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España dijo No a la reforma laboral de Rajoy

AVN.- "Sin pan, no hay paz". Esta frase se repitió en un gran número de pancartas que portaban miles de españoles que este jueves decidieron acompañar con masivas marchas, en Madrid y en diferentes ciudades del país, la convocatoria a una huelga general de 24 horas, en rechazo a la reforma laboral del Gobierno de Mariano Rajoy, del Partido Popular (PP), que, entre otros aspectos, facilita el despido y permite la reducción de salarios en las empresas.

La frase no es gratuita: promete continuar las protestas hasta que el Ejecutivo decida dar marcha atrás, algo que no parece estar en el panorama del Gobierno, cuyos voceros han insistido en que no se cambiará "un ápice" al contenido de la reforma.

"Creo que hay que permanecer en las calles hasta que quieran negociar", estimó Gloria Moreno, de 48 años, mientras marchaba rumbo a la plaza de la Puerta del Sol, donde concluyó en Madrid, con las alocuciones de los jefes de los principales sindicatos, la jornada de protesta.

Ella, que tiene la suerte de tener trabajo en un país donde hay más de cinco millones de desempleados, no cree en la promesa de Rajoy según la cual esta reforma ayudará a crear puestos de trabajo. Al contrario, está convencida de que destruirá el empleo y va a precarizar mucho más el mercado laboral de un país cuya cifra de desempleo es de 22,85%.

"Creo que es un recorte de derechos que no es necesario", dijo a AVN, y procede a enumerar esos derechos que considera violados por la reforma, presentada en febrero por el Gobierno y aún en proceso de ratificación parlamentaria: "La negociación colectiva se elimina prácticamente, lo que es una manera de quitarle poder a los sindicatos". Esto implica que ahora se dará prioridad a los convenios que alcancen las empresas, por encima de aquellos pactados por las organizaciones sindicales.

También cuenta que se suprimen los llamados salarios de tramitación, que son los que cobra el trabajador que ha sido despedido y ha interpuesto una demanda. Además, por supuesto, menciona las más conocidas: la reducción de las indemnizaciones por despido y la introducción de un período de prueba de un año, durante el cual el empleado puede ser despedido sin justificación, como parte de los contratos indefinidos. "Es un retroceso muy grande", concluye.

Los sindicatos: Fue un éxito

La jornada se desarrolló en relativa calma en su mayor parte, salvo el caso de la ciudad de Barcelona, donde se desarrollaron fuertes enfrentamientos entre la Policía y los manifestantes, que arrojó por lo menos una veintena de heridos y un número similar de detenidos, según la estatal Televisión Expañola (TVE).

La huelga comenzó a la medianoche con paralización principalmente en las industrias. Los grupos o piquetes de los sindicatos se desplegaron en las puertas de las fábricas para llamar al paro. En algunos casos hubo pequeñas trifulcas, cuando algunos negocios pretendían abrir, como sucedió en Mercamadrid, la distribuidora de alimentos. El transporte y los hospitales cumplieron con los servicios mínimos acordados. En el caso del subterráneo capitalino, los usuarios tuvieron que aguardar por un tren al menos 12 minutos, cuando por lo regular la espera no supera los cuatro minutos.

El acatamiento en los comercios fue desigual, pero el verdadero impacto de la jornada se evidenció, en Madrid, en la multitudinaria marcha que recorrió desde la plaza de Neptuno, siguió por el paseo del Prado para desembocar en la Puerta del Sol. La gente estuvo en las calles desde la mañana, y alrededor de las 7:00 de la tarde comenzó a reunirse para marchar, según lo previsto.

Al cierre, Ignacio Fernández Toxo, secretario general de Comisiones Obreras (CCOO), uno de los sindicatos que promovió la huelga, resaltó la convocatoria y calificó a los marchistas como "un río democrático de personas que defienden sus derechos y el modelo social que tanto ha costado a la ciudadanía de este país".

En su opinión, el Gobierno de derecha aprovecha la crisis (España entró de nuevo en recesión al presentar un déficit de 1,94% del PIB en febrero) para "darle la vuelta como un calcetín a las relaciones laborales". El mismo Rajoy ha indicado que este año, dado el ajuste económico que debe hacer el país para cumplir con las metas acordadas en la Unión Europea, se perderán otros 630.000 puestos de trabajo.

"Con esta reforma quieren devaluar los salarios y los costes laborales, conduciendo a la pobreza a millones de trabajadores y erosionando nuestro modelo social, que se financia con las cotizaciones que se generan en los centros de trabajo", sostuvo Rodríguez Toxo, quien, además, recordó que la reforma no sólo abarata sino que "hace libre y gratuito el despido". "Va a provocar una sangría mayor de destrucción de empleo. Esto es a lo que la clase obrera y la sociedad española ha dicho NO con esta huelga. NO a una reforma que conduce rápidamente al camino de los seis millones de parados en España", aseguró.

Por ello, advirtió a Rajoy que la protesta no se detendrá. "Si no cambia la reforma, si insiste en una dinámica suicida de ajustes, habrá conflicto ascendente y será prolongado en el tiempo", puntualizó. "Esta huelga la vamos a ganar. Esta huelga dará resultado tarde o temprano", confió. Mientras, el secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), Cándido Méndez, insistió en el llamado al Gobierno a abrir las negociaciones.

El Gobierno: impacto moderado

Tal como lo prometió este miércoles, el Gobierno dio reportes parciales de la huelga durante todo el jueves, en la voz de la directora general de Política Interior, Cristina Díaz, cuyo último parte, ofrecido a las 7:00 de la noche, dio cuenta de que la octava huelga general de la democracia y la primera de Rajoy "tuvo un impacto muy moderado a lo largo del día". Enseguida, anunció que hubo 176 detenidos y 58 agentes y 46 ciudadanos heridos.

Por su parte, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, aunque aseguró que su despacho está abierto a las negociaciones de manera permanente ("diálogo hasta la extenuación", dijo), reiteró: "las partes troncales no se van a cambiar porque entendemos que son las necesarias para volver al crecimiento económico y que se transforme cuanto antes en creación de empleo".

Pese a que para los sindicatos la huelga registró manifestaciones masivas sin precedentes y un acatamiento cercano a 70%, Báñez señaló que los datos sobre el consumo eléctrico, un indicativo usado para medir el impacto de estas paralizaciones, dan cuenta de que el efecto fue menor al de la huelga que sufrió la reforma laboral de José Luis Rodríguez Zapatero en septiembre de 2011.

Sin embargo, las reducciones en el consumo de energía fueron muy parecidas en ambas huelgas. De acuerdo con el diario El País, a las 5:00 de la mañana, la demanda fue de 19.682 megavatios, una caída de 13,5% frente a los 22.746 habituales. A las 7:50, la demanda fue de 23.992 megavatios, 21% menos de lo previsto. A las 2:00 de la tarde, el descenso se moderaba y la diferencia era de 14,15%, mientras que a las 6:30 de la tarde, la caída era de 16,3%.

Marcha joven

Aunque hubo presencia en la manifestación en Madrid de personas de todas las edades, la representación de los jóvenes despuntaba por el número, la algarabía, el colorido y los cánticos.

Seila Sánchez, de 28 años, dijo que se sumó a la huelga porque "tenemos que reconquistar los derechos que hemos perdido". El despido con una indemnización a 20 días en lugar de los 33 vigentes es una de sus mayores críticas. "Además, se va a poder despedir por absolutamente todo, puesto que se ha abierto tanto el abanico de despido procedente que se admite cualquier cosa. También se ven mermados los derechos de sindicación", agregó desde la plaza de Neptuno, en Madrid.

No temió faltar hoy a su empleo. "Tengo un trabajo que también es precario puesto que no es fijo, podrían despedirme en cualquier momento y considero que mi deber como trabajadora es venir a una huelga contra una reforma laboral injusta", sostuvo.

"Todo lo que han conseguido nuestros padres lo acaban de destruir", estimó, por su parte, Mark López, de 29 años. "Le dieron el derecho a la empresa de despedir cuando quiera. Nosotros no valemos nada, tu esfuerzo no vale nada. Incluso por cogerme una baja médica y faltar más de 10 días me pueden echar, ya el justificante médico no vale. Aquí los políticos saben más que los médicos, pero esto es España, aquí funciona todo al revés", expresó el joven, que trabaja en un comercio.

La búsqueda de un mejor porvenir movió a muchos de los marchistas. "Respeto a mi futuro", podía leerse en la pancarta que portaba una niña, sentada sobre los hombros de su padre en el centro de Madrid.




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