OPINI脫N de Jes煤s G贸mez Guti茅rrez.-
En la Cafeter铆a Prado no cabe nadie. Todos quieren saludar al camarero que, la noche anterior, se enfrent贸 a los antidisturbios y les cerr贸 el paso al local, donde se hab铆an refugiado docenas de personas. La gente aplaude y se agolpa en la entrada para mostrar su agradecimiento. Hay abrazos, besos, apretones de manos, aplausos, fotograf铆as. Hasta los menos dados a ese tipo de cosas dejamos el distanciamiento al margen y acatamos el rito. Se lo merece. Alberto Casillas es Madrid, un no pasar谩n de camisa blanca, con el cuerpo por delante y luego, ya veremos.
A s贸lo unos metros, en Neptuno, la casualidad responde con un remedo sarc谩stico a las cifras gubernamentales del 25S. ¿Seis mil ayer? No, seis mil hoy; que rompen el cord贸n de la polic铆a y ocupan la plaza mucho antes de que llegue la columna de una manifestaci贸n distinta, la de CGT. Se habla, se debate, se intercambian experiencias, se prepara la gran jornada del 29, s谩bado, a las 18.00 h. Esto ya no es un juego. La pol铆tica dice que los sectores m谩s avanzados del 15M y de la militancia de las organizaciones de izquierda se han cansado de esperar; la cultura, que la forma de dar forma a un sue帽o es la misma para una Rep煤blica y para un poema: ser acci贸n, destrozar la dictadura de la p谩gina en blanco.
Horas despu茅s, los grandes medios volver谩n a la farsa de cada d铆a. En un editorial, el diario El Pa铆s rizar谩 el rizo con el extra帽o argumento de que la realidad ofrece «una imagen de Espa帽a ciertamente distorsionada». El 25S como excepci贸n aberrante; la represi贸n como excepci贸n aberrante; el Estado y sus leyes como excepci贸n aberrante; el universo como excepci贸n aberrante. En su demencia, quiz谩s senil, seguro que mon谩rquica, ni siquiera han ca铆do en la cuenta de que un camarero de Madrid tiene m谩s sentido que todas sus ediciones. Cuando lo descubran, ser谩 tarde.
*lainsignia.org
En la Cafeter铆a Prado no cabe nadie. Todos quieren saludar al camarero que, la noche anterior, se enfrent贸 a los antidisturbios y les cerr贸 el paso al local, donde se hab铆an refugiado docenas de personas. La gente aplaude y se agolpa en la entrada para mostrar su agradecimiento. Hay abrazos, besos, apretones de manos, aplausos, fotograf铆as. Hasta los menos dados a ese tipo de cosas dejamos el distanciamiento al margen y acatamos el rito. Se lo merece. Alberto Casillas es Madrid, un no pasar谩n de camisa blanca, con el cuerpo por delante y luego, ya veremos.
A s贸lo unos metros, en Neptuno, la casualidad responde con un remedo sarc谩stico a las cifras gubernamentales del 25S. ¿Seis mil ayer? No, seis mil hoy; que rompen el cord贸n de la polic铆a y ocupan la plaza mucho antes de que llegue la columna de una manifestaci贸n distinta, la de CGT. Se habla, se debate, se intercambian experiencias, se prepara la gran jornada del 29, s谩bado, a las 18.00 h. Esto ya no es un juego. La pol铆tica dice que los sectores m谩s avanzados del 15M y de la militancia de las organizaciones de izquierda se han cansado de esperar; la cultura, que la forma de dar forma a un sue帽o es la misma para una Rep煤blica y para un poema: ser acci贸n, destrozar la dictadura de la p谩gina en blanco.
Horas despu茅s, los grandes medios volver谩n a la farsa de cada d铆a. En un editorial, el diario El Pa铆s rizar谩 el rizo con el extra帽o argumento de que la realidad ofrece «una imagen de Espa帽a ciertamente distorsionada». El 25S como excepci贸n aberrante; la represi贸n como excepci贸n aberrante; el Estado y sus leyes como excepci贸n aberrante; el universo como excepci贸n aberrante. En su demencia, quiz谩s senil, seguro que mon谩rquica, ni siquiera han ca铆do en la cuenta de que un camarero de Madrid tiene m谩s sentido que todas sus ediciones. Cuando lo descubran, ser谩 tarde.
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