OPINI脫N de Juan Torres L贸pez.-
Un obst谩culo posiblemente insuperable para poder salir de la crisis es el actual estatuto y el modo de actuar de la inmensa mayor铆a de los Bancos centrales. Desde los a帽os ochenta del pasado siglo se fue modificando la naturaleza de casi todos ellos para declararlos independientes del Gobierno (y, en general, de los poderes representativos) y para obligarles a centrar su actividad en la lucha por la estabilidad de los precios. El fundamento de ese “encargo” era puramente ideol贸gico, puesto que no hab铆a evidencia solvente alguna (como comentar茅 enseguida) que permitiera afirmar que eso ser铆a bueno para las econom铆as. Su prop贸sito real no era otro que favorecer a煤n m谩s a los grandes propietarios de capital. Para justificarlo se dec铆a que los Gobiernos buscan el voto y que para ello aumentan irresponsablemente el gasto p煤blico, provocando deuda e inflaci贸n, mientras que unos Bancos centrales independientes de esa veleidad pol铆tica podr铆an evitar que los precios se disparasen, manteniendo una severa disciplina monetaria que solo as铆 se podr铆a imponer.
Adem谩s, se aseguraba que un Banco central independiente tendr铆a mucha m谩s credibilidad y que eso, entre otras cosas, evitar铆a que los sujetos econ贸micos elaborasen expectativas erradas que al final podr铆an anular la eficacia de las pol铆ticas econ贸micas. Y los defensores m谩s monetaristas de la independencia y la estabilidad de los precios declaraban que si se consegu铆a esta 煤ltima se asegurar铆a tambi茅n la deseada estabilidad financiera, la que tiene que ver con los flujos de cr茅dito que satisfacen las necesidades de financiaci贸n de empresas y consumidores.
Sin embargo, la realidad de los hechos ha sido otra completamente distinta a la prevista por los defensores de los Bancos centrales independientes.
La estabilidad de los precios se ha conseguido en gran medida pero antes de que los Bancos fueran independientes y actuaran como tales, y los estudios emp铆ricos muestran que si bien puede detectarse una cierta relaci贸n negativa entre independencia y nivel de inflaci贸n, no se puede asegurar que la primera sea la causa que la segunda, ni tampoco que la independencia produzca autom谩ticamente una disminuci贸n de los 铆ndices de precios.
Adem谩s, no se puede olvidar que si bien la etapa de independencia de los Bancos centrales ha estado asociada a baja inflaci贸n (aunque no necesariamente por su causa, como acabo de se帽alar), 茅sta 煤ltima se ha manifestado en algunos 铆ndices de precios pero no en los relativos a bienes que son determinantes de lo que ocurre en la econom铆a, como la vivienda.
Tampoco ha resultado cierto que la estabilidad en los precios haya llevado consigo la estabilidad financiera, como hab铆an pronosticado los defensores de establecer este objetivo como esencial o 煤nico de los Bancos centrales. Todo lo contrario. La etapa de Bancos centrales independientes est谩 igualmente asociada al mayor n煤mero de crisis y perturbaciones financieras de toda la historia. Y eso ha sido as铆 porque la estabilidad de los precios mediante las pol铆ticas monetarias restrictivas de los Bancos centrales resultaron ser, primero, una bicoca para los propietarios de capital financiero (cuanto m谩s altos son los tipos de inter茅s con la excusa de controlar los precios, mayor rentabilidad reciben). La alta remuneraci贸n al capital financiero absorbi贸 una ingente cantidad de recursos que dej贸 de ir a la actividad productiva. Y m谩s tarde, cuando la estabilidad se consigui贸 y los tipos se relajaron, la pol铆tica monetaria relajada de los Bancos centrales favoreci贸 un ingente incremento del cr茅dito, que se uni贸 a esa enorme masa capital financiero provocando burbujas en diferentes 谩mbitos hasta que estall贸 en la crisis que estamos viviendo.
Lo que ha ocurrido ha sido algo que la ceguera ideol贸gica y la servidumbre hacia los intereses privados con la que act煤an los Bancos centrales les impidi贸 lo evidente: de nada sirve que los Bancos centrales sometan a una severa disciplina la circulaci贸n del dinero que ellos crean (que es una m铆nima parte del total del dinero que circula) si incentivan el crecimiento del dinero que crea la Banca privada.
Como hemos explicado Vicen莽 Navarro y yo en ‘Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero’, la Banca privada crea mediante la deuda el 95% del dinero circulante, y lo que ha sucedido es que con la excusa de controlar el crecimiento del 5%, los Bancos centrales han permitido que explote el que ha llegado a ser el 95%. Algo que, l贸gicamente no ha sucedido por casualidad puesto que ha supuesto un enriquecimiento extraordinario de la Banca privada.
Ahora bien. La paradoja es que permitiendo que se genere tanta deuda privada y a帽adiendo a eso que el salvamento que han realizado de los Bancos privados ha sido a costa de aumentar sus balances en unos nueve billones de d贸lares, lo que puede ocurrir es que la propia pol铆tica estabilizadora de los Bancos centrales haya creado la bomba de una hiperinflaci贸n futura (y, desde luego, de la nueva crisis financiera que veremos m谩s pronto que tarde).
Y adem谩s de eso, la obsesi贸n estabilizadora de los Bancos centrales ha supuesto un obst谩culo constante para que los gobiernos pudieran poner en marcha pol铆ticas de creaci贸n de empleo, algo que, por cierto, tambi茅n ven铆a muy bien a los grandes capitales, porque con niveles de paro elevados se pueden conseguir m谩s f谩cilmente condiciones laborales favorables frente a los trabajadores.
Adicionalmente, en algunos Bancos centrales independientes (como el europeo) se impuso tambi茅n el criterio de que no podr铆an financiar a los gobiernos, oblig谩ndoles a financiarse por la Banca privada a intereses, l贸gicamente mucho m谩s elevados.
Y, para colmo, los Bancos centrales independientes, que se supon铆a que iban a ser un ejemplo de credibilidad y de buen hacer, han resultado ser unos vigilantes desastrosos, cuando no corruptos, que han mirado a otro lado cuando se han estado produciendo los desmanes en el sistema financiero. Los inspectores del Banco de Espa帽a han denunciado en diversas ocasiones la pasividad de los directivos y en otros pa铆ses se ha podido comprobar igualmente que hicieron o铆dos sordos a las denuncias de las irregularidades que han provocado la crisis.
Los resultados de todo esto est谩n siendo fatales: la estabilidad de precios, que se estaba consiguiendo o se hab铆a conseguido sin necesidad de la independencia, ha pasado a ser utilizada como coartada para imponer pol铆ticas monetarias contra el empleo, muy rentables para el capital financiero m谩s improductivo pero generadoras de burbujas, de inestabilidad financiera y de una expansi贸n terrible de la deuda privada, y all铆 donde los Bancos centrales dejaron de financiar a los gobiernos, tambi茅n de una gran deuda p煤blica. Adem谩s de permitir la comisi贸n de docenas de fraudes bancarios y enga帽os de todo tipo.
Y todo ello por no hablar del d茅ficit peligroso que supone que algo de tanto inter茅s p煤blico como el dinero y la financiaci贸n de la econom铆a se gobierne justamente al margen de las preferencias del p煤blico.
Es muy dif铆cil, por no decir imposible, que se pueda salir de la crisis con un instrumento tan esencial como los Bancos centrales viciados y desnaturalizados tan solo para favorecer al capital bancario y financiero y que frena constantemente las pol铆ticas
Algunos gobiernos empiezan a ser conscientes de ello y toman medidas que deber铆an servir de ejemplo. El 煤ltimo ha sido el de Jap贸n, que se dispone a intervenir modificando el estatuto y la naturaleza del Banco central para que abandone el objetivo exclusivo de la inflaci贸n, para que financie inmediatamente al Gobierno comprando t铆tulos y para que aporte m谩s liquidez a una econom铆a que se encuentra, en gran parte por culpa de la pol铆tica del Banco central, en situaci贸n deflacionaria.
Si hay un lugar en donde eso ser铆a incluso a煤n m谩s necesario es la Uni贸n Europea. Si no se interviene y se modifican pronto las funciones y el modo de actuar del Banco Central Europeo es seguro que nos quedan por delante muchos a帽os de zozobra y padecimientos.
Un obst谩culo posiblemente insuperable para poder salir de la crisis es el actual estatuto y el modo de actuar de la inmensa mayor铆a de los Bancos centrales. Desde los a帽os ochenta del pasado siglo se fue modificando la naturaleza de casi todos ellos para declararlos independientes del Gobierno (y, en general, de los poderes representativos) y para obligarles a centrar su actividad en la lucha por la estabilidad de los precios. El fundamento de ese “encargo” era puramente ideol贸gico, puesto que no hab铆a evidencia solvente alguna (como comentar茅 enseguida) que permitiera afirmar que eso ser铆a bueno para las econom铆as. Su prop贸sito real no era otro que favorecer a煤n m谩s a los grandes propietarios de capital. Para justificarlo se dec铆a que los Gobiernos buscan el voto y que para ello aumentan irresponsablemente el gasto p煤blico, provocando deuda e inflaci贸n, mientras que unos Bancos centrales independientes de esa veleidad pol铆tica podr铆an evitar que los precios se disparasen, manteniendo una severa disciplina monetaria que solo as铆 se podr铆a imponer.
Adem谩s, se aseguraba que un Banco central independiente tendr铆a mucha m谩s credibilidad y que eso, entre otras cosas, evitar铆a que los sujetos econ贸micos elaborasen expectativas erradas que al final podr铆an anular la eficacia de las pol铆ticas econ贸micas. Y los defensores m谩s monetaristas de la independencia y la estabilidad de los precios declaraban que si se consegu铆a esta 煤ltima se asegurar铆a tambi茅n la deseada estabilidad financiera, la que tiene que ver con los flujos de cr茅dito que satisfacen las necesidades de financiaci贸n de empresas y consumidores.
Sin embargo, la realidad de los hechos ha sido otra completamente distinta a la prevista por los defensores de los Bancos centrales independientes.
La estabilidad de los precios se ha conseguido en gran medida pero antes de que los Bancos fueran independientes y actuaran como tales, y los estudios emp铆ricos muestran que si bien puede detectarse una cierta relaci贸n negativa entre independencia y nivel de inflaci贸n, no se puede asegurar que la primera sea la causa que la segunda, ni tampoco que la independencia produzca autom谩ticamente una disminuci贸n de los 铆ndices de precios.
Adem谩s, no se puede olvidar que si bien la etapa de independencia de los Bancos centrales ha estado asociada a baja inflaci贸n (aunque no necesariamente por su causa, como acabo de se帽alar), 茅sta 煤ltima se ha manifestado en algunos 铆ndices de precios pero no en los relativos a bienes que son determinantes de lo que ocurre en la econom铆a, como la vivienda.
Tampoco ha resultado cierto que la estabilidad en los precios haya llevado consigo la estabilidad financiera, como hab铆an pronosticado los defensores de establecer este objetivo como esencial o 煤nico de los Bancos centrales. Todo lo contrario. La etapa de Bancos centrales independientes est谩 igualmente asociada al mayor n煤mero de crisis y perturbaciones financieras de toda la historia. Y eso ha sido as铆 porque la estabilidad de los precios mediante las pol铆ticas monetarias restrictivas de los Bancos centrales resultaron ser, primero, una bicoca para los propietarios de capital financiero (cuanto m谩s altos son los tipos de inter茅s con la excusa de controlar los precios, mayor rentabilidad reciben). La alta remuneraci贸n al capital financiero absorbi贸 una ingente cantidad de recursos que dej贸 de ir a la actividad productiva. Y m谩s tarde, cuando la estabilidad se consigui贸 y los tipos se relajaron, la pol铆tica monetaria relajada de los Bancos centrales favoreci贸 un ingente incremento del cr茅dito, que se uni贸 a esa enorme masa capital financiero provocando burbujas en diferentes 谩mbitos hasta que estall贸 en la crisis que estamos viviendo.
Lo que ha ocurrido ha sido algo que la ceguera ideol贸gica y la servidumbre hacia los intereses privados con la que act煤an los Bancos centrales les impidi贸 lo evidente: de nada sirve que los Bancos centrales sometan a una severa disciplina la circulaci贸n del dinero que ellos crean (que es una m铆nima parte del total del dinero que circula) si incentivan el crecimiento del dinero que crea la Banca privada.
Como hemos explicado Vicen莽 Navarro y yo en ‘Los amos del mundo. Las armas del terrorismo financiero’, la Banca privada crea mediante la deuda el 95% del dinero circulante, y lo que ha sucedido es que con la excusa de controlar el crecimiento del 5%, los Bancos centrales han permitido que explote el que ha llegado a ser el 95%. Algo que, l贸gicamente no ha sucedido por casualidad puesto que ha supuesto un enriquecimiento extraordinario de la Banca privada.
Ahora bien. La paradoja es que permitiendo que se genere tanta deuda privada y a帽adiendo a eso que el salvamento que han realizado de los Bancos privados ha sido a costa de aumentar sus balances en unos nueve billones de d贸lares, lo que puede ocurrir es que la propia pol铆tica estabilizadora de los Bancos centrales haya creado la bomba de una hiperinflaci贸n futura (y, desde luego, de la nueva crisis financiera que veremos m谩s pronto que tarde).
Y adem谩s de eso, la obsesi贸n estabilizadora de los Bancos centrales ha supuesto un obst谩culo constante para que los gobiernos pudieran poner en marcha pol铆ticas de creaci贸n de empleo, algo que, por cierto, tambi茅n ven铆a muy bien a los grandes capitales, porque con niveles de paro elevados se pueden conseguir m谩s f谩cilmente condiciones laborales favorables frente a los trabajadores.
Adicionalmente, en algunos Bancos centrales independientes (como el europeo) se impuso tambi茅n el criterio de que no podr铆an financiar a los gobiernos, oblig谩ndoles a financiarse por la Banca privada a intereses, l贸gicamente mucho m谩s elevados.
Y, para colmo, los Bancos centrales independientes, que se supon铆a que iban a ser un ejemplo de credibilidad y de buen hacer, han resultado ser unos vigilantes desastrosos, cuando no corruptos, que han mirado a otro lado cuando se han estado produciendo los desmanes en el sistema financiero. Los inspectores del Banco de Espa帽a han denunciado en diversas ocasiones la pasividad de los directivos y en otros pa铆ses se ha podido comprobar igualmente que hicieron o铆dos sordos a las denuncias de las irregularidades que han provocado la crisis.
Los resultados de todo esto est谩n siendo fatales: la estabilidad de precios, que se estaba consiguiendo o se hab铆a conseguido sin necesidad de la independencia, ha pasado a ser utilizada como coartada para imponer pol铆ticas monetarias contra el empleo, muy rentables para el capital financiero m谩s improductivo pero generadoras de burbujas, de inestabilidad financiera y de una expansi贸n terrible de la deuda privada, y all铆 donde los Bancos centrales dejaron de financiar a los gobiernos, tambi茅n de una gran deuda p煤blica. Adem谩s de permitir la comisi贸n de docenas de fraudes bancarios y enga帽os de todo tipo.
Y todo ello por no hablar del d茅ficit peligroso que supone que algo de tanto inter茅s p煤blico como el dinero y la financiaci贸n de la econom铆a se gobierne justamente al margen de las preferencias del p煤blico.
Es muy dif铆cil, por no decir imposible, que se pueda salir de la crisis con un instrumento tan esencial como los Bancos centrales viciados y desnaturalizados tan solo para favorecer al capital bancario y financiero y que frena constantemente las pol铆ticas
Algunos gobiernos empiezan a ser conscientes de ello y toman medidas que deber铆an servir de ejemplo. El 煤ltimo ha sido el de Jap贸n, que se dispone a intervenir modificando el estatuto y la naturaleza del Banco central para que abandone el objetivo exclusivo de la inflaci贸n, para que financie inmediatamente al Gobierno comprando t铆tulos y para que aporte m谩s liquidez a una econom铆a que se encuentra, en gran parte por culpa de la pol铆tica del Banco central, en situaci贸n deflacionaria.
Si hay un lugar en donde eso ser铆a incluso a煤n m谩s necesario es la Uni贸n Europea. Si no se interviene y se modifican pronto las funciones y el modo de actuar del Banco Central Europeo es seguro que nos quedan por delante muchos a帽os de zozobra y padecimientos.