecer no es de esa opini贸n.

Nos cuenta que los que participan directamente en la lidia del toro y los espectadores puede que no sean conscientes del sufrimiento del animal, y que en todo caso "en sus mentes no prima en absoluto lo doloroso atentos como est谩n a la liturgia laica". Ole por este hombre: acaba de meter en su mismo saco de ignorancia a toreros, banderilleros, picadores y aficionados al indicar que el padecimiento f铆sico del astado es un concepto que a todos ellos se les escapa, no por desprecio al mismo sino por desconocimiento. En cuanto a que no van principalmente a disfrutar de su agon铆a estoy de acuerdo, pero tampoco lo hacen de la del reo condenado a la pena capital la mayor铆a de los que observan entusiasmados su ejecuci贸n, y sea por venganza o por creencia en las virtudes de la pena de muerte el resultado es id茅ntico: que la violencia con animales y humanos, tan relacionadas entre s铆, siguen encontrando vehementes defensores, unos sujetos que para que no haya interpretaciones retorcidas, siempre dejan muy claro su pleno respeto a toda forma de vida y el inmenso valor que le conceden a los derechos universales y a la libertad. Entre "bravura animal" y "valent铆a humana", sin duda me pongo del lado del miedo y del sufrimiento de una v铆ctima que es obligada a entrar en la arena, antes que hacerlo de la estulticia de quienes elevan la tortura, s铆, tortura, de un ser vivo a acto lit煤rgico imprescindible y virtuoso.

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