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La ilegitimidad como negocio

OPINI脫N de Salvador Gonz谩lez Brice帽o   

“La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el agua sobre el aceite”, Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616).

Resistencia al cambio

En la historia de los pa铆ses hay circunstancias o coyunturas 谩lgidas que, cuando se presentan dejan una buena impresi贸n, o casi siempre una herida que no cierra f谩cilmente. Es el caso, por ejemplo, del estallido de revoluciones, la promulgaci贸n de constituciones, el fin de prolongadas guerras o la ca铆da de tiranos, entre otros. Acontecimientos que trascienden y son inevitables porque se entrecruzan con el presente y amalgaman el futuro de los pueblos.

Como sucede en los pa铆ses pobres y en “desarrollo”, M茅xico tiene en la actualidad un corolario de situaciones tan complejas, 谩lgidas y hasta peligrosas. Para explicarlas hay que ver, como en la dial茅ctica, la din谩mica interna que est谩 en primera fila. Desde afuera, por su parte, hay que medir tanto el yugo geopol铆tico y geoecon贸mico imperial con el cual avasalla al mundo los Estados Unidos, como los coletazos de la llamada globalizaci贸n neoliberal en declive.

Se trata, por un lado, de los s铆ntomas de descomposici贸n de un sistema pol铆tico mexicano caduco y que se resiste al cambio; la democracia, que se alude cual si fuera mercachifle electoral, como un simple ardid publicitario. Los pol铆ticos se quedan con la revisi贸n de los problemas nacionales y el diagn贸stico, porque se niegan a emprender la reestructuraci贸n. Por ello tanto parche a la Constituci贸n y tantas leyes “complementarias”, porque los l铆deres de la clase pol铆tica defienden privilegios —propios y ajenos, los del poder econ贸mico— frente a cualquier intento de renovaci贸n, provenga de donde provenga.

Por eso tambi茅n la llamada transici贸n del sistema pol铆tico no cuaja, y se queda en buenas intenciones y enredos discursivos. Porque no hay voluntad pol铆tica desde la instituci贸n presidencial —vivimos en un sistema presidencialista y a ella le competen los primeros pasos—, sobre todo, para negociarla. Porque hay muchas resistencias. Pero se requieren estadistas, no gobernantes. Por eso transiciones como la espa帽ola tienen m茅rito; seguro que por su casta imperial y por todos los favores que la vieja Europa le deb铆a. Eso explica los apoyos recibidos.

Los presidentes mexicanos, o bien que no resisten a la presi贸n de los intereses mezquinos de los grupos de poder, establecidos y f谩cticos, o est谩n sujetos a ellos. Peor cuando se trata de un presidente sin credibilidad, ileg铆timo y carente del apoyo de todos los sectores de la sociedad sin los cuales no pasa nada.

Por eso mismo la llamada alternancia del a帽o 2000, se qued贸 en un simple cambio de estafeta —del ocupante de Los Pinos— entre el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acci贸n Nacional, no se tradujo en beneficio alguno para el pa铆s. Nada para el sistema pol铆tico, tampoco para el modelo econ贸mico; ese creador de encumbrados millonarios y tremendo socializador de pobres.

La ilegitimidad, el negocio

Corolario de esta compleja situaci贸n, resulta que el pueblo mexicano vive tiempos de inseguridad, incertidumbre, violencia, pobreza, abandono, y miedo en el campo y la ciudad, desde el norte hasta el sur del pa铆s. Y las elecciones como parteaguas sui g茅neris que son, forman parte importante de la renovaci贸n de un sistema pol铆tico mexicano en crisis.

De ah铆 que la elecci贸n sea, como nudo gordiano, tambi茅n soporte y reproductor dicho sistema pol铆tico precario. Punto de encuentro o de confluencia entre las fuerzas pol铆ticas que se disputan el poder. Eso s铆, funciona tambi茅n como mecanismo legitimador, por el filtro del votante. Por eso no importa que sea legal, esa legalidad intrincada y saturada de normas. ¡Cu谩ntas reformas a las leyes electorales!

¿Por qu茅 y de qui茅n tanta desconfianza?: ¡Que la democracia electoral! ¡Qu茅 el respeto al voto ciudadano! ¡Que las campa帽as pol铆tico-electorales! ¡Que los candidatos de los partidos! ¡Que los grandes recursos destinados a las elecciones! ¡Que las propuestas —ausentes— de los candidatos!

Pero, ¡no se帽ores! Como dir铆a Salinas, respeto de Luis Donaldo Colosio siendo el candidato presidencial cuando Manuel Camacho Sol铆s atra铆a los reflectores como negociador del gobierno frente al EZLN: “No se hagan bolas”.

La verdad es que el fraude electoral es redituable. Es negocio para la clase pol铆tico-econ贸mica porque la ilegitimidad es mejor para ellos. Un presidente ileg铆timo no tiene la fuerza, ni consenso, ni credibilidad ni los hilos suficientes para emprender cambios de fondo que atenten contra sus intereses. Y a r铆o revuelto ganancia de pescadores. Porque la elite pol铆tico-econ贸mica presume que el modelo econ贸mico neoliberal lleg贸 para quedarse. Y contra toda resistencia tiene la fuerza que manejarlo a su antojo: a la econom铆a y a los pol铆ticos.

De ah铆 que en la pr谩ctica pol铆tica de M茅xico, en el ejercicio del poder, la ilegitimidad se haya convertido en ilegalidad. Y la ilegalidad se considere como circunstancial pero a su vez como “normal”. Porque el modelo neoliberal que sirve s贸lo a los grandes intereses, tanto internos como externos porque desde afuera lleg贸 el Consenso de Washington —as铆 lo firm贸, mediante Cartas de Intenci贸n en 1983, el ahora extinto presidente Miguel de la Madrid Hurtado y profundiz贸 el ileg铆timo Carlos Salinas—, es como cl “cuerno de la abundancia” o una gran alcanc铆a. M茅xico es pa铆s agraciado de Latinoam茅rica por su distinci贸n de su marcada desigualdad en la distribuci贸n de la riqueza. Y tiene para m谩s, en tanto el modelo siga su curso.

De ah铆 la guerra continua de los ricos contra los pobres. Porque la trampa neoliberal se sustenta, entre otros candados, en las privatizaciones —llamadas pomposamente “reformas estructurales”— y venta de garaje de los bienes nacionales del otrora Estado benefactor que los administraba, para luego ir a parar a manos de particulares. Dizque por la eficacia del mercado. Patra帽as, porque el neoliberalismo resulta a todas luces disfuncional y desarticulador de las econom铆as reales y a beneficio de los capitales especulativos, golondrinos.

Por eso la llamada reforma del Estado en M茅xico gener贸 en pocos a帽os un mont贸n de potentados, entre ellos a Carlos Slim ahora el hombre m谩s rico del mundo. Y tantos m谩s, como uno de los favoritos de Forbes, en estos tiempos Joaqu铆n Loera El Chapo Guzm谩n, l铆der del cartel de Sinaloa.

¿No era Tel茅fonos de M茅xico una paraestatal? Al igual que el resto de las empresas privatizadas; algunas mal administradas, lo cual tambi茅n es verdad, pero hab铆a una mejor distribuci贸n de la riqueza. Y la din谩mica econ贸mica era otra, generaba empleos y reportaba 铆ndices de crecimiento del PIB del 6 por ciento —el llamado “desarrollo estabilizador”.

Por eso el acoso hacia Petr贸leos Mexicanos iniciado por Carlos Salinas de Gortari, contin煤a hoy por los panistas (V茅ase el libro de Ana Lilia P茅rez, Camisas azules, manos negras. El saqueo de Pemex desde Los Pinos. Grijalbo, febrero 2010). Sustento del cuento legislativo para brincarse una Constituci贸n que blindara L谩zaro C谩rdenas desde los tiempos de la nacionalizaci贸n de Pemex, para impedir el saqueo con la explotaci贸n del sector por las trasnacionales petroleras. ¿A beneficio de qui茅n? (Ahora la situaci贸n est谩 mucho peor; el saqueo tiene origen corporativo, y el crimen organizado ya lleg贸. De la misma autora: El cartel negro). Por cierto que los mexicanos pierden, porque las gasolinas est谩n entre las m谩s caras del mundo.

El caso Pemex

Por merecer trato aparte —sigue siendo la empresa m谩s importante del pa铆s—, del caso Petr贸leos Mexicanos en Maniobras del poder escribimos lo siguiente.

Pemex, nido de ratas

*De la expropiaci贸n a la privatizaci贸n

*El saqueo que atenta contra la naci贸n

No queda nada qu茅 celebrar en 18 de marzo con motivo de la Expropiaci贸n Petrolera del general L谩zaro C谩rdenas de 1937-38. ¡Bueno! Ni siquiera el d铆a, porque se perdi贸 con las iniciativas de Vicente Fox, y el aval del Congreso de la Uni贸n, que modificaron el calendario para recorrer algunos d铆as “festivos” como 茅ste, para el lunes inmediato anterior.

El petr贸leo expropiado se convirti贸 en petr贸leo privatizado, de unos a帽os para ac谩. Y, a estas alturas, casi no hay 谩reas de Petr贸leos Mexicanos (Pemex) en las cuales no est茅n metidas las manos de particulares “amigos” y “contratistas”; sobre todo en la subsidiaria m谩s importante: Pemex, Exploraci贸n y Producci贸n (PEP). Bueno, ni siquiera pudieron esperar —los administradores y el gobierno federal panista—, a que la reforma de Calder贸n fuera aprobada por los legisladores en el Congreso. Hasta la presencia de inversionistas extranjeros ocurri贸 tiempo atr谩s.

Basta revisar el libro de Ana Lilia P茅rez, Camisas azules… cit.), que desnuda las trapacer铆as de los panistas, para destapar la cloaca y ver solo algunas de las tantas transas que alimentan la voracidad de las mafias que trabajan en la paraestatal “de todos los mexicanos”, por los negocios que se ofertan (licitaciones ama帽adas) entre contratistas privilegiados.

M谩s lo que se acumula con el entreguismo a los beneficiarios mediante figuras anticonstitucionales como fueron los Contratos de Servicios M煤ltiples (CSM), para algunas empresas extranjeras. ¡S铆, a extranjeros!, porque el petr贸leo pas贸 de la Petroleum Company of California (hoy Chevron-Texaco), la Standard Oil Company (hoy Exxon-Mobil), la Pebb Mex Oil Company (hoy Penzoil), de los tiempos de C谩rdenas, a las petroleras trasnacionales de ahora: Repsol, Petrobras, Teikoku, Oil Techint, Tecpetro, y D&S Petroleum (p. 47), en los tiempos del PAN. Entreguismo de ¡alta traici贸n contra los mexicanos!

Por eso, a estas alturas del partido no hay nada para celebrar. Todo lo contrario. Hay elementos para castigar a los responsables de tama帽as acciones anticonstitucionales y atentatorias de la propia seguridad nacional (el petr贸leo para cualquier pa铆s es asunto de seguridad nacional, ni mencionar a Estados Unidos que por ese motivo emprendi贸 las 煤ltimas guerras en Asia Central), porque hay funcionarios que han estado entregando a manos privadas el patrimonio de los mexicanos; el fruto de la decimoprimera empresa mundial de un energ茅tico que todav铆a mueve al mundo de la industria y los servicios.

Denunciar y juzgar, es lo que anticiparon algunos legisladores de oposici贸n al PRI/PAN la semana anterior (sesiones de martes 9 y jueves 11 en la C谩mara), cuando panistas y priistas se dieron hasta con la cubeta con motivo de los enjuagues para proteger a Enrique Pe帽a Nieto, rumbo a la elecci贸n presidencial del 2012 […], a煤n a costa del aumento en los impuestos en prejuicio de los mexicanos. Sesi贸n en donde los priistas mostraron la portada del libro citado para arremeter contra C茅sar Nava, como amigo cercano de Calder贸n que —junto con los “treinta帽eros y arrogantes” yuppies, y el malogrado Juan Camilo Mouri帽o— hizo negocios privados de la empresa p煤blica n煤mero uno del pa铆s.

Y as铆 lo asienta Miguel 脕ngel Granados Chapa en el pr贸logo del citado libro. “La inclinaci贸n de miembros del PAN al latrocinio y al abuso alcanza hasta a los mejores, o que parec铆an ostentar ese t铆tulo, hasta que la indagaci贸n de Ana Lilia P茅rez los puso en su lugar”. Y arremete contra Nava, luego de tantos elementos que aporta la autora. “El caso paradigm谩tico de cuantos est谩n expuestos en estas p谩ginas es el de C茅sar Nava. Dur贸 poco tiempo en la oficina del abogado general de Pemex. Pero su huella es tan profunda que parece haber estado all铆 una eternidad. En poco menos de dos a帽os —de octubre de 2001 a septiembre de 2003— protagoniz贸 casos que en otras circunstancias lo hubieran llevado a los tribunales” (p.p. i, ii). Y en esas anda. Tirando l铆nea como l铆der de los diputados panistas en San L谩zaro.

Baste el tema de los llamados CSM, como lamentable ejemplo. “Documentos internos de la paraestatal y la SFP (Secretar铆a de la Funci贸n P煤blica) revelan c贸mo Nava V谩zquez, al frente de la OAG (Oficina del Abogado General), autoriz贸 el dise帽o de los CSM… a la firma Pricewarderhouse Coopers”. Con todo y que “violaba el art铆culo 27 constitucional, la Ley Org谩nica de Pemex y su reglamento, as铆 como la Ley de Obras P煤blicas y Servicios Relacionados con las mismas (LOPSRM)” (p. 47).

As铆, “en el periodo en que Ra煤l Mu帽oz Leos era director general de Pemex, Luis Ram铆rez Corzo director de PEP, y C茅sar Nava abogado de la paraestatal, operaron para que 茅sta suscribiera contratos como si se tratara de una compa帽铆a privada, cediendo a terceros la exploraci贸n y explotaci贸n de pozos. Y al hacerlo pasaron por alto las consideraciones de especialistas adscritos a la OAG, quienes desde 2002, cuando se dise帽aron los CSM, advirtieron que el modelo propuesto por Pricewarderhouse Coopers violentaba la ley” (p. 48).

Hay m谩s triqui帽uelas: “Al beneficiar a las trasnacionales con contratos por m谩s de 4 000 millones de d贸lares que les permitiera explorar, explotar, producir, transportar o almacenar gas natural y sus condensados en la Cuenca de Burgos durante 20 a帽os, Nava V谩zquez les cedi贸 actividades estrat茅gicas de Pemex, por lo que habr铆a incurrido en supuestas violaciones a los cuatro primeros art铆culos de la Ley Reglamentaria del Art铆culo 27 Constitucional, as铆 como a la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores P煤blicos (LFRSP)” (Ib铆d.).

Aparte de Nava, aparecen documentadas las transas de Mouri帽o, de los hijos de Marta Sahag煤n en el apoyo de Oceanograf铆a, de negro historial, de Sain Martin. Y tantas personalidades m谩s, como el diputado Nordhausen y Juan Bueno Tenorio. Por esto, el 18 de marzo nada se celebra. [18.3.10]. (Est谩 en: //bit.ly/HymHjd).

Elecciones fraudulentas

Con algunos testimonios. En las 煤ltimas d茅cadas, el pa铆s cuenta en su haber con un saldo de por lo menos dos elecciones tramposas. Dos elecciones presidenciales agudamente cuestionadas, al grado de cargar con el se帽alamiento de la ilegitimidad: la de Carlos Salinas de Gortari el 6 de julio de 1988, se帽alada como la “ca铆da del sistema” porque las trampas impidieron a Cuauht茅moc C谩rdenas ser el Presidente. La de Felipe Calder贸n Hinojosa en el 2006, quien se neg贸 al recuento de votos pese a que la diferencia fue tan peque帽a que no le garantizaba el triunfo per s茅. Y menos con los enga帽os cibern茅ticos que todos vimos la noche del 2 de julio del 2006. Impidiendo as铆 el arribo de Andr茅s Manuel L贸pez Obrador a la silla presidencial. (V茅ase a: Jos茅 Antonio Crespo, 2006. Hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana, Debate, 2008).

Elecciones de Estado, a fin de cuentas. Porque sin respetar la voluntad popular se construye la imposici贸n de ganadores que deriva en el rechazo y el desencanto popular. Con Salinas se gest贸 el desastre nacional; con Calder贸n vino la estocada. Por ello, ambos presidentes requirieron golpes de tim贸n para tratar de legitimarse. Y lo consiguieron a medias, pero c贸mo han castigado al pa铆s.

El primero pretendi贸 lograrlo con El Quinazo, la detenci贸n de Joaqu铆n Hern谩ndez Galicia l铆der del sindicato petrolero. Luego la sustituci贸n de Carlos Jonguitud por Elba Esther Gordillo, en deterioro de la educaci贸n del pa铆s y para el uso pol铆tico del sindicato magisterial. El segundo se sac贸 de la manga una guerra contra el narcotr谩fico, de la cual el pa铆s padece ahora las m谩s graves y violentas consecuencias. Porque ning煤n n煤mero de muertos justifica una determinaci贸n presidencial de ese tama帽o. Y ya van 60 mil, seg煤n la estad铆stica, porque la justicia brilla por su ausencia. S贸lo hay impunidad. Como si le faltara algo a un sistema pol铆tico disfuncional, que se distingue tambi茅n por su elevada corrupci贸n en el ranquin mundial.

1988

Del primero hasta su mentor se arrepinti贸. Se trata del testimonio de De la Madrid sobre Salinas, que veremos ahora. Hay muchas opiniones, pero veamos s贸lo algunas. Primero en la reflexi贸n de Porfirio Mu帽oz Ledo sobre el fraude electoral. Cita larga pero necesaria, porque su significado es may煤sculo para el pa铆s. M谩s cuando Salinas anda escribiendo libros autojustificatorios sobre su gesti贸n. Que m谩s bien son de cinismo y perversidad pol铆ticos.

“Un libro esencial —dice Mu帽oz Ledo— para el conocimiento del acontecer contempor谩neo del pa铆s es 1988: El a帽o que call贸 el sistema. Su autora, la noble periodista Martha Anaya. Leerlo es una experiencia estremecedora e imprescindible. Debiera generar un an谩lisis responsable sobre los or铆genes inmediatos de la tragedia nacional. No es un alegato ideol贸gico sino un repaso objetivo y documentado de [los] sucesos que descarrilaron el cambio hist贸rico. El abatimiento de los velos piadosos que han encubierto la enorme tradici贸n cometida contra la voluntad popular: el juego suicida entre inercias y mezquindades que ha marcado desde entonces el despe帽adero moral de la Rep煤blica.

“La obra en una cr贸nica de las jornadas iniciadas el d铆a de la elecci贸n y desarrolladas m谩s tarde entre bambalinas, hasta que el sistema recobr贸 el control pol铆tico mediante la aceptaci贸n —interesada o medrosa— de una victoria oficial que nunca existi贸, por parte de quienes realmente la obtuvieran. Los testimonios de los actores no dejan lugar a dudas sobre las cuestiones a debate.

“Ante todo el verdadero resultado de los comicios, ¿C谩rdenas obtuvo m谩s sufragios que Salinas o s贸lo quisieron preservar una mayor铆a holgada para el r茅gimen? Adem谩s de que los hechos relativos apuntan inequ铆vocamente en el primer sentido, ninguno de los interrogados afirma que Salinas gan贸 la elecci贸n.

“Quien es titular del Ejecutivo dice: `portar el sambenito del fraude es penoso pero lo hubiera sido m谩s perder el poder´; `a la izquierda no habr铆a ni hay que dejarla llegar´. `Creo que hice bien en impedirlo´. Aunque no haya sido obra de su firmeza, sino de las maquinaciones del beneficiario primordial.

“La c茅lebre ca铆da del sistema es m谩s sustantiva de lo que muchos suponen. No fue s贸lo una decisi贸n de emergencia para evitar la diseminaci贸n de cifras abundantemente favorables a la oposici贸n en el Valle de M茅xico. Deriv贸 tambi茅n de obstrucciones informativas de los comit茅s estatales, que improvisaban malabarismo para maquillar los resultados en todo el territorio nacional.

“El c煤mulo de falsificaciones comprobables, el `escalofr铆o de Los Pinos´ descrito por la autora, el desconcierto de la clase gobernante, la perceptible neutralidad del Ej茅rcito, la convicci贸n de nuestro triunfo en la opini贸n internacional y sobre todo el enardecimiento popular, hab铆an creado las condiciones para exigir la nulidad de la elecci贸n e impulsar una genuina transici贸n democr谩tica.

“As铆 lo convinimos el 6 de julio en el Llamado a la legalidad redactado por Carlos Castillo Peraza y por m铆: `En caso de que no se restablezca la legalidad de proceso electoral no aceptar铆amos los resultados ni reconocer铆amos a las autoridades que provinieran de hechos fraudulentos, por lo que proceder铆amos a defender los derechos del pueblo mexicano con todas las armas que la Constituci贸n nos otorga´.

“Las evidencias del fraude eran mucho mayores a las que cualquier legislaci贸n establece para anular comicios, y la capacidad de movilizaci贸n social muy superior a otras que desplomaron reg铆menes por la v铆a pac铆fica. La equiparaci贸n con el 68 es desproporcionada, y el hipot茅tico `ba帽o de sangre´, s贸lo una excusa a posteriori del discernimiento. No era factible, ni con Atila despachando en Palacio.

[…]

“Pudimos ser adelantados de la historia, pero los principales dirigentes carec铆an de los tama帽os para entenderlo. Se requer铆a, como escribi贸 Jorge Casta帽eda, `una visi贸n de largo plazo y la definici贸n precisa de que la meta era la liquidaci贸n del sistema´.

“En aqu茅l entonces le dije: `si dejamos que este chaparrito se recupere y reagrupe sus fuerzas, no nos lo quitamos de encima´. As铆 sucedi贸 y la derecha se instal贸 en el poder durante dos decenios para ejecutar un programa radicalmente opuesto al plebiscitado por el pueblo.

“El desastre acaecido hasta hoy es nuestra responsabilidad por omisi贸n y la peque帽ez de algunos apenas se distingue de la complicidad.

“Afirma De la Madrid que, al entrevistarse secretamente con su contrincante, C谩rdenas admiti贸 la derrota: `Acept贸 la victoria de Salinas en los hechos; se sent贸 con 茅l a negociar´. A cambio de ninguna ventaja pol铆tica comprobable, ya que todas fueron a las alforjas de Acci贸n Nacional. Para ac谩 reservaron la represi贸n y finalmente el desprecio.

“No imagino a los conspiradores de Quer茅taro —cierra el autor apaleando a Cuauht茅moc— negociando en la sombra posiciones con el virreinato ni a los maderistas o constitucionalistas enviando en la batalla mensajes subterr谩neos de retirada. Para infortunio de nuestra generaci贸n, los h茅roes no se dan en maceta ni la grandeza es un bien heredable”. Hasta aqu铆. (Tomado de: La v铆a radical. Para refundar la Rep煤blica. Grijalbo, 2010. P.p. 13-15).

Tambi茅n el periodista Mart铆n Moreno califica: “Salinas de Gortari lleg贸 a la presidencia mediante ese fraude”. (p. 126). Y resalta el di谩logo de Martha Anaya con De la Madrid. (P.p. 126-128). “El fraude electoral… radica tambi茅n en la actuaci贸n de los poderes establecidos: en las autoridades electorales, en los presidentes de casilla, en el Tribunal Federal Electoral, en los secretarios de Estado, y en el Presidente de la Rep煤blica”. (p. 128).

Y remata: “El fraude del 88 estuvo en el 50 por ciento de casillas no contadas por la oposici贸n; en las 1 762 con votaci贸n absoluta para el PRI y ning煤n sufragio para otro partido; en el retardo de los resultados electorales. Pero fundamentalmente, estuvo en la intervenci贸n del presidente Miguel de la Madrid, utilizando todo el poder del Estado, para manipular y dar tiempo a los operadores priistas para `la votaci贸n y adjudicarle el triunfo a Carlos Salinas de Gortari. En resumen, 1988 fue un ejemplo may煤sculo del abuso del poder en M茅xico. De ellos, los priistas”. (En: Abuso del poder en M茅xico. Aguilar, 2012, p. 130).

En la entrevista con Carmen Aristegui para el libro Transici贸n, De la Madrid no mencion贸 el fraude electoral, pero s铆 “rompi贸 la regla de oro” de hablar de su sucesor. Se dijo decepcionado de 茅l. En MVS Radio Noticias, se retransmite la entrevista el 13 de mayo de 2009.

Carmen lanza la pregunta: “¿Qu茅 dice a la distancia de haber sido, porque no me lo va a negar, el factor para que Salinas llegara a la presidencia? ¿Se equivoc贸?

“MMH: Me siento decepcionado porque me equivoqu茅, pero en aquel entonces no ten铆a elementos de juicio sobre la moralidad de los Salinas; me di cuenta despu茅s que es conveniente que los presidentes est茅n mejor informados de la moralidad de sus colaboradores.

“CAF: ¿Qu茅 le decepcion贸 m谩s de Carlos Salinas?

MMH: Principalmente esa inmoralidad que hubo.

CAF: Respecto al dinero. ¿Y de su gesti贸n pol铆tica?

MMH: Tambi茅n creo que cometi贸 equivocaciones graves, que le trajeron la antipat铆a de ciertos grupos de la poblaci贸n”. (Grijalbo. 2011. p. 108).

Luego Salinas descalific贸 a su mentor oblig谩ndolo, por intermediaci贸n de su familia, a firmar un desmentido: que “sus respuestas carecen de validez y exactitud”. Salinas aleg贸 en carta a la periodista sobre la “limitaci贸n de sus capacidades” del interlocutor. Hizo todo para eludir pol铆ticamente las consecuencias.

Y Aristegui concluye, en entrevista posterior con La Jornada: “Sin que haya un juicio de interdicci贸n, aqu铆 simplemente se acept贸 porque Carlos Salinas lo dec铆a. Los ejes de poder de este pa铆s silenciaron a un expresidente y por la noche el duopolio televisivo hizo caso omiso; esto 煤ltimo nos habla de uno de los principales asuntos que existen en este pa铆s, y que nos hacen pensar que la democracia en M茅xico, si es que es tal cosa, es de tan baja calidad que se atenta contra un derecho fundamental de los ciudadanos: el derecho a la informaci贸n”. (27 de noviembre de 2009). Un r茅gimen absolutamente rudo que lleva 20 a帽os de continuidad, dec铆a Camacho Sol铆s con la entrevistadora.

Pero el dictamen estaba hecho tiempo atr谩s. Carlos Salinas no se salva del repudio popular, y menos del juicio de la historia.

2006

Sobre el modo bajo el cual Calder贸n lleg贸 al poder, tambi茅n se ha escrito lo suficiente como para saber que no gan贸 con votos sino a chaleco. Es decir con un dictamen torcido del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federaci贸n (TEPJF). De ah铆 que en las calles —porque la gente com煤n nunca olvida— el “presidente leg铆timo” siga siendo L贸pez Obrador.

El 30 de mayo de 2010 en la columna “Elecciones a la mexicana”, escrib铆amos: “El 3 de agosto de 2006, reunidos en un seminario especial de trabajo en el Instituto de Geof铆sica de la Universidad Nacional Aut贸noma de M茅xico (UNAM), 61 investigadores y cient铆ficos de diversas disciplinas pertenecientes a 25 instituciones del pa铆s, tras analizar y discutir cuidadosamente los resultados de trece estudios realizados en M茅xico y uno en la Universidad de Cornell, Estados Unidos de Norteam茅rica, con base en los datos publicados por el IFE, concluyeron que en la elecci贸n de Presidente de la Rep煤blica del 2 de julio de 2006 hubo anomal铆as lo suficientemente evidentes que no permiten decir que se haya cumplido con el principio rector de certeza”. (Tomado de: “Elecciones presidenciales. M茅xico 2006”, http://bit.ly/w0WUvY). Fraude cibern茅tico.

¿Por qu茅 no se anul贸 la elecci贸n? ¿A cuentas de qu茅 el TEPJF benefici贸 a uno de los candidatos, en su caso a Calder贸n, sin atender plenamente las anomal铆as de la citada elecci贸n? ¿Por qu茅 el IFE declar贸 ganador a Calder贸n sin las evidencias plenas? ¿Los intereses de qui茅n se impusieron para dar el triunfo al PAN? ¿Por no permitir la llegada de Obrador al poder? ¿Por temores de qui茅n o qui茅nes? ¿Por qu茅 no respetar la voluntad ciudadana? ¿Otro fraude despu茅s del 88? ¿Qu茅 clase de presidente ser铆a electo con tama帽as anomal铆as? ¿Se merecen eso los mexicanos? Algunos pocos, los detentadores del poder dir铆an que s铆; de hecho porque lo dijeron es que se valid贸 la elecci贸n.

Jos茅 Antonio Crespo, quien realiz贸 una investigaci贸n seria, no pudo concluir que Calder贸n gan贸; aunque tampoco dijo que ganara Obrador. S贸lo sembr贸 la duda, que el c煤mulo de irregularidades no pod铆a ser el basamento de una determinaci贸n legal para el TEPJF, pero lo hizo. Aqu铆 una apretada s铆ntesis de su indagaci贸n.

“La elecci贸n presidencial de 2006 —comienza diciendo el autor— represent贸 un fracaso, en tanto no pudo generar consenso sobre el resultado, es decir, la convicci贸n generalizada de que quien gan贸 oficialmente lo hizo en buena lid”.

La equidad en la contienda, la imparcialidad de las autoridades encargadas de organizar y calificar los comicios y la pulcritud del proceso electoral, son elementos que contribuyen a obtener el consenso electoral. Cierto. “Pero no siempre es posible garantizar tales condiciones al cien por ciento; o mejor dicho, casi nunca lo es.” (p. 17).

Dada la demanda del “voto por voto, casilla por casilla”, con la cual Obrador enfil贸 sus protestas partidistas y de simpatizantes ciudadanos, “me acerqu茅 al PREP del IFE, para preguntar cu谩ntos errores aritm茅ticos detectaba entre los rubros del acta que estaban dise帽ados para coincidir. La cantidad result贸 abrumadora: entre 800 mil y dos millones y medio, seg煤n los rubros comparados”. (p. 13).

Luis Carlos Ugalde, presidente del IFE, al difundir los resultados computados dijo: “La regla de oro de la democracia establece que gana el candidato que tenga m谩s votos. Han sido los ciudadanos, y s贸lo ellos, quienes han decidido el resultado final”. No obstante, agrega Crespo: Si existen votos irregulares o inciertos en n煤mero superior a la diferencia entre el primero y el segundo lugar de la contienda, no es posible determinar cu谩l fue esa voluntad ciudadana de la que hablaba Ugalde.

Y en las conclusiones agrega que a la regla de oro citada por Ugalde suele omitirse que: “Si por un voto se gana o se pierde, basta uno solo que sea irregular, de origen incierto, espurio o que no se hubiera considerado en el c贸mputo total, para generar incertidumbre en el c贸mputo total, para generar incertidumbre sobre qui茅n gan贸”. (p. 165).

“…Mientras m谩s cerrado es un resultado, m谩s pulcra y equitativa debe ser la elecci贸n para que un veredicto estrecho genere, pese a todo, consenso y credibilidad entre los candidatos y sus respectivos partidarios. De lo contrario surgen la incertidumbre, la duda, la impugnaci贸n, el cuestionamiento sobre la legitimidad de la elecci贸n misma y de su ganador oficial”. (p. 18.)

Y la norma dicta: “La ley de impugnaci贸n establece que, cuando los votos irregulares en una casilla no permiten saber por qui茅n vot贸 el electorado de esa casilla, lo consecuente es anular la elecci贸n”. (p. 166). Y si los informes de IFE reportaban inconsistencias aritm茅ticas “en las actas de aproximadamente 81 mil casillas (63 por ciento de las poco m谩s de 130 mil casillas que se instalaron)…, el tribunal interpret贸 en su primera sentencia (5 de agosto) que el IFE debi贸 abrir “todos los paquetes electorales cuyas actas registraran cualquier inconsistencia aritm茅tica…”

Pero no. El IFE s贸lo abri贸 el 3.5 por ciento de los paquetes, lo que implicaba que el 96 por ciento restante no fuera abierto en ese proceso conforme lo estipulaba la ley. (p. 167). As铆, ante la incertidumbre prevaleciente lo l贸gico hubiera sido declarar nula la elecci贸n, no por la citada ley de impugnaci贸n cuando por “la causal de nulidad abstracta… seg煤n la cu谩l cuando se detecta alguna irregularidad que afecte gravemente alguno de los principios rectores de los procesos electorales —en este caso la certeza—, procede invalidar la elecci贸n respectiva”. (p. 172).

Sin embargo, “los magistrados determinaron que las irregularidades detectadas no hab铆an sido determinantes en el resultado…”, pero “la verdad aritm茅tica contenida en las actas electorales difiere, en este punto, de la verdad jur铆dica determinada por el Tribunal”. (p. 173). En fin, que “el propio tribunal estableci贸 en su dictamen final (5 de septiembre) que la ley de impugnaci贸n electoral val铆a para desahogar los juicios de inconformidad, pero no era aplicable al hacer el c贸mputo final ni al ponderar la validez de la elecci贸n.” (sub. nuestro). (Ib.).

Concluye Crespo con la siguiente met谩fora: “Al preguntarle a las actas electorales —煤nicas con valor oficial para determinar el resultado final— ¿qui茅n gan贸?, estas no nos respondieron, como muchos podr铆an suponer, que triunf贸 Felipe Calder贸n. Tampoco responden que gan贸 Andr茅s Manuel L贸pez Obrador, como muchos otros suponen. Lo que afirman es que l贸gica y aritm茅ticamente no es posible saber qui茅n gan贸.” Por lo tanto, “el triunfo inobjetable e inequ铆voco de Calder贸n se convierte, tambi茅n a la luz de lo que dicen las actas, en otro mito”. (p. 171).

Luego entonces, “El Tribunal Electoral valid贸 jur铆dicamente el triunfo de Calder贸n, para lo cual est谩 facultado, pero no lo demostr贸 fehacientemente. Lo hizo al margen de la informaci贸n contenida en las actas, en lo que respecta a los votos irregulares”. (Ib.). Las actas dicen algo muy distinto a lo que los magistrados nos informaron que dec铆an.

Un sistema caduco

Desde los asesinatos de Colosio, Ruiz Massieu y Posadas Ocampo, qued贸 m谩s claro que los grupos pol铆ticos estaban dispuestos a seguir disput谩ndose el poder a balazos. Como durante la posrevoluci贸n, cuando los generales y caciques controlaban el territorio nacional. Como lo plantea el ya cl谩sico polit贸logo Don Daniel Cos铆o Villegas en El sistema pol铆tico mexicano: “Y en 1928 la lucha facciosa concluy贸 con la muerte de los tres candidatos revolucionarios: los generales (Francisco R.) Serrano y (脕lvaro) Obreg贸n, asesinados, y Arnulfo R. G贸mez, fusilado”. (Joaqu铆n Mortiz, p. 37).

Hoy el pa铆s parece fuera de control. Sujeto a la voluntad de la 茅lite pol铆tico-empresarial. Ahora las disputas por una rebanada del pastel son sangrientas. La lucha contra el narcotr谩fico sac贸 a los militares a las calles y no hay contenci贸n alguna del flagelo. M谩s all谩 del arresto de narcos menores, no se vislumbra mayor soluci贸n porque la sociedad no encuentra el sosiego, la paz y tranquilidad familiar, la seguridad que necesita para el diario vivir.

Ni los presidentes ni los partidos parecen estar disciplinando siquiera a sus huestes. El autoritarismo presidencialista alentado por el PRI durante su vigencia de siete d茅cadas, entr贸 en descomposici贸n desde los 煤ltimos sexenios del priismo neoliberal, y se agrav贸 con la alternancia panista. M谩s result贸 que el PAN lleg贸 a instaurar un gobierno proempresarial todav铆a m谩s agresivo. Por eso no hay soluci贸n a sus promesas. ¿Cu谩l “tele, vocho y changarro” como prometi贸 Vicente Fox? ¿Cu谩l presidente del empleo, como lo dijo Calder贸n?

Las promesas, promesas son. ¡A juzgar por estos tiempos electorales!

¿Alguien de los pol铆ticos, a煤n los candidatos presidenciales (Enrique Pe帽a Nieto por el PRI; Josefina V谩squez Mota del PAN; Andr茅s Manuel L贸pez Obrador por el PRD —con sus sat茅lites los tres—, Gabriel Cuadri de la Torre por el Panal), se acuerda del sistema pol铆tico mexicano? ¿Alg煤n candidato sabe, y tiene presente que dicho sistema demanda cambios? ¿Qu茅 el sistema pol铆tico est谩 en v铆as de descomposici贸n?

El presidente en turno, como cabeza del Estado, es el responsable de las directrices nacionales y de las pol铆ticas de seguimiento. El garante del buen funcionamiento del entramado institucional y gubernamental, no para el laissez faire, laissez passer sino para resolver los problemas del pa铆s. En dos sentidos: 1) Cambios al propio sistema pol铆tico mexicano; 2) A la pol铆tica econ贸mica que comprende el modelo de desarrollo y el proyecto de pa铆s.

Sin desde帽ar la relaci贸n de M茅xico con el exterior.

El contexto internacional

Por 煤ltimo, el titular del Ejecutivo es el responsable de rendir cuentas por lo que se hace y deja de hacer, ya interna como en pol铆tica exterior. Y en el terreno internacional, el presidente debe estar atento a las pol铆ticas no diplom谩ticas sino de agresi贸n, injerencista e intervencionismo de los Estados Unidos. No rendir pleites铆a, como los 煤ltimos presidentes mexicanos, es o debiera ser el reto para el que gane el 1° de julio.

Nada m谩s por tratarse de la c煤pula econ贸mico-pol铆tica del poder imperial, hay puntos que no pueden dejar de se帽alarse:

1.- La pol铆tica exterior de EU es agresiva. Deriva por lo menos de cuatro momentos clave: a) una concepci贸n geopol铆tica y geoecon贸mica trasnacional en Jauja, consolidada durante la segunda posguerra fr铆a (su econom铆a gan贸 con la fabricaci贸n y venta de armas a los pa铆ses aliados, primordialmente durante la Segunda Guerra, y tambi茅n con la reconstrucci贸n europea); b) del trastrocamiento causado por la crisis petrolera de 1973, gracias al f茅rreo control de la extracci贸n y exportaci贸n por parte de la Organizaci贸n de Pa铆ses Exportadores de Petr贸leo, OPEP; c) ahora en decadencia con el arribo a la primera d茅cada del siglo XXI, manifiesta como una crisis inmobiliaria que devino en burbuja financiera en 2007 y estall贸 fatalmente como crisis profunda en 2008, misma de la cual ni v铆speras tiene de salir porque no ve la luz al final del t煤nel.

2.- A pesar de las revelaciones del portal Wikileaks que desnudaron por completo al estilo de ejercer la “diplomacia” en contra de todo el mundo, porque las embajadas operan como centro de espionaje, cuando no interviniendo abiertamente en acciones de clara competencia local. La historia latinoamericana redunda en ejemplos de tal intervencionismo.

3.- Los gobernantes mexicanos desde帽an tambi茅n que de sus pol铆ticas de agresi贸n, los EU desatan luego cruentas guerras por motivos de su “seguridad nacional”, como los energ茅ticos petr贸leo y gas, seg煤n lo determinan los estrategas del Pent谩gono, la maquinaria militar/industrial de Eisenhower m谩s grande del mundo.

4.- La reacci贸n a los atentados del 11/S-2001, m谩s que arremeter contra Osama bin Laden, otrora entrenado por la Agencia Central de Inteligencia para repeler la invasi贸n sovi茅tica a Afganist谩n en 1979, fue el pretexto de EU para invadir ese mismo pa铆s en el a帽o 2011, de inter茅s por el control del cultivo de amapola; Irak en 2003, con todo y nunca se demostr贸 la existencia de las “armas de destrucci贸n masiva” en manos de Sadam Hussein, y Paquist谩n en 2008.

5) T茅ngase presente que en alianza con Israel, EU amenaza ahora a pa铆ses como Ir谩n y Siria, lo que puede desatar una guerra m谩s amenazante para la regi贸n y el mundo.

Ante este m铆nimo panorama M茅xico carece de una visi贸n geopol铆tica e institucional, no 煤nicamente de las acciones imperiales de EU en el mundo, sino primordialmente en lo que ata帽e al propio pa铆s. Ni qu茅 decir de un aparato de inteligencia que alerte sobre estas pol铆ticas ofensivas gringas. Los 贸rganos locales existentes no funcionan. S贸lo generan espionaje, pero contra los “enemigos internos”. Como si no supieran que la amenaza se est谩 gestando desde afuera.

¿Alguien sabe qu茅 intenciones hay atr谩s de los promotores de la violencia, con programas como la venta de armas a bandas del crimen organizado, a los carteles de las drogas en la frontera norte? Cuidado, porque no son almas de la caridad. Al menos tienen fines desestabilizadores en contra de M茅xico. Los energ茅ticos est谩n atr谩s. ¿Qu茅 m谩s? La ilegitimidad neoliberal le conviene a la elite pol铆tico empresarial local, pero tambi茅n al intervencionismo imperial de EU.

A M茅xico le urge enderezar el rumbo; esa es la m谩s urgente demanda ciudadana. Para ello se requiere un presidente, sobre todo, leg铆timo. Estaremos viendo qui茅n lo logra.





* N° 1 de Reporte M茅xico, Revista de Reportajes. M茅xico, abril-mayo de 2012.




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