OPINI脫N de Julio Ortega
No son luchas diferentes
¿Conculcan nuestro derecho a una sanidad p煤blica eficaz? Ellos agonizan en las calles, en las perreras, en las granjas, en los zool贸gicos, en los circos…
¿Fracturan la educaci贸n gratuita en favor de la privada? A ellos les niegan conocer la libertad que les pertenece.
¿Nos recortan los sueldos? A ellos la vida.
¿Reprimen nuestras voces con violencia? Las suyas jam谩s son tenidas en cuenta.
¿Favorecen a los que nos roban? En su caso, protegen legal y econ贸micamente a quienes los matan otorg谩ndoles tambi茅n amparo moral.
¿Nos juran que todo es por nuestro bien? Su explotaci贸n y asesinato aseguran que responden al arte, la diversi贸n, el negocio, la sostenibilidad, la educaci贸n…
¿Nos consideran imb茅ciles? A ellos inferiores.
¿Nos creen mansos? A ellos tambi茅n.
Tal vez, ser铆a un momento id贸neo para la reflexi贸n y aprender una lecci贸n muy valiosa: la opresi贸n, siempre se sustenta en id茅nticos principios sea cual sea la raza, edad, sexo o especie de las v铆ctimas, y los explotadores, no lo olvidemos, desprecian a todas ellas.
Se puede mantener con vida al perro mientras est茅 capacitado para cazar, al elefante en tanto en cuanto genere ingresos bajo una carpa circense, o al ser humano, como siervo, porque para que haya esclavistas es imprescindible que existan los esclavos.
Pero al fin, desde el lugar que ocupo, tengo que saber por encima de m铆 est谩n los canallas de siempre, y que por debajo no hay nadie, absolutamente nadie. A mi lado: mujeres, hombres, ni帽os, toros, perros, gatos, cerdos, gallinas, caballos, jabal铆es, visones…
S铆, tal vez es una ocasi贸n perfecta para entender que su suerte y la nuestra, est谩n m谩s unidas de lo que pensamos, porque los verdugos de unos y otros tienen los mismos rostros, y en el fondo, nos condenan por an谩logas razones y utilizando coartadas semejantes.
La lucha por sus derechos y por los nuestros no son batallas diferentes. Eso es lo que pretenden que creamos para que no ganemos ninguna.
No es ellos. Es nosotros.
No son luchas diferentes
¿Conculcan nuestro derecho a una sanidad p煤blica eficaz? Ellos agonizan en las calles, en las perreras, en las granjas, en los zool贸gicos, en los circos…
¿Fracturan la educaci贸n gratuita en favor de la privada? A ellos les niegan conocer la libertad que les pertenece.
¿Nos recortan los sueldos? A ellos la vida.
¿Reprimen nuestras voces con violencia? Las suyas jam谩s son tenidas en cuenta.
¿Favorecen a los que nos roban? En su caso, protegen legal y econ贸micamente a quienes los matan otorg谩ndoles tambi茅n amparo moral.
¿Nos juran que todo es por nuestro bien? Su explotaci贸n y asesinato aseguran que responden al arte, la diversi贸n, el negocio, la sostenibilidad, la educaci贸n…
¿Nos consideran imb茅ciles? A ellos inferiores.
¿Nos creen mansos? A ellos tambi茅n.
Tal vez, ser铆a un momento id贸neo para la reflexi贸n y aprender una lecci贸n muy valiosa: la opresi贸n, siempre se sustenta en id茅nticos principios sea cual sea la raza, edad, sexo o especie de las v铆ctimas, y los explotadores, no lo olvidemos, desprecian a todas ellas.
Se puede mantener con vida al perro mientras est茅 capacitado para cazar, al elefante en tanto en cuanto genere ingresos bajo una carpa circense, o al ser humano, como siervo, porque para que haya esclavistas es imprescindible que existan los esclavos.
Pero al fin, desde el lugar que ocupo, tengo que saber por encima de m铆 est谩n los canallas de siempre, y que por debajo no hay nadie, absolutamente nadie. A mi lado: mujeres, hombres, ni帽os, toros, perros, gatos, cerdos, gallinas, caballos, jabal铆es, visones…
S铆, tal vez es una ocasi贸n perfecta para entender que su suerte y la nuestra, est谩n m谩s unidas de lo que pensamos, porque los verdugos de unos y otros tienen los mismos rostros, y en el fondo, nos condenan por an谩logas razones y utilizando coartadas semejantes.
La lucha por sus derechos y por los nuestros no son batallas diferentes. Eso es lo que pretenden que creamos para que no ganemos ninguna.
No es ellos. Es nosotros.