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MÉXICO. El PAN y los riesgos de la Seguridad Nacional (I)

OPINIÓN de Salvador González Briceño    

México, visión política y geopolítica de barandilla. Los antecedentes

El golpe de timón. A unos meses de que concluya el sexenio del Presidente Felipe Calderón Hinojosa del Partido Acción Nacional (PAN), hay más sombras que luces, cuestionamientos que respuestas de un periodo gubernamental que se complicó sobre todo por un delicado asunto: la mal llevada —por improvisada y unilateral— guerra contra el narcotráfico que inició a unos días de llegar al poder, a juzgar por sus consecuencias internas y externas, así como el elevadísimo costo en vidas humanas que ha alcanzado.

No se olvide que lo primero que Calderón quiso hacer, al llegar a Los Pinos, fue legitimarse en la silla presidencial, porque nunca demostró que ganó con los votos de la sociedad, sino con el dictamen del tribunal electoral que lo declaró “presidente electo”. Después vino la apropiación de todo el aparato estatal.

Pragmático como es, Calderón nunca mostró la visión de un estadista, siquiera de un gobernante preocupado y a la altura de los problemas de México, como tampoco dio visos de resolverlos; más bien se le vio siempre como el líder de su partido. Sólo siguió la indolencia nacional de un deterioro paulatino, tanto económico —laissez faire, laissez pase— como político —“haiga sido como haiga sido”—, que habían fincado en tiempos memoriales los gobernantes del Partido Revolucionario Institucional (PRI) de las últimas décadas.

Su golpe de timón fue una sorpresiva y espectacular —el “Operativo Conjunto Michoacán” de diciembre de 2006, movilizó a unos 5 mil entre personal militar y de la Procuraduría General de la República (PGR)—, pero mal conducida guerra contra el crimen organizado. Por ello, pese a las interrogantes de la sociedad y desde los medios de comunicación, no hubo respuesta convincente del gobierno calderonista, a los cuestionamientos de una lucha de confrontación directa sin más acciones aleatorias.

Preguntas sin respuesta

Destacan, por ejemplo, las siguientes interrogantes.

1] ¿Por qué no se atacó al corazón, la médula del crimen organizado, verbigracia, el control de fondos y recursos millonarios que han circulado tanto en el sistema bancario y financiero de México, como de otros países (paraísos fiscales, dixit); presionar para que Estados Unidos hiciera lo mismo en coadyuvancia, puesto que funcionarios como el propio Presidente Barack Obama y la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, hablaron de “corresponsabilidad” en sendos encuentros con Calderón?

2] ¿Por qué tampoco se atendió suficientemente el problema de lavado de dinero, las inversiones sospechosas de boyantes negocios en estados fronterizos del país, o de lleno la filtración de dinero ilícito a las actividades de la economía mexicana? Asuntos como el lavado en el inglés HSBC (antes también Wachovia Bank en EU, ver mi nota en: http://bit.ly/QzIqKW) quedan impunes, una vez descubiertos, a cuenta de la economía global a la cual entran grandes cantidades de recursos ilícitos de actividades ilegales.

3] ¿Bajo qué criterios no se detuvo a los grandes capos de las drogas (al contrario, Joaquín Guzmán Loera El Chapo, escapó de la cárcel de alta seguridad en Puente Grande, Jalisco, un año después del arribo a Los Pinos de la “pareja presidencial”; como tal, el error le compete al PAN), y el gobierno se conformó con peces flacos —cuando cazó a Arturo Beltrán Leyva fue bajo la injerencia de la Drug Enforcement Administation, la DEA—?

4] ¿Cuáles medidas de renovación, de los cuerpos policiacos y del poder judicial en general, para atender el problema; de qué sirvió el presupuesto millonario que fue a dar a las arcas de la policía federal (el titular de la Policía Federal Preventiva, PFP, Genaro García Luna, lleva en el cargo los dos sexenios del panismo), si nunca ha estado al frente de esa guerra, y sus instalaciones son más un “elefante blanco”?

5] ¿En dónde estuvieron desde el principio las medidas de protección a la sociedad civil en todos los niveles de gobierno —en ciudades, comunidades y estados—, sobre todo en contra de la impunidad por tanto crimen sin castigar? El clima de abandono de la tan golpeada sociedad juarense es muestra de ello.

6] ¿Por qué se involucró a las Fuerzas Armadas de México (FAM) en una operación que no les corresponde, porque en términos constitucionales sus fines están en el resguardo de la seguridad nacional (SN)?

7] ¿Quién es el principal responsable de que, una vez en las calles, los militares cometen atropellos en contra de personas inocentes, violen los derechos humanos y cometan errores —los “daños colaterales”— entre la población?

8] ¿Cuánto y en qué medida tanto desatino responde a las estrategias del vecino del norte, que no hace nada por contener el consumo de drogas en su país —le sirve para criminalizar a latinos y afroamericanos y hacinarlos en cárceles—, por detener a sus capos “blancos”, “rancheros”, “mayoristas y minoristas”, o prohibir el tráfico de armas a México sino alentarlo con operativos claramente fallidos e intervencionistas como el de ATF, Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, conocido como Rápido y Furioso?

Datos de los investigadores Omar García Ponce y Oiendrila Dube, de la Universidad de Nueva York y Arindrajit Dube de la Universidad de Massachusetts, en el estudio “Derrame fronterizo”, establecen que “hay una relación directa entre facilitar el acceso de este tipo de armas en Estados Unidos y el aumento de homicidios por rifles de asalto en la frontera de México”. Y que dificultar el acceso de armas a los delincuentes “debería ser parte integral de una política para combatir el crimen organizado”. (Diario Excélsior, 6/VIII/2012).

9] ¿Acaso no está en esa tesitura el divisionismo sembrado por Washington, al interior de las FAM desde el momento en que gusta de privilegiar a la Marina y descalificar al Ejército (en la información de Wikileaks se descubrió que Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, fue ubicado en Morelos con la participación de la DEA; documento secreto N° 240473), con medidas claras de apoyo a “los azules” y el descrédito a “los verdes”? Calderón le dio seguimiento a esa postura de los estadounidenses al ensalzarlos —no porque Marina no lo merezca, pero son las FAM en general quienes están enfrentando en las calles a los narcotraficantes— en su día el pasado 1 de junio.

10] ¿En dónde quedó el enfoque del narcotráfico como fenómeno global trasnacional y criminal, que extiende sus redes allende las fronteras hacia varios países o regiones, llámese México, Centroamérica, Colombia o Europa?

Sin visión geopolítica

Una postura política del gobierno de Calderón débil por flexible al peligroso intervencionismo externo —nada qué ver con una visión geopolítica—; sin embargo, riesgosa para el país por varios motivos:

A) Porque se trata de una medida de EU atentatoria de la SN de México. El cable de Wikileaks N° 246329 develó un informe de la embajada presidida por Carlos Pascual, donde arremete en contra de la estrategia y del Ejército. Y refiere “tensiones” entre Ejército y Marina.

B) Tiende a minar directamente a la institución castrense en general, las FAM, aplicando la tesis de “divide y vencerás”, cuando es una de las pocas que gozan de elevada credibilidad (en varios sentidos, según encuesta de Excélsior, 6/VIII/2012) entre la sociedad civil —pero esto tiene qué ver con el Northcom (véase mi trabajo sobre este tema en: http://bit.ly/zwTJix)— y sus acciones encubiertas en la región de Norteamérica; Canadá, EU y México;

C) Por cierto bajo el cargo de delincuencia organizada con el propósito de cometer delitos contra la salud, presuntos nexos con el cartel de los Beltrán Layva —señalamientos de narcotraficantes como Sergio Villareal Barragán, El Grande; luego sin ratificar porque fue extraditado a EU, y de un “testigo protegido”—, se encarceló a cuatro generales: Tomás Ángeles, Ricardo Escorcia, Roberto Dawe y Rubén Pérez. Un golpe certero al corazón del Ejército, tan delicado que no habría sido operado —según especialistas en el tema— sólo por la PGR, sino tras una decisión de arriba; es decir, desde Washington y bajo el sometimiento del gobierno de México.

Lo delicado del caso es que situaciones como ésta se han dado con frecuencia durante el gobierno de Felipe Calderón, en aras del descrédito. Ahí está, otro ejemplo, el documento del Departamento de Justicia que señala por corrupción al Estado Mayor Presidencial, instancia encargada del cuidado personal del Presidente y su familia, donde tres integrantes recibieron de la empresa estadounidense BizJet, más de 16 millones de pesos a cambio de contratos para el servicio de mantenimiento de la flota aérea de Los Pinos.

Antes causó revuelo la compra por 5 mil millones de pesos en “equipo de inteligencia” por parte de Sedena, siendo que —como defendió la institución—, todo se hizo conforme a los planes y el ejercicio presupuestal. Y por lo tanto nada tiene de anormal o ilegal. Hasta se publicó que, durante el sexenio de Calderón, Sedena habría gastado 22 mil 552 millones de pesos en la adquisición de quipo terrestre, aéreo y obras de servicio y mantenimiento.

El caso es que el presidente mexicano nunca tuvo la mínima visión para revisar la tantas veces señalada, desde el principio, fallida estrategia hasta que la violencia alcanzó un grado tal que parecía obligada la presencia del Ejército en las calles del país, y sin otra alternativa posible. Es decir, que violencia llamó violencia al punto de un descontrol tal que “justificó” que los militares continuaran en sus tareas de policías, o de contención de narcotraficantes en todo el territorio nacional. Por lo mismo se habla de continuar con esas tesis, de que el Ejército siga en las calles en dicha labor. Como que ya entrados en materia no hay para dónde hacerse.

Con este negro panorama, además que se desgastaron los otrora elevados principios de la política exterior de México, la política en general quedó pendiendo de las exigencias de Washington. Es decir, que la agenda de prioridades geopolíticas de EU se impuso a las necesidades de reconocimiento de las políticas de Felipe Calderón. En otras palabras, que la dominación del imperio sobre México se profundizó con los gobiernos del PAN.

Geopolítica de EU

Por las facilidades/debilidades de Vicente Fox/Calderón fue que Washington aprovechó para, aparte de todo, profundizar el Plan Mérida atendiendo a su estrategia geoeconómica bajo pretexto del resguardo de su seguridad nacional de las amenazas terroristas. Esa secuela nefasta de los atentados del 11/S que EU extendió desde su política exterior, pasando por la diplomático-intervencionista, las guerras en Afganistán e Irak, hasta la vigilancia directa de sus intereses estratégicos en cualquier parte del mundo. Sin desdeñar ahora el traspatio.

En México dichas secuelas están a la vista. Hemos de destacar por lo menos, los siguientes —que no todos— once puntos:

1.- El país es más inseguro porque los carteles de las drogas se han diseminado abriendo fuego por la mayor parte del territorio nacional. Por los últimos datos del INEGI, son cinco estados en los cuales se concentra la violencia: Chihuahua, Estado de México, Guerrero, Sinaloa y Baja California.

2.- En lugar de exterminar —ni se diga siquiera controlar— a dichos carteles, el número de ellos aumentó; de siete al final del sexenio de Fox a los 11 que reconoce el gobierno de Calderón. Recuentos independientes como el diario Zeta coloca en número en 28 carteles que pululan en todo el territorio nacional.

3.- Arreció la disputa entre carteles por las rutas, las plazas y los principales pasos de los estupefacientes al mercado consumidor de EU.

4.- La guerra entre grupos del crimen organizado ha dejado secuelas de muerte en varios estados del país, de la mano de otras acciones delincuenciales como el control de las rutas de los inmigrantes centroamericanos hacia el vecino del norte —con su respectivo secuestro y extorsión—, su uso como “burros” para pasar drogas allende la frontera, hasta el asesinato vil cuando no responden a sus maléficas intenciones.

5.- El involucramiento de autoridades municipales y estatales —de varios niveles policiacos, responsables de la seguridad pública—, ya por dinero o por temor con las bandas de criminales ha dejado un saldo de impunidad desbordada, al grado que no haya autoridad judicial que indague y castigue a los responsables de todos los asesinados de dicha guerra.

6.- El impacto social en los estados alcanza a comunidades enteras, y llega hasta los núcleos familiares quienes han padecido directamente el dolor por la pérdida de algún integrante —padre, esposo, hijo, hermano, amigo, conocido—; hasta el golpe psicológico que no alcanza soluciones por la falta de atención profesional desde el Estado, o las propias autoridades locales.

No hay programas de tratamiento de víctimas (psiquiátrica, sicológica, sociológica, médica, etcétera), como tampoco las indagatorias para castigar a los responsables de los crímenes que generan el dolor al interior de la sociedad a todos los niveles.

7.- Los altos grados de violencia mostrada: los descabezados, los colgados, los montones de calcinados, o diluidos en ácido, los enterrados en fosas clandestinas en campos abiertos o en casas de seguridad, los del tiro de gracia, los abandonados en las calles o en las plazas públicas, etc., han sembrado un clima de horror no visto más que en países en guerra, o peor aún.

De ahí que muchos de esos crímenes sean asociados con los Zetas, el grupo formado por exmilitares; los otrora integrantes del cuerpo de seguridad personal del narcotraficante Osiel Cárdenas, exGAFEs, exGANFEs, exBPFs, estos últimos formados para contener al movimiento zapatista de Chiapas en 1994 y capacitados por la CIA, la Sayeret Matkal judía y la CIGN francesa.

8.- La guerra contra el crimen organizado se agudizó al grado de lo incontrolable por al menos dos motivos: a) Por la disputa de carteles en el trasiego y los territorios clave para las drogas, sin detenciones y otras acciones trascendentales como las señaladas; b) Porque los carteles al verse perseguidos desde el arribo de las Fuerzas Armadas, arreciaron la violencia tanto entre sí pero igual contra la sociedad civil. Por eso en Stratfor, George Friedman había previsto que México sería un “Estado fallido”. Una tesis, ciertamente, a conveniencia de EU.

9.- El clima de inseguridad ha servido para arremeter en contra de sectores de la sociedad en varias entidades, como son los defensores de los derechos humanos y otros que han resultado víctimas principales; lo mismo ocurre con los periodistas, en particular de la fuente policiaca.

Así, los medios de comunicación tanto impresos como de radio y televisión, resultan los afectados porque denuncian a las víctimas y hacen los rastreos informativos —que el poder judicial desatiende— correspondientes. Es entonces cuando los posibles implicados de tamaños crímenes, no pocas veces pertenecientes a algún grupo del poder local, cometen los crímenes alegando implicación del crimen organizado.

10.- Durante los últimos años, los organismos internacionales defensores de derechos humanos, han señalado a México como el peor país porque tanto se violan los derechos de las mujeres al igual que los periodistas. La situación para los medios de comunicación en el país, está peor que en aquellos como Irak y Afganistán donde hay guerras alentadas por potencias extranjeras como EU y otros pertenecientes a la OTAN.

11.- La situación de zozobra desatada durante el sexenio de Felipe Calderón, ha dado pie para que, principalmente EU, se abrogue el derecho de intervenir por varias vías, alegando que la violencia de los carteles en México es de un alto riesgo para su seguridad nacional. Qué decir de la frontera vigilada por los drones o aviones no tripulados, como en los países en guerra.




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