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Las comparecencias

OPINI脫N de Ram贸n CotareloPalinuro.-


En Madrid por las se帽aladas fechas nos llueven los discursos solemnes. Hasta el d铆a de los Inocentes llevamos cuatro, unos con m谩s boato y ceremonia que otros, pero todos serios, graves, circunspectos, como corresponde a las duras circunstancias del pa铆s. Madrug贸 la alcaldesa Botella, seguramente por las prisas de alg煤n desplazamiento vacacional. Nos asegur贸 que sent铆a mucho la muerte de las cinco chicas del Madrid-Arena, en la que su gobierno y el de su predecesor tienen una evidente responsabilidad por dejaci贸n o negligencia con resultado de muerte. Lo hizo sentada en un sill贸n con una escenograf铆a t铆pica de La Zarzuela, acorde con los delirios de grandeza de la dama. Por eso hizo bien el Rey en espetarnos sus cavilaciones esta de vez de pie, para no parecer el replicante de la alcaldesa. De pie o sentado, los discursos del Monarca son siempre planos y deliberadamente ambiguos para que nadie se d茅 por aludido. En esta ocasi贸n, adem谩s, se trataba de aludir menos aun, a fin de mantener en discreto olvido el asunto del elefante (y sus concomitancias) y el del dichoso yerno. Luego vino Rajoy e, inmediatamente despu茅s, esta vez s铆, de replicante Rubalcaba. Botella, Juan Carlos I, Rajoy, Rubalcaba. No veo por qu茅 no va a decirnos unas palabritas Ignacio Gonz谩lez, que vuelve C茅sar invicto de la guerra contra los rojos, los m茅dicos, los huelguistas, los sindicalistas y los que no se enteran de la era de fortuna que se abre en Madrid con su audaz privatizaci贸n de la sanidad p煤blica. Es la hora de la oportunidad, la nueva frontera, el negocio y la rebati帽a. Luego se podr谩n ir a jugar las ganancias al gran Saloon de Eurovegas, zona exenta de Espa帽a, como Texas, antes de ser estado de la Uni贸n. Y, ya puestos, por qu茅 no Rouco Varela. Pero no en su medio eclesial sino en una comparecencia general en la TVE. Total, es suya. Y ya va siendo hora de anunciar el comienzo de la prometida reevangelizaci贸n de Espa帽a que, sin duda, comienza con la renovaci贸n del voto de pobreza, con ayuda del gobierno. 

La comparecencia de Rajoy, por todos calificada de previsible, no dej贸 a nadie por mentiroso. Nos ley贸 un mazo de folios (porque le escriben los textos en tama帽o enorme de letra para que pueda leerlos sin dar la impresi贸n de leer) de consideraciones requetesabidas. No quiere dejar nada al azar, no quiere jug谩rsela en una improvisaci贸n. Lleva las explicaciones medidas: la culpa de todo es de la herencia socialista; se ha visto obligado por la realidad y las circunstancias; es conocedor del descontento de la gente pero pide confianza y comprensi贸n; le duele en el alma el destino de los pensionistas, a quienes no pudo subir cuanto hubiera querido; si no se hubieran tomado esas decisiones ahora estar铆amos en quiebra; cree haber sido equitativo en el reparto de las cargas de la crisis; no ve preciso pedir el rescate y no sabe si lo har谩 en el futuro; el futuro a corto pinta azabache aunque quiz谩 en la segunda mitad de 2013 se vea alguna luz. A ese gui贸n m谩s o menos se atuvo en las respuestas a las preguntas de los periodistas, dejando algunas significativas por contestar, como si volver铆a a hacerse la foto frente a la cola del INEM a causa del paro. Del paro en s铆 no habl贸 ni dijo nada concreto acerca de qu茅 medidas lo mitigar铆an o qu茅 otras har谩n que Espa帽a despegue por fin. Se limit贸 a asegurar que las suyas est谩n empezando a dar frutos. Pero no se sabe cu谩les. 

El personaje no entusiasma, ni se esfuerza mucho. Se pueden extraer unas u otras afirmaciones, demostrar que son falsas, enga帽ifas o que, como suele suceder con Rajoy, ocultan aviesas intenciones. Su atribulada preocupaci贸n por los pensionistas es el pre谩mbulo a la nueva reforma de las pensiones que recortar谩 aun m谩s este derecho. O las puras mentiras, como decir que se ha sido equitativo cuando se ha amnistiado a los grandes evasores, no se suben los impuestos a las grandes fortunas ni a las SICAVs, y en cambio se eliminan las subvenciones a la dependencia, se restringe el paro, se reduce la paga de los funcionarios, etc.
Tambi茅n es sencillo se帽alar las mixtificaciones y ocultaciones: la involuci贸n en materia de educaci贸n, de administraci贸n de justicia no se debe a la necesidad de hacer frente a la crisis sino a un proyecto ideol贸gico reaccionario evidente en el hecho de que se consolida la presencia de la religi贸n en la ense帽anza pero no se tocan los privilegios de la iglesia. Lo mismo sucede con el estilo de gobierno. La mayor铆a absoluta parlamentaria ha devaluado por entero la funci贸n de la c谩mara. Es el gobierno quien legisla mediante decreto y el presidente no comparece sino de uvas a peras y su gobierno carece de control parlamentario real. 

Pero lo verdaderamente llamativo de la comparecencia es la clara impresi贸n de que Rajoy no sabe lo que dice (y por eso procura no decir nada concreto) ni lo que hace. Su programa qued贸 incumplido porque se encontr贸 una situaci贸n inesperada, desconocida. Nada permite ahora suponer que conozca mejor la actual. Su gobierno produce la impresi贸n de actuar de modo improvisado y por ocurrencias, la acusaci贸n que 茅l hac铆a al de Zapatero. As铆 lo piensa la mayor铆a de la ciudadan铆a, seg煤n el estudio de Metroscopia para El Pa铆s, el 25% piensa que el Gobierno tiene un plan y sabe a d贸nde va mientras el 65% cree que improvisa sobre la marcha. Pero es una improvisaci贸n casi obligada, vistas las circunstancias, por cuanto el margen de maniobra del gobierno en el contexto europeo, y a pesar de las habituales baladronadas de campanario del presidente, es cero, a merced de las tarascadas de unos mercados err谩ticos que nadie parece querer o poder controlar. La soberan铆a de la gran naci贸n de Rajoy es una filfa. Si Rajoy se refiere vagarosamente a la segunda mitad de 2013 como fecha de recuperaci贸n quiz谩 sea porque en esas fechas habr谩 elecciones legislativas en Alemania, de cuyo resultado depende todo respecto a Espa帽a. 

En el interior, Rajoy se enfrenta a un problema creciente con la demanda soberanista catalana que 茅l mismo empez贸 tildando de algarab铆a y sigue sin entender, como se demuestra con el mantenimiento de la Ley Wert. De todas formas este es el 煤nico aspecto en que parece preparado para hablar con la oposici贸n socialista a la cual ningunea de modo sistem谩tico. Afirma tener una coincidencia completa con Rubalcaba en la oposici贸n al soberanismo catal谩n. A su vez, en su comparecencia, en efecto, Rubalcaba ha subrayado la oposici贸n del PSOE a la independencia de Catalu帽a que comparte con el PP. 

Comparte m谩s cosas y una de ellas, parad贸jicamente, la que menos dice compartir. Afirma Rubalcaba que nunca supusieron en el PSOE que la derecha iba a ser tan agresiva en el gobierno. En otros t茅rminos, le sucede como a Rajoy: no sab铆a lo que le esperaba. En consecuencia, un a帽o perdido para la oposici贸n, tan perdida como el a帽o. Igualmente, tampoco Rubalcaba quiere hablar de lo que no le interesa, en concreto la situaci贸n interna del PSOE, las primarias, la candidatura a la presidencia del gobierno, en definitiva despejar la inc贸gnita del liderazgo. Siendo estos asuntos de gran importancia, aplazarlos otro a帽o sin una garant铆a m铆nima de que no ser谩 tan perdido como el anterior quiz谩 no sea equivalente a jugar con fuego pero s铆 a dejar que este se extinga. 

(La imagen es una es una captura del v铆deo de La Moncloa en el dominio p煤blico).

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