Diario bajo los escombros inspirado en el bombardeo en Al-Ansari, barrio de Zabadiya en Alepo, y el bombardeo diario en toda Siria
OPINI脫N de Lama Khayer.-
En Siria
“Corrimos para salvar lo que pudimos, para variar, despu茅s de que la bomba hubiera saciado su deseo de destrucci贸n y cosecha de almas… Muchos, muchos cad谩veres, oh Se帽or”.
Aqu铆 hay una ni帽a para la que no estaba escrito y un ni帽o que sabe que siente que algo en 茅l no est谩 bien, pero no es consciente de que una tira de su piel o incluso un trozo de su cr谩neo ya no est谩 en su sitio. Sin saber c贸mo dice: “T铆o, por favor, t铆o… Por favor, t铆o…” al pobre que salt贸 para salvarlo.
Veo algo pero me siento paral铆tico, no s茅 que me ha pasado esta vez, ¿por qu茅 no puedo ayudar?
Las voces suenan extra帽as en mi cabeza esta vez, como si estuvieran m谩s lejos y fueran m谩s profundas.
“Chicos, venid, hay un ni帽o aqu铆”, grita uno y otro desde all铆 grita: “Este… ¿D贸nde tiene la cabeza? Dios es grande”.
Veo a esa mujer bajo los escombros luchando contra la muerte, conteniendo a煤n un h谩lito de vida. Me parece un jard铆n sin vida. A pesar de que sigue con vida, no puede levantar la cabeza ni miembro alguno de su cuerpo para llamar. Veo sus ojos parpadeando un poco bajo la profundidad de la ceniza y la destrucci贸n. Dios m铆o, soy el 煤nico que puede verla, pero no puedo hacer nada, ¿qu茅 pasa? ¿Qu茅, qu茅 es esto? Uno de ellos se acerca a mi rostro y me mira de cerca, con una extra帽eza que no comprendo, y grita tan alto que me asusta: “Este est谩 vivo, chicos, a煤n vive. Venid a sacarlo”.
En Siria
“Corrimos para salvar lo que pudimos, para variar, despu茅s de que la bomba hubiera saciado su deseo de destrucci贸n y cosecha de almas… Muchos, muchos cad谩veres, oh Se帽or”.
Aqu铆 hay una ni帽a para la que no estaba escrito y un ni帽o que sabe que siente que algo en 茅l no est谩 bien, pero no es consciente de que una tira de su piel o incluso un trozo de su cr谩neo ya no est谩 en su sitio. Sin saber c贸mo dice: “T铆o, por favor, t铆o… Por favor, t铆o…” al pobre que salt贸 para salvarlo.
Veo algo pero me siento paral铆tico, no s茅 que me ha pasado esta vez, ¿por qu茅 no puedo ayudar?
Las voces suenan extra帽as en mi cabeza esta vez, como si estuvieran m谩s lejos y fueran m谩s profundas.
“Chicos, venid, hay un ni帽o aqu铆”, grita uno y otro desde all铆 grita: “Este… ¿D贸nde tiene la cabeza? Dios es grande”.
Veo a esa mujer bajo los escombros luchando contra la muerte, conteniendo a煤n un h谩lito de vida. Me parece un jard铆n sin vida. A pesar de que sigue con vida, no puede levantar la cabeza ni miembro alguno de su cuerpo para llamar. Veo sus ojos parpadeando un poco bajo la profundidad de la ceniza y la destrucci贸n. Dios m铆o, soy el 煤nico que puede verla, pero no puedo hacer nada, ¿qu茅 pasa? ¿Qu茅, qu茅 es esto? Uno de ellos se acerca a mi rostro y me mira de cerca, con una extra帽eza que no comprendo, y grita tan alto que me asusta: “Este est谩 vivo, chicos, a煤n vive. Venid a sacarlo”.