OPINI脫N de Julio Ortega
Las visceras de Xel铆n colgando en la Maestranza
¿Es esto lo que quer茅is blindar? Ved las im谩genes, que las contemplen todos los ciudadanos, ni帽os incluidos por supuesto, que sepan qu茅 es lo que os empe帽谩is con tortuoso y patol贸gico af谩n en proclamar Bien de Inter茅s Cultural: la dantesca estampa de un caballo destripado trotando en la Maestranza de Sevilla hacia su muerte por un camino de sufrimiento atroz, inimaginable para vosotros caterva despiadada. Sus v铆sceras colgando no s贸lo no os perturban, taurinos enfermos, sino que a algunos os divierten. Esta vez no podr茅is mentir como sol茅is hacer, pues hay fotograf铆as que recogen a espectadores, aunque tal vez deber铆a calificarlos de engendros, sonriendo con ganas mientras el toro escarba con sus cuernos en la barriga del desdichado caballo.
Y s铆, digo ni帽os, claro que lo hago, porque es preferible que de una vez por todas contemplen la feroz realidad de la tauromaquia para as铆 rechazarla el resto de su vida, a que se vean sometidos a vuestros continuos intentos de acceder a las escuelas para con degeneradas charlas en ellas o llev谩ndolos de excursi贸n a los infames ruedos, imbuir en sus mentes las bondades de un espect谩culo tan miserable e inmundo como aquellos que lo defienden. Como vosotros.
Yo s茅 que nada os importa la suerte de ese caballo llamado Xelin, como tampoco lo hace la del toro y, en no pocas ocasiones, incluso esper谩is que vuestra entrada os brinde alguna grave cogida que despu茅s recordar y comentar con vuestros depravados colegas de afici贸n, que probablemente sentir谩n envidia al saber que fuisteis testigos de la menos habitual, pero tambi茅n factible, escena abundante en sangre con el matador como protagonista. El desajuste mental y el extrav铆o 茅tico del que hac茅is gala os convierte en seres profundamente nocivos para la sociedad. No me pid谩is comprensi贸n ni respeto, no cuando vuestra perversi贸n es la que provoca y perpet煤a la agon铆a continua de seres vivos. Hoy la de un caballo, a veces la de hombres y siempre la de los toros.
Hace pocos d铆as ve铆a en una p谩gina taurina los resultados de una encuesta en la que se preguntaba si los caballos deb铆an o no llevar funda. Casi un 80% de los que hab铆an votado dec铆an que no. Supongo que alimenta vuestro morbo, vuestra insaciable necesidad de sufrimiento en el cuerpo de otros, la sola idea de regresar a aquellos tiempos en los que por no disponer de protecciones, en casi todas las corridas de toros mor铆a alg煤n caballo tras derramar sus entra帽as en el albero. Hay que ser s谩dicos para a帽orar algo as铆. Hay que ser como vosotros sois.
Que las terribles im谩genes de ese animal, que las palabras dichas por taur贸filos al respecto como que "es un espect谩culo de vida y muerte por mucho que los antitaurinos no lo entiendan y al caballo le hab铆a llegado su hora", que las risas de los testigos y que la absoluta certeza de que la tauromaquia es, adem谩s de una exhibici贸n de violencia y dolor, uno de los modos m谩s abyectos de emplear el dinero p煤blico, sirvan para que de una vez por todas se ponga desde la administraci贸n fin a esta diversi贸n y negocio propio de psic贸patas. Si ellos hablan de arte, cultura o tradici贸n yo quiero, Se帽ores Pol铆ticos, hacerlo de valor: el que les pido que tengan para contemplar con detenimiento las im谩genes de Xelin con el contenido de su abdomen fuera y despu茅s decidan. Ya est谩 bien de transigir con la crueldad de este crimen injustificable contra animales y humanos.
Hoy mi angustia y mi rabia son muy dif铆ciles de describir. Es tal la repulsi贸n que siento por quienes perpetran, permiten, alientan y subvencionan algo as铆, tan desgarradora mi tristeza ante la visi贸n de ese caballo cuyo padecimiento apenas puedo concebir, me golpean con tanta fuerza en el cerebro y en el est贸mago la aversi贸n y el aborrecimiento, y es de tal intensidad el desprecio que siento por los canallas que hacen esto posible, que s贸lo insultos que al fin no ser铆an m谩s que descripciones y a煤n escasas saldr铆an de mi boca. En cualquier caso, ni todas las palabras que yo pueda pronunciar, cargadas de animadversi贸n y hasta de odio por esa gentuza, ser铆an una parte infinitesimal de todo el da帽o que ellos causan en solo minuto de una corrida.
Las visceras de Xel铆n colgando en la Maestranza
¿Es esto lo que quer茅is blindar? Ved las im谩genes, que las contemplen todos los ciudadanos, ni帽os incluidos por supuesto, que sepan qu茅 es lo que os empe帽谩is con tortuoso y patol贸gico af谩n en proclamar Bien de Inter茅s Cultural: la dantesca estampa de un caballo destripado trotando en la Maestranza de Sevilla hacia su muerte por un camino de sufrimiento atroz, inimaginable para vosotros caterva despiadada. Sus v铆sceras colgando no s贸lo no os perturban, taurinos enfermos, sino que a algunos os divierten. Esta vez no podr茅is mentir como sol茅is hacer, pues hay fotograf铆as que recogen a espectadores, aunque tal vez deber铆a calificarlos de engendros, sonriendo con ganas mientras el toro escarba con sus cuernos en la barriga del desdichado caballo.
Y s铆, digo ni帽os, claro que lo hago, porque es preferible que de una vez por todas contemplen la feroz realidad de la tauromaquia para as铆 rechazarla el resto de su vida, a que se vean sometidos a vuestros continuos intentos de acceder a las escuelas para con degeneradas charlas en ellas o llev谩ndolos de excursi贸n a los infames ruedos, imbuir en sus mentes las bondades de un espect谩culo tan miserable e inmundo como aquellos que lo defienden. Como vosotros.
Yo s茅 que nada os importa la suerte de ese caballo llamado Xelin, como tampoco lo hace la del toro y, en no pocas ocasiones, incluso esper谩is que vuestra entrada os brinde alguna grave cogida que despu茅s recordar y comentar con vuestros depravados colegas de afici贸n, que probablemente sentir谩n envidia al saber que fuisteis testigos de la menos habitual, pero tambi茅n factible, escena abundante en sangre con el matador como protagonista. El desajuste mental y el extrav铆o 茅tico del que hac茅is gala os convierte en seres profundamente nocivos para la sociedad. No me pid谩is comprensi贸n ni respeto, no cuando vuestra perversi贸n es la que provoca y perpet煤a la agon铆a continua de seres vivos. Hoy la de un caballo, a veces la de hombres y siempre la de los toros.
Hace pocos d铆as ve铆a en una p谩gina taurina los resultados de una encuesta en la que se preguntaba si los caballos deb铆an o no llevar funda. Casi un 80% de los que hab铆an votado dec铆an que no. Supongo que alimenta vuestro morbo, vuestra insaciable necesidad de sufrimiento en el cuerpo de otros, la sola idea de regresar a aquellos tiempos en los que por no disponer de protecciones, en casi todas las corridas de toros mor铆a alg煤n caballo tras derramar sus entra帽as en el albero. Hay que ser s谩dicos para a帽orar algo as铆. Hay que ser como vosotros sois.
Que las terribles im谩genes de ese animal, que las palabras dichas por taur贸filos al respecto como que "es un espect谩culo de vida y muerte por mucho que los antitaurinos no lo entiendan y al caballo le hab铆a llegado su hora", que las risas de los testigos y que la absoluta certeza de que la tauromaquia es, adem谩s de una exhibici贸n de violencia y dolor, uno de los modos m谩s abyectos de emplear el dinero p煤blico, sirvan para que de una vez por todas se ponga desde la administraci贸n fin a esta diversi贸n y negocio propio de psic贸patas. Si ellos hablan de arte, cultura o tradici贸n yo quiero, Se帽ores Pol铆ticos, hacerlo de valor: el que les pido que tengan para contemplar con detenimiento las im谩genes de Xelin con el contenido de su abdomen fuera y despu茅s decidan. Ya est谩 bien de transigir con la crueldad de este crimen injustificable contra animales y humanos.
Hoy mi angustia y mi rabia son muy dif铆ciles de describir. Es tal la repulsi贸n que siento por quienes perpetran, permiten, alientan y subvencionan algo as铆, tan desgarradora mi tristeza ante la visi贸n de ese caballo cuyo padecimiento apenas puedo concebir, me golpean con tanta fuerza en el cerebro y en el est贸mago la aversi贸n y el aborrecimiento, y es de tal intensidad el desprecio que siento por los canallas que hacen esto posible, que s贸lo insultos que al fin no ser铆an m谩s que descripciones y a煤n escasas saldr铆an de mi boca. En cualquier caso, ni todas las palabras que yo pueda pronunciar, cargadas de animadversi贸n y hasta de odio por esa gentuza, ser铆an una parte infinitesimal de todo el da帽o que ellos causan en solo minuto de una corrida.
