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COLOMBIA.Nuevos maestros, antiguos tormentos

OPINI脫N de Francisco Torres  

Los nuevos educadores colombianos que quieran –y todos quieren, necesitan y merecen- mejorar los precarios ingresos que les paga el Estado colombiano deben ascender en el Escalaf贸n que para tal fin se cre贸 en el Decreto 1278, el cual parece copiado de los tormentos que los dioses le impusieron al viejo S铆sifo, eternamente obligado a empujar una enorme piedra cuesta arriba y eternamente derrotado en sus esfuerzos al ver devolverse la piedra cuesta abajo, cuando ya casi coronaba la colina.

Para ascender el docente debe tener formaci贸n acad茅mica y demostrar experiencia, responsabilidad, desempe帽o y competencias, lo cual parece muy l贸gico. Pero como el diablo est谩 en los detalles, todos esos requisitos se convierten en la gran roca de su anhelado ascenso que debe ser empujada al logro de dos evaluaciones de desempe帽o con el 60%. Superadas esas pruebas, que implican estar bien con el rector –y no siempre es as铆, por razones que pueden ser muy valederas, como las diferencias educativas, administrativas y sindicales- se enfrenta al gran premio de monta帽a.

Ese gran premio consiste en una prueba de competencias que debe superarse con m谩s del 80%. Si alg煤n ultra deportista o s煤per escalador educativo logra alcanzarla encontrar谩 el para铆so del ascenso o la reubicaci贸n en el nivel salarial superior y entonces, s贸lo entonces, tendr谩 derecho al salario profesional del que habla el Gobierno Nacional.

Pero la realidad es que la inmensa mayor铆a de los nuevos maestros no alcanza jam谩s ese m铆tico 80% -perd贸n, m谩s del 80%- y, en consecuencia, ve que la gran piedra rueda hasta abajo, conden谩ndolo a permanecer con el mismo sueldo por los siglos de los siglos, am茅n.

En el a帽o 2010 se efectu贸 la primera prueba para ascensos, despu茅s de ocho a帽os de vigencia del nuevo estatuto. Ocho a帽os en que el Gobierno se dio el gusto de impedir los ascensos. A eso lo llaman equidad, celeridad, eficiencia. Pues bien, de m谩s de 53.000 maestros que hab铆a por esa 茅poca se presentaron 33.000 -¿Qu茅 pas贸 con los restantes 20.000? ¿No quisieron, no pudieron, entendieron de entrada que la prueba de competencias era un refinado enga帽o?-. De los 33.000 pasaron 7.700. De modo que en el a帽o 2010 apenas el 14%, uno de cada 7 nuevos educadores tuvieron ascenso o reubicaci贸n salarial.

No fue esa una anomal铆a. Por ejemplo, en 2011, en el Departamento de Arauca, de 369 educadores pagados con la norma 1278 –entre provisionales, posesionados y en per铆odo de prueba- ascendieron 5, es decir, el 1%. Se dir谩 que no hay que contar a los provisionales y en per铆odo de prueba, pero esa es la demostraci贸n de lo ruin que es ese Estatuto, que segrega a los educadores. Pero hagamos una comparaci贸n: ese mismo a帽o y en esa misma entidad territorial ascendieron 372, de 2038 educadores del viejo escalaf贸n 2277. El 18%. La anterior Ministra, tan tajante, tan brutal, cuando se trataba de atacar a los maestros y la educaci贸n, manifest贸 que el problema eran las facultades de educaci贸n. No se le ocurri贸 entender que el problema pod铆a radicar en el dise帽o de la evaluaci贸n, o, para ser m谩s precisos, en que el estatuto 1278 est谩 elaborado para que los docentes no puedan ascender. Y que el Estado tenga la justificaci贸n para mantener los salarios en niveles bajos.

Eso no ha cambiado con el actual gobierno, en el cual la inefable Ministra Campos, con m谩s cinismo que candor, ha reconocido que lo bueno del 1278 es que permite saber exactamente cu谩nto se va a gastar en ascensos. Naturalmente, ya se sabe que la mayor铆a de educadores no van a ascender.

¿Qu茅 hacer con este tormento de los maestros, s铆sifos modernos? ¿C贸mo acabar ese interminable y est茅ril empujar de la roca? No queda otro camino que cortar de ra铆z. El nuevo estatuto elaborado por el magisterio colombiano y que FECODE se apresta a empezar a discutir en la comisi贸n tripartita –gobierno, congreso, magisterio- establecida en la negociaci贸n del pliego de peticiones, es la herramienta que puede liberar a nuestros educadores del est茅ril e interminable empujar la roca cuesta arriba. Se precisa que todos los maestros la hagamos nuestra en una lucha hist贸rica que reverdezca las batallas de las d茅cadas de los sesenta y setenta.

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