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Esperanza Santos (MSF): Níger es uno de esos sitios del mundo donde uno corrobora todas las estadísticas que ha oído y leído sobre el hambre y la pobreza en el mundo

MSF intenta limitar el alcance del brote de Ébola en el Congo

EL MERCURIO DIGITAL.- Un equipo de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF) trabaja en el hospital de Isiro, epicentro de la epidemia, donde se ha habilitado un centro de tratamiento de Ébola. Aunque la situación sigue siendo preocupante, en este momento solo hay seis casos activos.

Un recuento retrospectivo de los casos sospechosos indica que 31 personas han muerto desde que el brote empezó el pasado mes de mayo en el noreste de República Democrática del Congo (RDC). Solo 16 casos han sido confirmados por el laboratorio. El foco epidémico se halla en localidad de Isiro y sus alrededores, en la provincia Oriental. Aunque la situación sigue siendo preocupante, MSF subraya que en este momento tan solo hay seis casos activos de Ébola. Estos casos han sido identificados e ingresados en el centro de tratamiento del hospital de Isiro. Junto al Ministerio congoleño de Salud y otras organizaciones, MSF está ofreciendo cuidados a los pacientes e intentando contener el brote.
Esperanza Santos atiende a un niño en Sudán.
© Juan Carlos Tomasi/MSF

“Los brotes de Ébola son estudiados en profundidad para entender las dinámicas de la enfermedad. Hay personas que no están enfermas en este momento y a las que se están haciendo análisis para saber si son supervivientes del brote”, explica Teresa Sancristóval, responsable de la Unidad de Emergencias de MSF, quien añade: “Todos los pacientes enfermos han sido ingresados en el centro de tratamiento desde que se habilitó”.

Se han aplicado una serie de medidas preventivas para evitar que la epidemia siga extendiéndose. El equipo de emergencias ha habilitado un centro de tratamiento, ha apoyado la formación del personal del Ministerio de Salud para combatir el brote y está dando asistencia psicosocial a los pacientes y sus familias. El comportamiento de la comunidad puede tener también un gran impacto a la hora de contener la epidemia: cumplir con las medidas de higiene previene el contagio y es fundamental para extinguir el brote.

La fiebre hemorrágica del Ébola es una enfermedad sin tratamiento ni vacuna. Fue detectada por primera vez en humanos en 1976 en Zaire (actual RDC). Se transmite a través de fluidos corporales y su tasa de mortalidad depende de la cepa del virus.

Esperanza Santos, enfermera madrileña de 32 años, forma parte del equipo de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF). Su trabajo consiste en coordinar las actividades médicas en el terreno ante desastres naturales, epidemias, conflictos, etc. Ahora está en Níger, desde donde apoya la intervención en el norte de Malí y responde al gran pico de malaria que se está produciendo en plena crisis nutricional, y al que en los últimos días se ha añadido la aparición de casos de cólera.


¿Cuál es la situación actual en Níger?
Níger es uno de esos sitios del mundo donde uno corrobora todas las estadísticas que ha oído y leído sobre el hambre y la pobreza en el mundo. Cuando escuchas eso de “cada minuto mueren 10 niños de hambre en el mundo”, o eso otro de “cada minuto muere un niño de malaria en el mundo”, no te haces una idea de lo que significa. Hasta que llegas a un sitio como el distrito de Madaoua, uno de los lugares donde MSF trabaja en Níger, y lo ves con tus propios ojos.

En Madaoua hay desnutrición y malaria todo el año, pero durante este periodo se multiplican los casos. Por un lado, es la época del año en que las reservas de grano de las cosechas del año anterior se están agotando y las nuevas cosechas aún no se han recogido: este periodo se conoce como hunger gap y dura hasta octubre-noviembre. Por otra, estamos en plena estación de lluvias y, durante estos meses, los casos de malaria se disparan. Estas dos patologías juntas, la desnutrición y la malaria, son fatales para los niños más pequeños.

Llevas dos meses en Madaoua trabajando en malaria, ¿qué te encontraste al llegar?

Me encontré a la gente que está trabajando en el proyecto de desnutrición,  haciendo ya frente al comienzo de la época de los picos de desnutrición y malaria. El año pasado, 20.000 niños menores de 5 años fueron admitidos en el programa nutricional de MSF en Madaoua. Casi todos ellos siguieron el tratamiento a nivel ambulatorio. Solo cuando los niños están muy débiles o con alguna otra enfermedad asociada, se les lleva al hospital y se les hace un tratamiento intensivo, que suele durar unas dos semanas. En el hospital de Madaoua, también nos hacemos cargo de la parte de pediatría, en la que ingresan los niños que están enfermos pero no están desnutridos.

Cuando llegué a Madaoua, los ingresos estaban empezando a multiplicarse y ahora siguen siendo muy altos. Además de las salas habituales para los desnutridos y la de pediatría, ya hay montadas cinco tiendas de campaña grandes y está todo lleno. La semana pasada, entre pediatría y desnutridos, había más de 300 niños ingresados. Y siguen viniendo. La malaria es una de las enfermedades que más vemos y por eso mi trabajo aquí consiste en coordinar una estrategia para acercar el diagnóstico y el tratamiento a la comunidad.

¿Nos puedes explicar en qué consiste esta estrategia de malaria?

La idea es descentralizar el diagnóstico y tratamiento de la malaria todo lo que se pueda para hacerlo más accesible a la población. En la zona rural hay un grave problema de acceso al sistema sanitario: en ocasiones, el centro de salud más cercano está a más de 10 e incluso 20 kilómetros de distancia, así que una madre (probablemente embarazada) caminando con un niño enfermo de malaria a cuestas es incapaz de llegar al centro para conseguir el tratamiento.

Hemos formado a la red de trabajadores comunitarios para que puedan realizar tests rápidos de malaria, dar tratamiento e identificar los casos graves que deban ser referidos al hospital. También hacemos detección de casos de desnutrición, para referir al programa nutricional a los niños que necesiten tratamiento y vacunamos de sarampión a los niños que no están inmunizados.

¿Cuántos casos de malaria habéis tratado en las últimas semanas?

En agosto se han disparado los casos. Solo en el proyecto de Madaoua hemos tratado 22.000 casos de malaria, mientras que en julio tratamos 6.200. Por eso es tan importante la estrategia de malaria: para tratar a estos niños lo antes posible e impedir que contraigan la forma severa de la enfermedad o mueran.

A esta situación se ha sumado el cólera desde hace unas semanas. ¿Cuál es la situación?, ¿cuántos casos hay?, ¿dónde estáis trabajando?

El primer caso fue el 19 de agosto en Galmi, un pueblo que está a unos 40 kilómetros de Madaoua, en la carretera principal que viene desde Niamey y va hasta Maradi y la frontera de Nigeria. Una semana más tarde comenzaron los casos en Koumassa (a medio camino entre Galmi y Madaoua). Llevan 185 y 75 casos registrados respectivamente, y hasta el momento han muerto siete personas en Galmi y dos en Koumassa. En Madaoua también ha habido algunos casos de cólera, pero de momento parece que no han ido a más.

Estamos trabajando en los tres sitios, en colaboración con los distritos sanitarios. Se han abierto tres unidades de tratamiento, donde nos encargamos de toda la logística (materiales, construcción, tratamiento de agua y desinfección), trabajamos con el personal médico del distrito, hemos dado formación sobre cólera porque en esta zona hacía por lo menos siete u ocho años que no había habido casos, y también hemos hecho donación de material médico y medicamentos.


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