OPINI脫N de Amy Goodman
Esta semana, el terror sacudi贸 el cielo de Texas, solo que esta vez no fue provocado por un terrorista sino por un piloto: nada m谩s y nada menos que un piloto certificado por la Administraci贸n Federal de Aviaci贸n. El capit谩n de JetBlue Airways Caly Obson piloteaba el vuelo 191 que se dirig铆a del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, en Nueva York, hacia Las Vegas. Cuando el avi贸n ya se encontraba en el aire, Obson comenz贸 a correr de un lado al otro del pasillo al tiempo que, seg煤n el testimonio de varios pasajeros y las im谩genes tomadas con tel茅fonos celulares, despotricaba acerca de Irak, Israel, al-Qaeda y ataques con bombas, les ped铆a a los pasajeros que rezaran y gritaba: “todos vamos a morir”. Un piloto que se encontraba entre el pasaje ayud贸 al co-piloto a hacer un aterrizaje de emergencia mientras los pasajeros y la tripulaci贸n reduc铆an a Obson, que ha trabajado en JetBlue casi desde la fundaci贸n de la aerol铆nea. Tras el aterrizaje, Obson fue trasladado al hospital y suspendido de sus tareas con licencia remunerada. M谩s tarde se present贸 una acusaci贸n penal en su contra por interferir con la tripulaci贸n del vuelo.
Este incidente basta para provocarle miedo a volar a cualquiera. Sin embargo, tan solo llegar hasta el avi贸n hoy en d铆a puede representar un riesgo a煤n mayor para la salud que el vuelo en s铆 mismo.
Las nuevas tecnolog铆as de control de seguridad en los aeropuertos —principalmente los esc谩neres de retrodispersi贸n de rayos X— son cada vez m谩s resistidas. El uso de este tipo de esc谩neres est谩 siendo cuestionado tanto debido a su eficacia como a preocupaciones de que la exposici贸n a la radiaci贸n puede provocar c谩ncer. A esta preocupaci贸n sobre la salud se agrega la naturaleza gr谩fica de las im谩genes captadas, b谩sicamente fotos que muestran desnudas a cada una de las personas que pasa a trav茅s de la m谩quina, y la naturaleza agresiva (y para algunos humillante) de la alternativa al esc谩ner: el “cacheo pormenorizado” realizado por un funcionario de la Administraci贸n de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en ingl茅s).
La Senadora republicana Susan Collins present贸 un proyecto de ley que exigir铆a que los esc谩neres de retrodispersi贸n de rayos X sean sometidos a an谩lisis en laboratorios independientes, lo mismo que un grupo de cient铆ficos de la Universidad de California, San Francisco le solicit贸 al gobierno de Obama en abril de 2010. En respuesta a la afirmaci贸n de la TSA (en rigor, una afirmaci贸n de la fabricante de esc谩neres Rapiscan) de que la dosis de radiaci贸n es menor a “la recibida al comer una banana”, el catedr谩tico John Sedat y otros acad茅micos escribieron: “Si bien la dosis ser铆a segura si fuera distribuida de igual forma en todo el cuerpo, la dosis en la piel puede ser peligrosamente alta. Hay motivos razonables para creer que estos esc谩neres aumentar谩n el riesgo de c谩ncer en ni帽os y otras poblaciones vulnerables, como mujeres embarazadas”. El Doctor Michael Love, director del instituto de rayos-X de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, le dijo a la revista Discover que si este riesgo se multiplica por los 700 millones de viajeros anuales, “seguramente alguien va a contraer c谩ncer de piel”. La Uni贸n Europea prohibi贸 estas m谩quinas.
En los viajes que realic茅 durante los 煤ltimos fines de semana me negu茅 a pasar por los esc谩neres, que es un derecho que tiene todo pasajero, a pesar de que la opci贸n casi nunca est谩 indicada en ninguna parte (el proyecto de ley de la senadora Collins tambi茅n exige que haya se帽alizaciones claras). Me hicieron esperar hasta que los empleados de la TSA estuvieran disponibles para realizar lo que eufem铆sticamente se denomina “cacheo pormenorizado”. La agresividad con la que la funcionaria de la TSA cuestion贸 mi decisi贸n de no pasar por el esc谩ner fue tan solo igualada por la agresividad del cacheo cuando me negu茅 a cambiar de decisi贸n. De regreso a Nueva York, una amiga que reci茅n llegaba desde el Aeropuerto Internacional de O’Hare, en Chicago, me cont贸 c贸mo una funcionaria de la TSA pas贸 las manos por la parte delantera de su pantal贸n y le dijo: “¡Parece que perdi贸 algo de peso!”.
¿Qui茅n se beneficia con esto? Las dos empresas que fabrican los esc谩neres de cuerpo entero tienen amigos poderosos. Seg煤n informaron los peri贸dicos The Hill y The Washington Post, L-3 Communications, la empresa fabricante del esc谩ner de ondas milim茅tricas, contrat贸 a la lobbista Linda Daschle, esposa del ex senador Tom Daschle. Tambi茅n se inform贸 que Rapiscan, la empresa fabricante de la m谩quina de retrodispersi贸n de rayos X, pag贸 1 mill贸n de d贸lares al Chertoff Group, dirigido por el ex Director de Seguridad Nacional Michael Chertoff, mientras 茅ste aparec铆a en los medios publicitando las bondades de las m谩quinas. Cada uno de estos aparatos le cuesta alrededor de 150.000 d贸lares a los contribuyentes, pero eso es solo su compra; la instalaci贸n y el personal para operarlos cuestan mucho m谩s.
Los propios agentes de la TSA podr铆an ser los que afronten los peores riesgos. Un reciente informe del inspector general de la TSA reconoci贸 que “es preciso instalar escudos para reducir a煤n m谩s los niveles de exposici贸n a la radicaci贸n de los operadores del esc谩ner de retrodispersi贸n de rayos X”. Tambi茅n advirti贸 que los empleados de la TSA plantearon que no han recibido capacitaci贸n suficiente como para operar las m谩quinas. Michael Grabell, un periodista de ProPublica que ha escrito mucho sobre los esc谩neres de cuerpo entero, me dijo: “T茅cnicos de radiaci贸n le dijeron a algunos de los operadores de la TSA: 'si yo operara alguna de esas m谩quinas, usar铆a un medidor de radioactividad'. Pero la TSA no lo permiti贸”.
Estas preocupaciones provocaron que el Centro de Informaci贸n sobre Privacidad Electr贸nica demandara a la TSA y al Departamento de Seguridad Nacional, para procurar que se ponga fin al uso de los esc谩neres, al menos hasta que se realicen ex谩menes independientes de los riesgos y se publiquen los resultados.
Hasta que no tengamos la certeza de que los esc谩neres son seguros, seguir茅 optando por no someterme a ellos.
*Denis Moynihan colabor贸 en la producci贸n period铆stica de esta columna.
Esta semana, el terror sacudi贸 el cielo de Texas, solo que esta vez no fue provocado por un terrorista sino por un piloto: nada m谩s y nada menos que un piloto certificado por la Administraci贸n Federal de Aviaci贸n. El capit谩n de JetBlue Airways Caly Obson piloteaba el vuelo 191 que se dirig铆a del Aeropuerto Internacional John F. Kennedy, en Nueva York, hacia Las Vegas. Cuando el avi贸n ya se encontraba en el aire, Obson comenz贸 a correr de un lado al otro del pasillo al tiempo que, seg煤n el testimonio de varios pasajeros y las im谩genes tomadas con tel茅fonos celulares, despotricaba acerca de Irak, Israel, al-Qaeda y ataques con bombas, les ped铆a a los pasajeros que rezaran y gritaba: “todos vamos a morir”. Un piloto que se encontraba entre el pasaje ayud贸 al co-piloto a hacer un aterrizaje de emergencia mientras los pasajeros y la tripulaci贸n reduc铆an a Obson, que ha trabajado en JetBlue casi desde la fundaci贸n de la aerol铆nea. Tras el aterrizaje, Obson fue trasladado al hospital y suspendido de sus tareas con licencia remunerada. M谩s tarde se present贸 una acusaci贸n penal en su contra por interferir con la tripulaci贸n del vuelo.
Este incidente basta para provocarle miedo a volar a cualquiera. Sin embargo, tan solo llegar hasta el avi贸n hoy en d铆a puede representar un riesgo a煤n mayor para la salud que el vuelo en s铆 mismo.
Las nuevas tecnolog铆as de control de seguridad en los aeropuertos —principalmente los esc谩neres de retrodispersi贸n de rayos X— son cada vez m谩s resistidas. El uso de este tipo de esc谩neres est谩 siendo cuestionado tanto debido a su eficacia como a preocupaciones de que la exposici贸n a la radiaci贸n puede provocar c谩ncer. A esta preocupaci贸n sobre la salud se agrega la naturaleza gr谩fica de las im谩genes captadas, b谩sicamente fotos que muestran desnudas a cada una de las personas que pasa a trav茅s de la m谩quina, y la naturaleza agresiva (y para algunos humillante) de la alternativa al esc谩ner: el “cacheo pormenorizado” realizado por un funcionario de la Administraci贸n de Seguridad en el Transporte (TSA, por sus siglas en ingl茅s).
La Senadora republicana Susan Collins present贸 un proyecto de ley que exigir铆a que los esc谩neres de retrodispersi贸n de rayos X sean sometidos a an谩lisis en laboratorios independientes, lo mismo que un grupo de cient铆ficos de la Universidad de California, San Francisco le solicit贸 al gobierno de Obama en abril de 2010. En respuesta a la afirmaci贸n de la TSA (en rigor, una afirmaci贸n de la fabricante de esc谩neres Rapiscan) de que la dosis de radiaci贸n es menor a “la recibida al comer una banana”, el catedr谩tico John Sedat y otros acad茅micos escribieron: “Si bien la dosis ser铆a segura si fuera distribuida de igual forma en todo el cuerpo, la dosis en la piel puede ser peligrosamente alta. Hay motivos razonables para creer que estos esc谩neres aumentar谩n el riesgo de c谩ncer en ni帽os y otras poblaciones vulnerables, como mujeres embarazadas”. El Doctor Michael Love, director del instituto de rayos-X de la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins, le dijo a la revista Discover que si este riesgo se multiplica por los 700 millones de viajeros anuales, “seguramente alguien va a contraer c谩ncer de piel”. La Uni贸n Europea prohibi贸 estas m谩quinas.
En los viajes que realic茅 durante los 煤ltimos fines de semana me negu茅 a pasar por los esc谩neres, que es un derecho que tiene todo pasajero, a pesar de que la opci贸n casi nunca est谩 indicada en ninguna parte (el proyecto de ley de la senadora Collins tambi茅n exige que haya se帽alizaciones claras). Me hicieron esperar hasta que los empleados de la TSA estuvieran disponibles para realizar lo que eufem铆sticamente se denomina “cacheo pormenorizado”. La agresividad con la que la funcionaria de la TSA cuestion贸 mi decisi贸n de no pasar por el esc谩ner fue tan solo igualada por la agresividad del cacheo cuando me negu茅 a cambiar de decisi贸n. De regreso a Nueva York, una amiga que reci茅n llegaba desde el Aeropuerto Internacional de O’Hare, en Chicago, me cont贸 c贸mo una funcionaria de la TSA pas贸 las manos por la parte delantera de su pantal贸n y le dijo: “¡Parece que perdi贸 algo de peso!”.
¿Qui茅n se beneficia con esto? Las dos empresas que fabrican los esc谩neres de cuerpo entero tienen amigos poderosos. Seg煤n informaron los peri贸dicos The Hill y The Washington Post, L-3 Communications, la empresa fabricante del esc谩ner de ondas milim茅tricas, contrat贸 a la lobbista Linda Daschle, esposa del ex senador Tom Daschle. Tambi茅n se inform贸 que Rapiscan, la empresa fabricante de la m谩quina de retrodispersi贸n de rayos X, pag贸 1 mill贸n de d贸lares al Chertoff Group, dirigido por el ex Director de Seguridad Nacional Michael Chertoff, mientras 茅ste aparec铆a en los medios publicitando las bondades de las m谩quinas. Cada uno de estos aparatos le cuesta alrededor de 150.000 d贸lares a los contribuyentes, pero eso es solo su compra; la instalaci贸n y el personal para operarlos cuestan mucho m谩s.
Los propios agentes de la TSA podr铆an ser los que afronten los peores riesgos. Un reciente informe del inspector general de la TSA reconoci贸 que “es preciso instalar escudos para reducir a煤n m谩s los niveles de exposici贸n a la radicaci贸n de los operadores del esc谩ner de retrodispersi贸n de rayos X”. Tambi茅n advirti贸 que los empleados de la TSA plantearon que no han recibido capacitaci贸n suficiente como para operar las m谩quinas. Michael Grabell, un periodista de ProPublica que ha escrito mucho sobre los esc谩neres de cuerpo entero, me dijo: “T茅cnicos de radiaci贸n le dijeron a algunos de los operadores de la TSA: 'si yo operara alguna de esas m谩quinas, usar铆a un medidor de radioactividad'. Pero la TSA no lo permiti贸”.
Estas preocupaciones provocaron que el Centro de Informaci贸n sobre Privacidad Electr贸nica demandara a la TSA y al Departamento de Seguridad Nacional, para procurar que se ponga fin al uso de los esc谩neres, al menos hasta que se realicen ex谩menes independientes de los riesgos y se publiquen los resultados.
Hasta que no tengamos la certeza de que los esc谩neres son seguros, seguir茅 optando por no someterme a ellos.
*Denis Moynihan colabor贸 en la producci贸n period铆stica de esta columna.