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Sobre el derecho al aborto

CARTA. Ana de Miguel


Todas compartimos una historia de opresi贸n. Eso es lo que de alguna manera nos une y explica nuestra solidaridad. Muchas mujeres, adem谩s, somos conscientes de ello y seguimos caminando juntas por la senda que nos abrieron las feministas que lucharon por nuestros derechos.

Las mujeres, todas las mujeres, hemos sido conceptualizadas como cuerpos sin mucha cabeza, a veces ni eso, como trozos de cuerpos. Cuerpos al servicio del placer sexual de los varones, cuerpos al servicio de la reproducci贸n de la especie. En 茅sta 煤ltima funci贸n, contra lo que pueda pensarse, no se nos ha asignado un papel relevante. Como teorizaran Arist贸teles y Santo Tom谩s de Aquino, las mujeres son meras vasijas vac铆as, materia inerte en que el semen creador insufla la forma y el alma humana. Por eso, en realidad, los varones se autodefinieron como el principio activo de la reproducci贸n y se autoadjudicaron la patria potestad o derechos legales sobre los hijos. Y por eso, cuando no quer铆an reconocer a un hijo 茅ste era un hijo “natural” es decir no “cultural”; tambi茅n se le consideraba un “hijo ileg铆timo”, es decir, que no estaba legitimado para nacer por su padre. Y por eso, tambi茅n, en tantos lugares del mundo llevamos el apellido de nuestros padres, porque de alguna manera, parece que nuestras madres no pudieron salir del todo del estatus de vasija u otro objeto de alfarer铆a.

Hoy hay que recordar que las luchas feministas del diecinueve tambi茅n lo fueron por el derecho a la patria potestad de los hijos, y las del siglo veinte por el derecho a decidir si tener hijos o no y cu谩ntos. Algo que sabemos bien es que lo primero que hace una ni帽a, una mujer cuando tiene acceso a la autonom铆a es controlar su capacidad reproductiva. Si las mujeres no hici茅ramos eso podr铆amos llegar a tener entre 20 o 25 hijos de media en la actualidad. Con las mejoras en la alimentaci贸n y la medicina. Pero como claramente esto no est谩 ocurriendo hay que saber que la mayor parte de las mujeres est谩 controlando y decidiendo en torno a este decisivo aspecto de la vida. Porque tener hijos es contraer una gran responsabilidad.

Hoy que vemos c贸mo aumenta sin l铆mite la oferta de cuerpos de mujeres y se nos dice que prostituirse es normal, vemos c贸mo esta “libertad” de mercado va de la mano de los viejos y nuevos controles que quieren establecerse para impedir que las mujeres tengamos el control de nuestro poder de reproducci贸n.

La lucha de las mujeres, la mitad de la raza humana, ha tenido que ser la lucha por ser consideradas personas. S铆, las mujeres somos personas, naturaleza consciente. Y ser una persona es tener un proyecto de vida. Y esto hay que decirlo muy claramente: los hijos forman o no forman parte de un proyecto de vida. Por eso, si se cuestiona nuestro derecho a decidir si queremos tener un hijo o no, lo que se est谩 cuestionando es nuestro derecho a ser personas, nuestra consideraci贸n misma como personas.

A quien corresponda: no pensamos volver a ser cuerpos, ni trozos de cuerpo. Ni vasijas ni jarrones. Ya est谩 bien. Como persona y como madre de dos hijos a los que deseo un proyecto de vida en igualdad y libertad har茅 todo lo que est茅 en mi mano y m谩s para garantizar el derecho de las mujeres a decidir sobre las cuestiones realmente importantes de su vida.




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