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El muy confuso liberalismo econ贸mico

OPINI脫N de Eduardo P茅rsico 

La economia no es ninguna ciencia. Es un juego de cartas con pretensiones (Enrique Silberstein) .

Seg煤n la economista norteamericana Ellen Brown, en ‘Telara帽a de la Deuda’, 煤ltimo de sus once libros, el ‘Vampiro’ de Goldman Sachs, ‘un cartel privado usurpador de el poder de crear dinero’. luego de haber obtenido en los Estados Unidos rescates bancarios por varios millones de d贸lares, fracas贸 en el a帽o 2008 para lograr del mismo gobierno norteamericano un Fondo Permanente de Rescate o Alivio para Activos en Problemas que cubriera 铆ntegro al sistema financiero; un exceso incalculable. Y afirma la investigadora que sin embargo ese proyecto de ‘rescate irrevocable y permanente´, tuvo 茅xito en Europa, el hoy llamado Mecanismo Europeo de Estabilizaci贸n fue aprobado y el ‘golpe de los banqueros’, seg煤n Brown triunf贸 en toda la zona Euro. Recurso que expone a los contribuyentes a cada requerimiento que los eur贸cratas financieros le demanden, en una indudable maniobra de liberalismo econ贸mico a ultranza de ‘primero salvemos a los bancos’. Logro de la Goldman Sachs en trasladar sin discusi贸n la crisis a los pa铆ses europeos adheridos al euro, por m谩s que semejante apropiaci贸n del dinero ajeno cargara de incredulidad a todo el sistema.

Por sus decadencias crece la duda conceptual que enfrenta hoy el neoliberalismo econ贸mico, algo apreciable ante los resultados electorales que se dieran en las 煤ltimas elecciones en Europa. Como tampoco lo fueron electoralmente efectivas tantas indicaciones y arengas a lo pa铆ses emergentes de Am茅rica Latina, reiterativas en que aqu铆 se aplique la m谩s absoluta libertad de comercio y sus propios planes de una ‘modernizaci贸n’ dejando ya mismo la explotaci贸n de nuestras riquezas naturales en manos privadas. Para ellos, su eficacia t茅cnica es sin duda m谩s racional y efectiva que la de cualquier estado latinoamericano; una graciosa por desinformada Verdad instaurada por los te贸ricos de esa concepci贸n econ贸mica, tan convencidos de saberlo todo. Y por semejante irrealidad objetiva, el neoliberalismo econ贸mico y privatista no aprecia ning煤n atisbo favorable a un pa铆s latinoamericano, y sin mucho arsenal te贸rico descarga su malestar en contra del nacionalismo irracional, el populismo autoritario y otras simplezas contra todo gobierno que disponga jur铆dicamente de sus bienes naturales. Una decisi贸n inherente a cualquier Estado que significa ejercer el derecho de cada pa铆s a proteger el futuro de sus habitantes, algo que jam谩s es una d茅bil aspiraci贸n. Ese malestar de los gobiernos de otros pa铆ses por estimarse tan modernos y centrales, hoy lo soportan sus propios habitantes ante el atropello de una econom铆a basada en la especulaci贸n financiera y no en la actividad productiva; un perfil al menos humillante.

Algo primordial al capitalismo es una buena ocupaci贸n de la mano de obra, que por s铆 misma amplia y multiplica los participantes al estado de bienestar. Sin el empleo absoluto que el empresariado no utiliza como regulador del trabajador, toda buena ocupaci贸n genera una demanda y es un elemental principio que durante los 煤ltimos a帽os despreciaran los seguidores de Goldman Sachs por toda Europa. Un desenfreno financiero dominado por un sector de carteras bancarias que ya ocasionaron masivas desocupaciones y p茅rdida de los beneficios sociales del gent铆o. Un asunto que en muchos casos, los mismos trabajadores culpan del desastre econ贸mico al exceso de inmigrantes. ‘Que ya son m谩s de los soportable por nuestro pa铆s’, anunci贸 el franc茅s Sarkozy en plena campa帽a electoral; y en aquello de culpar al enemigo equivocado, a la inmigraci贸n se le atribuye en toda Europa muy baja capacitaci贸n. Por un arraigado clasismo tan desafortunado en este siglo veintiuno, que hasta nos permite intuir que al frenarse del todo la rueda la rueda econ贸mica tampoco proteger谩 a los profesionales universitarios que sin el aporte de quienes elaboran la riqueza generalizada, no la pasar铆an muy bien. Sin producci贸n detr谩s ellos tambi茅n se matar铆an de aburrimiento en su gabinetes profesionales en cuanto por esa implacable regla econ贸mica que bien saben los hacedores del capitalismo, - injusto pero verdadero- la producci贸n y el consumo deben ser lo m谩s generalizado posible. Algo tan desatendido en los pa铆ses de Europa, centrales o no, hoy Espa帽a exhibe una desocupaci贸n creciente y en la calle a los Indignados hace ya un a帽o. M谩s otras imprevisiones del gobierno de Mariano Rajoy, quien luego de enjuiciar duramente de intervencionista y confiscadora a la Argentina por renacionalizar las acciones de Repsol en Yacimientos Petrol铆feros Fiscales, el mi茅rcoles 9 de mayo del 2012 tom贸 en pago como paquete accionario m谩s de cuatro mil millones de euros que la casi quebrada financiera Bankia deb铆a al Estado Espa帽ol, y anunciara de paso ‘otras buenas decisiones para los bancos en estos d铆as’. ¿En qu茅 quedamos frente a un r茅gimen tan contradictorio? Cierta duda que al menos vale preguntarse. (mayo 012)

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*Eduardo P茅rsico naci贸 en Banfield y vive en Lan煤s, Buenos Aires, Argentina. www.eduardopersico.blogspot.com


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