OPINIÓN de La extranjera de Mantinea
Estados Unidos es el país de los prodigios. Todo cuanto allí sucede es grande, desmesurado y paradójico, ya sean las autopistas o los puentes, los rascacielos o la justicia, infinita en el imaginario colectivo.
Hace unas semanas asistíamos una vez más a ese fenómeno norteamericano que ya se conoce como “viernes negro”, la jornada posterior a esa celebración de Acción de Gracias en la que se reza a Dios y se degusta el pavo asado con salsa de arándanos. Ese día de noviembre se inaugura la temporada de compras navideñas y las ciudades ofrecen una estampa de caos circulatorio y de aceras abarrotadas de ansiosos compradores a la espera de la apertura de los comercios. En esta ocasión muchos clientes no solo se han interesado en adquirir las últimas innovaciones tecnológicas de uso personal o el último juguete, también han alcanzado un record histórico en la adquisición de armas, según las últimas estadísticas aportadas por el FBI. Y es que casi todo en ese lugar del hemisferio norte remite a la desproporción: la inseguridad y el optimismo, las ganancias y las pérdidas, el amontonamiento de objetos o de desperdicios, la riqueza y la pobreza millonarias...
Y ahora resulta que en un lugar como España, donde cada vez es mayor el pesimismo oficial y se multiplican los desempleados, los desahucios y las incertidumbres, la euforia llena los comercios en época de rebajas y el espectáculo de las compras masivas acapara los primeros minutos de los telediarios. En este país los coches de lujo, como la carestía doméstica, se disparan hacia no se sabe dónde. Los contrastes se están haciendo tan extremos que cada vez parecemos más una caricatura de aquel a quien no queremos parecernos en absoluto. Maravillas.
*Belén Rosa de Gea. http://laextranjerademantinea.blogspot.com/
Estados Unidos es el país de los prodigios. Todo cuanto allí sucede es grande, desmesurado y paradójico, ya sean las autopistas o los puentes, los rascacielos o la justicia, infinita en el imaginario colectivo.
Hace unas semanas asistíamos una vez más a ese fenómeno norteamericano que ya se conoce como “viernes negro”, la jornada posterior a esa celebración de Acción de Gracias en la que se reza a Dios y se degusta el pavo asado con salsa de arándanos. Ese día de noviembre se inaugura la temporada de compras navideñas y las ciudades ofrecen una estampa de caos circulatorio y de aceras abarrotadas de ansiosos compradores a la espera de la apertura de los comercios. En esta ocasión muchos clientes no solo se han interesado en adquirir las últimas innovaciones tecnológicas de uso personal o el último juguete, también han alcanzado un record histórico en la adquisición de armas, según las últimas estadísticas aportadas por el FBI. Y es que casi todo en ese lugar del hemisferio norte remite a la desproporción: la inseguridad y el optimismo, las ganancias y las pérdidas, el amontonamiento de objetos o de desperdicios, la riqueza y la pobreza millonarias...
Y ahora resulta que en un lugar como España, donde cada vez es mayor el pesimismo oficial y se multiplican los desempleados, los desahucios y las incertidumbres, la euforia llena los comercios en época de rebajas y el espectáculo de las compras masivas acapara los primeros minutos de los telediarios. En este país los coches de lujo, como la carestía doméstica, se disparan hacia no se sabe dónde. Los contrastes se están haciendo tan extremos que cada vez parecemos más una caricatura de aquel a quien no queremos parecernos en absoluto. Maravillas.
*Belén Rosa de Gea. http://laextranjerademantinea.blogspot.com/