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Brasil y África en la cooperación Sur-Sur

OPINIÓN de Bruno Peron Loureiro.-  

Un informe del Banco Mundial de octubre de 2012 declaró que el potencial alimenticio en África es suficientemente grande como para sustentar a todo el continente si se aprovechan mayores porciones de sus tierras agrocultivables y se reduzcan las trabas comerciales que dificultan el intercambio de mercaderías entre ellos y de ellos con el mundo. África y Asia son los continentes más fustigados por el hambre en magnitud y número de personas.

Existe sin embargo una distancia poco ajustable entre las promesas de que el libre comercio trae beneficios en cualquier lugar que se aplique y la asimilación de los ingresos de un posible aumento de comercio extra-regional de las políticas sociales. Se propone la mitigación del hambre y de la desnutrición en varios países de África -sobretodo los que tienen menos tierras fértiles- con un desarrollo de la producción interna que distribuya equitativamente los recursos.

No sólo los países africanos comparten el interés en la reducción del precio de los alimentos. El Banco Mundial informa que los gobiernos de países donde la ingestión de calorías es desmesuradamente mayor que en África y Asia, tienen también interés en que los precios de los alimentos bajen en los países productores. Frutas y verduras africanas llegan diariamente a Europa. Si los africanos venden alimentos con precios más bajos entre ellos, el valor bajara también para los consumidores externos. Medidas protectoras de las fuentes de renta en África pueden convertirse fácilmente en más pobreza para el continente si recomendaciones externas e interesadas se toman al pie de la letra.

Pocos organismos provenientes de otros países y regiones envían sus representantes a África sin algún interés económico o político. Las acciones de caridad generalmente son realizadas por grupos que no se vinculan a ninguna institución o movimiento social. Los Estados no practican la caridad, los Estados garantizan los intereses nacionales. A pesar de la política exterior brasilera bajo la presidencia de los dos miembros del Partido de los Trabajadores (Lula y Dilma Rousseff) se ha volcado a la cooperación Sur-Sur entre los países llamados subdesarrollados, organismos brasileros no dejan de estrechar relaciones interesadas con africanos y asiáticos.

En efecto, las políticas brasileras de asociación agrícola con África apuntan por un lado al desarrollo del sector productivo en estas dos regiones a través de préstamos financieros, y por otro a reducir la amenaza de la escasez de alimentos y de la crisis de la calidad alimenticia en el mundo, con el aumento de producción en este sector. El tema de la seguridad alimentaria ha aparecido en las agendas políticas de todo el mundo. Y no es de extrañar. El aumento descontrolado de población en los países más pobres sugiere que después faltarán recursos para todos.

En febrero de 2011 el Ministerio de Desarrollo Agrario (MDA) de Brasil estableció un acuerdo con Zimbabwe en el marco del programa Más Alimentos Para África. El Brasil se dispuso a hacer préstamos financieros a productores rurales en países menos favorecidos, vender equipos agrícolas (principalmente los de irrigación) que beneficien la producción de alimentos, y asesorar proyectos de agricultura familiar. A lo largo de 2011 Mozambique, Ghana, Senegal y Kenia se adhirieron también al programa brasilero Más Alimentos Para África. Solamente Brasil y Cuba integran el proyecto en América Latina.

La sociedad entre Brasil y África implica la promoción de la industria agrícola nacional y de algunas instituciones patrocinadoras (como la Empresa Brasilera de Investigación Agropecuaria) del gigante sudamericano. Sus políticas incentivan el desarrollo de otros países cuyas carencias en este sector son todavía mayores que las que afectan a los agricultores y las industrias en Brasil. El programa federal precursor Más Alimentos subsidia productores rurales en el territorio nacional desde 2008. Su éxito gestó el programa Más Alimentos Para África.

La característica más importante de estos programas de desarrollo agrícola y del aumento de la atención que el gobierno da al productor rural familiar, que ha dirigido su producción cada vez más en función de los intercambios comerciales en lugar de la subsistencia de su familia y su comunidad. Igualmente la agricultura familiar es un tema más relevante en África que en Brasil, porque en aquel continente la práctica agrícola es el motor de sus economías.

Mi exposición se ha centrado en algunos aspectos de la asociación agrícola entre Brasil y África en el marco de la cooperación Sur-Sur, que dará todavía mucho que hablar, aunque existen otros criterios de esta cooperación que analizaré en otra oportunidad y que tienen que ver principalmente con los países africanos de la Comunidad de Países de Lengua Portuguesa (CPLP). Esta opción se debe a que la agricultura es uno de los temas prioritarios en la cooperación Sur-Sur entre Brasil y África y uno de los que generan más frutos maduros en el desarrollo de estas regiones.





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