OPINI脫N de Gustavo Duch
Detr谩s de estas nuevas conquistas de tierras hay un factor estrat茅gico que pudiera pasar desapercibido: el agua dulce,
Hace cuatro a帽os, la organizaci贸n Grain tuvo que inventar una expresi贸n para describir una pr谩ctica nueva de ganar «cubos y cubos de dinero» que hoy ya es ampliamente conocida, a la vez que denunciada: el acaparamiento de tierras. El capital financiero de los bancos y fondos de inversi贸n, los petrod贸lares de algunos estados y las arcas de algunas grandes corporaciones agroalimentarias est谩n invirtiendo sumas muy significativas en la adquisici贸n de las mejores tierras f茅rtiles en los pa铆ses empobrecidos del Sur. Una jugada con beneficios a corto plazo (hacen de esas tierras cultivos intensivos de alimentos para la exportaci贸n o cultivos energ茅ticos para la producci贸n de agrocombustibles) y a largo plazo, pues despu茅s de ver c贸mo reventaban burbujas como la hipotecaria optan por un valor que especulativamente hablando siempre valdr谩 m谩s, la tierra f茅rtil. Como dec铆a Mark Twain, «no se puede fabricar m谩s», y con el aumento de la poblaci贸n cada vez ser谩 m谩s necesaria.
El acaparamiento de estas tierras est谩 alcanzando proporciones aterradoras, pues cada nueva hect谩rea adquirida -robada, en realidad- es el despojo del medio de vida de la poblaci贸n local que se alimenta en gran medida de su agricultura de subsistencia. Los 60 u 80 millones de hect谩reas de tierras cultivables en pa铆ses pobres que ya han pasado a manos extranjeras en los 煤ltimos a帽os (una superficie que no cabr铆a en todo el Estado espa帽ol) apuntan a ser la causa estrella de las hambrunas y la pobreza del siglo XXI.
Algunos casos documentados son especulativos cien por cien y van ligados a los llamados mercados de futuros. Otros, como dec铆a, se centran en ampliar grandes negocios agrarios, como la empresa Al Dahra de los Emiratos 脕rabes, que ha adquirido tierras en Namibia, Sud谩n, Egipto y ¡Lleida! para dedicarlas a su especialidad, el cultivo de heno y forrajes para la ganader铆a intensiva de su pa铆s. En los pa铆ses africanos citados este acaparamiento de tierras f茅rtiles es el desencadenante de m谩s pobreza en las zonas rurales donde se da. En Catalunya, donde la crisis del sector agr铆cola es un hecho, ¿qu茅 puede suponer este tipo de fen贸meno si se extiende?
Detr谩s de estas nuevas conquistas de tierras hay un factor estrat茅gico que pudiera pasar desapercibido: el agua dulce, que para los fondos de inversi贸n que la persiguen puede tambi茅n ser doblemente interesante. Se prev茅, por un lado, que en un futuro el agua pueda ser, igual que el petr贸leo, los cereales o la tierra f茅rtil, una inversi贸n especulativa en los mercados; y por el otro y ligada a las adquisiciones de tierras, es el activo clave para sacarles el m谩ximo rendimiento. Judson Hill, responsable de un fondo de capital involucrado, dijo que invertir en agua ligada a la agricultura representa ya «cubos y cubos de dinero». En el punto de mira est谩 de nuevo el continente africano, que con sus grandes r铆os tiene -dicen- una abundancia de agua dulce que ahora no se explota comercialmente. Si uno mira d贸nde se est谩n adquiriendo tierras en 脕frica, observa que la pr谩ctica totalidad est谩n junto a las cuencas de grandes r铆os como el Nilo, el N铆ger, el Senegal, con acceso directo a agua para irrigar las nuevas megaplantaciones. Y esto ocurre en un territorio donde al menos una tercera parte de la poblaci贸n vive en 谩reas con escasez de agua.
Apropiarse de tierra y agua para exportar alimentos o combustibles en manos de capital extranjero no solo no beneficia a la poblaci贸n local sino que compromete un recurso que ella tanto necesita. La India y China son dos ejemplos muy claros en los que en el pasado se ha promocionado el uso masivo del agua para irrigaci贸n minando sus recursos h铆dricos actuales a niveles alarmantes. El abuso del agua hace de este recurso renovable un recurso agotable. Se calcula que 200 millones de personas en la India y 100 millones en China se alimentan de cultivos regados con el agua de las futuras generaciones.
Francina Cort茅s
Las inversiones que miran a 脕frica reproducir谩n los mismos errores. Seg煤n los c谩lculos de la FAO, toda la cuenca del Nilo, que abarca unos 10 pa铆ses, puede permitir el riego como m谩ximo de unos ocho millones de hect谩reas. Solo en cuatro de estos pa铆ses se riegan ya cinco millones de hect谩reas con agua del Nilo. Seg煤n un reciente estudio de Grain, en estos mismos pa铆ses ya se han traspasado m谩s de ocho millones de hect谩reas a los susodichos inversores para sus cultivos intensivos de… cubos de dinero. Lo mismo pasa en otras partes del continente. El Gobierno de Mal铆 ya ha malvendido medio mill贸n de hect谩reas a inversores extranjeros, cuando los expertos calculan que el uso sostenible del agua solo alcanza para 250.000 hect谩reas.
Los n煤meros no cuadran y la l贸gica no encaja. Si no se para este expolio, el futuro del mismo Nilo y otros r铆os est谩 en juego, y con ello el futuro de los millones de personas en el continente m谩s afectado por la crisis clim谩tica. Grain (Nobel de Ecolog铆a), una vez m谩s, ya ha bautizado esta realidad y habla de un suicidio h铆drico a no ser que se impida que con la tierra y el agua se acaparen cubos y cubos de dinero.
Detr谩s de estas nuevas conquistas de tierras hay un factor estrat茅gico que pudiera pasar desapercibido: el agua dulce,
Hace cuatro a帽os, la organizaci贸n Grain tuvo que inventar una expresi贸n para describir una pr谩ctica nueva de ganar «cubos y cubos de dinero» que hoy ya es ampliamente conocida, a la vez que denunciada: el acaparamiento de tierras. El capital financiero de los bancos y fondos de inversi贸n, los petrod贸lares de algunos estados y las arcas de algunas grandes corporaciones agroalimentarias est谩n invirtiendo sumas muy significativas en la adquisici贸n de las mejores tierras f茅rtiles en los pa铆ses empobrecidos del Sur. Una jugada con beneficios a corto plazo (hacen de esas tierras cultivos intensivos de alimentos para la exportaci贸n o cultivos energ茅ticos para la producci贸n de agrocombustibles) y a largo plazo, pues despu茅s de ver c贸mo reventaban burbujas como la hipotecaria optan por un valor que especulativamente hablando siempre valdr谩 m谩s, la tierra f茅rtil. Como dec铆a Mark Twain, «no se puede fabricar m谩s», y con el aumento de la poblaci贸n cada vez ser谩 m谩s necesaria.
El acaparamiento de estas tierras est谩 alcanzando proporciones aterradoras, pues cada nueva hect谩rea adquirida -robada, en realidad- es el despojo del medio de vida de la poblaci贸n local que se alimenta en gran medida de su agricultura de subsistencia. Los 60 u 80 millones de hect谩reas de tierras cultivables en pa铆ses pobres que ya han pasado a manos extranjeras en los 煤ltimos a帽os (una superficie que no cabr铆a en todo el Estado espa帽ol) apuntan a ser la causa estrella de las hambrunas y la pobreza del siglo XXI.
Algunos casos documentados son especulativos cien por cien y van ligados a los llamados mercados de futuros. Otros, como dec铆a, se centran en ampliar grandes negocios agrarios, como la empresa Al Dahra de los Emiratos 脕rabes, que ha adquirido tierras en Namibia, Sud谩n, Egipto y ¡Lleida! para dedicarlas a su especialidad, el cultivo de heno y forrajes para la ganader铆a intensiva de su pa铆s. En los pa铆ses africanos citados este acaparamiento de tierras f茅rtiles es el desencadenante de m谩s pobreza en las zonas rurales donde se da. En Catalunya, donde la crisis del sector agr铆cola es un hecho, ¿qu茅 puede suponer este tipo de fen贸meno si se extiende?
Detr谩s de estas nuevas conquistas de tierras hay un factor estrat茅gico que pudiera pasar desapercibido: el agua dulce, que para los fondos de inversi贸n que la persiguen puede tambi茅n ser doblemente interesante. Se prev茅, por un lado, que en un futuro el agua pueda ser, igual que el petr贸leo, los cereales o la tierra f茅rtil, una inversi贸n especulativa en los mercados; y por el otro y ligada a las adquisiciones de tierras, es el activo clave para sacarles el m谩ximo rendimiento. Judson Hill, responsable de un fondo de capital involucrado, dijo que invertir en agua ligada a la agricultura representa ya «cubos y cubos de dinero». En el punto de mira est谩 de nuevo el continente africano, que con sus grandes r铆os tiene -dicen- una abundancia de agua dulce que ahora no se explota comercialmente. Si uno mira d贸nde se est谩n adquiriendo tierras en 脕frica, observa que la pr谩ctica totalidad est谩n junto a las cuencas de grandes r铆os como el Nilo, el N铆ger, el Senegal, con acceso directo a agua para irrigar las nuevas megaplantaciones. Y esto ocurre en un territorio donde al menos una tercera parte de la poblaci贸n vive en 谩reas con escasez de agua.
Apropiarse de tierra y agua para exportar alimentos o combustibles en manos de capital extranjero no solo no beneficia a la poblaci贸n local sino que compromete un recurso que ella tanto necesita. La India y China son dos ejemplos muy claros en los que en el pasado se ha promocionado el uso masivo del agua para irrigaci贸n minando sus recursos h铆dricos actuales a niveles alarmantes. El abuso del agua hace de este recurso renovable un recurso agotable. Se calcula que 200 millones de personas en la India y 100 millones en China se alimentan de cultivos regados con el agua de las futuras generaciones.
Francina Cort茅s
Las inversiones que miran a 脕frica reproducir谩n los mismos errores. Seg煤n los c谩lculos de la FAO, toda la cuenca del Nilo, que abarca unos 10 pa铆ses, puede permitir el riego como m谩ximo de unos ocho millones de hect谩reas. Solo en cuatro de estos pa铆ses se riegan ya cinco millones de hect谩reas con agua del Nilo. Seg煤n un reciente estudio de Grain, en estos mismos pa铆ses ya se han traspasado m谩s de ocho millones de hect谩reas a los susodichos inversores para sus cultivos intensivos de… cubos de dinero. Lo mismo pasa en otras partes del continente. El Gobierno de Mal铆 ya ha malvendido medio mill贸n de hect谩reas a inversores extranjeros, cuando los expertos calculan que el uso sostenible del agua solo alcanza para 250.000 hect谩reas.
Los n煤meros no cuadran y la l贸gica no encaja. Si no se para este expolio, el futuro del mismo Nilo y otros r铆os est谩 en juego, y con ello el futuro de los millones de personas en el continente m谩s afectado por la crisis clim谩tica. Grain (Nobel de Ecolog铆a), una vez m谩s, ya ha bautizado esta realidad y habla de un suicidio h铆drico a no ser que se impida que con la tierra y el agua se acaparen cubos y cubos de dinero.
*El Peri贸dico de Catalunya.