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Este mundo no es un hogar (II)

OPINI脫N de Samuel Garc铆a Arencibia.-  

Casas sin personas, personas sin hogar 

La situaci贸n resultante de los a帽os de capitalismo a toda m谩quina que satisface a oligarqu铆as y pueblo complaciente con su consumismo es una colosal deuda de los promotores que fueron llamados por los cantos de sirena de un precio de la vivienda que no dejaba de subir, bancos que no cobran los cr茅ditos concedidos y no pueden hacer frente a sus deudas con otros bancos, familias con m谩s miembros en desempleo o con sueldos reducidos y con incapacidad para afrontar alquileres o cuotas hipotecarias, administraciones p煤blicas que no recaudan lo suficiente porque perdonan impuestos a los ricos y la actividad econ贸mica deprimida no produce ingresos suficientes, … 

En esta situaci贸n, a las casas vac铆as para especular de la 茅poca anterior se han sumado los inmuebles que no se pueden vender. Los esfuerzos p煤blicos para que se vendan y disminuya la asfixia no paran de hacerse: reducciones del IVA de la vivienda en 茅poca de Zapatero mientras sub铆a el IVA de todo lo dem谩s para que los europeos adquirieran una segunda residencia; otorgamiento del permiso de residencia a extranjeros que adquieran una vivienda, en planes. 

Igualmente, a las personas y familias que acced铆an en el mercado a la vivienda en alquiler con dificultad se le suman aquellas que consiguieron entrar en alquiler o propiedad durante los a帽os de puestos de trabajo sostenidos por respiraci贸n artificial, expulsados con su eliminaci贸n. A las personas y familias que se vieron forzadas a relaciones de arrendamiento de mercado y no pueden afrontar la renta se les desahucia; a las personas y familias que pudieron iniciar un intento de adquirir la propiedad y no pueden pagar la cuota del pr茅stamo, se les ejecuta la hipoteca, que tiene como resultado la p茅rdida de la casa y en muchas ocasiones la persistencia de una deuda (cr茅dito no pagado, intereses de demora, gastos de ejecuci贸n de la hipoteca, …). 

Las hipotecas colgadas

En los cr茅ditos con garant铆a hipotecaria a veces hay otras garant铆as, como avales de familiares. Los bancos cuando dan a la firma un contrato saben muy bien lo que han escrito para ganar en cada operaci贸n. Tienen detr谩s unos equipos de valoraci贸n del riesgo y elaboraci贸n de contratos. A煤n as铆 muchas entidades se han visto con altos niveles de morosidad (especialmente promotora) y con incapacidad para cumplir con los cr茅ditos interbancarios que pidieron en el exterior. El Estado ha acudido en su rescate. 

En cambio, muchas veces las personas f铆sicas firmamos estos contratos y las escrituras de constituci贸n de hipoteca con la inconsciencia de la gente normal, que vive confiada en el ciclo indeclinable de crecimiento, que no imagina que se est谩 formando una tormenta perfecta y que no sabe las consecuencias de aquellas hojas que firm贸 sin leer o de aquel p谩rrafo que no entendi贸. Cuando ocurre lo imprevisto llegan los lamentos por haber firmado un pacto con el diablo, con el alma como garant铆a. 

La cultura de leer los contratos hubiese evitado muchos disgustos a personas que ahora se sienten indefensas contra esos contratos. En Derecho del Consumo se explica la desigualdad existente entre gran empresa y usuario. Por eso, en ese tipo de relaciones se han creado insuficientes instituciones de defensa. Pero una de las lecciones que ha ense帽ado la vida es que son precisas las precauciones propias. 

Constantemente llega la informaci贸n sobre el n煤mero de ejecuciones hipotecarias diarias o desde el a帽o 2007. Unas quinientas al d铆a o unos 400 mil en estos a帽os. No obstante, parece claro que ese dato no se comunica con rigor, ya que en ese n煤mero se mezclan ejecuciones de hipoteca en vivienda habitual, que es el que deber铆a preocupar, con otros tipos de ejecuciones hipotecarias sobre segundas viviendas o locales que no se dedican a la residencia. Los datos precisos sobre familias que por la ejecuci贸n hipotecaria se ven sometidos a una situaci贸n social vulnerable nadie los ha elaborado. 

Peque帽as concesiones del poder

Despu茅s del gui帽o de Rubalcaba al 15M en la precampa帽a del 20N de 2012, el m铆nimo inembargable para deudores hipotecarios en vivienda habitual es de 962 euros m谩s 192 por personas dependiente. Eso quiere decir que si tras la ejecuci贸n queda deuda pendiente, el banco empezar铆a a cobrar a partir de 962 en el caso de familias monoparentales, 1054 en familia de dos personas, 1266 en familias de tres, … Aunque lo despreci谩ramos por oportunista e insuficiente, debo reconocer que en una valoraci贸n sosegada y justa es bastante protectora de la renta familiar frente a las ca铆das en desgracia. Aunque se pueda reducir la deuda pendiente. 

Tambi茅n es importante el esfuerzo que se hace para eliminar cl谩usulas abusivas de los contratos de hipoteca que elevan la cuant铆a de la deuda por ejemplo por una imposici贸n excesiva de intereses de demora, que ha tenido como consecuencia la cuesti贸n prejudicial al Tribunal de Justicia de la Uni贸n Europea. 

Adem谩s de la aminoraci贸n de la deuda pendiente y la protecci贸n de la renta familiar hasta un determinado punto, hace poco, tras la representaci贸n de la preocupaci贸n por los dos partidos mayoritarios del pa铆s, se declar贸 la moratoria durante dos a帽os del acto de lanzamiento en unos casos muy determinados, con 谩nimo cicatero. Para esas mismas familias se prev茅 la creaci贸n de un fondo social de viviendas de renta asumible. Unas medidas de poca trascendencia. 

En estas acciones valoro que en lo importante, potenciar el derecho de disfrute de una vivienda digna y adecuada, se ha avanzado casi nada y en lo secundario, ayudar a quien se arriesg贸 a adquirir en tiempos brumosos firmando un contrato con zorros viejos, se ha adelantado mucho m谩s. 

¿Qu茅 hacer?

En esta situaci贸n cabe preguntarse qu茅 hacer. Una propuesta de acci贸n es la de las personas afectadas. La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) reclama la suspensi贸n inmediata de lanzamientos, la daci贸n en pago retroactiva, la creaci贸n de vivienda social, como puede verse en la iniciativa legislativa popular de esta plataforma, que consigui贸 600 mil firmas. 

Sus acciones han servido para visibilizar esta consecuencia del cambio de ciclo en el modelo social y econ贸mico de nuestra sociedad. Su propuesta reclama una soluci贸n espec铆fica para las personas afectadas por la hipoteca. Su organizaci贸n es una de las m谩s fuertes de los colectivos afectados por la crisis, mejor organizada por ejemplo que el de personas en situaci贸n de desempleo. Es normal que en su situaci贸n se rebelen contra el pisot贸n que les da el sistema. 

Como otras iniciativas la PAH surge del fracaso del capitalismo de especulaci贸n con la vivienda como centro de gravedad. No es una iniciativa que antes del fracaso ya criticara las muchas contradicciones y propusiera un modelo social y econ贸mico diferente, con una pol铆tica de vivienda social. 

Sin embargo, me parece conveniente que alguien cuide una mirada m谩s general, no de afectados. Habr铆a que mantener la demanda que nunca se debi贸 abandonar de una pol铆tica p煤blica de vivienda social e integradora, en la que el derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada prevalezca de forma rotunda sobre la especulaci贸n, todo lo contrario que hasta el momento, pero no con la perspectiva de enderezar el destino s贸lo a personas y familias a las que se le torci贸 en aquel juego de enga帽os sino tambi茅n para los que no pudieron o no quisieron jugar. 

La propuesta desde luego no debe mirar s贸lo al derecho de vivienda, sino a todos los derechos humanos, de quienes est谩n afectadas por una ejecuci贸n hipotecaria y de quienes est谩n libres de esa losa. Una orientaci贸n socialista-estatalista, m谩s c贸moda para las mayor铆as que una posici贸n socialista-libertaria para la que se requiere un arrojo que nuestra generaci贸n no posee, deber铆a exigir soluciones generales de reparto del trabajo; de empoderar a los trabajadores en las grandes empresas para limitar la desigualdad retributiva o la elevada desviaci贸n de beneficios para el capital; de fiscalidad progresiva y combate contra el fraude; de nacionalizaci贸n de las riquezas personales y corporativas acumuladas en las d茅cadas de inconciencia popular; de nacionalizaci贸n de las empresas estrat茅gicas; de nacionalizaci贸n real de las empresas rescatadas con fondos p煤blicos; de b煤squeda colectiva de soluciones para las necesidades de vivienda, sanidad, educaci贸n, seguros; de formaci贸n en valores de austeridad; de verdadera solidaridad con los pueblos empobrecidos por nuestro modo de vida ahora que hemos descubierto lo desagradable que es el empobrecimiento; …















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