OPINI脫N de Julio Ortega
La filosof铆a al servicio de la violencia con seres vivos
En 1980, cuando todav铆a buscaba, infructuosamente, una discoteca en la que me dejasen entrar, sali贸 una canci贸n de Alaska y Dinarama titulada “Perlas ensangrentadas”. Algo ten铆a que me fascin贸, y tan intenso era ese algo que lo sigue haciendo. Pero estos d铆as su recuerdo se ha trasladado de la rebotica al escaparate de mi cerebro aunque, lamentablemente, haya sido motivado por un asunto en el que el placer se aparta para dejar lugar al asco y la incomprensi贸n: las declaraciones acerca de la tauromaquia de Fernando Savater durante una conferencia celebrada en un espacio denominado “Arte y Cultura” junto a la Plaza de Toros de las Ventas. Vamos, como poner la coletilla “sin animo de lucro” a las gestiones de Urdangar铆n. Lanzados a concebir aberraciones el l铆mite s贸lo est谩 en la 茅tica de los protagonistas y si 茅sta es v铆ctima de la degradaci贸n las fronteras pueden situarse allende la dignidad para clavarse en pleno estercolero moral. Su disertaci贸n es un paradigma de lo que digo.
Porque eso es lo que quiero analizar aqu铆, “perlitas” te帽idas de rojo sangre salidas de la boca de un fil贸sofo que menos mal que tiene la decencia de admitir que pas贸 de ser un revolucionario a transformarse en un conservador (valedor tambi茅n de los episodios m谩s repugnantes del pasado que todav铆a son presente), aunque su sinceridad acabe en un ejercicio de cinismo, lo hace cuando aclara que se convirti贸 “en un conservador sin vileza”, ¿est谩 seguro? Que, al m谩s puro estilo Vargas Llosa, en su discurso hay mucho de un patriotismo de aguilucho rojigualda cuando aprovecha para arremeter contra los estados de las autonom铆as, de las que es conocido enemigo, utilizando entre otros argumentos el rechazo a su soberan铆a ante cuestiones relativas a la tauromaquia es evidente, como lo es que su postura reaccionaria en consonancia con los postulados de la derecha m谩s rancia, se al铆a con la ruindad defendiendo como lo hace la innegable tortura, el irrebatible sufrimiento y la incontestable violencia de una corrida de toros. Despu茅s lo puede disfrazar como quiera al alim贸n con su partenaire en la conferencia y amigo de las ni帽as orientales Fernando S谩nchez Drag贸, que sea cual sea la calidad ling眉铆stica de su verborrea no desvirt煤a lo que hay tras ella, como la m煤sica de Wagner escuchada por alguno de sus ide贸logos no restaba un 谩pice de espanto al asesinato de los abogados laboralistas de Atocha. ¿Qu茅 aquello fue un crimen? Es cierto, pero unos pocos a帽os antes era legal que el Estado ejecutase a quien le pareciese conveniente. Ya ve, la apariencia formal de un acto puede variar de un d铆a a otro, su esencia, noble o perversa, permanece inmutable m谩s all谩 de su legitimaci贸n o no en c贸digos vigentes.
Sus perlas ensangrentadas fueron m谩s abundantes que el espacio que pretendo ocupar, por eso repasar茅 s贸lo unas pocas. De cualquier modo, no se hace necesario incidir demasiado para formarse una idea clara de su pensamiento y al insistir se correr铆a el riego de suscitar desagradables mareos causados por el hedor que emana de sus reflexiones. Y por favor, no me diga que le falto el respeto, pues yo s贸lo hablo de agresiones a la pituitaria y no de atravesar y desgarrar piel, m煤sculos, nervios y v铆sceras.
“Se pueden proteger cosas que existen en la naturaleza y que el hombre no ha creado. El toro bravo es una creaci贸n del hombre" ¿Le suena el t茅rmino “procrear”? Es la reproducci贸n con el objetivo de engendrar y multiplicar la propia especie. Como consecuencia si una mujer se queda embarazada tras ayuntar con un hombre, ambos son responsables de “crear” un ser que de otro modo no habr铆a nacido. Ese ni帽o, pongamos que a los cinco a帽itos, tras ser mimado y criado en la dehesa del pecho, la cuna y los brazos de sus progenitores, ¿podr铆a ser martirizado hasta la muerte sin que merezca protecci贸n ante semejante acci贸n porque “fue creado por el hombre”? Vale, que ya s茅 que r谩pido saltan cuando comparamos animales humanos y no humanos, pongo otro ejemplo. El Taj Mahal o, sin ir m谩s lejos, el Coso de las Ventas son creaciones de nuestra especie, ¿puedo dinamitarlos por ese motivo? Claro, todo esto sin contar que falta Usted a la verdad cuando vincula al hombre la existencia del toro bravo, puesto que est谩 concediendo mayor importancia a las caracter铆sticas de una subespecie que a la especie en s铆, la del toro, que en modo alguno fue inventada por nosotros. Eso es tanto como asegurar que un tratamiento con hormonas pensado y utilizado para desarrollar los m煤sculos m谩s all谩 de lo que ser铆a natural, convierten al deportista que lo emplea en una obra de laboratorio y en miembro de una especie diferente.
“Los animalistas no soportan que los animales no son como nosotros, pero esa es la verdad". Se equivoca, no s茅 si a sabiendas o por ignorancia, pero como animalista le ilustro sobre este punto: con lo que no transigimos es con que precisamente por la realidad indiscutible de que son diferentes, haya humanos que se arroguen el derecho de someterlos a todo tipo de sometimiento y sufrimiento. 脷ltimamente recurro mucho al ejemplo de la esclavitud, puede escoger entre la de los negreros o la de los nazis, da lo mismo, pero es que ambas tienen tantas similitudes con este asunto que no puedo renunciar a su utilizaci贸n: tales cr铆menes se justificaban en buena medida en cuestiones diferenciales basadas en la creencia de la superioridad de unos sobre otros y por lo tanto de la legitimidad para ejercer la dominaci贸n. D茅le una vueltecita a esto Se帽or Fil贸sofo.
“El toreo significa la soledad del hombre ante lo inevitable”. ¿Soledad? ¿C贸mo la que sent铆a Jack el Destripador en los callejones angostos y oscuros de Whitechapel frente a su pr贸xima v铆ctima? No, si a煤n pretender谩 que el matador nos inspire l谩stima. ¿Inevitable? Ver谩, las plazas de toros tienen un mecanismo de abre y cierra que se llama puerta, y es tan f谩cil como no accionarlo y traspasarla para evitarlo. Don Fernando, las ventanas son un hecho y los cuchillos con hoja de 30 cms. tambi茅n, ¿es inapelable arrojarle por una de ellas o ensart谩rselo entre las costillas al atleta negro atestado de hormonas de antes?
“S贸lo puede tener derechos quien comprende los deberes”. De nota profesor, pero de matr铆cula de honor su reflexi贸n. Y todo un cambio revolucionario en nuestras normas de conducta, porque atendiendo a esa idea a partir de este momento los bebes, los afectados por s铆ndrome de Down o los ancianos con Alzheimer avanzado, entre otros, carecen de cualquier derecho. Pero, ¿no se le caen las gafas afirmando algo as铆?
“En los toros todo lo que sale tiene un significado real, no es un s铆mbolo ni una derivaci贸n". Estamos de acuerdo y eso es lo que lo convierte en terrible. Si al fin todo fuese un espect谩culo virtual o una farsa vale, pero la agon铆a del animal no es fingida como tampoco la violencia que dimana de su tortura. La quema de gatos negros en la Edad Media o los sacrificios humanos de los aztecas tambi茅n conten铆an un significado para sus autores. De cualquier modo ser铆a mejor que se pusiera de acuerdo previamente con los responsables de la conocida p谩gina taurina “Burladero”, porque destacan esta frase suya durante la comparecencia utiliz谩ndola incluso para titular el art铆culo: “El torero simboliza la soledad del hombre frente a su destino”. A ver, en qu茅 quedamos, ¿hay o no hay s铆mbolos?
“La crueldad con los animales es crueldad, con los hombres es traici贸n”. Gracias por admitir que las corridas implican sa帽a y brutalidad, algo vamos adelantando. Y bueno, practicada esa crueldad sobre seres humanos, por traici贸n, sadismo o robo con violencia, la cuesti贸n es que impedir la segunda no obliga a la comisi贸n de la primera, ¿no le parece? Como argumento de defensa de la lidia lo veo muy pobret贸n, adem谩s que se le van a enfadar los taur贸filos que llevan tanto tiempo jurando que de ferocidad nada, s贸lo respeto y amor al toro.
“Cada ser vivo se cree el centro del universo y el ser humano, por la v铆a de la moral, logra ponerse en el lugar del otro”. Bravo Se帽or Savater, y ya que ha llegado a esa conclusi贸n que tanto tiene que ver con el concepto de empat铆a, supongo que para alguien tan preclaro como Usted no supondr谩 un esfuerzo excesivo situarse en el lugar de ese toro en la arena. Con s贸lo un poquito m谩s de empe帽o hasta ser谩 capaz de imaginar qu茅 siente el animal cuando le va entrando el acero. D铆game, ¿es agradable? Hombre, que gozar de esa capacidad cognitiva hay que aprovecharlo para desechar la idea de causar a otros un da帽o que para nosotros mismos no querr铆amos. Lo contrario es poner la inteligencia emocional al servicio de la degeneraci贸n.
Claro, que luego se contradice del punto anterior cuando afirma que “el hombre no puede ponerse en el lugar de un animal porque no conoce c贸mo vive o como siente”. Don Fernando, con la pedazo de biblioteca que imagino que posee, no me diga que no hay un solo libro de naturalistas, bi贸logos, et贸logos o veterinarios. Una carencia imperdonable. Facil铆teme por favor su direcci贸n que le hago llegar unos cuantos ejemplares, para que as铆 sepa que la ciencia ha sido capaz, en buena medida, de descubrir c贸mo viven y c贸mo sienten los animales, en especial los mam铆feros superiores.
Termino con algo que Usted como fil贸sofo defiende y que encaja en su papel de adalid de algo tan miserable y nocivo como la tauromaquia: aboga por una 茅tica del querer en contraposici贸n a una 茅tica del deber y, en ese sentido, piensa que 茅sta no debe juzgar las acciones por criterios abstractos y ajenos a la felicidad propia. Ya lo tenemos claro Se帽or Savater: primero Usted y despu茅s Usted. Siendo as铆, no nos puede extra帽ar su desprecio al sufrimiento del toro teniendo en cuenta que con 茅l alimenta su placer. Enfermizo placer a帽adir铆a. Un hedonismo (que rima con egocentrismo), en el que por supuesto no desentona su af谩n en adornarse con perlas te帽idas en sangre. Siempre la de otros, claro.
La filosof铆a al servicio de la violencia con seres vivos
En 1980, cuando todav铆a buscaba, infructuosamente, una discoteca en la que me dejasen entrar, sali贸 una canci贸n de Alaska y Dinarama titulada “Perlas ensangrentadas”. Algo ten铆a que me fascin贸, y tan intenso era ese algo que lo sigue haciendo. Pero estos d铆as su recuerdo se ha trasladado de la rebotica al escaparate de mi cerebro aunque, lamentablemente, haya sido motivado por un asunto en el que el placer se aparta para dejar lugar al asco y la incomprensi贸n: las declaraciones acerca de la tauromaquia de Fernando Savater durante una conferencia celebrada en un espacio denominado “Arte y Cultura” junto a la Plaza de Toros de las Ventas. Vamos, como poner la coletilla “sin animo de lucro” a las gestiones de Urdangar铆n. Lanzados a concebir aberraciones el l铆mite s贸lo est谩 en la 茅tica de los protagonistas y si 茅sta es v铆ctima de la degradaci贸n las fronteras pueden situarse allende la dignidad para clavarse en pleno estercolero moral. Su disertaci贸n es un paradigma de lo que digo.
Porque eso es lo que quiero analizar aqu铆, “perlitas” te帽idas de rojo sangre salidas de la boca de un fil贸sofo que menos mal que tiene la decencia de admitir que pas贸 de ser un revolucionario a transformarse en un conservador (valedor tambi茅n de los episodios m谩s repugnantes del pasado que todav铆a son presente), aunque su sinceridad acabe en un ejercicio de cinismo, lo hace cuando aclara que se convirti贸 “en un conservador sin vileza”, ¿est谩 seguro? Que, al m谩s puro estilo Vargas Llosa, en su discurso hay mucho de un patriotismo de aguilucho rojigualda cuando aprovecha para arremeter contra los estados de las autonom铆as, de las que es conocido enemigo, utilizando entre otros argumentos el rechazo a su soberan铆a ante cuestiones relativas a la tauromaquia es evidente, como lo es que su postura reaccionaria en consonancia con los postulados de la derecha m谩s rancia, se al铆a con la ruindad defendiendo como lo hace la innegable tortura, el irrebatible sufrimiento y la incontestable violencia de una corrida de toros. Despu茅s lo puede disfrazar como quiera al alim贸n con su partenaire en la conferencia y amigo de las ni帽as orientales Fernando S谩nchez Drag贸, que sea cual sea la calidad ling眉铆stica de su verborrea no desvirt煤a lo que hay tras ella, como la m煤sica de Wagner escuchada por alguno de sus ide贸logos no restaba un 谩pice de espanto al asesinato de los abogados laboralistas de Atocha. ¿Qu茅 aquello fue un crimen? Es cierto, pero unos pocos a帽os antes era legal que el Estado ejecutase a quien le pareciese conveniente. Ya ve, la apariencia formal de un acto puede variar de un d铆a a otro, su esencia, noble o perversa, permanece inmutable m谩s all谩 de su legitimaci贸n o no en c贸digos vigentes.
Sus perlas ensangrentadas fueron m谩s abundantes que el espacio que pretendo ocupar, por eso repasar茅 s贸lo unas pocas. De cualquier modo, no se hace necesario incidir demasiado para formarse una idea clara de su pensamiento y al insistir se correr铆a el riego de suscitar desagradables mareos causados por el hedor que emana de sus reflexiones. Y por favor, no me diga que le falto el respeto, pues yo s贸lo hablo de agresiones a la pituitaria y no de atravesar y desgarrar piel, m煤sculos, nervios y v铆sceras.
“Se pueden proteger cosas que existen en la naturaleza y que el hombre no ha creado. El toro bravo es una creaci贸n del hombre" ¿Le suena el t茅rmino “procrear”? Es la reproducci贸n con el objetivo de engendrar y multiplicar la propia especie. Como consecuencia si una mujer se queda embarazada tras ayuntar con un hombre, ambos son responsables de “crear” un ser que de otro modo no habr铆a nacido. Ese ni帽o, pongamos que a los cinco a帽itos, tras ser mimado y criado en la dehesa del pecho, la cuna y los brazos de sus progenitores, ¿podr铆a ser martirizado hasta la muerte sin que merezca protecci贸n ante semejante acci贸n porque “fue creado por el hombre”? Vale, que ya s茅 que r谩pido saltan cuando comparamos animales humanos y no humanos, pongo otro ejemplo. El Taj Mahal o, sin ir m谩s lejos, el Coso de las Ventas son creaciones de nuestra especie, ¿puedo dinamitarlos por ese motivo? Claro, todo esto sin contar que falta Usted a la verdad cuando vincula al hombre la existencia del toro bravo, puesto que est谩 concediendo mayor importancia a las caracter铆sticas de una subespecie que a la especie en s铆, la del toro, que en modo alguno fue inventada por nosotros. Eso es tanto como asegurar que un tratamiento con hormonas pensado y utilizado para desarrollar los m煤sculos m谩s all谩 de lo que ser铆a natural, convierten al deportista que lo emplea en una obra de laboratorio y en miembro de una especie diferente.
“Los animalistas no soportan que los animales no son como nosotros, pero esa es la verdad". Se equivoca, no s茅 si a sabiendas o por ignorancia, pero como animalista le ilustro sobre este punto: con lo que no transigimos es con que precisamente por la realidad indiscutible de que son diferentes, haya humanos que se arroguen el derecho de someterlos a todo tipo de sometimiento y sufrimiento. 脷ltimamente recurro mucho al ejemplo de la esclavitud, puede escoger entre la de los negreros o la de los nazis, da lo mismo, pero es que ambas tienen tantas similitudes con este asunto que no puedo renunciar a su utilizaci贸n: tales cr铆menes se justificaban en buena medida en cuestiones diferenciales basadas en la creencia de la superioridad de unos sobre otros y por lo tanto de la legitimidad para ejercer la dominaci贸n. D茅le una vueltecita a esto Se帽or Fil贸sofo.
“El toreo significa la soledad del hombre ante lo inevitable”. ¿Soledad? ¿C贸mo la que sent铆a Jack el Destripador en los callejones angostos y oscuros de Whitechapel frente a su pr贸xima v铆ctima? No, si a煤n pretender谩 que el matador nos inspire l谩stima. ¿Inevitable? Ver谩, las plazas de toros tienen un mecanismo de abre y cierra que se llama puerta, y es tan f谩cil como no accionarlo y traspasarla para evitarlo. Don Fernando, las ventanas son un hecho y los cuchillos con hoja de 30 cms. tambi茅n, ¿es inapelable arrojarle por una de ellas o ensart谩rselo entre las costillas al atleta negro atestado de hormonas de antes?
“S贸lo puede tener derechos quien comprende los deberes”. De nota profesor, pero de matr铆cula de honor su reflexi贸n. Y todo un cambio revolucionario en nuestras normas de conducta, porque atendiendo a esa idea a partir de este momento los bebes, los afectados por s铆ndrome de Down o los ancianos con Alzheimer avanzado, entre otros, carecen de cualquier derecho. Pero, ¿no se le caen las gafas afirmando algo as铆?
“En los toros todo lo que sale tiene un significado real, no es un s铆mbolo ni una derivaci贸n". Estamos de acuerdo y eso es lo que lo convierte en terrible. Si al fin todo fuese un espect谩culo virtual o una farsa vale, pero la agon铆a del animal no es fingida como tampoco la violencia que dimana de su tortura. La quema de gatos negros en la Edad Media o los sacrificios humanos de los aztecas tambi茅n conten铆an un significado para sus autores. De cualquier modo ser铆a mejor que se pusiera de acuerdo previamente con los responsables de la conocida p谩gina taurina “Burladero”, porque destacan esta frase suya durante la comparecencia utiliz谩ndola incluso para titular el art铆culo: “El torero simboliza la soledad del hombre frente a su destino”. A ver, en qu茅 quedamos, ¿hay o no hay s铆mbolos?
“La crueldad con los animales es crueldad, con los hombres es traici贸n”. Gracias por admitir que las corridas implican sa帽a y brutalidad, algo vamos adelantando. Y bueno, practicada esa crueldad sobre seres humanos, por traici贸n, sadismo o robo con violencia, la cuesti贸n es que impedir la segunda no obliga a la comisi贸n de la primera, ¿no le parece? Como argumento de defensa de la lidia lo veo muy pobret贸n, adem谩s que se le van a enfadar los taur贸filos que llevan tanto tiempo jurando que de ferocidad nada, s贸lo respeto y amor al toro.
“Cada ser vivo se cree el centro del universo y el ser humano, por la v铆a de la moral, logra ponerse en el lugar del otro”. Bravo Se帽or Savater, y ya que ha llegado a esa conclusi贸n que tanto tiene que ver con el concepto de empat铆a, supongo que para alguien tan preclaro como Usted no supondr谩 un esfuerzo excesivo situarse en el lugar de ese toro en la arena. Con s贸lo un poquito m谩s de empe帽o hasta ser谩 capaz de imaginar qu茅 siente el animal cuando le va entrando el acero. D铆game, ¿es agradable? Hombre, que gozar de esa capacidad cognitiva hay que aprovecharlo para desechar la idea de causar a otros un da帽o que para nosotros mismos no querr铆amos. Lo contrario es poner la inteligencia emocional al servicio de la degeneraci贸n.
Claro, que luego se contradice del punto anterior cuando afirma que “el hombre no puede ponerse en el lugar de un animal porque no conoce c贸mo vive o como siente”. Don Fernando, con la pedazo de biblioteca que imagino que posee, no me diga que no hay un solo libro de naturalistas, bi贸logos, et贸logos o veterinarios. Una carencia imperdonable. Facil铆teme por favor su direcci贸n que le hago llegar unos cuantos ejemplares, para que as铆 sepa que la ciencia ha sido capaz, en buena medida, de descubrir c贸mo viven y c贸mo sienten los animales, en especial los mam铆feros superiores.
Termino con algo que Usted como fil贸sofo defiende y que encaja en su papel de adalid de algo tan miserable y nocivo como la tauromaquia: aboga por una 茅tica del querer en contraposici贸n a una 茅tica del deber y, en ese sentido, piensa que 茅sta no debe juzgar las acciones por criterios abstractos y ajenos a la felicidad propia. Ya lo tenemos claro Se帽or Savater: primero Usted y despu茅s Usted. Siendo as铆, no nos puede extra帽ar su desprecio al sufrimiento del toro teniendo en cuenta que con 茅l alimenta su placer. Enfermizo placer a帽adir铆a. Un hedonismo (que rima con egocentrismo), en el que por supuesto no desentona su af谩n en adornarse con perlas te帽idas en sangre. Siempre la de otros, claro.