Ir al contenido principal

Y chau al recuerdo y el olvido

CUENTO de Eduardo P茅rsico  

…y cada palabra s贸lo es el recuerdo guardado de ella misma.

Quiz谩 por un ejercicio de memoria estos d铆as record茅 la muerte de alguien que nunca divis茅 ni en fotos. Algo involuntario por m谩s que en su momento me amargara de verdad el dolor que sufrir铆a su hija Jelena, la mujer que yo m谩s quise y tanto me doli贸 su lejan铆a.

Sin detalles, digo que con Jelena nos hablamos las primeras frases viajando en un tren y al conversar el d铆a siguiente en un bar de barrio, con su modo trabajoso y ‘en argentino’ me reiter贸 ‘cada persona es su propia palabra si se compromete con ella’. Una parrafada algo teatral en ese tiempo de juventud enso帽ada de acaso y desamparo a veces olvidable, y los augurios de aquel febrero del ’76 con el sol mineral cayendo sobre Buenos Aires. ‘Yo nac铆 en ciudad cerca de Belgrado, m谩s fr铆o’, y adem谩s dir铆a de su tiempo en California m谩s los a帽os en Santiago de Chile. ‘Mucho extra帽o mi casa de ah铆, bonito barrio’, musit贸 contrariada por hablar de eso.

Jelena cumplir铆a veinte a帽os y yo con veintitr茅s la iba de empleado en atenci贸n al p煤blico de un Banco, donde hablar con gente a veces confidente hac铆a informativa y amable la tarea. M谩s nuestro primer c贸digo com煤n lo hallamos al rebuscar ‘esas frases curiosas de ustedes’ que la animaban a pesquisar entusiasta cualquier vocablo s贸lido y certero. Igual no poco le indiqu茅 ciertas voces ‘con miga’ frente al lenguaje gelatinoso de cualquier diccionario, y al descifrar mina, atorrante, bul铆n o turro compart铆amos la risa. Tambi茅n me recitaba ‘nosotros ya somos palabra comprometida’ al apreciar juntos la bisectriz de un p谩jaro en un vuelo sin luz, y un anochecer de besarnos a morir en la callecita junto a la v铆a me anunci贸 ‘mam谩 hoy hablar谩 a mi padre, siempre de viaje’. As铆 que al otro d铆a me apur贸 ‘mi madre quiere vernos en casa, la calle es insegura’, un rengl贸n que llegar铆a de su padre aunque al llegar juntos, la madre afloj贸 el clima sonriendo sobre m铆 algo que despu茅s descifr茅 en una trabajosa charla de los tres. Donde hablamos hasta que sin pr贸logo ni ceremonias, la madre ‘para tranquilidad’ nos ofrend贸 unos preservativos que los tres festejamos, m谩s Jelena agradeci贸 ‘gracias y chau’ al entrar a su cuarto.

- Si vos tranquilo todo ser谩 bien – por mi ansiedad al desvestirnos y calmado ese apremio, en la escena cada palabras apenas ser铆a un eco. Porque el silencio mucho vale cuando hombre y mujer se aman 铆ntegros en libertad, nuestro amor con Jelena no permite el repaso de alquimia palabrera ni oraci贸n sin retorno. Y en esa noche despu茅s de cenar y re铆rnos en la mesa con traducci贸n de madre incluso, al salir y estimar el aire acondicionado en cada ambiente y las costosas paredes enmaderadas, seg煤n empleado bancario me acord茅 del padre de Jelena. Que me contar铆a ‘pap谩 es experto en comerciar cosas defensivas o algo as铆, y viaja mucho’, s铆 que por esos d铆as de 1976 toda palabra era sospechosa en Buenos Aires y no hab铆a rengl贸n relegado a los rincones, volvimos al territorio de nuestra ternura. Esa habitaci贸n por donde las horas cruzaban sigilosas casi en puntas de pie, y acaso sin temor ambos nos dir铆amos imprevistos. Puede ser.

Por m谩s que a nadie intrigue aquel amor fren茅tico ni si ella lagrimeara en nuestro 煤ltimo abrazo, nuestra etapa de ternura minuciosa con Jelena bien pudo ser distinto y m谩s cuando el padre viajero quiso volver a Chile. Ese lugar del mapa que ella tanto apreciara, ‘bien cerca, nos veremos’, y entonces esquiv茅 esa promesa magra que ilusiona el proyecto de un reencuentro. Ella no merec铆a ninguna farsa cuando por voces a medias pero frecuentes, yo bien sab铆a de milicos malandras de uniforme y disfraz que jam谩s cara a cara ni menos hombre a hombre, despedazaban laburantes. Esos que tal vez mejor pensaran en la noche perpetua impuesta por asesinos, rezadores y verborr谩gicos publicistas; toda esa misma mierda.

Lo mismo, de aquello tan cobarde y oculto crecer铆an voces y m谩s voces con ecos de otra historia, as铆 que por a帽os siguientes al 1976 sin finales felices ni suspenso peliculero, rele铆 algo extraviado en tanto olvido: ‘mataron a mi padre y ni siquiera nos dijeron d贸nde’. Y Jelena tal vez delinear铆a ‘te extra帽o con la misma ternura’, ¿m谩s cu谩nto es la nostalgia vana y deshojada ante una realidad sin p谩jaros volando a ciegas al atardecer? Si al fin el tiempo prosigui贸 su ronda y la pena por un amor perdido ya resuena en palabras que dejaron de ser comprometidas. Y en la recordaci贸n del negociante de armas entreverado a esa mujer que yo quisiera tanto, ya merezco decir chau al recuerdo y el olvido. (2012).

*Eduardo P茅rsico naci贸 en Banfield y vive en Lan煤s, Buenos Aires, Argentina.




ARCHIVOS

Mostrar m谩s


OTRA INFORMACI脫N ES POSIBLE

Informaci贸n internacional, derechos humanos, cultura, minor铆as, mujer, infancia, ecolog铆a, ciencia y comunicaci贸n

El Mercurio (elmercuriodigital.es), editado por mercurioPress/El Mercurio de Espa帽a bajo licencia de Creative Commons
©Desde 2002 en internet
Otra informaci贸n es posible