OPINI脫N de Ana Mu帽oz 脕lvarez
“El dinero que me dan mis familiares se lo presto a mi madre y luego ella me lo devuelve”, explicaba hace unos d铆as una joven a un prestigioso diario espa帽ol. En Espa帽a, la crisis se est谩 cebando con las familias. Con cinco de millones de personas en situaci贸n de desempleo y con un mill贸n de hogares donde todos sus componentes est谩n en el paro, la situaci贸n econ贸mica de las familias es muy dif铆cil. A ello, hay que a帽adir la subida de impuestos, de servicios b谩sicos, como el gas o la luz… Llegar a fin de mes se est谩 convirtiendo en todo un reto para muchos hogares. Y todos los miembros sufren la crisis y la reducci贸n del gasto familiar. Tambi茅n los m谩s peque帽os.
Hoy, la palabra “crisis” es habitual en el vocabulario de pol铆ticos, de periodistas, de los adultos… pero tambi茅n est谩 en boca de los j贸venes y de los ni帽os. Todos ellos ven en sus casas que ya no se van de vacaciones, que mam谩 no se compra un vestido desde hace mucho tiempo, que le han bajado la paga o que el carrito del supermercado va lleno de marcas blancas y productos esenciales, nada de “caprichitos”. Los expertos advierten de que lo mejor ante esta situaci贸n es hablar con los hijos y explicarles el nuevo escenario. Tienen que comprender que los ingresos son menores o escasos y que ellos tambi茅n deben adaptarse a esa nueva realidad. No hay que ser catastrofista ni alarmarles, pero s铆 hacerles part铆cipes de la situaci贸n y tambi茅n de la soluci贸n.
Los m谩s peque帽os sufren la situaci贸n de estr茅s de sus padres debido a la crisis. La falta de comunicaci贸n y de di谩logo hace que los hijos se sientan desplazados, como si no fueran parte de la familia. Los peque帽os de la casa tienen que entender y aprender que uno no puede tener todo lo que quiere y ya. El trabajo de la frustraci贸n tiene que empezar a edades tempranas para que ya de mayor sepa “encajar” el fracaso.
Los adolescentes, a pesar de lo que muchos creen, no viven en la inopia. Est谩n informados y conocen cu谩l es la realidad. Tambi茅n se dan cuenta de las situaciones y pueden ser parte de la soluci贸n. De ah铆 la importancia de que las familias hablen de la crisis y de las consecuencias que eso acarrea a sus miembros. Con naturalidad y con un punto de optimismo y esperanza en el futuro. Adem谩s, los profesores de colegios e institutos explican que es dif铆cil que los ni帽os y j贸venes se concentren si est谩n preocupados por lo que ocurre en casa.
La cultura del derroche, del “como tengo dinero, gasto y derrocho”… ha provocado cierto ego铆smo que consiste en s贸lo pensar en el presente. El colch贸n paterno siempre ha estado ah铆 y, en muchos casos, de una manera especialmente protectora. Esto ha hecho que los j贸venes sean impacientes y que no hayan desarrollado sus capacidades para trabajar por lo que uno quiere. Todo ha sido sencillo. En general, es una generaci贸n que ha vivido bien, ha tenido posibilidad de formarse, de viajar, aprender idiomas, divertirse, acceder a la cultura, las nuevas tecnolog铆as… De “vivir la vida”. Muchos piensan que vivir谩n peor que sus padres y s贸lo un 5% piensa que los cambios que se est谩n produciendo hoy ser谩n “muy positivos”, seg煤n un estudio realizado en 2010 por el Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales.
Las tres 煤ltimas crisis en Espa帽a, la de los ochenta, la de los noventa y la actual, han atacado de manera muy grave al empleo. En todas, se ha superado el 20% y no ha ocurrido en otros pa铆ses. No obstante, los soci贸logos y expertos creen que estamos ante la generaci贸n mejor preparada de la historia. Y “todas las sociedades que han tenido una generaci贸n con estas potencialidades han ido a m谩s”, admite Lorenzo Navarrete, profesor de sociolog铆a de la Universidad Complutense de Madrid. Familias e hijos, j贸venes y adultos estamos atrapados en la crisis, como en el D铆a de la Marmota.
“El dinero que me dan mis familiares se lo presto a mi madre y luego ella me lo devuelve”, explicaba hace unos d铆as una joven a un prestigioso diario espa帽ol. En Espa帽a, la crisis se est谩 cebando con las familias. Con cinco de millones de personas en situaci贸n de desempleo y con un mill贸n de hogares donde todos sus componentes est谩n en el paro, la situaci贸n econ贸mica de las familias es muy dif铆cil. A ello, hay que a帽adir la subida de impuestos, de servicios b谩sicos, como el gas o la luz… Llegar a fin de mes se est谩 convirtiendo en todo un reto para muchos hogares. Y todos los miembros sufren la crisis y la reducci贸n del gasto familiar. Tambi茅n los m谩s peque帽os.
Hoy, la palabra “crisis” es habitual en el vocabulario de pol铆ticos, de periodistas, de los adultos… pero tambi茅n est谩 en boca de los j贸venes y de los ni帽os. Todos ellos ven en sus casas que ya no se van de vacaciones, que mam谩 no se compra un vestido desde hace mucho tiempo, que le han bajado la paga o que el carrito del supermercado va lleno de marcas blancas y productos esenciales, nada de “caprichitos”. Los expertos advierten de que lo mejor ante esta situaci贸n es hablar con los hijos y explicarles el nuevo escenario. Tienen que comprender que los ingresos son menores o escasos y que ellos tambi茅n deben adaptarse a esa nueva realidad. No hay que ser catastrofista ni alarmarles, pero s铆 hacerles part铆cipes de la situaci贸n y tambi茅n de la soluci贸n.
Los m谩s peque帽os sufren la situaci贸n de estr茅s de sus padres debido a la crisis. La falta de comunicaci贸n y de di谩logo hace que los hijos se sientan desplazados, como si no fueran parte de la familia. Los peque帽os de la casa tienen que entender y aprender que uno no puede tener todo lo que quiere y ya. El trabajo de la frustraci贸n tiene que empezar a edades tempranas para que ya de mayor sepa “encajar” el fracaso.
Los adolescentes, a pesar de lo que muchos creen, no viven en la inopia. Est谩n informados y conocen cu谩l es la realidad. Tambi茅n se dan cuenta de las situaciones y pueden ser parte de la soluci贸n. De ah铆 la importancia de que las familias hablen de la crisis y de las consecuencias que eso acarrea a sus miembros. Con naturalidad y con un punto de optimismo y esperanza en el futuro. Adem谩s, los profesores de colegios e institutos explican que es dif铆cil que los ni帽os y j贸venes se concentren si est谩n preocupados por lo que ocurre en casa.
La cultura del derroche, del “como tengo dinero, gasto y derrocho”… ha provocado cierto ego铆smo que consiste en s贸lo pensar en el presente. El colch贸n paterno siempre ha estado ah铆 y, en muchos casos, de una manera especialmente protectora. Esto ha hecho que los j贸venes sean impacientes y que no hayan desarrollado sus capacidades para trabajar por lo que uno quiere. Todo ha sido sencillo. En general, es una generaci贸n que ha vivido bien, ha tenido posibilidad de formarse, de viajar, aprender idiomas, divertirse, acceder a la cultura, las nuevas tecnolog铆as… De “vivir la vida”. Muchos piensan que vivir谩n peor que sus padres y s贸lo un 5% piensa que los cambios que se est谩n produciendo hoy ser谩n “muy positivos”, seg煤n un estudio realizado en 2010 por el Grupo de Estudio sobre Tendencias Sociales.
Las tres 煤ltimas crisis en Espa帽a, la de los ochenta, la de los noventa y la actual, han atacado de manera muy grave al empleo. En todas, se ha superado el 20% y no ha ocurrido en otros pa铆ses. No obstante, los soci贸logos y expertos creen que estamos ante la generaci贸n mejor preparada de la historia. Y “todas las sociedades que han tenido una generaci贸n con estas potencialidades han ido a m谩s”, admite Lorenzo Navarrete, profesor de sociolog铆a de la Universidad Complutense de Madrid. Familias e hijos, j贸venes y adultos estamos atrapados en la crisis, como en el D铆a de la Marmota.